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Una parada necesaria - por Carlota BaronchelliR.+18
Detuvo el coche a la entrada de la gasolinera. Había luna llena, pero la escasa iluminación haría que pasara desapercibida. Se puso los guantes y la bufanda antes de salir del vehículo,
– Buenas noches, me cobra veinte de gasolina sin plomo y estos chicles.
– Claro, señora. ¿Con tarjeta?
– No, en efectivo.
No podía arriesgarse a ir dejando un rastro fácil de su huida. La sola idea de volver al infierno en el que había vivido los últimos veinte años le producía pánico. Habían sido muchas las veces en las que había tenido que fingir una sonrisa y maquillarse de más para disimular los hematomas.
Se colocó al volante mientras le llenaban el depósito, repasando en silencio su plan. Conduciría por la carretera vieja del pequeño bosque que había cercano a su pueblo y buscaría un lugar apartado dónde enterrar el cadáver que había escondido en el maletero. Así de sencillo. Así terminaría el infierno. Luego al aeropuerto dirección a cualquier sitio. Cualquier sitio resultaría un paraiso sin aquella presencia.
Esta vez no le dejó tiempo a reaccionar. Llevaba meses deseando hacerlo. Cuando oyó girar la cerradura de la puerta de entrada, agarró el cuchillo que había escondido bajo un libro de la estantería del vestíbulo y lo esperó en posición de ataque. Hundió el arma todo lo que pudo en su costado derecho y mantuvo agarrado el mango hasta que dejó de escuchar sus gritos y el sonido de su respiración. Como pudo, lo arrastró hasta el salón y lo envolvió en la vieja alfombra que guardaba en el armario del trastero. Trasladó el pesado bulto al ascensor y después hasta el coche.
-Señora, tiene una rueda pinchada. Déjeme que le ayudo a cambiarla. Si me abre el maletero, yo me ocupo.
La voz del dependiente la había sacado en un segundo de sus pensamientos. Su corazón latía acelerado y empezó a sudar. Este contratiempo no figuraba en su guión.
-No, no es necesario…esto…
-Pero la rueda está casi en el suelo. Así no va a llegar a ninguna parte.
El chico se acercó a la ventanilla del piloto y extendió su mano esperando que ella le diera la llave. Se quedó paralizada, mirándolo fijamente, como si sus ojos quisieran explicarle algo que no podía contar en voz alta.
-No importa, creo que tengo un gato y una rueda de repuesto en mi coche. Ya me la devolverá. Además, su marido suele venir por aquí a repostar.
-Gracias…esto…es que no se donde tengo la llave del maletero.
“Su marido” había dicho. Le conocía. De repente, la cara de aquel desconocido que le brindaba ayuda le resultó familiar, Era el mismo que le había llevado la compra a casa el día de la última paliza. Ella le había abierto la puerta con la nariz rota y aún sangrante.
En cinco minutos volvía a tener el vehículo preparado para su huida. Arrancó sin pensarlo dos veces y no miró atrás. Condujo nerviosa hasta el sitio elegido. Cavó durante horas y enterró profundo un pasado en el que no quería volver a pensar.
De camino al aeropuerto, sonó un mensaje de wassap en su móvil. Descubrió extrañada que el remitente era "Chico super".
– Ve tranquila. Se lo que te hacía.
Comentarios (15):
Alex
18/11/2017 a las 14:33
Genial. Me ha hecho visualizar la historia mentalmente, al tiempo que iba leyendo.
Me ha transportado a una noche sórdida de alguna película de Almodóvar, con Carmen Maura hecha un manojo de nervios, al volante de un viejo Ford Taunus.
No hay nada mejor a la hora de leer, que consigan hacer volar tu imaginación.
Felicidades. Conmigo lo has logrado.
Pásate por el Noroeste de Oklahoma a visitar mi gasolinera. Tal vez yo tenga un gato y una rueda que prestarte.
José M. Fernández
19/11/2017 a las 18:15
Hola Carlota:
Me ha gustado tu relato, especialmente cómo has sabido mantener oculto el desenlace hasta el final. Eso es lograr la intriga. También bien el planteamiento de las solidaridades ocultas, ingenioso.
