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Navegando en Oklahoma - por AlexR.
Web: http://milmundosdefantasia.blogspot.com
El exhasperante calor de Agosto torturaba un asfalto resquebrajado y fundido que apenas podía llamarse carretera. La interminable recta de treinta kilómetros que une Hooker con Turpin. Los campos de cereales de Oklahoma. El monótono, escaso y aburrido trabajo en la gasolinera. Otro caluroso verano.
Hacía ya unos cuantos años que mi tío, un pueblerino borracho con muy pocas luces, me empleó para atender a la más que escasa clientela que nos visitaba. Heredó aquel cobertizo carcomido y lo poco que había en él, cuando el descerebrado de su padre se intoxicó con el whisky clandestino que destilaba allí. Aunque rudo y grotesco, era amable y responsable. Trabajaba en los cultivos de maíz y centeno de sol a sol y cuando no dormía, bebía. Muy a su pesar, se hizo cargo de mí al largarse mi madre en el coche de un vaquero fanfarrón; para no volver jamás.
-¡Joe! ¿Quieres pastel de arándanos? Vé a lavarte las manos y te doy un buen pedazo.
-¡Vale!¡Voy!¡Pero échale sirope de arce!- Al quedar la casa algo alejada, nos teníamos que gritar para hacernos oír.
Tía Mae, es lo más parecido a una familia que he conocido. Recuerdo cuando siendo yo pequeño, sus manos rollizas de deditos cortos me acariciaban la mejilla antes de dormir. Tenía una de aquellas vocecitas chillonas y nasales que te amartillan los tímpanos hasta con un simple susurro. Siempre andaba ocupada con sus tareas, persiguiendo a las gallinas que escapaban del corral o preparando alguna tarta.
Con un trozo de bizcocho chorreante en una mano y un vaso de leche en la otra, me senté frente al cobertizo sobre unas latas vacías de aceite. Creí escuchar el lejano sonido de un avión que partía en dos el azul del cielo. En tardes sin viento como aquella, toda mi compañía se limitaba a los ocasionales rugidos de lejanos tractores y a la música de una pequeña radio de bolsillo colocada sobre un armario de chapa, que hacía a la vez de mostrador. Con la mirada perdida y poco más por hacer, me quedaba mi imaginación para soñar con viajes a mares lejanos, en crujientes barcos de madera escalando magníficas olas y otras aventuras que se me antojaban totalmente inaccesibles.
Con el estómago lleno y el sol acuchillándome los ojos, creí aquel un buen momento para echarme una siesta. Me disponía a entrar, cuando ya incorporado y rascándome el trasero, escuché los chasquidos de la grava bajo los neumáticos de un coche. Era uno de aquellos viejos Ford Bronco, con más ganas que motor y aunque cuidado y repintado, no podía disimular ni los años, ni las arrugas. Bajé ligeramente la visera de mi gorra de los Lakers y recoloqué los pantalones hasta volver a mi cintura. Al bajarse la ventanilla, asomó el rostro amigable de una chica algo mayor que yo, de tez morena y media melena. Una avergonzada sonrisa anticipó que andaba perdida y antes de que dijese nada le pregunté:
-Hola ¿Puedo ayudarte?- Me ruboricé ligeramente al notar mi voz algo entrecortada y ronca. Traté de decirle algo más, pero dado que no soy un gran conversador, aposté por una amplia sonrisa que sin saberlo, mostró en mis dientes una sustanciosa cantidad de los restos de mi reciente merienda.
Ella río irrefrenablemente, aunque en seguida temió herir mis sentimientos y me pidió disculpas. Así, entre miradas, gasolina, járabe de arce e indicaciones, pasamos poco más de una hora. Antes de que arrancara el motor para continuar con su viaje, le cogí la mano. A sabiendas de que en la vida hay que aprovechar las oportunidades, especialmente si vives en una llanura solitaria y sofocante del noroeste de Oklahoma, no lo pensé ni un instante.
