Literautas - Tu escuela de escritura

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La pena y la condena. - por MARÍA JESÚSR.+18

Habían pasado cuarenta y dos años, pero el recinto que albergaba la antigua gasolinera permanecía allí, muy deteriorado por el abandono y el implacable paso del tiempo. Los antiguos surtidores habían sido objeto de vandalismo, y de ellos no quedaba nada más que viejas estructuras de hierro oxidadas. El pequeño edificio donde se encontraba la tienda se estaba viniendo abajo, su puerta había sido arrancada y tenía el tejado medio hundido. Le estancia se había convertido en un lugar triste y desolado.

Me puse a pasear despacio por el lugar, fumando un cigarrillo, mientras mi mente viajaba cuarenta y dos años atrás, y me convertía en un adolescente gamberro en busca de aventura. Recordé la fatídica noche que a mi amigo Moisés y a mí se nos ocurrió la idea de gastarle una broma a Paquito, el empleado de la gasolinera y blanco de muchas de nuestras chanzas. Paquito tenía treinta y ocho años, pero se le conocía por ese diminutivo ya que su aspecto era enclenque y asustadizo y tenía un ligero retraso mental.

Aquella noche, que ahora se llama Halloween, pero que en aquel entonces era el día anterior a la fiesta de todos los Santos, Moisés y yo nos disfrazamos de fantasmas con viejas sábanas que mi madre guardaba en el armario del trastero, y fuimos a la gasolinera a darle un susto a Paquito. Éste se encontraba en el interior de la tienda escuchando la radio, ajeno a todo, enfrascado en una radionovela. Moisés, que era muy hábil, se las ingenió para cortar el suministro eléctrico de las instalaciones, eran más de las ocho de la noche, y todo se volvió oscuro de repente. Cuando Paquito, al verse sin luz, salió al exterior muy confuso buscando una explicación, lo que se encontró fue las siluetas de dos fantasmas qué, iluminados por una linterna, hacían muchos aspavientos a la vez que gritaban ¡Uhhh! ¡Uhhh!

El pobre Paquito, horrorizado, quiso encerrarse en la tienda, pero, con las prisas, tropezó con el escalón que había en la entrada de tal manera que se golpeó en la frente y cayó inerte en el suelo. Moisés y yo nos desprendimos de las sábanas en el acto y fuimos a socorrerle.
― ¡Paquito! ― Chillé zarandeándole.
Pero éste no contestó, había caído de espaldas y cuando le di la vuelta tenía una profunda herida que sangraba profusamente. Ahora fue a nosotros a quienes nos invadió el pánico, un pánico atroz por lo que habíamos hecho.
― ¡¿Está muerto?! ― Preguntó Moisés con la voz temblona.
― ¡No sé, tío, creo que sí! ― Respondí buscándole el pulso.
― ¡Y ahora! ¿Qué hacemos? ― Volvió a preguntar Moisés.
― ¡Vayámonos, vayámonos de aquí echando leches! ― Exclamé recogiendo las sábanas apresuradamente y emprendiendo la huida.

Pagamos caro nuestra cobardía. Yo, particularmente, he pasado mi vida entre reformatorios e instituciones penitenciarias, porque la Guardia Civil nos echó el guante al encontrar las huellas dactilares de Moisés en el cuadro de luz de la gasolinera. Mi amigo y cómplice se suicidó muy joven, en el reformatorio, atormentado por la culpa. Yo purgué la mía convirtiéndome en un pendenciero que se arruinó la vida juntándose con gente poco recomendable. Nunca he sido capaz de encarrilar mi destino, siempre he estado al margen de la ley, cometiendo pequeños atracos que me conducían derecho a la cárcel, una y otra vez, una y otra vez…

Tengo cincuenta y siete años y acabo de salir por enésima vez de Alcalá Meco. Hoy hace cuarenta y dos años que acabamos con la vida de Paquito, un pobre infeliz que no se merecía morir de esa manera. He querido acercarme a la vieja gasolinera para rendirle un pequeño homenaje trayéndole unas flores, un acto simbólico que llevo a cabo cada año, si me encuentro en libertad. No sé por qué lo hago, pero a medida que se acerca la fecha me invade esa necesidad.

