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Las armas de una mujer - por CharolaR.
Web: https://mujerturquesa.wordpress.com/
Bertha estacionó el coche en una farmacia* de Wiesloch, un pueblo de Alemania. El boticario no se inmutó al verla, pues días antes le había proveído de lo mismo que hoy pedía con aplomo: Diez litros de ligroína, un solvente de petróleo utilizado como combustible para su auto. Ella, a sus treinta y nueve años, lucía un vestido estilo polisón a la moda de 1888, cabello recogido en un moño y cubierto por un sombrero grande con pañoleta que lo sujetaba y anudaba al cuello. A su lado, un carruaje de solo tres ruedas, una adelante y dos atrás, algo nunca visto, pues este se movía solo, sin ayuda de animal alguno. Sus hijos adolescentes Eugen y Richard la acompañaban y habían bajado del coche para estirar las piernas.
Mientras esperaba el pedido, ella sonrió al recordar que hace tres días había salido de casa en Mannheim, muy temprano sin decirle nada a su esposo a fin de realizar una aventura que confiaba tendría buenos resultados. Solo una carta encontraría Karl al despertar: «Nos vamos a Pforzheim a visitar a la abuela».
La idea ya la había tenido en mente y propuesto a su marido un día después de la demostración fallida del primer auto a motor inventado por su marido; el conductor había chocado con la pared y destrozado el auto. Karl, que solía ser apacible, se levantó del sillón al escucharla y dirigiéndose al armario para sacar una botella de vino descargó el puño en señal de reprobación.
—¡Es una locura! ¿Te das cuenta que nadie ha recorrido más de doscientos metros y siempre con auxilio mecánico?
—Sí, pero hay que intentarlo. No podemos darnos por vencidos.
Ella sabía que su esposo necesitaba un empuje. Karl era pésimo como negociante y se había frustrado luego de la demostración del "Benz Patent Motorwagen". Además, a pocos kilómetros del hogar había otro competidor que había patentado un vehículo de cuatro ruedas y decían, más veloz. Si esa mañana ella le hubiese hablado de su decisión, él se habría negado; entonces, consideró que era vital atreverse de manera urgente a realizar el primer viaje largo: «¡¿Ciento cuatro kilómetros de ida?!», pensó. «Sí, era una locura».
—Mamá, ¿tienes ligas y horquillas de repuesto? —preguntó sonriendo Richard, sacándola de sus pensamientos.
—No te preocupes, hijo. Estamos bien equipados. Además, tomaremos otra ruta de retorno. La prensa ha ayudado con la publicidad, así que tendremos a muchas personas siguiéndonos.
La salida subrepticia; sin embargo, no había sido fácil, recorrieron un trecho y les faltó agua, tuvieron que conseguirla, no una sino muchas veces. No había mapas y las calles destinadas a carruajes con animales eran polvorientas y llenas de piedras, tuvieron que empujar en el ascenso de una colina y cuando fallaron los frenos de madera fueron a un zapatero para que los hiciera de cuero. Para reparar el sistema de ignición, ella se sacó una horquilla de cabello y, para desobstruir y limpiar una tubería de combustible, un alfiler de su sombrero. Recubrió un cable eléctrico pelado con una liga que sostenía una de sus medias. Nada la amilanaba hasta que pasó por la Selva Negra, una zona densa de árboles, desolada y oscura; le dio pavor y se alegró de haber traído a sus hijos mayores consigo. Al llegar a la farmacia de Wiesloch, Bertha pidió ligroína y agua. El boticario se asustó al ver a una mujer tan sudorosa y sucia; pensó que sería para limpiar su vestido y lavarse. «¿Tanto?», preguntó. «Es para el coche», contestó ella. No fue el único en sorprenderse, pues en el trayecto hubo mucha gente que gritaba y huía llamando al auto «el monstruo que echa humo» y se postraban a rezar pues creían que era el mismísimo demonio y que el día del juicio final estaría muy cerca. Algunos, salvando la sorpresa inicial, pedían un paseo de prueba.