-Quizás te parezca una locura, pero tengo una idea: ¿Por qué no te quedas a cenar?- Mis palabras se atropellaban unas a otras mientras mis mejillas tomaban un color rojo intenso.
-Pues…es que yo…
-Después de cenar te vas. ¡Bueno, si quieres claro! No lo pienses mucho. Te lo ruego. Quiero conocerte mejor.
-De acuerdo. Pero… ¿tienes teléfono? No quiero que se preocupen mis padres.
Y de este modo, casi sin darme cuenta, aprendí que los lejanos mares, las montañas y los increíbles parajes, serían mucho más bellos si podía compartirlos con ella.
Comentarios (17):
Palabriamante
18/11/2017 a las 16:30
¡Hola,Alex!
Me gustan mucho las descripciones,tanto ambientales como de los tíos de Joe.La escena final es bonita.
Otilia
18/11/2017 a las 21:10
Hola Alex:
Tu relato me ha gustado y se lee con fluidez. Ya veo que sigues con historias de amor.
Muy buena la descripción, he visualizado la carretera y gasolinera perdidas en esa zona americana.
Tienes que mejorar la grafía de los diálogos. Literautas tiene una entrada.
Buen trabajo. Saludos.
Alex
18/11/2017 a las 22:11
Te juro que andaba preocupadísimo por que no sabía como obtener el formato correcto de los guiones y las comillas en los diálogos.
Estaba hartándome un poquito de leerlo bien en vuestros textos y yo no saber hacerlo. De hecho había buscado soluciones, pero no conseguí hallarlas hasta ahora.
Con tu comentario me has confirmado que estaban en alguna parte de literautas, así que he buscado y ¡las he encontrado!
Para el próximo lo implementaré. Además, tengo entre ceja y ceja los libros de cómo escribir diálogos y cómo escribir una novela, que creo que pueden aportarme mucho.
Gracias. ¡Enseguida te leo!
María Jesús
19/11/2017 a las 13:02
Hola Alex: En primer lugar gracias por pasarte por mi relato y comentar. El tuyo me ha encantado, así sin más. Un trabajo excelente, con acertadísimas descripciones que puedes imaginar perfectamente. Un retrato muy bien hecho de la Norteamérica rural, cotidiana. Y enmarcando ese trasfondo simple, la aparición de un aire de esperanza y frescura en forma de joven conductora. Hubiese seguido leyendo, en caso de que la historia fuese más larga, con el mismo interés, que no decae en ningún momento. Muchas felicidades. Saludos.
Carlota Baronchelli
19/11/2017 a las 19:53
Hola, Alex: Me gusta mucho tu relato. Las descripciones son muy detalladas y logras llevar al que lee a esa América profunda. A mi, hasta me pareció escuchar un banjo y fui capaz de oler el aroma de ese bizcocho de la tía Mae. Lo que no me esperaba era ese final. Pero si, hasta en el lugar más inhóspito y alejado hay esperanza. Felicidades.
Nela Kato
19/11/2017 a las 20:23
Hola, Álex!
No me tocaba tu texto, pero a ti sí el mío y puesto que te ha gustado, me he animado a hacerte una visita.
En primero lugar, me ha sorprendido que creo que ambos hemos pensado en algo parecido cuando el punto de partida fue una gasolinera. Tú Oklahoma, yo el desierto de Mojave, California. Supongo que muchos tenemos en la retina las miles de gasolineras de las películas de cine clásico y moderno de Hollywood :).
Comparto contigo los problemas con la ortotipografía de los diálogos.
Pero, al relato! Me ha gustado un montón. No has escatimado en recuerdos, detalles de sensaciones, referentes culturales, imágenes (me ha encantado la tía persiguiendo a las gallinas y el bizcocho chorreante de sirope de arce, que he probado, y no me gusta nada, por tan dulce…) y te ha quedado muy vivo. Veo el esfuerzo y lo reconozco porque yo también paso por el proceso creativo de los personajes.
