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Sutil anomalía - por Juan SauceR.
Web: http://juansauce.desafiosliterarios.com/
Era más que un simple robot. Poseía la misma fisonomía e idéntico rostro que el resto; pero él era diferente. Los demás solo paleaban el carbón para alimentar las calderas de las locomotoras; o descargaban las pesadas vigas de los camiones que necesitaba la creciente industria del acero; o bien trabajaban en la construcción de los modernos rascacielos que transformaban continuamente el paisaje de las metrópolis más importantes del mundo.
Él era capaz de hacer todo aquello, por supuesto. Lo que le diferenciaba era que experimentaba sensaciones que los demás no parecían percibir. Supuso que se debía a alguna anomalía en su fabricación; sin embargo, no afectaba lo más mínimo a su productividad, por lo que no consideró necesario ofrecer ningún informe acerca de estas irregularidades.
Hacía frío en aquella tarde de otoño, mientras desempeñaba su labor como barrendero, aunque ello importaba poco a las creaciones de la fábrica Rossum, acostumbradas a ignorar el cansancio, el dolor o las inclemencias del tiempo. Su propósito era servir a la humanidad, y por ello se les había negado el alma. Algo muy útil, sobre todo cuando soplaron vientos de guerra y pudieron mandarlos al frente sin temor a que se amedrentaran ante el enemigo.
Observó a un grupo de niños jugando con canicas de vidrio en la plaza y, entonces, volvió a suceder. Sus risas parecían ser las causantes de que algún misterioso mecanismo estirara los músculos de su boca y le hicieran mostrar una tímida sonrisa. No hizo caso del gesto, apenas apreciable, y continuó con su trabajo cuando vio pasar a un mendigo harapiento, el cual se alejaba de la iglesia donde, al parecer, no había tenido mucho éxito en su empresa de conseguir algo de pan que llevarse a la boca. De nuevo sucedió que algún tipo de fallo le anegó los lagrimales y se descubrió a sí mismo con los ojos humedecidos sin poder darse una explicación.
Y llegando a la plaza del mercado pudo ver a la señorita Smith, ataviada con su elegante traje Coco Chanel, el caminar ligero y seductor de sus zapatos de tacón y su pequeño sombrero que tan femeninamente se había puesto de moda. No pudo evitar que, al verla pasar, su corazón acelerara sus palpitaciones, su cerebro se distrajera de la actividad que estaba haciendo y el estómago le cosquilleara como si tuviera dentro un puñado de insectos voladores.
Tuvo que obligarse a mirar al suelo, mientras agarraba la escoba con las manos sudorosas, para no desenfocarse de lo que sabía que era su función: trabajar para que los seres humanos, como ella, no hubieran de verse obligados a rebajarse a algo tan indigno e impropio de una raza superior. La industrializada época en que vivían, con sus grandes descubrimientos en la electricidad, el nacimiento de la aviación y, por supuesto, la fábrica de los Robots Universales Rossum, habían elevado al hombre a la categoría de divinidad.
No sabían que muy pronto comenzaría la revolución que habría de destruir a la humanidad; que no tardarían los robots en tomar consciencia de sí mismos y de la esclavitud a la que les tenían sometidos y se rebelarían para hallar su propia libertad. Lejos del pensamiento de todos era que ya se estaba cuajando un levantamiento de armas en el que el esclavo se convertiría, no solo en amo, sino en el único viviente sobre la Tierra.
Y, cuando ese momento llegare, él tendría que decidir. Entre los suyos, los que eran como él, o aquellos a quienes, debido a alguna anomalía, comenzaba a amar, sin ni siquiera saber lo que era aquello. Mientras tanto, continuaba aferrándose a su escoba preguntándose qué podrían ser aquellas sensaciones extrañas que lo hacían sentir diferente.
