Literautas - Tu escuela de escritura

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Situación desesperada - por Jose LuisR.

Atado a una silla, testigo involuntario de la locura, el corazón de Gualterio latía a mil. No era para menos, con aquel orate dando vueltas por la oficina, cuchillo en mano, amenazando con matarlo en cuanto quisiera. Lo demostró hiriendo al enfermero, quien en esos momentos yacía a sus pies, inconsciente. Respiraba débilmente, pero la mancha de sangre que rodeaba su cabeza era cada vez mayor. El reloj corría en contra de ambos, pero especialmente para Gualterio: en cualquier instante aparecerían su hermana y su sobrina pequeña para llevarlo a casa, porque así habían quedado.

Gualterio había tenido un día apacible en la estación de servicio. Se torció poco antes de echar el cierre, cuando llegó una furgoneta con el lema de un hospital dibujado en los costados. El conductor, con pinta de celador o enfermero, se bajó para repostar. Casi inmediatamente, otra persona salió por la puerta trasera del vehículo en actitud sigilosa, aunque nada hizo sospechar al gasolinero, quien estaba más pendiente del que llegó primero. Aquella segunda persona se acercó al conductor por detrás y lo agarró para, en un rápido movimiento, estamparlo contra la furgoneta. Gualterio reaccionó para socorrerlo, pero el agresor le estaba esperando. Hábilmente, el tipo lanzó al empleado de la gasolinera contra el vehículo, y Gualterio quedó también inconsciente sobre el suelo de cemento.

Cuando abrió los ojos, alguien le susurraba al oído. Aunque Gualterio tardó unos segundos en recordar lo que había sucedido, a petición del enfermero, quien dijo llamarse Jorge, le mencionó su nombre. El enfermero rogó a Gualterio que mantuviese la calma, que aquel lío se solucionaría. Sentados en sillas, ambos se hallaban presos en la oficina de la gasolinera, con las manos atadas por detrás mediante cinta de embalar. El secuestrador estaba de espaldas a ellos, dialogando consigo mismo en acalorado debate: era como si dos personas completamente distintas convivieran en el mismo cuerpo.

—El señor Lucas normalmente es inofensivo, pero sufre un trastorno de doble personalidad —susurró Jorge—. No me quedan sedantes inyectables, pero si toma dos pastillas volverá a su verdadero ser inmediatamente.

Jorge forcejeó y consiguió escapar de la silla, al tiempo que sacaba las pastillas de un bolsillo.

—¡Suéltame! Entre los dos podremos reducirlo —exigió Gualterio, pero Jorge dijo que no había tiempo. «¡Imbécil!», pensó, intentando liberarse por sí mismo.

Con precaución, porque estaba armado con un cuchillo, Jorge se acercó al orate con buenas intenciones, buscando convencerlo para que se tomase la medicación. Pero el enfermo cortó el diálogo propinando un tremendo golpe a la cabeza de Jorge, usando el mango del cuchillo. Luego, tiró las pastillas.

—¡Las necesitamos! —gritó la parte bondadosa del loco, con voz atiplada. A esas alturas, Gualterio ya había aprendido a distinguir las dos partes del señor Lucas, quienes discutían constantemente.

—¡Nos sedaron para encerrarnos! ¡Nos he salvado! —exclamó la parte malvada, que usaba una voz más grave.

—Debemos ir al hospital.

—¡Mataré a los testigos, y luego huiremos!

—Deja en paz a los inocentes.

—¿Por qué siempre me frenas?…

Gualterio sintió pánico a ser descubierto mientras trataba de zafarse. El señor Lucas no dejaba de ir y venir: primero le ponía el cuchillo en la cara y luego se retiraba. La lucha interna era feroz. Para Gualterio, que no tenía ni idea acerca de enfermedades mentales, la cosa era muy sencilla: si ganaba la parte mala, todos lo llevarían claro: Jorge, él mismo, y hasta su familia, que estaba por presentarse en cualquier minuto. Y eso no podía permitirlo bajo ninguna circunstancia…

Gualterio pudo soltarse y buscó con la mirada las pastillas, ubicadas al pie de un armario cercano. Afortunadamente, el momento de actuar llegó, porque el señor Lucas se deshizo tontamente del cuchillo, lanzándolo fuerte contra una pared. Resuelto, como un valiente, Gualterio recogió las pastillas y se abalanzó sobre el loco, a quien pilló completamente por sorpresa.

—¡Tómate la medicación, so bastardo! —gritó Gualterio, mientras forcejeaban.

A la fuerza, Gualterio introdujo las pastillas en la boca del señor Lucas y lo obligó a tragárselas sin agua, ni nada. Luego se hizo a un lado y aguardó, expectante, el resultado. ¿Volvería el loco, como explicó Jorge, a su verdadero ser?

