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ThomBrown Corporation - por Mel BrownR.

Allí estaba yo, otro día más, trabajando en la gasolinera del señor Thompson. Ya llevaba así un año y no era el mejor trabajo del mundo, pero al menos me ayudaba a no pasar hambre. Me había mudado de mi ciudad natal hacia un año y medio sin nada y el señor Thompson me brindó la oportunidad de trabajar en su gasolinera.

Como cada día pasaron por allí el señor Louis, Betty los hijos de los Heck y ,como no, la señora Miller. Está última siempre se quedaba un rato a charlar conmigo, no tenía a sus hijos cerca y vivía sola.
Al llegar las tres de la tarde la gasolinera parecía desértica, pocas veces a esa hora venia alguien. Me puse a reponer las estanterías, mirar fechas de caducidad, llenar las neveras, colocar las revistas, limpiar los cristales y el mostrador, barrer el suelo, etc. Cuando volví a mirar el reloj solo eran las 17h me quedaban 5 horas para acabar mi turno. De la 17h a las 20h pasaron varias personas, pero tampoco es que tuviera muchísimos clientes, así que entre cliente y cliente leía revistas o hacía sopas de letras.

Aburrida, esperando a que pasaran las 2h que me quedaban de trabajo, volví a fijarme en el pequeño armario que había detrás de mí en el mostrador. Era un armario estrecho y alto, de color gris conjuntado con el mobiliario de la tienda y cerrado con un candado. Desde que había entrado a trabajar allí hace un año me intrigaba, pero no le había dado mucha importancia, hasta ese día, necesitaba entretenerme entre cliente y cliente, ya que a estas horas solo entraban con cuentagotas. Así que decidí registrar todos los cajones de mostrador en busca de la llave que abriera ese candado.

Después de probar un sin fin de llaves, en la esquina del cajón pegada con una tira de celo y muy bien camuflada vi una llave pequeña, de color cobrizo. La cogí, la metí en la ranura del candado y le di la vuelta. Escuche un “clac” de como el candado se habría y empecé a sudar, no sabía que podía encontrar dentro de ese armario.

Mis manos temblaban pero cogí la maneta y lo abrí. En él encontré archivadores con diferentes contenidos. Cogí el primero, era la contabilidad de la gasolinera del 1992; el segundo tenia los planos y papeles del ayuntamiento para la construcción de esta; el tercero, catálogos de diversos productos que se vendían en la gasolinera del año 1995; en el cuarto habían datos de antiguos clientes, que por las fechas podría decir que eran del 1998; y por último vi un archivador que ponía "Ideas".

Este estaba lleno de papeles con garabatos y escritos que en un principio no entendí, pero tras fijarme comprendí que eran planos e instrucciones de prototipos de maquinaria para mejorar el funcionamiento de la gasolinera. Nuevas máquinas expendedoras con un sistema más complejo; surtidores 24h; neveras de autoservicio cerradas para no perder el frío; cajas registradoras antirrobo; y cámaras de vídeo vigilancia camufladas. Eran ideas increíbles y que con cuatro arreglos a los fallos que pude percibir serían unos productos que podrían hacer millonario a cualquiera.

A las 21:55h entro por la puerta el señor Thompson, para ver cómo me había ido el día, con cautela le hablé de lo que había encontrado y el avergonzado me dijo que eran prototipos de cuando era un chico joven y alocado. Entonces le explique la idea que había tenido, de las mejoras de los prototipos y de que si todo salía bien se podría ganar mucho dinero.

A partir de ese día empezamos a trabajar en ello. Con arreglos, fabricación en cadena, publicidad y demás conseguimos llevar a flote un nuevo negocio que daba como resultado muchísimo dinero. El señor Thompson como era muy buena persona me ofreció ser su socia donde el aportaría el capital y yo me encargaría de los diseños y prototipos.

Así que aquí me tenéis hoy, siendo una de las jefas y encargada de muchos asuntos de la compañía ThomBrown Corporation.

Comentarios (6):

Alex

19/11/2017 a las 12:46

¡Muy bien! Una historia éxito.

Me transporta al gran sueño americano, en el que cualquier persona, incluso con apenas recursos, con una buena idea y mucho empeño y trabajo, puede hacerse millonaria.

Por otro lado…este Sr. Thompson resulta ser un jefe muy comprensivo y generoso. ¡De esos que no abundan¡

Me ha gustado. Va evolucionando la historia de forma progresiva. Sin sobresaltos ni parones innecesarios.

Me encantaría invitarte a probar un pedazo de tarta hecha por tía Mae. ¿Por que no vienes a verme a Oklahoma? ¡Está sólo unos pocos textos más abajo!

¡Saludos!

Tim Galano

20/11/2017 a las 12:29

Hola Mel

Me ha gustado la idea del relato, te cuento algunas cosas que creo que podrían mejorarlo.

Algunas tildes: El (él), explique (expliqué), venia (venía), entro (entró)…
Por otro lado, creo que intentas dar tensión a la apertura del armario, que después no satisface al lector, porque lo que encuentra no la requería, quizá al estar contado a modo de crónica, quizá no hace falta dotarlo de tensión en el momento que va a abrir el armario, ¿por qué suda?¿por qué le intrigaba?
En cuanto a la forma, en el blog hay una entrada interesante para poner en un texto literarios los número, https://www.literautas.com/es/blog/post-10312/como-se-escriben-los-numeros-en-un-texto-literario/ por si quieres echar un vistazo.

Espero seguir leyendote. Ánimo y Enhorabuena!

Gloria

21/11/2017 a las 21:14

¡Hola Mel!

Me gustó leerte.

Coincido con Tim en que la tensión que consigues crear en el lector cuando se va a abrir el armario, no se corresponde con lo que luego resulta haber en él.

Me gusta la historia y te felicito por el trabajo realizado.

A seguir escribiendo.

Un saludo Gloria

Romina

23/11/2017 a las 11:56

Un éxito hacerle caso a la curiosidad.Coincido con los anteriores, el nerviosismo y la tensión de antes de abrir el armario me hizo esperar algo más morboso.
Además de las tildes me encontré un abría con h delante que seguro fue una distracción.
Saludos
Nos leemos

Ramón Temes

27/11/2017 a las 13:48

Un jefe improbable y un éxito inmediato difícil de creer. Pero, no se trata de eso aquí, sino de tu forma de contarlo y de si es entretenido.
En ese aspecto te felicito y aunque casi imposible, esas cosas pasan y es bueno que nos la hayas recordado.
Saludos

Mel Brown

01/12/2017 a las 18:47

Muchas gracias a todos y todas. Nos leemos

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