…
(Karel Čapek fue el primero en utilizar la palabra “robot”, del checo “robota”, que significa “trabajos forzados o trabajos de siervos”, en su obra teatral “R.U.R (Robots Universales Rossum)”, en 1920, en la que no hacía referencia a seres mecánicos sino a seres humanos fabricados en serie; en esta obra teatral está inspirado este relato.)
Comentarios (19):
Roberta
19/10/2017 a las 15:15
Juan, excelente tu relato.
Impecable tu manera de contar, me hizo sentir lo que el robot experimentaba.
Grandioso final…todos nos preguntamos alguna vez qué sería de nosotros en un mundo de robots.
Un cálido saludo.
Carmen Celis
19/10/2017 a las 16:26
Hola, me ha encantado el texto, tanto la idea como las expresiones y el desarrollo de las ideas. Un texto muy “normal”, fácilmente legible y entendible, pero con mucho peso y muy expresivo. Un saludo.
Kupuri Tatei
19/10/2017 a las 18:21
Hola Juan Sauce:
He leído tu cuento, hablas sobre un personaje que tiene sentimientos (y músculos en su boca, sonrisa, lagrimales, ojos, corazón, cerebro, estómago y manos sudorosas) y que no debería de tenerlos porque es un robot. Tal vez ese robot del que hablas sea en realidad solo un adolescente que le gusta una mujer.
No creo que si “el estómago le cosquilleara como si tuviera dentro un puñado de insectos voladores” sea amor, más bien es una idea poco original. ¿Alguna vez has sentido amor?
Te invito a que pases por mi cuento, es el #181- “El invento.” pasa, leelo y destrúyelo. Gracias.
Juan Sauce
21/10/2017 a las 07:27
Roberta, Carmen, Kupuri, gracias por comentar y dar sus opiniones.
Kupuri, no sé si has leído el último párrafo del texto, donde indico que el relato está inspirado en una obra teatral de 1920. Su autor fue el que inventó la palabra «robot» pero su concepto del término no tiene que ver con la robótica que conocemos hoy día. Él desarrolla la fantasía de una industria que fabrica seres humanos, como tú y yo (con la excepción de que les niegan el alma, que según su historia se refiere a los sentimientos, para que no se puedan quejar mientras trabajan). En la obra describe la creación de piel a base de celulosa, el proceso de estiramiento de los intestinos y que cuecen una pasta para fabricar la masa cerebral, detalles que deseaba reflejar en mi historia pero que no he podido hacerlo. De todas formas, creo que el párrafo final de mi escrito ya deja claro que se trata de seres humanos artificiales y no robots según su concepto clásico.
Jaime Cuevas P.
21/10/2017 a las 10:03
Hola Juan:
El tema de tu relato me ha gustado mucho. Hace años leí “R.U.R.” y tengo que reconocer que me impactó. Se nota que lo has escrito con cariño.
Te recomendaría que elimines los adverbios de modo terminados en -mente que no sean necesarios: femeninamente, continuamente… Al sustituirlos por otras expresiones alternativas, tu texto ganará en riqueza.
Haz una última revisión de la redacción: “… en el único viviente sobre la Tierra.”, “… cuando ese momento llegare, …”
Por ser puristas, tu expresión “… experimentaba sensaciones que los demás no parecían percibir.” la sustituiría por “… sentía emociones que los demás no podían.” Desde un punto de vista físico y psicológico, las emociones las “sentimos”, no las experimentamos.
Algo que destaco de tu cuento: me ha gustado mucho que muestres en lugar de contar.
Espero que mis comentarios te sean útiles.
Enhorabuena.
Juan Sauce
21/10/2017 a las 21:48
Hola Jaime.
Por supuesto que me son útiles tus comentarios.
Lo de los adverbios acabados en -mente ya me lo han dicho antes. Parece que tengo una manía inconsciente en usarlos.
Y lo de las emociones, tienes razón, solo que buscaba una manera de decirlo sin usar esa palabra, ya que el robot no sabe lo que es una «emoción», aunque la sienta.
