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Cambio de surtidor - por Miriam TorresR.
Web: https://historiasdethaisite.wordpress.com/
Sus largos dedos tamborilean sobre el volante y tararea la melodía que suena en la radio, de la que no conoce ni el título ni el intérprete. Los faros delanteros son la única iluminación que tiene la vía de servicio por la que circula. Conduce tranquilo y sin prisa por llegar a su próximo destino. Desvía la mirada al indicador y echa un vistazo al mapa que tiene desplegado en el asiento del copiloto. La gasolinera más cercana se encuentra a menos de media hora, en mitad de un campo de tierra al lado de la carretera, y aparca junto al surtidor. Apaga el motor y vacila antes de abrir la guantera, sacar efectivo de la cartera y salir del coche. Hace frío. Se sube la cremallera del abrigo hasta el cuello y se mete las manos en los bolsillos mientras camina hacia el autoservicio.
Una joven se asoma por la ventana y le hace un gesto, el depósito está activado. Le levanta el pulgar y vuelve sobre sus pasos, con llenarlo a la mitad bastará. Mira el marcador de los litros al tiempo que le castañetean los dientes. Cuando cruce la frontera irá a un lugar más cálido, por ejemplo California. Terminado el repostaje camina hacia el establecimiento. La cajera, rubia de ojos verdes y pecoso rostro infantil, lo saluda con amabilidad y una amplia sonrisa. Está convencido de que no recibe muchas visitas pero no quiere entablar conversación, se lleva la mano al bolsillo del abrigo y le extiende un billete. Ella abre la caja registradora para devolverle el cambio y cuenta con minuciosidad las monedas, que caen al suelo ante el sobresalto de verse apuntada con una pistola a escasos centímetros de su cabeza.
Gimotea con las manos levantadas y está a punto de suplicar cuando Jim la ordena que deje todo el dinero encima del mostrador sin hacer tonterías. Está demasiado asustada como para resistirse y saca el contenido de la caja registradora, con lentitud forzada. Cree que así podrá ganar tiempo mientras su cerebro funciona a mil revoluciones por segundo, pero su plan no funcionará con Jim, un hombre tan paciente que observa a sus víctimas durante semanas antes de dar el golpe. Sin embargo, ocurre algo que no estaba previsto. El montón de monedas vibra sobre el mostrador y las observa sin dar crédito a lo que ven sus ojos. Todo tiembla a su alrededor. Las botellas de licor chocan entre sí entre violentos vaivenes, las estanterías se desplazan con el movimiento del suelo y los objetos que descansan sobre ellas caen. Se gira para mirar a la chica y comprueba que se ha marchado. Sale a buscarla y descubre que, además, se ha llevado su coche. El techo se agrieta y las latas de conservas ruedan por el suelo sin rumbo. Consigue refugiarse dentro de un armario que encuentra al final del pasillo antes de que se desprendan los primeros cascotes. Todo se resquebraja a su alrededor, al igual que sus expectativas de futuro. Todo se ha ido a la mierda en cuestión de segundos y ahora su principal preocupación es escapar. Esa niña con cara de mosquita muerta lo ha jodido, pero bien.
Los temblores cesan y entreabre la puerta del armario, contempla el movimiento de un fluorescente que oscila sobre su cabeza y chirría. Los daños son considerables. Decide salir del armario tras comprobar que todo está en calma y camina decidido hacia la puerta, hasta que una luz cegadora que proviene del exterior lo hace volver sobre sus pasos y esconderse detrás de una estantería que sigue en pie. Espera con la respiración contenida mientras retira el seguro de la pistola, y escucha como algo emite unos gruñidos roncos y se arrastra, una criatura sin forma que repta entre los cascotes con agilidad y se dirige hacia él. Lo primero que se le pasa por la cabeza es disparar pero descarta la idea y opta por darse la vuelta por el pasillo contrario para evitar encontrarse con esa cosa horrible. Sin embargo, otra de ellas trepa por la estantería y la dispara. Lejos de derribarla, herirla o espantarla, la enfurece; y de su masa viscosa emergen dos grandes tentáculos que lo agarran por el cuello y lo acercan a un gran agujero negro lleno de dientes afilados. Jim forcejea para liberarse de su agarre pero su compañera se acerca por detrás y se enrosca a la altura de su pecho, hasta que cae desplomado a consecuencia de la asfixia.
Comentarios (6):
Jerónimo Guillén
19/11/2017 a las 18:20
Un giro inesperado. Lo terrorífico siempre está por llegar. Me ha gustado tu relato.
Estoy en el 79 por si te apetece leerlo.
Saludos!
ortzaize
20/11/2017 a las 16:33
que historis mas original, parecia trankilita, y mira como termina.
bueno seguimos leyendo, saluditos.
Alma Rural
20/11/2017 a las 22:01
¡Muy bueno, Miriam!
Tu relato se parece a una montaña rusa. Cambia de dirección de una línea a otra, sin darnos tiempo a respirar. Nos llevas de una situación corriente a un posible atraco, de lo que parece un terremoto hasta llegar a unos extraterrestres…
En cuanto a la estructura y forma del texto, no tengo nada que decirte salvo que la veo perfecto. No quitaría ni añadiría nada. El texto se lee del tirón, con agilidad y con gusto.
Lo dicho, Miriam, me ha encantado.
Un beso, compañera.
Arge Galván De Mesa
21/11/2017 a las 03:46
Has logrado atraer mi atención por la forma como desarrollas las acciones. En la medida que se avanza en la lectura del relato se siente la necesidad de continuar leyendo porque el contenido lo desarrollas con hábil correspondencia entre las escenas, sus acciones y las palabras que las describen. Es un contenido a mi juicio muy original que te atrapa y te sorprende.
Felicitaciones!
Se puede copiar algo de ti.
Pasate por el 92. Te espero
M.L.Plaza
22/11/2017 a las 15:07
Hola Miriam.
Has escrito un texto muy original, que ni idea de a qué genero pertenece:policiaco, ciencia ficción. Pero creo que en la mezcla que has hecho está lo mejor.
A mí tu personaje me ha gustado, no me parece que merezca morir.
Saludos
Lunaclara
23/11/2017 a las 20:51
Guau, Miriam, qué buen relato el tuyo. Lo he leído de un tirón. Está muy bien escrito, y los giros inesperados, aunque llegan un poco tarde, son geniales, atrapan al lector y hacen que siga leyendo.
Echo en falta diálogos.
Enhorabuena!!