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EL LEGADO DE FRANZ - por Juana Medina
Web: http://www.juanamedinaficcion.blogspot.com
Viktor va a sentarse en su viejo sillón con una sonrisa socarrona entre los labios. Pone la llave del armario bajo el almohadón. Está seguro de haber tenido una brillante idea. No va a permitir que su nieto Gregorio se salga con la suya. Franz fue su amigo en aquellos viejos tiempos de su Praga natal, y él no está dispuesto a traicionarlo.
Respira con dificultad. Cualquier esfuerzo, cualquier ansiedad, lo dejan agotado. Sabe que le queda poco tiempo, pero no va a ceder.
Voces. La puerta de entrada se cierra, la luz del corredor se enciende.
Algo estremecido pero alerta, resuelve hacerse el dormido. Quiere saber qué hablan su hija y su nieto.
―Deja a tu abuelo tranquilo, por favor. No lo mortifiques más. Ya ha sufrido mucho. ¿Qué apuro hay?
―No es personal. Él cree que quiero sacar provecho. Eso me da rabia. Pero el Museo de Kafka en Praga está esperando nuestras noticias. Esto es algo grande a lo que el mundo entero tiene derecho, ¿no te parece?
―Te conozco y sé que no es interés económico, pero hay otro tipo de interés, creo. Todavía no es tuyo, ¿por qué hablar tan pronto de algo que no te pertenece?
―Entonces, ¿no vas a ayudarme a convencerlo?
La madre se encoge de hombros sin responder, y va a la cocina a preparar la comida.
―Abuelo, ¿podemos hablar?
―Te escucho.
―Yo sé que Franz fue tu amigo del alma y que las cartas que te escribió desde Austria responden a eso; pero hoy, tu amigo Franz es Kafka, uno de los más grandes escritores de nuestro tiempo. Pertenece al mundo. No hay por qué privar a la humanidad de un material tan rico que serviría para aclarar muchas cosas de su biografía, además del valor literario intrínseco.
―Trato de enseñarte a comportarte, pero parece que tu cabeza es mucho más dura de lo esperable. Te lo dije, son cartas personales. Franz me confío algunas cosas muy privadas relativas a sus sentimientos por Milena. Ahora te pregunto, ¿venderías o dejarías exponer lo que tu mejor amigo te confía, sólo porque es famoso?
―¡Pero hay límites para todo!
―¡Mira quién habla!
―¡Ninguno vive ya! ¿Qué mal puede hacerle a sus cenizas que se conozcan los sentimientos relativos a una mujer que todos sabemos que amó?
―Y si todos lo saben, ¿por qué necesitan chismear? ¿Qué quieren decir para vos palabras como respeto, confidencia, privacidad? Los jóvenes de hoy, ¿no pueden guardar un secreto? ¿Necesitan vomitarlo todo, contarlo todo?
―La privacidad se ha perdido en estos tiempos globalizados, abuelo; y tu Franz está muerto hace muchos años. ¿Está claro? ¡Franz Kafka murió hace muchos, muchos años!
Gregorio calla de golpe. Acaba de herir a su abuelo en lo más profundo del alma. Avergonzado, se muerde los labios y lo mira.
Viktor no llora, tampoco responde. Se vuelve sobre sí mismo.
*
Meses después Viktor muere sentado en su sillón.
Gregorio, acaso dolido por su propio comportamiento, intenta no mencionar el legado de Franz a su madre. Trata de no pensar en ello, pero por las noches rumia las palabras del abuelo, sin terminar de aceptarlas.
Ella anda por la casa como una sombra. Todavía no tiene fuerzas suficientes para ordenar el cuarto del anciano, revisar la ropa, ver qué hay para donar, rescatar algún recuerdo de infancia.
Un día mira el sillón como por primera vez, y piensa «ha tomado la forma de papá y el tapizado está todo gastado. Es hora de empezar».
Llama un tapicero, y comienza a revisar la habitación de su padre. Pero no puede abrir el armario. La llave se ha perdido.
Decide traer un cerrajero a la casa, en el momento en el que el empleado que carga el sillón, dice:
―Señora, encontré esta llave entre el brazo y el asiento, -y se la entrega.
El joven Gregorio sonríe. Es su turno: hará lo que quiere hacer.