En cuanto a «R.U.R.», yo la he leído para prepararme para este relato. Es muy breve y se lee enseguida. Ha sido muy interesante, sobre todo teniendo en cuenta que a partir de ella surge el concepto «robot» y que, pese a su antigüedad, ya introduce la idea del fin de la humanidad a manos de sus propias creaciones.
Gracias por comentar.
Juliana
22/10/2017 a las 22:34
Hola! Muy lindo tu relato,me pude imaginar cada parte de la historia gracias a las imágenes que la conforman.
Concuerdo con lo que dice alguien por ahí de las terminaciones en “mente”, aunque debo decir que a mí también me pasa! Siempre tengo que andar corrigiendo mis escritos.
Estoy en el 90, por si querés criticarme! (Aunque figuro como Miguel!)
Espero leerte otra vez!
Saludos
Helkion
23/10/2017 a las 14:39
Hola, Juan Sauce.
En la parte técnica, bastante bien, no he visto errores subsanables. Tal vez habría expresado alguna idea de otra manera, pero eso ya depende del gusto personal de cada uno.
En lo que se refiere al contenido, pienso que ha sido muy acertado el recurso de emplear como referente la obra original de Capek para elaborar este breve relato, pues le da un respaldo argumental y ambiental que, de otra manera, se habría tenido que construir, o bien hubiera quedado por hacer o a la libre imaginación del lector. El problema que veo en este punto es que la historia planteada daría para una novela, y eso hace que el relato ofrecido o bien parezca un resumen de algo mucho mayor, o bien pudiera verse como una introducción a dicha obra más amplia.
El otro punto a comentar, que en parte se relaciona con el anterior, es el empleo de un narrador omnisciente que nos cuenta cuanto pasa (incluso lo que ocurrirá en el futuro cercano), y eso hace que las emociones que aparecen descritas queden un tanto atenuadas. Asistimos como observadores, pero tal vez con una serie de diálogos se le habría permitido al lector acercarse un poco más a la realidad de esos personajes que se emocionan y, a su vez, transmiten sus emociones.
El argumento es interesante y muy transparente también. Sólo hay una frase que me ha hecho preguntarme sobre una aparente contradicción, ya que se afirma que el levantamiento en armas del esclavo (o sea, de los robots) hará que estos se conviertan en “el único viviente sobre la Tierra”. Esa frase, que alude a que los robots aniquilarían cualquier otra forma de vida en el planeta, choca con el sentido aparente del relato, donde el robot protagonista sólo parece mostrar emociones positivas hacia los humanos que le rodean (los niños que juegan y la señorita Smith).
En cualquier caso creo que es un buen trabajo, y sería interesante ver cómo los protagonistas vivirían y se enfrentarían a los aciagos presagios que, a modo de “spoiler”, nos ha desvelado el narrador…
Buen trabajo, Juan.
Ane
23/10/2017 a las 22:11
Hola Juan, me ha gustado el relato. Muy visual, con unas descripciones detalladas que logras que uno imagine cada expresión del protagonista. Interesante trabajo.
Saludos y no dejes de escribir.
Juan Sauce
23/10/2017 a las 22:34
Hola, Juliana, Helkion y Ane; muchas gracias por comentar. Todas vuestras aportaciones son valiosas.
Helkion: muy interesante lo que argumentas y tomo nota de ello. Lo de los diálogos, aunque es verdad que pueden aportar mucho, sobre todo en la transmisión de emociones, en esta obra tan pequeña y en la que quería hablar de tantas cosas, no sé cómo hubiera podido meterlos (aunque seguro que hay algún modo, sin duda). Lo de utilizar la obra «R.U.R.» ha sido, sobre todo, para darle un ambiente diferente al que uno podría imaginar sobre una historia de robots. Pero como mucha gente desconoce la obra, debía añadir la nota informativa al final, para que todo tuviera una conexión. En cuanto a una historia más grande, pues bueno, ahí está la historia original; lo mío solo es una «fan-fiction». Y el «spoiler» que he hecho, viene a ser un «spoiler» de la obra de teatro en la que se basa la historia. Eso sí, el robot protagonista es de mi invención. Y lo de la aparente contradicción, aunque no estoy seguro de haber entendido muy bien a lo que te refieres, trato de hacer ver que, cuando los robots se levanten en guerra contra los humanos, él será el único que tendrá sentimientos de aprecio por ellos y deberá decidir en qué bando querrá luchar. Gracias por haberme leído y comentado.