Sigo fumando relajadamente mientras espero a mis colegas. He quedado con ellos en ésta vieja gasolinera para planear nuestro próximo golpe. La vida en libertad no me sienta bien, mis condenas son cortas y tengo que reincidir para volver de nuevo a la cárcel donde soy un viejo conocido. Sé que podría honrar la memoria de Paquito de otra manera, pero no soy capaz.

Comentarios (36):

ANGEL CLIMENT

19/11/2017 a las 11:02

Hola, tierna y dura historia a la vez, muy bien reflejada y sabiendo hacer que el lector sienta pena por y con ese ser que por una broma hecho su vida a perder.
Me encanto. Saludos

Alex

19/11/2017 a las 12:27

¡Que buena historia!

Es diferente. Cuenta algo que bien puede ser tan real colo la vida misma.

Desde la antigüedad, el ser humano ha sido, en la mayoría de las ocasiones, capaz de acometer atrocidades, pero incapaz de cargar con el peso que causan en su conciencia.

Si no has leído “El crimen y el castigo” de Dovstoyeski, creo que podría interesarte. Y si lo has hecho, lo escribo por si a alguien le interesa.

Me ha gustado mucho que no tenga un final bonito. Por que le pega justo lo que has escrito.

Si quieres, pásate por la vieja gasolinera de mi tía Mae. Un cuantos textos más abajo.

Saludos.

J.Sfield

19/11/2017 a las 20:25

Hola, María Jesús

En cuanto a la forma de tu texto, sólo puedo decir que me ha gustado cómo está escrito, el vocabulario, el ritmo… A mejorar, la estructura de los diálogos.

En cuanto a la historia, no puedo decir que me haya encantado o sorprendido, pero creo que es de esas que te hacen reflexionar. Y el final, sin ser de los que te dejan con la boca abierta, me ha gustado.

Enhorabuena por tu escena!!!

Saludos

charola

19/11/2017 a las 21:58

¡Hola, María Jesús!

Un relato bien escrito, con una buena trama y un mejor final. Te deja pensando cómo dos vidas se malograron a raíz de una broma casi inocente. ¡Enhorabuena!

Algunas cosas para mejorar:

-Para todos los diálogos después de la raya de inicio no debe dejarse espacio.
-Los verbos chillé, preguntó, respondió y exclamé son verbos dicendi, por lo tanto, deben estar en minúscula y la raya pegada a estos.
– esta vieja gasolinera (esta, sin tilde).

Espero haberte ayudado.

Felicitaciones. Un gran relato. Un beso.

Thomas Carnacki

19/11/2017 a las 22:17

¡Hola, María Jesús!

Te felicito por tu trabajo. Buen ritmo, descripciones evocativas y prosa sugerente. La trama atrapa al lector y es trágica pero reflexiva a la vez, enmarcada dentro del género realista. Has logrado plasmar con crudeza la vida de nuestro protagonista caído en desgracia y carcomido por la culpa.
Un gusto leerte, sigue así 😉
Hasta la próxima, ¡Nos estamos leyendo!

Menta

19/11/2017 a las 23:33

Buenas noches María Jesús: Me ha gustado mucho leer tu relato. Lo has escrito con mucho ritmo, con prosa sencilla y precisa.

El tema se las trae, es muy duro: dos adolescentes que son capaces de gastarle bromas pesadas a un deficiente (ya apuntaban maneras). El desenlace de la broma con la muerte del deficiente y sus vidas rotas.

Lo has plasmado todo muy bien y es verdad, como dicen otros compañeros, nos has hecho reflexionar.

Sólo decirte dos cosas: “Le estancia se había convertido en un lugar triste y desolado.”
Es: “La estancia”

La otra es que me parece que no se debe poner así aunque quieras expresar que sintió asombro a la vez que preguntaba a su amigo: “― ¡¿Está muerto?! “,sobra uno de los signos.