Abre el armario con cierta emoción. En sus manos todavía tiembla alguna duda.
Saca los trajes y camisas para ver bien. Las cartas no están allí. Tampoco en los estantes.
De pronto, descubre que uno de los cajones tiene doble fondo. Lo desarma con cuidado.
Entre dos tablas de madera, un nido de cucarachas se hace un festín con los restos de papel del legado de Franz.
Comentarios (25):
Jose Luis
17/11/2017 a las 18:14
Hola Juana
Tu relato tiene ternura y melancolía, creo que está bien estructurado y que el final hace justicia. Está bien escrito y me ha entretenido. Me da igual que no cumpla el reto de la gasolinera, el cuento es bueno e interesante.
Un saludo
Jean Ives Thibauth
17/11/2017 a las 18:35
Hola Juana.
¡Le estuvo bien empleado! Me ha encantado el final. A la altura del relato. También me ha llamado la atención la frase “En sus manos todavía tiembla alguna duda”, es muy visual.
Interesante uso que has realizado del narrador en presente.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Tavi Oyarce
17/11/2017 a las 19:11
Hola Juana:
Una historia real de Kafka quien, poco antes de morir, entregó sus escritos a un amigo para…
La historia en sí es interesante, pero contada con tu destreza para describir situaciones, es más interesante aún. Me pareció muy autentica, natural. Sin afectaciones. Entretienes con un pasaje efectivo de la historia de la literatura.
Nada más que agregar te felicito.
Saludos
Juana Medina
17/11/2017 a las 20:41
José Luis: Gracias. No pude aceptar el reto de la gasolinera porque todo lo que se me ocurría era forzado y sin gracia. No tengo auto, por lo tanto rara vez, en un ómnibus o en auto ajeno, me detengo en ellas. Falta de experiencia.
Jean Ives: Gracias. Más que castigar a Gregorio, quise incluir al tiempo como tercer punto de vista en la discusión.
Tavi: Muchas gracias. Me sonroja un poco que hables de “mi destreza”, Es muy variable.
A todos gracias por leerme
ANGEL CLIMENT
18/11/2017 a las 11:33
Hola Juana: Poco más que añadir a los comentarios anteriores, solo que sabes que cada vez vas creciendo en la escritura, me encanta leerte cada mes.
Nos leemos, soy el 46. Saludos
J.Sfield
18/11/2017 a las 12:16
Hola, Juana
En cuanto a la forma de tu texto, en la primera parte no he visto nada que yo pudiera aportarte para mejorarlo, me ha parecido muy bueno. Pero a partir de la muerte de Viktor, hay unos cambios de narrador que no me acaban de convencer. En el primer párrafo después del asterisco, el narrador es Gregorio. Luego pasa a narrar la historia la madre de éste. Y la acaba narrando otra vez Gregorio… Es lo único que me ha “chirriando” un poco.
En cuanto a la historia, toda ella me ha parecido bastante correcta, pero el final me ha parecido brillante!!! Ese guiño a la metamorfosis de Franz Kafka no lo esperaba, me ha sorprendido gratamente.
Enhorabuena por tu relato.
Saludos
Juana Medina
18/11/2017 a las 18:07
Ángel: Muchas gracias por tu comentario. No he llegado a tu testo todavía porque esta vez empecé por el final de la lista, pero estás anotado siempre.
J. Sfield: Creo que hay un error de concepto. En todo el cuento el narrador es el mismo. Lo que llamamos narrador omnisciente. Que en la segunda parte hable primero de lo que le pasa a Gregorio y luego su madre tras la muerte de Viktor; y más tarde vuelva a Gregorio para la resolución final, no quiere decir que el narrador haya cambiado.
Un saludo
Servio Flores
18/11/2017 a las 20:49
Hola Juana.
¡Que pedazo de relato!
Mezclar a Kafka y a Gregorio y en un tono kafkiano hasta la médula me parece sorprendentemente bueno.
Cómo observación uno que otro guión corto… Nada que una revisión no solvente.
Felicidades.
El mío en el #37, saludos
beba
18/11/2017 a las 21:42
Excelente, Juana. Impactan la originalidad y la pulcritud del lenguaje. Muy buena la creación de personajes: la prudencia dolorida del abuelo y la ciega ambición del nieto. Capítulo aparte el juego de nombres y circunstancias: Gregorio y las cucarachas comiéndose a kafka en una nueva “Metamorfosis”. Me gustó muchísimo.