Se demoraron doce horas, llegaron a Pforzheim al anochecer. El auto no tenía luces.
—De haber sido un hombre el primero en pilotear el coche no hubiese tenido los medios para solucionar los problemas. —Rio Bertha pensando que el plan de mostrar al mundo el invento de su esposo había tenido éxito.
—Cierto, mamá. Pero si no hubieses contado con nosotros no habrías podido empujar el auto sola.
Sonrieron.
—Señora Bertha Benz **, aquí está su pedido —interrumpió el boticario—. El tanque está lleno. Feliz viaje de retorno.
—Gracias. ¡Vamos!
_______________________________________________________________
*Primera gasolinera del mundo.
**Primera persona en conducir un automóvil a larga distancia.
Comentarios (47):
Evelyn
17/11/2017 a las 13:40
¡Y no me lo puedo creer!
¡Qué gustazo que te hallas inspirado para escribir este cuento en una pionera! Bertha Benz, la primera mujer que realizó una ruta en coche, y al mismo tiempo la primera mecánica…¡¡¡ me encanta!!! A ver si el próximo mes nos sorprendes con otra mujer maravillosa.
Interesante por la determinación que muestra y el gran apoyo al talento de su marido… la complicidad con los hijos también es entrañable.
El texto es entretenido, y me encanta descubrir la manera tan ingeniosa con que fue salvando los obstáculos hasta alcanzar su meta.
Gracias por desempolvar su historia, enseñárnosla, y con ello rendirle este pequeño, pero sentido homenaje.
Un abrazo muy muy fuerte, leerlo me ha puesto muy feliz.
Evelyn
Este mes soy la 96.
Thomas Carnacki
18/11/2017 a las 05:26
Hola Charola! Relato curioso, y no menos didáctico, pero no por ello deja de ser bueno y estar bien escrito. Bien llevada la historia del “monstruo que echa humo”, con un ritmo claro y constante (y también muy detallada)
Un gusto leerte, sigue así.
¡Hasta la próxima! 😉
Nos estamos leyendo
Osvaldo Vela
18/11/2017 a las 06:35
Hola Charola, Un gustazo de mi parte por el texto que presentas. La historia del Benz narrada de una forma sencilla con los elementos necesarios para sobrellevarla sin tropezar.
Un logro familiar de los que ya no se acostumbran. Las farmacias de aquellos años eran proveedoras de combustible: al igual que en aquellos años las clínicas dentales eran las barberías.
Gracias por ese paseo tan especial que recibí de tu relato. Te felicito.
charola
18/11/2017 a las 07:11
Gracias Evelyn por tus palabras y me alegra que te haya gustado mi relato. Efectivamente fue una mujer la primera en manejar un auto a larga distancia, no un hombre.
A Thomas Carnacki. Gracias por tu comentario. He recreado un pedacito de la vida de Bertha Benz. Voy a leer tu relato. Nos leemos.
Patricia Redondo
18/11/2017 a las 15:19
Hola Charola !! Gracias por el relato por que me has traído , a tu modo literario, una historia de la que no tenía ni idea!! Aparte del mérito que tiene por lo didáctico el relato esta bien escrito y es entretenidisimo , enhorabuena.
Al hilo de este , te recomiendo que ,leas el 88 de ML PLAZA , es como la otra cara de la moneda !!! Curiosas casi coincidencias !!
Muchas gracias por pasarte por mi texto y tus comentarios
Nos seguimos leyendo!!
M.L.Plaza
18/11/2017 a las 18:49
Hola, Charola.
Gracias por pasarte por mi relato.
Me ha encantado leer tu relato. La recreación del viaje de Bertha Benz me ha parecido estupenda: cada detalle en su sitio y muy construidas las voces de los personajes.
Ha sido un placer leerte.
Saludos
Laura
18/11/2017 a las 21:35
Hola Charola.
Soy Laura del 53.