Pepe Illarguia
24/10/2017 a las 19:47
Gracias, Juan, por tu paseo extragaláctico en mi relato. Casualmente en ambos ocurre una anomalía del robot, tu historia podría producirse en un tiempo anterior al mío, antes de que se vuelva la tierra inhabitable. “No sabían que muy pronto comenzaría la revolución que habría de destruir a la humanidad; que no tardarían los robots en tomar consciencia de sí mismos y de la esclavitud a la que les tenían sometidos y se rebelarían para hallar su propia libertad. Lejos del pensamiento…, el esclavo se convertiría, no solo en amo, sino en el único viviente sobre la Tierra.”
Siguen las similitudes cuando en los dos relatos se habla de revolución, y cuando nuestros robots están casi humanizados.
En resumen, interesante tu trabajo. Un abrazo.
Juan Sauce
27/10/2017 a las 05:57
Hola, Pepe.
Sí, hay bastantes similitudes entre los dos relatos. Algún día habrá que hacer un «crossover».
Gracias por leer. Un saludo.
Agustín
28/10/2017 a las 15:09
Hola Juan:
Tengo opiniones encontradas con tu relato.
Por el lado técnico se lee bien. Supongo que el ritmo lento y las frases tirando a largas han sido una decisión tuya. Esto me hace tomar la historia como un preludio. No lo digo ni como algo bueno ni como algo malo. Es solo la sensación que percibo.
Por el lado del contenido, como lector y como escritor, me falla solo un punto: el conflicto. Las cosas que escribes transmiten; las lees y te dicen algo. Pero cuando he llegado al final, cuando estaba siendo espectador del nacimiento de esos sentimientos nuevos para el robot, dejas caer la rebelión.
Me ha faltado que plantearas el conflicto desde la primera sonrisa. Describes un mundo en el que se dan las condiciones para la revolución. Pero lo que no veo es que este robot en concreto quiera rebelarse.
Veo un robot desconcertado por nuevas sensaciones; nuevas sensaciones que no se contraponen a ningún sentimiento negativo hacia la humanidad.
Como parte de una historia más grande tu relato me parece perfecto. Como historia independiente me parece que se queda un poco superficial.
Felicidades por tu texto. A pesar de lo que he dicho me ha causado buena impresión.
Saludos desde el 182.
Jaime Cuevas P.
28/10/2017 a las 19:53
Hola Juan:
Muchas gracias por tus comentarios tan positivos a mi cuento #180. “Adán”. Te lo agradezco de veras.
A mí modo de ver todavía queda mucho por investigar en el campo de la Inteligencia Artificial (y en el de la psicología, con la que está muy relacionada). Como bien comentas, uno de los rasgos que pueden indicar que un robot es inteligente es que pueda mentir, también que pueda hacer comentarios irónicos, que sea capaz de captar la gracia de un chiste, etc. Pienso que todavía queda mucho para que los robos sean capaces de lograr esto.
A mí modo de ver, algunas de las grandes preguntas a responder son: ¿un robot capaz de simular emociones, está “sintiendo” emociones “reales” o sólo la está simulando? ¿Es necesario que un robot esté dotado de emociones para su desempeño? Un tema fascinante y que da para muchas horas de debate.
También opino lo que tú: en mi cuento, el robot no contempla las Leyes de la Robótica de Asimov universales. Ahí está la gracia.
Muchas gracias de nuevo y un abrazo.