Gracias por tu lectura y amable comentario.
Héctor Romero
19/11/2017 a las 02:12
Definitivamente demuestras un buen nivel literario. Logras un relato muy bien estructurado y muy interesante. Felicidades y agradecimiento por tu visita y comentario al mio.
charola
19/11/2017 a las 06:16
Hola, Juana!
Excelente relato. Nada que objetar. me gustó mucho.
Saludos.
Marcelo Kisi
19/11/2017 a las 07:43
Juana querida!
Gracias por tu comentario a mi relato!
Este es uno de los relatos tuyos que más me ha gustado. Sobre todo por las alusiones y homenajes, sutiles pero inteligibles.
En cuanto a lo del reto, repito acá lo que digo siempre: los retos del taller son como los andamios de los edificios, que después se quitan. Lo importante es si nos permitieron escribir algo o no. A la hora de leer, lo que importa es el texto, y no si cumplió un reto, que deja de existir en el momento que el texto sale a la luz.
A mí me encantó tu amigo de Kafka, que me hizo acordar de otro cuento, llamado justamente “Un amigo de Kafka” de un Premio Nobel, Isaac Bashevis Singer. Felicitaciones!!
marazul
19/11/2017 a las 19:07
Hola Juana: has tenido una “idea” muy interesante este mes. Y el “armario” te lo ha puesto en bandeja literaturas. Las cartas suelen guardarse en los cajones de los armarios; pero claro, si son las que escribe Kafka a Milena seguramente con el paso del tiempo, se las terminen comiendo las cucarachas. Muy bien hilvanada tu historia con los paralelismos necesarios entre la realidad y tu propia ficción.
Este mes muchos de nosotros hemos ordenado armarios. El mío tenía un montón de poesías. Un trabajo inteligente, Juana. Te felicito
isan
19/11/2017 a las 20:26
Hola Juana:
Lo primero, la sonrisa socarrona entre los labios. Supongo que es con los labios con lo único que alguien se puede sonreír. Otra cosa sería decir que los labios dibujan una sonrisa socarrona, porque las sonrisas sí pueden ser de distintos tipos. Perdón, no he podido evitar decirlo. No me lo tengas en cuenta. Y ya que estoy en este plan te comento otra: “En sus manos todavía tiembla alguna duda.” No sé si es una metáfora o qué, pero lo que tiemblan son las manos no las dudas. Perdón de nuevo.
En el aspecto formal únicamente dos apuntes.
En: “Meses después Viktor muere…” habría que poner una coma antes de Viktor.
“…Franz me confío…” Aquí se te ha ido la tilde a la i en lugar de a la o.
Quizás no sería necesaria la escena del cerrajero. Simplemente con que el tapicero levantara el sillón para llevárselo sería suficiente.
Me ha gustado la venganza o la decisión de Viktor. Dejar a las cucarachas que, poco a poco, hagan su trabajo sin él mover un dedo. Lo malo es que, como dice Gregorio, se priva de un legado a la humanidad.
Bueno, el relato ha estado bien. Me ha sorprendido que el relato del narrador se haga en tiempo presente, lo cual no lo digo para mal, solo sorpresa. Tiene un mensaje implícito claro. Me ha gustado y mucho. Quitando ese par de cosillas que te comento, está impecable. Bien narrado y estructurado.
Un saludo.
Patricia Redondo
19/11/2017 a las 21:30
Hola Juana!
Buen relato , inteligente y sutil. El fguiño del final fabuloso, no se puede cerrar mejor.
Gracias por pasarte por mi texto y comentar
Nos seguimos leyendo!
M.L.Plaza
20/11/2017 a las 01:17
Hola Juana.
Gracias por leer mi relato y tus amables palabras.
Tu relato me ha encantado, aunque tengo que decir que pienso como Gregorio y el mejor lugar para las cartas hubiera sido el Museo de Praga.
Solo he visto dos cosillas: “Llama un tapicero…”, a un tapicero. A mí me suena rarísimo “un nido de cucarachas se hace un festín…”, aunque no sé si es incorrecto porque rae no me ha aclarado nada. Yo pondría se da un festín; puede que a tí te suene a españolada.
Me ha gustado mucho leerte.