Me ha encantado tu relato. Felicitaciones.
Nada tengo que señalar.
Hasta la próxima propuesta.
beba
18/11/2017 a las 21:57
Hola, Charola: Muy bueno tu relato. Ignoraba la historia de Berta Benz. ¡MUJER DECIDIDA Y PREVISORA!El empuje y la decisión hablan de espíritu aventurero, pero también de sentido práctico y de espíritu de cooperación con su marido.
Me sorprendió “había proveído”; estaba segura de que lo correcto es “había provisto”;todos los días se puede aprender si uno se baja de la “sapiencia”.
Te señalaré otros pequeñísimos detalles que pueden mejorarse:
-rió Bertha. (No, Río Bertha)
Me suena mejor “hacía tres días” que “hace tres días”
Gracias por tu lectura y amable comentario.
charola
19/11/2017 a las 02:47
A Octavio Vela. Muchas gracias por pasarte a leer mi relato y feliz por tu comentario. Un abrazo
A Patrica. Gracias por tus palabras. Me pasé por el relato de M.L.Plaza. Tenías razón, las coincidencias son de fondo. Un beso.
A M.L.Plaza. Gracias por venirte a leer mi relato.
A Laura. Gracias por pasarte por mi relato. Ahora voy por el tuyo.
A beba. Efectivamente, todos los días se aprende. Gracias por ese “hacía tres días”. Así como me señalas debe ser. En cambio en “Rio Bertha”, está bien. Tengo una lista de verbos declarativos o del habla y reír no está, por lo tanto es con mayúscula. El pretérito perfecto del verbo reír no lleva tilde. Gracias beba. Un beso.
Menta
19/11/2017 a las 09:45
Buenos días Charola: Me ha encantado tu relato. La verdad es que cuando escribimos sobre personas importantes ya olvidadas parece que ellas nos guían la mano para hacerlo así de bien como tú lo has hecho.
Muchas gracias por compartirlo con todos nosotros. Un saludo, Menta
María Jesús
19/11/2017 a las 13:23
Hola Charola, magnífico relato, con el que no solo te entretienes, también aprendes algo de historia. Es un detalle las notas de autor para facilitar la tarea. Me ha gustado muchísimo, en serio. Felicidades. Un saludo.
LUIS
19/11/2017 a las 15:11
Hola, Charola, souy Luis (4). Bonito relato de aventuras. Muy bien llevado, es agrdable leer. Felicidades. Un abrazó
Juana Medina
19/11/2017 a las 19:45
Hola Charola,
Gracias por tu visita y tus comentarios. Tu historia, mezcla de biografía, periodismo y ficción me ha gustado muchísimo. Y también me ha parecido estupendo que eligieras a una de las tantas mujeres que fueron las primeras en… pero que durante mucho tiempo quedaron como “las que estaban detrás de un gran hombre”.
Felicidades
charola
19/11/2017 a las 19:53
Gracias Menta, María Jesús, Luis y Juana Medina. Yo también me entusiasmé con esta gran mujer. Decidida y aún teniendo mucho dinero siendo soltera; al casarse perdió su negocio y pasó todo a manos de su esposo, pues así era en esa época. Él, Karl Benz era pobre, pero visionario. Ella vio en él mucho potencial y fue el eje para que él y su familia estuvieran en la historia del automovilismo.
Un abrazo a todos y gracias por leer mi relato y comentarlo.
marazul
19/11/2017 a las 20:29
Hola charola:
¡Cómo he disfrutado leyendo tu relato! ¡Como me gustan las historias de mujeres valientes y emprendedoras! Y si están ambientadas en épocas anteriores todavía me gustan más.
Te has documentado muy bien y te ha quedado redondo. Entre la aventura y la biografía con un toque tuyo cercano y divertido. ¿Para cuando el guión de la película? Con unos buenos actores y una adecuada puesta en escena.¡ Taquillazo seguro!
¡Enhorabuena!
Yoli
20/11/2017 a las 11:06
Hola, Charola.