El señor Lucas se levantó y se sacudió la suciedad de la ropa. Sonreía.

—Gracias por librarme de ese pesado con voz de pito…

Al gasolinero se le heló la sangre: reconoció aquella voz grave.

El orate arrancó el cuchillo de la pared y, mostrándoselo desafiante a Gualterio, dijo, en tono de burla:

—¿Por dónde íbamos?

Comentarios (20):

Noemi

17/11/2017 a las 20:06

Hola Jose Luis!
Muy bien desarrollado el suspenso y sostenida la tensión.Brillante final ¡te felicito! Espero que sigamos leyéndonos.¡Hasta la próxima!

Gail

18/11/2017 a las 00:44

Hola José Luis 🙂
Me ha gustado mucho, me dejas con la intriga, quiero saber más.
Me gusta como vas soltando la información de a poco, así uno puede hacese conjeturas.
Oh, me sorprendiste con el último giro,de verdad me gustó.

Por si gustas, mi relato está encimita tuyo.

Saludos <3

Hilda G.M.

18/11/2017 a las 09:12

Hola, José Luis.
Me pareció muy buena tu historia, sobre todo el final. Seguramente influyó el haber tomado los medicamentos sin agua 😉 Felicidades.

Juana Medina

18/11/2017 a las 19:05

Hola José Luis,
Aquí, agradeciendo y devolviendo tu visita.
El suspenso es impecable y la vuelta de tuerca del final, excelente.
Me ha gustado muchísimo. Estoy pasando unos sustos en las gasolineras de mis compañeros… Se ve que son lugares para meter miedo.
Un abrazo

Laura

18/11/2017 a las 21:51

Hola José Luis.
Soy Laura del 53.
Me ha impactado el final del relato. Me has dejado de una pieza con él.
Felicitaciones.
Hasta la próxima propuesta

isan

19/11/2017 a las 14:36

Hola José Luís:
Has sabido darle una buena dosis de intriga y terror al relato. No como el mío, ciertamente. Cuando parecía que se iba a solucionar, viene el final sorprendente. Quizás no me cuadra mucho que el enfermero dijera que las pastillas eran la solución, pero resultan mortales, parece ser.
La actitud del enfermero o celador me parece inexplicable e incomprensible, no me extraña que le llamara imbécil. Este pasaje me ha hecho imaginar escenarios que luego no se han dado. Por eso creo que, tal vez, habría que exponerlo de otra forma para justificar que no le soltara y que se enfrentara solo al paciente.
En resumen, muy entretenido el relato. Buen trabajo.
Saludos.

Sabina Duque

19/11/2017 a las 17:31

Hola Jose Luis.
Tu relato me ha gustado mucho.
Ese ingrediente de las dos fuerzas que gobiernan a los humanos, y que luchan entre sí por imponerse sobre la otra; me parece una trama muy interesante.
Me encantó el nombre, Gualterio.
Un relato claro, entretenido y sorprendente.
Felicitaciones.

Soy Sabina Duque 34
Nos vemos en escena.

María Jesús

19/11/2017 a las 19:18

Hola Jose Luis: Me ha parecido muy buen relato el tuyo. Te mantiene en vilo y estás esperando con ganas el desenlace, que por cierto, pinta fatal para el pobre Gualterio. Felicidades.

María Kersimon

19/11/2017 a las 23:41

Hola, José Luis,
Otra vez las dicotomías que te son caras. Logras expresar muy bien estos diálogos internas de las personas. Recuerdo un texto en el que se enfrentaban José y Luis…¿Cierto?
El ritmo es trepidante. Vas y vienes en los tempos y describes la acción como si de un pugilato se tratara, a pinceladas rápidas y multidireccionales, lo que a veces obliga a prestar muchísima atención para seguir el hilo. Cuando hablas del cuchillo, no me quedó claro enseguida quien lo llevaba; parecía que era el enfermero; luego más bien me pareció que era el enfermo.
Una excelente vuelta de tuerca como desenlace, que deja presagiar lo peor.
Te felicito por este relato tan original, bien pensado y diseñado, con una agilidad y un suspense notables.
Saludos. Nos leemos.

Thomas Carnacki

20/11/2017 a las 02:01

Hola, Jose Luis.

¡Puff! Tremendo relato nos has dejado. Todo ese clima convulso, las descripciones minuciosas de cada escena, la forma en que dices las cosas, el final (trágico para el empleado) irónico y no menos hilarante… en fin, todo el conjunto, nos dieron un relato “redondo”, con todas las letras. Así da gusto leer. Como lector, mis felicitaciones por tamaña historia. Estás en tu salsa. Espero que sigas así de bien 😉

Mis saludos, hasta la próxima.