Si acaso, yendo al argumento y ya no al estilo que, repito, está fantástico, un par de cosas. La primera, antes que se me olvide, el chico no debería hablar de los restos de bizcocho si él, como dices, no era consciente de tenerlos… Al hacerlo, te dejas ver a ti intentando que sintamos ternura por tu personaje (que ya la sentíamos!) y queda forzado y raro.
Y sobre la historia en sí, si querías contar una historia de amor, esta debería ocupar más espacio en el texto… Con sólo unos párrafos te ha quedado muy escueta y es una pena.
Si la historia de amor no era tu objetivo… entonces bien, pero la última frase parece que queda un poco forzada… Como muy fuerte, para una historia de amor que apenas hemos entrevisto. Me cuesta encontrar las palabras y no quiero sonar destructiva. Hay algo ahí y no sé decirte qué es exactamente.
Y ya! Espero que nos sigamos leyendo en próximos talleres! Gracias por tu relato. Sigue adelante!
🙂
Laura
20/11/2017 a las 01:01
Hola Alex.
Soy Laura del 53.
Tu texto es muy hermoso, salpicado de elementos que facilitan su ubicación geográfica. Me encantan esos detalles.
Me pareció un poco confuso lo de la familia: el tío, el padre del tío que murió de una borrachera de whisky clandestino,…en fin, en 750 palabras eliminaría algún personaje y si lo que deseabas era agregar lo de la muerte como nota de color, tal vez con el propio tío, ya que simplemente lo nombras al emplearlo, sin que sepamos nada de los padres biológicos del muchacho.
Con respecto a las frases, las del primer párrafo están algo complicadas. Te dejo una muestra de como me parece a mí que deberían haber ido. Por supuesto, es tu texto, tú eliges. Y cada uno tiene su propio estilo de utilizar el lenguaje.
El exasperante calor de agosto torturaba un asfalto resquebrajado y fundido que apenas podía llamarse carretera. Una interminable recta de treinta kilómetros une Hooker con Turpin, atravesando los campos de cereales de Oklahoma. El monótono, escaso y aburrido trabajo en la gasolinera. Otro monótono, escaso y aburrido trabajo en la gasolinera en el monótono verano.
Fíjate que saqué la mayúscula del mes, agregué sujetos en algunas oraciones que te habían quedado sin él y cambié el orden de algunas de ellas. Por supuesto, todo es cuestión de estilo.
En cuanto a la trama, breve en sí ya que la mayoría del texto lo ocupan la historia y descripción del lugar, pero no por ello menor.
Tienes excelentes expresiones. Sigue escribiendo. Con práctica se van puliendo los detalles.
Hasta la próxima propuesta.
Alex
20/11/2017 a las 03:07
¡Oh!¡Que bien! ¡Comentarios!
Lo primerísimo de todo es daros las gracias a todos los que empleáis algo de vuestro valioso tiempo en leer mi texto.
Tomo nota de que el giro romántico gusta a unos sí y a otros ko tanto.
Los signos en los diálogos los tengo entre ceja y ceja para el próximo texto. Igual que en este hice un gran esfuerzo en trabajar nien las comas. (Fue una sugerencia que me hicieron en el texto anterior).
No era una historia de amor en sí misma. En realidad, la idea original era la de un abuelo contándole a su nieto, cómo conoció a la que fué su esposa (y abuela del niño).
Pero con lo que yo me enrollo, podía llegar a las 750 palabras sin tan siquiera pisar la gasolinera.
¡Ah!¡Laura!
El primer párrafo está escrito así expresamente. Pretendía hacer una introducción rápida pero al mismo tiempo bucólica. También sufrió algún que otro tijeretazo por culpa de la limitación, pero la esencia sigue siendo la misma.
Gracias por vuestros aportes. Me hacen crecer muchísimo. Gracias.
Alex
20/11/2017 a las 03:09
Perdón por algunas letras que se me escapan en los comentarios. Es lo que tiene estar enganchado a literaturas y comentar desde el móvil a las tres de la mañana.