Por hoy nada más, enhorabuena por tu escrito. un saludo, Menta

Laura

20/11/2017 a las 00:41

Hola María Jesús.
Soy Laura del 53.
Felicitaciones por el tono íntimo que has dado al protagonista. Realmente un relato excelente.
Nada que señalar a mi ver. La letra escapada ha debido ser un error por la concentración en el relato en sí. Nada de importancia.
Hasta la próxima propuesta

Nela Kato

20/11/2017 a las 13:56

Hola, María Jesús!

Como no empezamos muy bien el mes pasado, te hago una visitilla =). Tu relato me ha transmitido cierta intención moralista que no comparto. El hecho de que uno de los jóvenes se suicidase me ha parecido demasiado triste y cruel con un personaje que, después de todo, no había tenido intención de dar más que un susto. Sería terrible si esto pasase en realidad. Con el protagonista pasa lo mismo, un acto malicioso y un hecho desafortunado lo convierten en un criminal para el resto de su vida? Vaya por Dios… Es un poco como el Dios implacable del antiguo testamento, no? Me gusta pensar que vamos superando algunas cosas =).
Te las apañas muy bien con la ortotipografía de los diálogos. Yo tengo que aprender!

Saludos!

Jose Luis

20/11/2017 a las 17:48

Hola
Gracias por tu comentario a mi cuento
A ti te ha quedado un relato bastante redondo (quitando esos pequeños errores gramaticales y ortográficos que han señalado otros compañeros). Añado esto:
Pagamos caro nuestra cobardía —————- cara

El cuento tiene sentimiento, melancolía, y deja percibir el arrepentimiento del personaje que narra la historia. Buen trabajo.
Un saludo

Robert M. Roderick

20/11/2017 a las 21:04

Hola, María Jesús:

Es un placer volver a leerte.

La verdad es que no puedo aportar mucho más de lo que ya te han comentado los compañeros. Lo único, quizá, es que me da la sensación de que mencionas demasiado el nombre de Paquito. Podrías hacer referencia a ese pobre hombre de muchas otras formas; “pobre hombre”, sin ir más lejos.

El texto está muy bien desarrollado y muestras una historia tan sensible como dura y trágica.

¡Enhorabuena!

MOT

21/11/2017 a las 11:44

Hola MARÍA JESÚS.

¡Una admiradora! !Mi primera y única admiradora! … Mola mazo, je je je

Bromas aparte, un millón de gracias por pasarte por mi relato, me alegraste el día…

Ando muy mal de tiempo (rollos médicos) estos días y quería decirte que en breve (en cuanto pueda) comentaré más en profundidad esta maravillosa y potente historia QUE ME HA ENCANTADO. Quiero dedicarle un tiempo del que ahora no dispongo. PROMETIDO…

Saludos y un cordial abrazo…MOT

Henar Tejero

21/11/2017 a las 12:22

Hola María Jesús,
Tremenda y dura historia, en la que se ve el arrepentimiento del protagonista por aquella gamberrada de niños.
Aunque no ha sabido encauzar su vida, yo creo que no es tan malo. La vida, a veces, nos hace débiles.
Se lee con facilidad y está bien redactado.
En definitiva, muy buen relato.
Gracias por comentar el mío.
Saludos

Patricia Redondo

21/11/2017 a las 14:06

¡Que relato tan tremendo! De una lado la historia de dos personas que por pura diversión abusan de un debil, con funestas consecuencias. De otro esa especie de destino terrible del que parece que no se puede escapar.

Esta muy bien, remueve nuestro interior y eso es lo mejor que se puede decir de un relato

Gracias por pasarte por el mio y comentar

Nos leemos!

Luna Paniagua

21/11/2017 a las 18:21

Hola María Jesús, me ha gustado mucho tu relato, y sí creo que podría ser una historia real, no me parece en absoluto una exageración aunque tampoco pienso que ocurra así siempre.
Es duro, directo y sin sentimentalismos innecesarios.

Aparte de lo que te han dicho, un par de cosas:
gritaban ¡Uhhh! – O dos puntos después de gritaban, o uhhh en minúsculas (yo pondría dos puntos)
No se pone punto en el título.