Gracias por leer mi relato y comentarlo. El tuyo me ha gustado mucho, no conocia la historia de Bertha Benz, una mujer decidida y adelantada a su tiempo. Se nota que te has documentado para el relato, eso lo hace más profesional. Te felicito.
Saludos.
Yoli L.
20/11/2017 a las 22:58
Hola Charola
Gracias por las anotaciones a mi relato #169 ¿Pesadilla o realidad?
Tu texto me ha gustado, no conocía la historia del Benz, que por los comentarios que me anteceden, está narrada de una forma sencilla.
Con respecto al verbo no dicendi Rio, te dejo el siguiente link, que aunque habla del verbo no dicendi sonrió explica en que casos casos (ejemplo B) que va en minúscula https://blog.literup.com/dialogos/
Un abrazo y nos seguimos leyendo.
(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)
Héctor Romero
21/11/2017 a las 04:39
Charola permite primero agradecerte por tu visita, comentario y sugerencias a mi relato, las cuales desde ya he tomado en cuenta. Segundo felicitarte por ese relato tuyo tan bien fundamentado, aspecto que en realidad me ha gustado mucho. Congratulaciones y espero seguirnos leyendo.
charola
21/11/2017 a las 05:43
Gracias Marazul, Yoli, Yoli L. y Héctor Rpmero por leer mi relato y por sus amables palabras al mismo.
Yoli L. Gracias por pasarme el link acerca de la utilización de los verbos dicendi y no dicendi. Siempre hay algo nuevo que aprender. Lo tendré en cuenta el empleo que me indicas para cuando lo necesite. En este relato está bien empleada la mayúscula del verbo no dicendi “reír”. Muchas gracias.
Un abrazo a todos.
Servio Flores
21/11/2017 a las 07:12
Hola Charola.
Del relato me gusta lo dinámico que es, rompe la monotonía al jugar con los diálogos y las descripciones.
Un trozo de historia con sabor a mujer muy bien contada.
Saludos.
Paola Panzieri
21/11/2017 a las 14:07
Hola Charola
Me ha encantado tu relato. Interesante, fresco, curioso y con su punto de humor.
Me hubiera gustado que acabara con la respuesta del hijo:Pero si no hubieses contado con nosotros…, añadiendo lo de que estaban esperando el pedido de combustible en la acotación de lo que comenta la madre:De haber sido un hombre…
Enhorabuena
Saludos
Jose Luis
21/11/2017 a las 20:20
Hola Charola
Gracias por leer mi relato
Tu cuento de época me ha gustado mucho, es un relato bastante entretenido que nos informa de un pedazo de historia, además relacionado con la hazaña protagonizada por una mujer, lo que es menos frecuente. Aplaudo el trabajo de investigación. Sin embargo, tengo que decir que la historia pasa un poco por anécdota, por su acusada ausencia de tensión o conflicto. Por así decirlo, tu cuento parte del punto “A”, al punto “B”, sin altibajos, con una cadencia monótona. Creo que le hubiera venido bien un poco de emoción, pero no le quito mérito alguno a la historia, porque lo tiene, por supuesto.
Un saludo
isan
21/11/2017 a las 21:28
Qué tal Carola:
Parece que te has documentado para hacer el relato y te ha salido que ni pintado. Es un buen homenaje a las mujeres pioneras. Dicen que detrás de un hombre hay una gran mujer, o algo así, parece ser que este es el caso. Bien descrita la indumentaria que nos ha situado en la época de la revolución del automóvil y muy ingeniosa la manera de ir solucionando los inconvenientes del viaje.
Me ha resultado un viaje muy placentero el de la lectura, y rápido ya que me ha parecido corto hasta que he mirado el cuentakilómetros de las palabras y veo que has ido a tope: 749 de nada. Tan rápido que lo de las gasolineras ha sido de pasada. Por cierto creo que el reto opcional no se cumple aunque no tiene la menor importancia.