Henar Tejero
21/11/2017 a las 12:15
Hola Alex,
Un texto muy bien redactado, con buenas descripciones que saben transmitir todo tipo de sensaciones. Me gusta el detalle de las gallinas y del bizcocho chorreante.
El final es alegre y bonito. Quizás dé para otra historia.
Enhorabuena por tu relato.
Gracias por pasarte a comentar.
Nos leemos!!!
Thomas Carnacki
23/11/2017 a las 00:39
¡Hola, Alex!
Devuelvo la visita gustoso (cabe decir que tu comentario es una genialidad, ¿no has tratado de escribir relatos haciendo uso de ese tonillo irónico e hilarante? Te aseguro que no te saldría nada mal)
Me gusta lo descriptivo de tu prosa, con sumo detalle, y ese tono coloquial que caracteriza tus diálogos. Haces que suene todo muy natural, nada forzado. Está más que claro que tienes un estilo propio, enhonrabuena por ello. La trama no es en sí misma nada del otro mundo, pero tu le diste tu personal y erso la convierte en algo fresco a la hora de la lectura.
Espero que sigas mejorando y puliendo tu hablidad de escritor 😉
Hasta la próxima, saludos.
¡Nos estamos leyendo!
María Bonmatí
23/11/2017 a las 09:44
Hola Alex
Paso a devolverte la visita y agradecerte tu comentario.
Te diré que me encanta tu estilo, me he sentido allí con tu personaje con tus magníficas descripciones. Es muy agradable de leer. La historia en sí, el argumento del relato no tiene mucha fuerza pero para mí sólo con el inicio ya merece mucho la pena leerlo.
Me gusta y mucho. Estaré atenta a tus próximos relatos.
¡Gracias!
isan
23/11/2017 a las 21:27
Hola Alex:
Respondiendo a tu invitación, te devuelvo la visita gustoso, pero no me pidas que me quede, no soporto tanto calor. Maripili no ha querido venir. Me he dado un paseo virtual por ambas poblaciones y las veo planas y llenas de graneros. Típica de la América profunda.
Te comento primero alguna cosa de forma:
Ya te han comentado lo de los diálogos. El guión largo o raya resulta un poco engorroso pero, al no aparecer en el teclado, se consigue pulsando alt y, sin soltar, marcando 0151. Es cuestión de acostumbrarse. En cuanto a los diálogos en sí, los veo bien. Cortos y como hablan las personas. Tu problema es la forma. Yo tengo una chuleta que, a veces, tengo que mirar porque me entran dudas. Que si la raya se junta con la palabra anterior o posterior, cuando va el punto o la coma, mayúsculas o minúsculas, todo eso.
El exasperante es sin hache. Jarabe y Ve sin tilde. Entre los signos de exclamación hay que dejar espacio.
Vamos con el fondo del relato. Lo que más me ha gustado han sido las descripciones. Las de la gente me han parecido muy logradas, de tal manera que las visualizas y ves que encajan en el lugar.
El primer párrafo me parece magnífico. Te sitúa sin lugar a dudas en el centro de la escena sin dar más explicaciones. Un lugar tedioso donde nunca pasa nada. Hasta que pasa y eso no tiene que ser algo espectacular que asombre al lector. Puede parecer que le falta algo de enjundia al relato porque estamos predispuestos a la sorpresa, cuanto más gorda, mejor. A mí las descripciones, el estilo, el ritmo me parece suficiente para que un relato me guste y el tuyo cumple holgadamente. Lo “malo” de esto es que si te recreas en descripciones puedes perder el verdadero propósito del relato y, parece que es lo que te ha pasado a ti al menos para mi gusto, que le habría dado un poco más espacio a la relación con la chica. Te quedaban cuarenta palabras para llegar al límite. Pero, claro, esto es mi opinión y el autor eres tú. Hacerlo breve puede ser como dar el golpe final, la sorpresa.