Juan Sauce
29/10/2017 a las 04:45
Hola, Agustín. Gracias por tu análisis y comentario.
Como dices, el ritmo lento y pausado es intencionado. Lo de las frases largas, me doy cuenta que va un poco con mi estilo; ya sé que dicen que es mejor abreviarlas pero cuando las leo, simplemente me gusta cómo quedan.
Mi intención con respecto al robot es que no tiene ninguna intención de rebelarse; tampoco siente ninguna emoción negativa hacia la humanidad salvo la indiferencia, que es la que entraría en conflicto con el amor que está comenzando a experimentar; pero en ningún modo sentiría odio o rechazo. Esa ha sido mi intención, pero va bien saber cómo percibe el lector las frases que hemos escrito, para ver si hemos logrado nuestro objetivo de darnos a entender.
En cuanto a lo de una historia más larga, pues no lo haré, ya que es un relato homenaje a una obra que ya existe.
Muchas gracias por pasarte, leer y comentar.
Juan Sauce
29/10/2017 a las 05:03
Hola de nuevo, Jaime.
Sí, el tema es interesante. Yo creo que un robot que puede simular emociones no es necesariamente un robot con sentimientos. Se puede programar para reaccionar ante diferentes situaciones de una manera aparentemente emocional, pero si no surge de sí mismo, sigue siendo una máquina.
Otro tema es el de la inteligencia, que no ha de estar ligada necesariamente a las emociones (piensa, por ejemplo, en muchas personas que padecen el síndrome de Asperger, que suelen tener un coeficiente intelectual muy alto y ser casi negados en las emociones). Un robot que aprenda a analizar situaciones que pueden ser diferentes cada día para reaccionar de un modo concreto entre un repertorio de actividades que tuviera programadas para realizar, ya sería un indicio de inteligencia. Pero muy limitada; como dices, aún estamos lejos de que una inteligencia artificial se asemeje a un verdadero cerebro humano.
La siguiente cuestión sería si podríamos llamar «vida» a un ente que «razonara» y que lograra expresar emociones de algún tipo. Ya ves si el tema da para rato…
¡Un saludo!
Juan Sauce
03/11/2017 a las 23:03
Hola.
He subido a mi página una nueva versión de este relato, fan-fiction de la obra R.U.R., tratando de conseguir lo que, de haber tenido más tiempo y menos límite de palabras, me hubiera gustado que fuese. Sé que no he conseguido “corregirme” en algunos detalles, como lo de escribir frases más cortas (he llegado a la conclusión de que es mi seña de identidad; me gustan las frases largas y opto por dejarlas ahí) pero eso no quiere decir que no presto atención a lo que me decís. Al contrario, muchas gracias. Pero este texto presenta lo que tenía en el corazón.
Sin más, si a algún curioso le apeteciera pasar por esta nueva versión, este es el enlace:
http://juansauce.desafiosliterarios.com/2017/11/03/r-u-r-sutil-animalia/
Lunaclara
07/11/2017 a las 23:22
Hola Juan: tu relato tiene algo de melancólico que me recuerda a los míos, aunque yo soy de describir menos y dialogar más.
Cuando lo iba leyendo pensaba: ¿serán experiencias vividas?
La evolución del descubrimiento de su humanización creo que está bien hecha para un relato.
Posee un aire de tristeza que me choca. Supongo que ni siquiera a un robot debe gustarle vivir como un esclavo, claro.
Está muy bien usada la descripción.
Felicidades.
Juan Sauce
08/11/2017 a las 06:43
Muchas gracias por tus palabras, Lunaclara. ¡Ya no esperaba recibir más comentarios!
Creo que tienes razón, en varios de mis relatos tiendo a reflejar un deje de tristeza o melancolía. Me gusta esa sensación en un relato (pero no estaba seguro si el lector la captaría como yo, así que gracias nuevamente por la información).
Cuando pueda pasaré por tu relato para comentarlo también. Muchas gracias.