Te comento alguna cosilla que yo cambiaría:
Para mi gusto hay demasiadas conjunciones QUE, especialmente en el párrafo que empieza con “le había proveído…” Algo parecido ocurre con el posesivo SU aunque en menor medida y también en el mismo párrafo y en el primero. Esto también me pasa a mí. Lo suelo solucionar, cuando me acuerdo, con un repaso ex profeso una vez escrito.
Aunque no haya muchos: ESPOSO y MARIDO, una vez presentado y sabiendo que se llama Karl, le habría citado siempre como Karl. Cuestión mía. Me he fijado más que todo porque se dice: SU esposo, SU marido, etc.
“…un vehículo de cuatro ruedas y decían, más veloz.” Yo pondría otra coma antes de DECÍAN.
“La salida subrepticia; sin embargo,” Cambiar el punto y coma por coma.
“…un cable eléctrico pelado con una liga que…” Para mi gusto mejor: pegado con LA liga que…
“…mostrar al mundo el invento de su esposo había tenido éxito.” Aquí falta algo para comprender la frase. Por ejemplo un QUE o un CÓMO después de MUNDO.
Pones que cumples el reto opcional, pero la gasolinera aparece de pasada
Bueno, Charola, un relato muy ameno, instructivo y bien trabajado. Se aparta del relato de terror que abunda este mes. He disfrutado leyéndolo.
Un saludo.
Perla preciosa
21/11/2017 a las 22:22
Hola, Charola:
Ante todo, tengo que decirte que me he tenido que leer varias veces el texto, pues me ha parecido confuso: demasiada acción, la cual, en ocasiones, no se sabe a quién corresponde, pero ciertamente, un texto más o menos atractivo y original, en el sentido de que es una mujer quien toma la iniciativa, no solo de dejar al marido, sino también de llevar armas. Eso me gusta, y que lo escriba una latina tiene más mérito aún, dado que no sois muy feministas en general. Nos seguimos leyendo.
Everett Russo
21/11/2017 a las 22:23
Hola Charola,
Gracias por tu comentario y tu tiempo.
Tu relato me ha gustado mucho. Está muy bien escrito, pero, sobre todo, es una recreación muy original; has sorprendido, creo, y se ha agradece el aire fresco.
Por decir algo, quizá me sobre un poco el párrafo más largo; pienso que podrías haberlo reducido y dividido. Pero tampoco es nada demasiado importante. Creo que el objetivo de contar algo en 750 palabras lo has conseguido con creces, recreando un camino de la Alemania del siglo XIX y produciendo un relato redondo.
Seguimos leyéndonos. Suerte!
Perla preciosa
21/11/2017 a las 22:34
Una cosa que no te han dicho, charola, es que el verbo que significa conducir un avión es pilotar, no pilotear.
charola
21/11/2017 a las 23:29
Gracias Servio Flores por tus amables palabras. Nos seguimos leyendo.
A Paola Panzieri. Sí, en un momento pensé terminar el relato donde tú me sugieres. Pero como se encontraban en la farmacia (gasolinera) esperando el combustible, el farmacéutico debía tener la última palabra. Gracias por tus palabras. Nos vemos en el siguiente relato.
Hola José Luis. Entiendo que la historia es solo una escena de lo que pasó y ha faltado dar más énfasis en el viaje que no fue nada monótono, pero se me iba el texto por más de 750 palabras y además me salía de la farmacia (gasolinera). Gracias por tu comentario, para otra vez habrá conflicto, te lo aseguro.
A isan
charola
21/11/2017 a las 23:46
Ups! Se fue el mensaje solo.