Un saludo, Luna

Jose Ramón Campoamor

22/11/2017 a las 14:15

Muy bueno tu cuento. Se lee de un tirón. Me encanta, cómo a pesar de decirnos que el protagonista es carne de presidio y porque, consigue que al final, el lector, sienta lástima por una vida desperdiciada, en lugar de rechazo por tratarse de un delincuente reincidente. Todo ello con un lenguaje directo y claro. Tampoco está nada mal el uso de la primera persona. Creo que de esta forma cargas todavía más de dramatismo la historia, porque cuenta con la carga de realidad de alguien que ha sido testigo directo y protagonista. Te leere en el proximo ejercicio.

Ramón Temes

22/11/2017 a las 19:50

Esta muy bien escrito tu relato.

La idea que transmite sobre la culpabilidad y las consecuencias de los actos irreflexivos de los jóvenes es algo que ha preocupado a los padres y a la sociedad de todos los tiempos.

Es bastante duro y no incluye ni perdón ni olvido. Esto es sólo una reflexión sobre tu texto pero, al final, es un relato y está muy bien hecho.

Saludos

María Kersimon

23/11/2017 a las 16:24

Hola María Jesus,
Tu relato está muy bien redactado y bastante redondo. Es original empezarlo desde el final e ir desgranando los recuerdos a medida que avanza, dejando para el desenlace la descripción de la condición actual del protagonista. El tema, en mi opinión, está un tanto sobredramatizado y esto le resta credibilidad. A unos niños no se les iba a arrestar por haber hecho una broma inocente. Tratándose de una accidente, no tiene lógica que haya tenido estas consecuencias tan funestas. El aspecto moralizante, para mí, muestra demasiado la intervención intencionada del escritor y lo hace menos genuino. Es tan sólo una opinión personal. Espero volver a leerte muchas veces.
Saludos.

Sara Sierra

23/11/2017 a las 20:27

María Jesús.
primero que nada, gracias por tu comentario a mi pequeño relato.
El tuyo me ha encantado, tengo que decir que sentí la carga que el protagonista refleja al paso de los años.

Me parece una historia creíble, injusta por la edad del protagonista y su compañero, pero que se puede dar en varios países.

El otro punto interesante es el que tocas con respecto a los reformatorios y cárceles, en los que a personas que entran por cosas como estas (accidentes, robos por hambre, travesuras etc)
se exponen a la enseñanza de delinquir.

Felicidades

Yoli L.

23/11/2017 a las 22:54

Hola María Jesús

Interesante tu propuesta, muy llena de imágenes.

Entre los mejorables:

– Moisés lo mencionas 7 veces en un texto tan corto, se podría cambiar por amigo, por ejemplo. Paquito lo mencionas 9 veces y algunas muy seguidas.

– en lo personal esto no me suena bien: … una y otra vez, una y otra vez…

– Charola te comentó sobre los verbos dicendi.

– Y con respecto a lo de los signos interrogación y exclamación en la misma frase, Fundeu indica que si se pueden repetir los signos como énfasis y que se considera válido abrir solo con exclamaciones y cerrar solo con interrogaciones o a la inversa: ¡¡Entró?? ahí les dejo el link para que amplien.
http://www.fundeu.es/recomendacion/interrogacion-y-exclamacion-usos-de-los-signos-ortograficos/

Sería un gusto recibirte en mi relato, que me des tu opinión si es ¿Pesadilla o realidad? es el #169

Nos leemos
(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

MOT

24/11/2017 a las 11:24

Hola María Jesús. Tal y cómo te prometí, vamos a por ello…

Me ha gustado tanto la historia, que después de releerla tres veces, me atrevo a comentarte las “cosillas” que creo haber detectado como “faltas” y como “mejorables”, siempre desde un punto de vista totalmente constructivo y sincero por parte de un novato como soy yo.