Empleas un lenguaje claro, elegante y ameno. Cuentas cosas pero muestras más y eso tiene un valor.
He disfrutado con el relato.
Un saludo.
MOT
24/11/2017 a las 10:47
Hola Alex.
Primero de todo, gracias por pasarte por mi relato y dejarme tu sincera opinión.
¡Bueno! Tendrías que haberme visto echarme unas buenas carcajadas con tu historia… Genial, divertida, me ha encantado. Oía las armónicas, los banjos, veía esas pintas rollo “Joe en el abrevadero”… ¡Y ese olor del bizcocho, mmmmm…! Muy bien ambientado.
También quería comentarte que que la primera frase del cuarto párrafo, no hay que poner coma después del sujeto(Tía Mae), JAMÁS (normas de la RAE). También va una coma después de la palabra “cuando”, en la siguiente frase.
Un gran placer haberte leído y ENHORABUENA, gran trabajo.
Saludos…
Osvaldo Vela
24/11/2017 a las 19:03
Hola Alex, primero que todo quisiera decirte que, lo que me trajo a tu texto fue la diversidad de comentarios que has hecho entre los literautas que yo siempre visito. Además, la geografía que seleccionas, es una muy allegada a mi. durante mas de veinte años yo visitaba a al tío Refugio Vela para disfrutar los meses de noviembre los juegos de fútbol americano entre la Universidad de Oklahoma y la de Texas A&M.
En cuanto a tu texto me entero que eres nuevo al taller. Y que tu meta es como escribir un libro. Ahí puedo constatar que yo llegué a Literautas en la escena 13, y durante todo este tiempo la mejoría de mi escritura ha sido suficiente para publicar tres libros, tener el cuarto en el horno y otros cuatro ya listos para hornearse cuando desocupe el horno del anterior. Estoy convencido que estás en el taller correcto.
Como testimonio de esto están los comentarios que has recibido de gente que poco a poco irán despejando tus dudas y las cosas por mejorar.
Te felicito y adelante.
marzul
26/11/2017 a las 22:15
Hola Alex: es la primera vez que te leo y me has sorprendido gratamente. Creo que puedes llegar a ser un experto en descripciones. Como lectora he disfrutado dentro del cuadro que nos describes. Una historia sencilla, sin complicaciones, en donde lo importante es el ambiente tedioso del lugar. Se visualiza como en una película. Los nombres, las comidas, los gestos del personaje —cuando se rasca el trasero o se coloca los pantalones…
Tu texto se disfruta. Me ha encantado
¡A seguir escribiendo!
Alex
27/11/2017 a las 01:18
Gracias a todos los que estáis comentando mi texto. Los detallitos y opiniones que apuntáis son realmente enriquecedores.
Henar Tejero: ya son varias las personas que me han hablado a cerca de ese pastel riquísimo y chorreante, con más calorías que un chicle de tocino. Me encanta el dulce, así que no tuve que esforzarme mucho para visualizarlo. 🙂
Thomas Carnacki: he escrito algunas cosillas con ese tono, como las cartas psicóticas que tengo en mi blog (escrito hace 10 años).
http://milmundosdefantasia.blogspot.com.es/2008/04/cartas-psicticas-carta-tercera.html
Sin embargo, todo lo que he escrito con este estilo, no va más allá de unas cartas o pequeños relatos inconclusos de no más de 750 palabras.
A ver si soy capaz de mantener el estilo, con mi pasión por las descripciones y, al tiempo, incorporar las mejoras que me vais comentando.
María Bonmatí: Mil gracias, el párrafo inicial era algo arriesgado y no todo el mundo ha entendido la forma en que me expresaba. Eso lo tengo muy apuntadito, por que quiero llegar correctamente al mayor número de personas. Sin embargo, que tú me digas que te ha gustado, me hace darme cuenta de que debo seguir fiel al estilo que me proponga en cada caso. Yo también intentaré ir siguiendoos a todos, pero temo que el tiempo no me alcance. Lo intentaré.