A Isan. Gracias por tu comentario a mi relato. ¿Sabes? Al inicio del mes había hecho uno cuyo título era: La apuesta, pero no pude concretarlo porque la manguera de Diesel y gasolina regular son distintas y mi cuento se basaba en eso. Tuve que cambiarlo y me topé con esta mujer. Me encantó su historia y me documenté bastante para hacer este relato. Lo de la gasolinera no vas ver en mi relato, pero sí cumplo el reto porque en ese tiempo no existían y la farmacia donde ella está esperando el combustible es la gasolinera de aquella época. En Alemania se rinde culto a la primera gasolinera del mundo y existe la ruta Bertha Benz que es una ruta turística. Sobre los fallos los voy a ver con más detenimiento, pues sé que tienes “buen ojo”. Gracias.
Nos vemos en el próximo reto.
A Everett. Bienvenido al grupo de Literautas, ante todo. Gracias por tu aporte a mi relato, pero me gustaría saber a cuál de los párrafos largos te refieres para poder corregir. Un abrazo.
charola
22/11/2017 a las 00:06
Hola, Perla Preciosa.
Leía tu comentario y me parecía que te habías equivocado de relato. El mío es de Bertha, esposa de Karl Benz, el inventor del auto Mercedes Benz. Ella no deja a su esposo, al contrario hace esa aventura para ayudarlo a que el auto inventado por él sea apreciado por todo el mundo y dar a conocer que podía ser conducido a largas distancias, cosa que en ese tiempo solo existían carruajes conducidos por animales. Las “armas” son: una horquilla de cabello, un alfiler de sombrero y una liga de medias, cosas que solo las mujeres utilizamos. Lo de “armas” es en sentido figurado.
Lo del verbo pilotar o pilotear está bien y en mi relato no se refiere a pilotear un avión, sino un auto.
En el DRAE dice:
pilotar
1. tr. Dirigir un buque, especialmente a la entrada o salida de puertos, barras, etc.
2. tr. Dirigir un automóvil, globo, aeroplano, etc.
pilotear1
1. tr. pilotar.
Conjugación:
pilotear1
Formas no personales
Infinitivo Gerundio
pilotear piloteando
Participio
piloteado
Indicativo
Número Personas del discurso Pronombres personales Presente Pretérito imperfecto / Copretérito
yo piloteo piloteaba
tú / vos piloteas / piloteás piloteabas
usted pilotea piloteaba
él, ella pilotea piloteaba
nosotros, nosotras piloteamos piloteábamos
vosotros, vosotras piloteáis piloteabais
ustedes pilotean piloteaban
ellos, ellas pilotean piloteaban
Gracias por tu lectura.
Nos seguimos leyendo. Hasta la próxima escena.
Loumar
22/11/2017 a las 02:47
Hola Charola, termine de leer tu relato y me ha gustado mucho. Interesantisima la historia que no conocia en lo absoluto. Que bien que fue una mujer la pionera en manejar ese “intento de automovil”. Eres muy buena cronista porque vas al detalle con una elegancia muy tuya sin perderte en detalles externos. Me gusta mucho como describes porque eres concisa y observadora. Gracias por compartirnos esta historia.
Anna Castillo
22/11/2017 a las 03:26
Hola, Charola:
Felicitaciones por tu relato.
Gracias por esa historia, fresca y descriptiva
Nos leemos en la próxima.
Saludos
charola
23/11/2017 a las 07:38
Gracias Loumar por tu visita a mi texto y tu amable comentario.
Hasta la próxima escena. Un beso.
Anna Castillo, muchas gracias por tus palabras. Voy por tu relato.
Un abrazo.
Robert M. Roderick
23/11/2017 a las 07:52
Hola, Charola:
Tu relato me ha gustado. En estructura, estilo y uso del vocabulario es muy correcto, y esto favorece el ritmo de lectura. Has cuidado muy bien el espaciado de oraciones y no he apreciado, técnicamente, nada que me chirríe.
La historia es interesante y el argumento está bien llevado, con aire simpático y positividad.
¡Enhorabuena!
¡Un saludo!
Vespasiano
23/11/2017 a las 17:24
Hola charola:
Primero agradecer tu paso por leerme y dejar tu parecer en mi relato.