¡Nos estamos leyendo!

violeta

20/11/2017 a las 11:16

Hola José Luis:
Gracias por pasarte por mi relato y comentar.
El tuyo me ha gustado mucho. Se lee con fluidez y mantienes la intriga hasta el último momento con un final abierto. Felicidades

Yoli

20/11/2017 a las 11:37

Hola, José Luis.
Me ha gustado tu relato, mantienes la tensión en todo momento. ¡Menudo final!, no me lo esperaba, pensé que se volveria “bueno”. Lucas me ha recordado un poco a Gollum, a del “Señor de los anillos”
Si quieres leer el mío, soy el 171.
Saludos.

Javier López

20/11/2017 a las 13:20

Hola, Jose Luis.
Coincido con varios compañeros. Con Isan en que el enfermero roza lo anormal, XD. ¿Se equivoca de pastillas?… Aunque como personaje secundario para ceder protagonismo a Gualterio (pedazo nombre) esta muy logrado.
Con Maria Kersimon en que también he recordado la dicotómía de Jose y Luis.
Con Yoli, en que constantemente he visualizado a Smeagol y Gollum en la piel de Lucas.
Y con casi todos los demás en que has logrado un relato intenso y perfectamente hilado.
Quizá alguna frase que hay que leer un par de veces para encontrar el personaje al que se refiere, pero nada que desluzca el resultado.
Un placer de lectura.
Un saludo.
Nos leemos.

charola

20/11/2017 a las 20:53

Buen trabajo José Luis.

Un final malo para Gualterio, para el enfermero, incluso para la familia de Gualterio. ¿De dónde sacaste el nombre de Gualterio? Ja.

Felicitaciones. Si hay fallos pasaron desapercibidos. Gocé tu texto.

Un abrazo.

Earendil

20/11/2017 a las 22:35

Hola, Jose Luis.
Aquí estoy, devolviéndote la visita.
Después de todo lo que te han dicho, ya poco puedo añadir. Me gustan esta clase de relatos, ya sabes, que dejan un final abierto, y si es dramático, mejor. Coincido con Javier López en todas las apreciaciones anteriores, ha hecho un compendio de impresiones que me ha ahorrado el trabajo.
Excelente y entretenido relato.
Enhorabuena por tu trabajo.
Un saludo.

Jose Ramón Campoamor

21/11/2017 a las 10:58

Muy bueno y dinámico tu relato. Has resuelto muy bien la escena, desde el principio hasta el final con un doble punto de inflexión digno de las historias de suspense. Has conseguido ir acaparando la atención del lector. A ver si con la práctica consigo resultados parecidos. Enhorabuena.

Osvaldo Vela

21/11/2017 a las 14:58

Hola José Luis, que gran relato has logrado. En él, sumerges al lector en las profundidades de una mente perturbada por los lados opuestos de su personalidad.

Yo, al menos, estaba pendiente y deseoso de saber como se salvaría Gualterio, pero que forma de darle la vuelta al relato: Excelso.

Te felicito, no solo gocé la historia, sino también, la diversidad de comentarios que has recibido: enseñan. Nos seguimos leyendo

Evelyn

24/11/2017 a las 12:28

No merecemos que nos dejes así, ¡sin saber que le va a pasar al pobre Gualterio! Tendrás que escribir la segunda parte, jajaja.

Me encanta el final y las ganas que dejas en el lector de saber cómo terminará esta faena, la incertidumbre, y las muchas posibilidades que te cruzan por la mente como estrellas fugaces, sin duda es a mi gusto, lo mejor del relato.

Felicidades.

Si quieres pasarte por mi cuento, este mes soy la 96.

Un abrazo,
Evelyn.

Yoli L.

27/11/2017 a las 21:44

Hola José Luis

Entretenido relato, con un final que da para más y deja al lector pensando.

Entre los mejorables, aunque me gusta el nombre tan original de Gualterio , lo has puesto 16 veces en un relato tan corto , y hasta 3 en un mismo párrafo, algunos no son necesarios y se podrían eliminar ya que se entiende a quien se refiere.

Buen trabajo, por si me quieres visitar estoy #169 ¿Pesadilla o realidad? https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8779

Nos leemos

(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

José Torma

27/11/2017 a las 22:44

¿Qué tal tocayo?

Me ha gustado mucho el ritmo, tanto que no me detuve a ver si había alguna falta. Ese dialogo estremecedor entre las dos personalidades y la información de las pastillas proporcionada por el enfermero, nos hacía suponer un final más tradicional.

Muchas felicidades, has logrado un muy buen relato.

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