Saludos.
Churri
19/11/2017 a las 19:25
Hola Carlota B,
Muchas gracias por el escrito … lo que más me ha gustado es que al final mi ojos se han abierto fruto del desenlace … me has hecho pasar un segundo sorprendente … solo faltó una nota aguda de violín como cierre.
Quiero leer más cosas tuyas … ánimo!
Carlota Baronchelli
19/11/2017 a las 19:54
Muchas gracias por los comentarios. Es la primera vez que participo y me ha hecho mucha ilusión. Un saludo
Josito
19/11/2017 a las 21:01
¡Qué bien escrito, qué capacidad para generar intriga y cuánto talento rezuman esas letras!
¡Enhorabuena!
A escribir más
Laura
20/11/2017 a las 00:44
Hola Alex.
Soy Laura del 53.
Gran relato, con un final a toda orquesta.
Una única duda: ¿Cómo sabía el muchacho el número del móvil de ella?
Por lo demás, nada que señalar. La tensión la has manejado maravillosamente.
Hasta la próxima propuesta.
Laura
20/11/2017 a las 00:46
Disculpa. No sé por qué te cambié el nombre. Eres Carlota. No me equivoqué con el comentario.
Ahora veo. Alex fue el primero que te comentó.
Y felicitaciones por ser tu primera presentación.
Carlota Baronchelli
20/11/2017 a las 10:11
Hola, Laura: Primero que nada agradecerte tu comentario.
Ella tenía grabado el número de móvil del chico porque le había llevado la compra alguna vez. Yo me imaginé un supermercado pequeño de barrio y que ella hacía la compra por teléfono a veces. Pero tienes razón, es un cabo que no está bien aclarado.
Un saludo.
Palabriamante
23/11/2017 a las 17:22
¡Hola,Carlota!
Me ha encantado tu relato, no sólo por el final, sino también por ciertos detalles,como la palabra “hematomas”,con la que aclaras la situación de la protagonista, así como por el retroceso en el tiempo para explicar bien la historia. Además,el suspense está muy bien logrado.¡Enhorabuena!
Carlota Baronchelli
24/11/2017 a las 18:27
Gracias por tu comentario, Palabriamente. Me pareció una buena oportunidad para visibilizar un poco más el problema de la violencia doméstica. Aunque lo que hizo la protagonista no es la solución adecuada, intenté que quien lo leyera pudiera entender a la protagonista, como hizo el chico de la gasolinera. Un saludo
Carlota Baronchelli
24/11/2017 a las 18:28
Perdón, quise decir Palabriamante
Thomas Carnacki
28/11/2017 a las 17:18
¡Hola Carlota.!
Relato sencillo pero contundente, con mucho ritmo. Gracias a ello se lee de un tirón. La trama es simple y predecible su desenlace, pero aún así has logrado darle un toque personal a la historia que la sonar agradable, y no menos sugerente.
Si quieres mejorar tus textos busca algún artículo para leer sobre “mostrar vs contar” (aquí en literautas tienen algo de información al respecto), te ayudarán muchísimo y harán que tu prosa no suene forzada ni rebuscada, y forjarás así un estilo propio. Te aconsejo que te instruyas y verás a qué me refiero 😉
Que sigas evolucionando, no dejes de escribir. Un saludo, hasta la próxima. ¡Nos estamos leyendo!
Carlota Baronchelli
28/11/2017 a las 19:44
Muchas gracias por tu comentarlo, Thomas. Tomo nota. Se trata de eso, de aprender y mejorar y crear un estilo propio. Un saludo.
Carmen
09/12/2017 a las 10:18
Uauuuu Carlota. Me ha gustado muchísimo. Sin lugar a dudas, has sabido mantener el suspense… Para mí tampoco queda muy claro por qué tiene el número del chico. Pero por lo demás estupendo, prosa fácil de leer y para mí nada rebuscada. Espero q sigas participando. Un saludo. Carmendiscomera
Rubisco
06/01/2019 a las 12:21
Carlota, has sabido transmitir la anguistia y que sintiese empatía poniéndome en la piel de la protagonista….enhorabuena. Me gustaría leer otros!!