El tuyo me ha parecido interesante y didáctico dando a conocer primero, el fracaso del auto “inventado” por el marido y luego la hazaña de emprender un viaje arriesgado, llevada a cabo por una mujer valiente y decidida.
Bien narrado y describiendo la ruta seguida por la mujer y sus hijos a bordo de aquel “bólido”. Así como la moda femenina de la época.
Lo que ocurrió durante el trayecto de 104Kms. + 104Kms. refleja que la escena no transcurre totalmente en la farmacia (GASOLINERA),por lo tanto no creo que el reto haya sido cumplido.
Eso no quita el valor a tu historia que me ha gustado.
Felicidades.
charola
24/11/2017 a las 08:20
Gracias Robert M. Roderick por leer mi relato y tus amables palabras. Muy contenta de que te haya gustado.
A Vespasiano. Gracias por leerme y dejar tu parecer. Quizá tengas razón, la acción no ocurre en la farmacia, pero todo el recuerdo sí. Un reto a medias.
Nos estamos leyendo en la próxima escena.
Un abrazo a los dos y gracias nuevamente.
Mª Jesús Hernando
25/11/2017 a las 08:50
Hola Charola, te devuelvo la visita. Me ha gustado mucho tu relato. La ambientación, el coraje de la señora y sacarla del olvido me parecen excelentes, así que enhorabuena. Además me llama la atención porque esta historia fue la inspiración del mio: Mi protagonista es el heredero del primer hombre que llevó la gasolina a su pueblo. Un relato que tu ya comentaste. Felicidades de nuevo y nos seguimos leyendo. Un abrazo.
Alfonso
25/11/2017 a las 19:00
Buenas tardes, Charola.
No conocía la historia de la Señora Benz, y por eso me ha gustado mucho tu historia.
El tema, como ya te he comentado antes, resulta acertado y original; y la forma de contarlo me parece bastante acertada.
Felicidades. Un saludo.
Earendil
26/11/2017 a las 18:20
Hola, Charola.
Aquí estoy, devolviéndote la visita aunque tarde, muy tarde.
Después de 37 comentarios poco más puedo aportar. Me gusta que se hagan visibles historias de héroes (en este caso heroína) que muchas veces pasan desapercibidos y se pierden en los anales del tiempo. Todo progreso lleva consigo una historia de valentía y empeño, contra todo aquel que niega su funcionalidad.
Me alegro mucho de haber pasado por aquí y disfrutar por tu trabajo.
Un saludo y hasta la próxima.
Don Kendall
26/11/2017 a las 18:53
Hola Charola,
Un relato «docu» muy atractivo. Me gusta como se presenta al lector. Una envoltura perfecta con los pilares de la historia perfectamente asentados. Un manejo de la técnica característico de tu autoría. Eso es muy bueno y cuesta trabajo adquirirlo.
En resumen, un trabajo para agradecer en este taller. Se puede aprender mucho de él.
Un abrazo
R.J. Esperanza Pardo
26/11/2017 a las 21:30
Hola, Charola
Llego tarde y las pocas aportaciones ya están hechas, así que me he dedicado a leer con gusto esta historia que no conocía.
Creo que has hecho un buen homenaje a Bertha Benz. Es un relato con aporte histórico, has pincelado la información pero al mismo tiempo nos has llevado en el auto de la primera mujer conductora. El título me encanta. Destacaría la ambientación que nos traslada a la época, y el estilo de la narración elegante, lo he leído sin tropiezos.
Qué curioso que fuera precisamente una mujer, y también qué casualidad que en esta escena haya algún otro relato donde a la mujer se le censuraba la conducción del automóvil en el pasado. En fin, que enhorabuena, un abrazo, y hasta el próximo viaje.
charola
27/11/2017 a las 01:13
-Hola, Ma. Jesús Hernando.
Gracias por comentar mi relato. Realmente no había leído el tuyo, pero te agradezco que vinieras, de no ser así me hubiese perdido un texto excelente. Un abrazo. Te seguiré para el próximo.
-Hola, Alfonso.