* FALTAS

-Creo que, desde 2010, con la nueva grámatica de la RAE, en las siguientes palabras (mayúsculas), sobra el acento:
“…susto a Paquito. ÉSTE se …”
“Pero ÉSTE no contestó…”
“…quedado con ellos en ÉSTA vieja gasolinera…”

-No lleva acento esa palabra: “…de dos fantasmas QUÉ…”

-En la frase “Pagamos caro nuestra cobardía” lo correcto es CARA (la cobardía…)

-En la frase “…encontró fue las siluetas…” se debe usar FUERON, porque hace referencia a las siluetas, en plural; para usar FUE debería ser “…encontró fue la silueta de dos fantasmas…”

* MEJORABLES

-En los diálogos, pienso que “cargan” demasiado tantos signos de exclamación.

-En la frase “Exclamé recogiendo…”, creo que ganaría si se cambiara por “Exclamé mientras recogíamos las sábanas apresuradamente y emprendíamos la huída”

-El siguiente párrafo yo lo redactaría así, creo que mejoraría:

Pagamos caro nuestra cobardía: la Guardia Civil nos echó el guante al encontrar las huellas dactilares de Moisés en el cuadro de luz de la gasolinera.
Mi amigo y cómplice se suicidó muy joven, en el reformatorio, atormentado por la culpa. Yo, que he pasado mi vida entre reformatorios e instituciones penitenciarias, purgué la mía convirtiéndome en un pendenciero que se arruinó la vida juntándose con gente poco recomendable.

-Y por último, una tontería que quizás daría un pelín más de impacto final. Yo haría que la última frase estuviese sola, haciendo de cierre. Así:

…donde soy un viejo conocido. (ahí el punto y aparte)
Sé que podría honrar ….

Bueno, me despido y a ver si te veo en el próximo MUE.

Saludos y ENHORABUENA por un MAGNÍFICO relato…

Antaviana

25/11/2017 a las 18:00

Te felicito por tu relato Maria José.
El texto invita a seguir leyendo y la historia se hace amena, es original. Así que lo tiene todo.
Me gusta como escribes!

Si te apetece, mi relato es el 80

Un saludo!

Antaviana

25/11/2017 a las 18:05

Maria Jesús, no Maria José 😉

Vespasiano

25/11/2017 a las 19:39

Hola Maria Jesús:

Primero agradecer tu paso por mi relato y comentarlo.

Tu historia me ha parecido impactante. Una broma desagradable que acaba en tragedia. Veo la desesperación de los dos amigos y la mala elección de la huida en vez de pedir ayuda que sin duda le hubiesen valido de atenuante a la hora del juez emitir un veredicto. No obstante el vivir con una carga así dentro del pecho no debe ser nada fácil.

Veo que ya te han apuntado algunas cosas a mejorar, con las que estoy de acuerdo.

Felicidades.

R.J. Esperanza Pardo

25/11/2017 a las 21:28

Hola, Mª Jesús
Ya estoy aquí.
La línea argumental del relato, comenzando a modo de recuerdo en la primera escena, con aquel hecho desencadenante y además en el mismo lugar donde ocurrió, me parece una muy buena introducción.

El lenguaje y la redacción del autor es clara, como siempre, y se agradece, quizás en ocasiones utilices sinónimos (triste y desolado, abandono y el implacable…). El primer párrafo se me queda un poco “lento”, sé que son recuerdos, pero utilizas alguna forma pasiva, que no son muy apropiadas para la ficción, paralizan demasiado la acción, son más para otros medios de comunicación escrita).

Me he fijado en la voz del narrador, habla demasiado “bien”, tan bien como la autora. Y se me ocurre que, el protagonista ha pasado toda su vida encerrado entre rejas, “de pendenciero”, podría haber una mina en la caracterización de su voz, podrías haber interpretado una voz con algún rasgo diferente, menos plana, así hubiera adquirido más credibilidad tu personaje-narrador y se hubiera enriquecido el texto. El tono de la narración no es que sea demasiado formal, pero debería ser, para mi gusto, algo más coloquial.

No estoy completamente segura de si el tema o el mensaje del relato es una denuncia al sistema judicial retorcido e ineficaz que, lejos de rehabilitar a estos dos adolescentes, les arruina la vida trágicamente. Me parece un buen mensaje, aunque parezca increíble, lo cierto es que la realidad supera la ficción en las cárceles y en el sistema judicial. Es para pensar.