Saludos
Laura
20/11/2017 a las 20:35
Hola Juana.
Soy Laura del 53.
Maravilloso relato, magistral.
Realmente, no quisiera que las cartas hubiesen llegado a manos del muchacho. Bravo por las cucarachas.
Hasta la próxima propuesta.
María Kersimon
20/11/2017 a las 21:49
Hola Juana,
Buenísimo. Bien encaminado y redactado con esmero. Uno visualiza los personajes, se mete en su piel y disfruta con el cuento. Lo mejor, el desenlace genial: las cucarachas se hicieron cargo del dilema, fieles testigos de lo efímeras y vanas de las cosas mundanas, tanto las materiales como las culturales. Un diez.
Saludos.
Thomas Carnacki
20/11/2017 a las 23:25
Hola Juana.
Estupendo relato. No tengo ningún reproche que hacerte, ni tampoco ningún error que marcarte. La redacción es sencilla y contundente, sin florituras, y se deja leer con suma facilidad. Mantiene el ritmo hasta ese hilarante final 😛 Te ha quedado todo de perlas, felicitaciones!
Un gusto leerte, hasta la próxima.
¡Nos estamos leyendo!
Maureen
21/11/2017 a las 09:13
Hola, Juana.
Tu historia es de las mejores que he leído este mes; me ha gustado muchísimo. No he leído nada de Kafka, pero las referencias —el nombre de Gregorio y las cucarachas del final— se entienden. No sé si habrá alguna otra que me haya dejado.
Me has hecho ir a buscar si existen esas cartas a Milena y he visto que sí.
En cuanto a los personajes, no sé por qué Gregorio resulta antipático. Yo entiendo su punto de vista, aunque no tengo claro qué haría yo. Es curioso que hace poco me compré las Cartas de Jane Austen y a medida que las leo, pienso en si le habría gustado que lo que escribía de forma privada a su hermana acabara siendo público y cualquiera pudiera leerlo. Es un tema complicado, ¿verdad?
La única corrección que he visto es en la última frase de diálogo:
“―Señora, encontré esta llave entre el brazo y el asiento, -y se la entrega.”
Sobra la coma tras “asiento” y el guion de después debería ser una raya.
Enhorabuena.
Luciano Sívori
21/11/2017 a las 15:35
Buen relato.
Estuve en Praga, en la casita de Kafka, en el callejón de oro. He leído su inmortal novela innumerables veces. Lograste un homenaje interesante, tierno, nostálgico incluso. Más allá de algunas cuestiones de tipeo que mencionaron los demás, es soberbio.
¡Saludos!
Deborah
21/11/2017 a las 17:50
Hola, me gustó mucho el relato. Bien justo ese final. felicidades.
Puedes darme tu opinión del mio – # 121.
Saludos
Yoli L.
22/11/2017 a las 01:45
Hola Juana
El ritmo del texto está muy bien y ese final te quedó genial.
Por si te quieres pasar por el mío es el #169
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-48/8779
Nos seguimos leyendo
(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)
Osvaldo Vela
25/11/2017 a las 06:22
Hola Juana. Los comentarios que has recibido dan testimonio del valor de tu escrito de este mes. Pero lo que yo reconozco como mayor logro es el poder encontrar una historia de amores escondidos de tiempos en que se cuidaba mucho el que dirán y esos amores quedaban en secrecía forzada por siempre.
Mira que tu encontraste uno al tamaño de tus musas y le has dado vida a una historia tierna y llena de los valores de aquellos tiempos. Me dio gusto que para salvar la anonimidad de las cartas le adjudicaran el trabajo de destruirlas a unas cucarachas. Excelso. Te felicito y nos leemos
Te agradezco la visita a mi texto y te pido disculpas por la tardanza en llegar al tuyo, pero andaba liado con los libros que estoy mandando al editor.
Ratopin Johnson
01/12/2017 a las 23:12
Hola Juana,
Interesante y original. Al principio, con los nombres tan especiales, pensé que debían siginificar algo. Y cuando apareció Praga, ya caí en la cuenta. Curiosos los guiños a la Metamorfosis, con las cucarachas, y creo que Gregorio, está ahí también por Gregorio Samsa. El final me ha sorprendido gratamente con las propias cucarachas protegiendo el legado de Kafka
Saludos, buena historia