Gracias por tus amables palabras. Fui a devolverte la visita, pero no sé en qué número estás. ¿Eres Alfca? Ahí voy.
Un abrazo.
charola
27/11/2017 a las 01:48
A Earendil, Don Kendall, R.J. Esperanza Pardo.
Gracias por devolverme la visita y sus amables comentarios.
Realmente es increíble que siendo una mujer la primera en conducir un auto a largas distancias, luego haya tenido que sufrir para demostrar que lo sabe hacer. Con este relato aprendí algo que yo ignoraba, así como la mayoría de ustedes.
Gracias por la lectura.
Nos vemos en la próxima escena.
LUDIKA
30/11/2017 a las 18:14
Buenas tardes la verdad me llamó la atención la cantidad de comentarios que tenía este relato y ahora entiendo el por qué. Muy interesante la historia de Bertha Benz (claramente tuve que googlearla porque la desconocía) esta bien planteado a nivel narrativo y encima nos enseñas!
Muy bueno a seguir escribiendo!
Marcelo Kisi
05/12/2017 a las 23:20
HOla Charola!
Mil gracias por tu lindo comentario a mi relato de este mes. Perdón por la tardanza en responder, pero es una mala época para el tiempo libre y el cuidado del alma 😉
Solo para decirte que me encantó tu relato, fue uno de los tuyos que más me ha gustado hasta ahora, estás madurando tu escritura, trabajás mucho en eso y se nota. Me encantó tu habilidad para ficcionar una historia real, parece que fuera fácil pero no lo es en absoluto.
Lo disfruté muchísimo, sinceramente te felicito!
charola
06/12/2017 a las 01:06
A Ludika. Gracias por tu amable comentario. Un abrazo.
A Marcelo Kisi. ¡Grande Marcelo! Muchas gracias por tu comentario halagador a mi relato. Sé que estoy madurando en mis escritos y creo que para eso hay que leer y seguir escribiendo. Gracias por tus palabras que me animan a continuar. Un abrazo y nos vemos para esta escena que ya la tengo en mente, aunque no sé por qué nunca me ha gustado escribir sobre la navidad.
A todos amigos de Literautas gracias por vuestros comentarios. Nos seguimos leyendo.
José Torma
07/12/2017 a las 20:16
Hola Charola, voy tarde pero seguro. Tu relato me ha gustado, tiene buen ritmo y te va llevando de la mano de esa osada mujer. Encontré un detallito en los tiempos verbales que me suena raro…
“Mientras esperaba el pedido, ella sonrió al recordar que hace tres días había salido de casa en Mannheim, muy temprano sin decirle nada a su esposo a fin de realizar una aventura que confiaba tendría buenos resultados. Solo una carta encontraría Karl al despertar: «Nos vamos a Pforzheim a visitar a la abuela».”
Ese “hace” me hace ruido (a posta) pienso que debería ser “Hacia”. Otro detalle minúsculo es que repites la palabra “marido” en un mismo párrafo. En el formato quedo casi una debajo de la otra.
De ahí en fuera y eso solo por molestar, el relato me ha parecido fluido y sin mella. Siempre pienso que cuando aprendes algo, tu día no ha sido desperdiciado y hoy aprendí algo que no sabía, muchas gracias.
Gracias por tu visita a mi cuento, ya lo estoy trabajando para que quede como era mi intención, lo estaré colgando en breve en mi blog.
Saludos.
Jean Ives Thibauth
26/12/2017 a las 22:07
Hola Charola.
Me alegro de que te hayas basado en una historia real para elaborar tu relato. Yo, por lo menos, no la conocía. Me has recordado que hay pequeños héroes haciendo historia todos los días y que muchos se perderán en el olvido eclipsados por biografías mayores.
Tu relato nos muestra que da igual ser hombre o mujer; lo importante es ser resolutivo a la hora de conseguir un objetivo. (Y que una ayuda no viene mal, después de todo, jejeje).
Mi enhorabuena.
Un abrazo.