Lo del aspecto moralista del autor que he leído por algún comentario parece que podría darse, yo lo he intuido, aunque quizás sea el haber tenido que relatar tantos recuerdos y sentimientos difíciles, tanto de él como de la de su amigo, y no haya quedado más remedio que recurrir al “contar” en lugar de al “mostrar” con acciones. Yo tengo la convicción de que en estos relatos tan cortos lo que funciona son las escenas, en realidad se denominan así.

En resumen, que he disfrutado leyendo un relato claro y que me ha hecho meditar su mensaje. Ojalá te sirvan a ti o alguien estas sugerencias de novatilla aspirante, y si no, pues siempre está la papelera.

Un abrazo.

JeSS

26/11/2017 a las 16:15

¡Hola Maria Jesús!
Tu relato está muy bien escrito, tiene buen ritmo. La historia no me engancha y es porque hay un par de detalles que a mi parecer quedaron flojos.
El primero es la narración del protagonista. Conoce muchos detalles, como por ejemplo la edad exacta de Paquito, entonces no permites que uno se conecte directamente con la historia puesto que el protagonista no tiene un lenguaje fluido o coloquial como debería tenerlo.
Lo que me lleva al segundo punto. Al principio del relato hay muchas descripciones, narras no muestras, todo resulta muy plano. Pero al final, si comienzas a ver matices del protagonista. Como lector si te involucras en la historia. Pero eso debió pasar desde el primer párrafo, sobre todo si se trata de un narrador en primera persona.
En cuanto al contenido, la historia es redonda. Es perfecta para el personaje, es una anécdota, un personaje que conoces pero que dejas ir, y eso particularmente a mi me gusta, un personaje que puedas aprender algo de el, y luego como lector lo puedes dejar ir, porque ya no tiene nada más que aportar.
En los comentarios de mi relato respondí algunas de tus inquietudes. Gracias por comentar
Nos estamos leyendo

Roster

26/11/2017 a las 21:32

HOLA María Jesús:
¡Gracias por comentar mi relato!.El tuyo muy bueno, estructura estupenda, cuentas una verdadera historia de principio a fin, Y el final redondea magníficamente, sorprendiendo pero lo justo. Espero pasar un buen rato leyéndote pronto.
Saludos

María Jesús

26/11/2017 a las 22:03

Gracias a todos los que me habéis comentado: He querido hacer un texto entretenido, sin intenciones moralistas, como me han dicho. Me he limitado a contar una historia que bien podía haber pasado. Cuando alguien hace una broma y a consecuencia de ello muere alguien, creo que podía considerarse homicidio involuntario, de ahí que los protagonistas, dos adolescentes, pasaran por el reformatorio. No es descabellado que uno de ellos se suicidase tras perder un poco la cabeza debido a lo sucedido, y por eso mato a Moisés. También me han dicho que parece raro que se recuerde la edad exacta de la víctima, bueno ¿quien olvidaría un dato así tras lo sucedido? Me han dicho también que describo demasiado el lugar, bueno, son opiniones, a mí me parecía adecuado hacerlo,situar al lector en un escenario que en su día fue un negocio rentable y tras la desgracia se viene abajo, no es descabellado, tampoco. En cuanto a que el protagonista se exprese bien, y no en lenguaje coloquial, pues pienso que no tiene por qué ser un analfabeto por el hecho de ser gamberro, y aunque se haya pasado la vida en cárceles, bien ha podido pasar su ocio leyendo o estudiando. Gracias a todos por vuestras aportaciones.

Rafael

26/11/2017 a las 22:17

Me ha gustado mucho la primera parte hasta el último diálogo, historia original, bien escrita, me gusta como cuentas una historia muy dura con un tono suave, tierno, que le sienta genial al relato.

Pero has escogido un final harto convencional, yo hubiera rematado con algo espectacular, por lo demás genial.