Isan: Lástima que nos fallase Maripili en el último momento. Seguro que en el corral de las gallinas se hubiese sentido en su salsa.
Lo de los diálogos, juro y perjuro que jamás cometeré de nuevo la misma falta. 🙂 Ahora ya se como se hacen los dichosos guioncitos.
Sobre las faltas de ortografía… Cometo pocas, pero las que cometo… Por cierto, creo que no tengo instalado el corrector en mi procesador. Lo digo en serio. No sé ni como se activa. Tengo que mirarlo, por que probablemente hubiera detectado esas cosillas.
Respecto al estilo, prefiero mantener las descripciones por que me encanta recrearme en esos pequeños detalles. Puedes estar sentado en la mecedora, o puedes estar guardando la tarde en el porche de entrada, con el vaivén y el crujir de una vieja mecedora que antaño fue de su padre y antes incluso, de su abuelo.
Matices. 🙂
Sinceramente, en 50 palabras no me planteo contar una historia completa. Ese no es mi objetivo.
Voy poniéndome pequeñas metas. En este texto he puesto en práctica:
– Aumentar el número de veces que reviso el texto.
– He dejado enfriar el texto dos o tres días. No lo había hecho nunca y la verdad es que le pegué un último tijeretazo antes de subirlo (de ahí que me sobren 40 palabras).
– He trabajado intensamente en las comas. Haciendo caso a comentarios del ejercicio anterior.
– He trabajado con calma algunas palabras que surgieron de una forma y al final las he ido modelando para que tuvieran consonancia con todo el texto.
– He realizado la lectura en voz alta. (Unas veinte veces).
– He compartido el texto con alguien de confianza antes de publicarlo.
– He hecho MUCHO caso a los comentarios de ese alguien, sin perder mi estilo y criterio.
– He buscado un final, ya que tiendo a dejarlo totalmente abierto.
No se si me dejo algo…
Todo esto además de escribir, buscar el emplazamiento idóneo, etc…
Gracias por tus palabras. Son de gran valor.
Mot: Gracias por venir. “Joe en el abrevadero” ¡bien podría haber sido el título! 😀
Mira que he trabajado las comas, pero tienes razón en que además de que lo diga esa señora que se llama RAE, después de mi tía MAE la coma sobra. 😛
Suena incluso mejor sin la coma. Lo he trabajado, pero tengo que pillarle el truquillo por que tengo el feo hábito de poner comas como si fueran gratis.
Gracias por tus palabras.
Osvaldo Vela: Gracias por pasarme y dedicar unos minutitos a leer “mis cosillas”.
Es posible que haya caído en los tópicos sobre el lugar. Tengo constancia de que Oklahoma es la región con mayor crecimiento económico per cápita de todos los EUA.
También debo confesar que jamás he estado allí.
En efecto, tengo como objetivo escribir novelas, pero primero debo pulir muchos aspectos técnicos.
Actualmente estoy trabajando en la estructuración y documentación de una primera novela, pero quiero depurar y definir mi estilo ya que tengo intención de que haya continuidad.
Gracias por tus palabras que me dan fuerza y me animan a seguir.
Marzul: Es un placer contarte entre mi lectores. Es realmente ilusionante cada vez que recibo palabras que me indican que estoy andando el camino correcto. Lo escribo como me gusta imaginarlo, pero créeme que sin la limitación de palabras aún podría darle forma, olor e incluso sabor al óxido de los viejos carteles de la gasolinera.
Dentro de las descripciones me impongo mis propios deberes. Un días describo el lugar, otro el clima, otro los sonidos, otro los olores, otro la ropa, etc… Hay muchos matices en cada pequeño detalle y hay que aprender a dominar las expresiones para cada posibilidad.
Seguiré en la brecha.
Creo que he respondido a todos, pero si me he saltado a alguien, gracias por pasar y por comentar.
Dejaré de aprender el día que esté muerto y, para entonces, espero ser muy sabio.