Literautas - Tu escuela de escritura

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Costumbre - por Gastón

Era más que un simple robot, pero no por mucho, no porque lo intentara, lo notas en su mirada, en sus ojos castaños y ajenos, en la mueca que entraña cierto rencor, no consciente ni expreso, mas si intuitivo e indiferente. Desprecia, con calma, sin apuro, con costumbre.

Olvídalo, déjalo pasar, ya no te debiera importar, las cosas son así y no queda más. Cada mañana es lo mismo de camino al trabajo, la parada de cinco minutos en Mejía y 6 de Diciembre es inevitable, necesaria para que hagan transbordo quienes vienen de la red integrada del Norte; necesaria para que por cinco minutos, aquellos que van a Equipetrol eviten ver la miseria del barrio de San Roque, aguanten con disimulo el hedor que se filtra por los vidrios, y olviden que hay algo más en el mundo que ellos mismos.

Son frías las mañanas, pero podrían ser peores, podrían ser frías y mojadas como en Febrero, podrían ser días y no solo mañanas, que siempre es consuelo pensar que pasadas las diez, ya no se aguantará el calor, que la piel de gallina pasará a ser piel de cerdo bañada en sudor que se pega a las ropas. Consuelos hay muchos, es solo tema de buscarlos, o mejor dicho, de creerlos, de no cuestionarlos, de no ponerlos en riesgo con racionalizaciones innecesarias que amenacen la ilusión.

Es relativo el tiempo, y lo digo no porque entienda la mecánica vanidosa y complicada que lo explica, sino porque se vive cada día en Mejía, donde dos universos colisionan bajo calmada inercia. Ya debiera estar acostumbrado, resignado, ¿Qué te cuesta hacer cómo el resto? Evadir miradas, fingir que en el centro del pasillo hay algo invisible pero tan importante, que nadie puede desviar la mirada, que por los ventaneles del tren la luz es tan clara, que si en un desliz de los ojos, llegas a observar algo, la contorsión que se dibuja en tu rostro se debe a eso, al sol, no a otra cosa.

Pero no puedes, esos ojos descoloridos pero castaños aún, te persiguen; ese rostro de facciones antropomorfas descarnadas por el mal hábito de no comer, se vislumbran tan claros en la memoria, tal y si como no fuera a través de un vidrio mugriento que los viste por primera vez, sino a tu lado, pegado a tu mejilla, años atrás.

Atrévete, desvía la mirada del imán invisible, busca a contraluz su semblante entre la multitud, al menos una vez, aunque provoques el ridículo mesurado de los caballeros que te rodean, aunque no la encuentres, aunque no quieras encontrarla, por lo menos esta vez, que si bien no será reparación del largo olvido en la que la tenías escondida, tampoco te va a matar, ¿o sí?.

Ya debieras estar acostumbrado, ¿qué no ves?, pero tan pocas cosas son como debieran.

Comentarios (4):

María Jesús

18/10/2017 a las 18:42

Hola Gastón, me toca comentarte, aunque si te soy sincera el texto es un poco complicado. Creo que intentas describir la desolación de una persona que ha perdido a su amada, y que vive como un autómata, sin ganas, desesperanzado. Esa es la lectura que yo hago. Corrígeme si me equivoco. La verdad es que utilizas un lenguaje muy rico,aunque en esta ocasión rezume mucha tristeza. No puedo decirte mucho más porque solo soy una aficionada. Un saludo.

Roster

21/10/2017 a las 20:25

Hola Gaston:

Verás, hay dos cosas importantes.

1) Demasiadas palabras vacías de contenido. Como si fueran simple relleno de una historia que podría llegar más al lector si fuera aquello de clara, concreta y concisa.
2) Tanto “no porque lo intentara, lo notas en su mirada” que no se entiende y los tiempos verbales no concuerdan, como “el hedor que se filtra por los vidrios” ¡es imposible que los vidrios filtren hedores ! Nos hace creer que no has corregido mucho y es una lástima ya que subyace una emotiva narración llena de sentimientos.
te seguiré leyendo. Hasta pronto.

MT Andrade

22/10/2017 a las 01:31

Hola Gastón
Todos los días, por unos miutos, alguien no es insensible a la miseria que ve y que conoce, aunque pretende no verla. Eso entiendo. Sí es así el texto es bueno aunque un poco recargado y extremo, por ejemplo en los cambios de temperatura en pocas horas. La narración del recuerdo confunde algo. Debí leerlo varias veces y el resultado es bueno.
Saludos

Luken

29/10/2017 a las 17:17

Hola Gastón:

Me ha parecido acertada tu manera de transmitir la desesperanza del personaje. El vocabulario que has utilizado, y las frases largas, con muchas comas pero apenas puntos, como arrastradas, han ayudado a transmitir esa sensación.

Sin embargo, me hubiera gustado ver algo más de desarrollo dentro del relato: que se fuera revelando la causa de ese sentimiento, que esa desesperanza fuera aliviándose (o acentuándose)… Al carecer de un desarrollo de este tipo, me ha dado la sensación de que es más una descripción, una foto de un instante, que un relato o una historia.

Saludos.

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