Y te digo algo parecido a lo que me comentaste, pienso que tu microrelato da para más, la investigación, esa estancia de estos 2 tios en la carcel, el juicio, los interrogatorios etc. da para novela y hasta para peli si se sabe llevar bien, ya tienes material para futura novela 🙂

R.J. Esperanza Pardo

27/11/2017 a las 11:05

Hola, Mª Jesús
No sé si, cuando comentas: “En cuanto a que el protagonista se exprese bien, y no en lenguaje coloquial, pues pienso que no tiene por qué ser un analfabeto por el hecho de ser gamberro, y aunque se haya pasado la vida en cárceles, bien ha podido pasar su ocio leyendo o estudiando”, te refieres a la sugerencia que hice en mi comentario anterior. Si es así, me gustaría aclarar que yo en ningún momento he dicho que alguien que haya pasado la vida delinquiendo, en cárceles y reformatorio, tenga por qué ser analfabeto, puede que incluso haya tenido más tiempo para estudiar. En absoluto tiene nada que ver una cosa con la otra. Pero sí creo que las jergas, profesionales o no, el tono, ciertos rasgos del habla o coletillas se “contagian”, como los acentos de las regiones, es la forma de hablar. Cuando se narra en primera persona, el tono y la voz de la narración tiene que corresponder al narrador y tú lo has hecho perfectamente bien, lo mío era una simple ocurrencia que podría haber ayudado: meter algún rasgo, coletilla que caracterizara el tono de la voz del narrador-protagonista. Evidentemente el relato es tu creación, y lo nuestro son opiniones.
El tono la narración se divide en tres: coloquial (y nada tiene éste que ver con ser o no analfabeto), formal, e informal, precisamente estaba estudiándolo este mes. De ahí mi aportación. Espero haberme explicado mejor ahora.
Un abrazo, seguimos leyéndonos.

María Jesús

27/11/2017 a las 14:37

Quizá me he expresado mal, cuando he utilizado la palabra “analfabeto”, al referirme al uso de lenguaje coloquial, bueno, quizá no, es que me he expresado mal. Entiendo lo que me dices, R.J, y sí posiblemente debí haber usado un lenguaje más “de barrio”, pero no se me ocurrió, jeje.
Precisamente ahora estoy escribiendo un relato donde el protagonista es un chico de mala vida pero educado en un ambiente exquisito (está basado en un hecho real)y los diálogos serán cultos, de buena escuela, y chocará mucho la manera de expresarse del protagonista, con los ambientes en los que se mueve.

María Jesús

27/11/2017 a las 15:40

Quizá debí poner “talego”, en vez de “institución penitenciaria”, pero no se me ocurrió.Supongo que es eso a lo que te querías referir, R.J.

R.J. Esperanza Pardo

27/11/2017 a las 16:04

Por ejemplo!! Sí!! a veces esos detalles aportan mucho, y el lector se cree más todo lo que le cuentan, la forma influye mucho, estoy con el movil pero te leo

Mª Jesús Hernando

27/11/2017 a las 17:55

Hola tocaya, como te prometí paso por tu relato. No te hago consideraciones de forma y demás porque ya tienes algunas y para mi es más importante la historia y sus personajes. En este caso me parecen ambos buenos y el título muy acertado, porque en la pena del protagonista que trasluce el relato lleva su propia condena. Muchas gracias por haber pasado por el mio y ha sido un gusto leerte, hasta el próximo.

María Jesús

27/11/2017 a las 18:54

Pues tienes razón R.J para que te voy a engañar, la próxima vez procuraré estar más pendiente de esos detalles. Muchas gracias.

Mel Brown

01/12/2017 a las 18:42

Buenas tardes!
Esta muy bien tu relato María Jesús.
Felicidades

Jean Ives Thibauth

27/12/2017 a las 23:14

Hola María Jesús:

Un relato de lectura ágil y con una prosa muy limpia. Me ha gustado. Lástima que no se me ocurre de qué otra forma pudiera honrar a Paquito. ¿Acabando con su propia vida, por ejemplo?

Nos seguimos leyendo.

Un abrazo.

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