Literautas - Tu escuela de escritura

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Mconly - por María Jesús HernandoR.

Era más que un simple robot. Así decía la publicidad para explicar por qué costaba una fortuna. Aunque podía permitírmelo no me gustaba tener en casa un artilugio de esas características: Un metro setenta de acero bruñido, gesto de sorpresa y pupilas color violeta. Simplemente me daba miedo.
Sin embargo la machaconería de mis tres hijas en la pre adolescencia que me reprochaban el escaso tiempo que les dedicaba, me hizo claudicar. Sus caras emocionadas el día de Navidad, al ver en el recibidor la enorme caja en la que escondí su juguete es uno de los mejores recuerdos que tengo. Tan ilusionadas estaban que, durante más de dos horas, buscaron un nombre que pudiera diferenciarle de todos los demás.
− Le llamaremos Mconly –dijo la mayor− porque nunca vamos a tener nada igual.
Al oír a mi hija, Mconly −que esperaba erguido el veredicto− inclinó la cabeza y en su pecho destellaron unas luces verdes.
− ¿Ves mamá?, le ha gustado el nombre.
Desde entonces, las costumbres de mis hijas comenzaron a cambiar. Los fines de semana no les interesaba salir preferían que los amigos vinieran a casa "porque Mconly es un gran colega":les recomendaba series, les revisaba los mensajes y decía a quien convenía contestar y qué. Les daba consejos de maquillaje e incluso sus notas, siempre raspadas, mejoraron. En las tutorías los profesores se sorprendían por los cambios que estaban experimentando las muchachas.
Mis hijas le adoraban y sin embargo a mi seguía sin gustarme, me picaban los celos. Un día, mientras maquinaba como podía librarme de él, se puso frente a mí y en la pantalla que llevaba a la altura del estómago apareció un mensaje.
“SI QUIERES TAMBIÉN PUEDO AYUDARTE A TI. TODO ESTARÍA MÁS LIMPIO”.
Me indignó su osadía, pero claro no podía resistirme. La casa estaba hecha un asco y la nevera poco abastecida, así que comíamos de restaurante muy a menudo, lo que hacía que mi peso y mi cartera fueran vasos comunicantes. Hice un cálculo rápido, ahorraría a la vez que mejoraría mi dieta, así que acepté.
En poco tiempo Mconly se hizo imprescindible para todas nosotras. Fiel y servicial, siempre se adelantaba a nuestros deseos, sin quejas ni reproches.
Hace unos minutos me ha propuesto hacerse cargo de la administración de mis bienes. Le he mirado con desconfianza y él me ha respondido con un guiño mimoso que nunca le había visto antes. Ya no se qué pensar. Mconly se ha convertido en mi sombra, una sombra quizá demasiado alargada, de la que pase lo que pase no voy a poder desprenderme.

Comentarios (16):

Jose Luis

18/10/2017 a las 19:15

Hola
Me queda la sombra de la duda por el final tan aciago que has descrito. Con lo bien que iba. Empezó siendo una historia de amor, y terminó siendo una de odio y desconfianza. Pero te ha quedado, en general, muy entretenido.
Un saludo

Alex

20/10/2017 a las 22:53

Sublime.

Llevo leídos una docena de relatos, todos buenos y cada uno con sus matices. El tuyo, para mí, es el mejor que he leído, no sólo hoy, si no en mucho tiempo.

Fluido, sencillo, cercano, casi-real…

Me encanta que el final se quede abierto a lo que pueda suceder. ¿Se apropiará el robot de sus bienes? ¿Llegarán otros tipos de “satisfacciones”? (Niños no miréis), ¿Manipulará el robot las mentes de las chicas?

Es increíble. Vocabulario bien rico y variado, todo bien estructurado y sin faltas. Correctamente puntuado…

¿En qué universidad dices que das clases?

Me ha gustado. ¿Se nota?

Un abrazo,

Alex.

P.D.: A nadie le he pedido que se pase por mi texto, pero en tu caso, me gustaría recibir una crítica sincera (soy masoca, que quieres que le haga…). Si puedes, pásate. ¡Te invito a una sopa de letras! Gracias

Alfonso Besada

21/10/2017 a las 16:25

Hola, María Jesús. He de decirte que aunque el relato fuese un churro, que no lo es, el final es brutal. Estamos ante el típico robot que en principio se destina para algo concreto pero que, poco a poco, se va haciendo más imprescindible para la familia, entre otras cosas, porque es la propia familia la que se abandona a sí misma y se pone en manos de la máquina, hasta el punto de que tal vez sea demasiado tarde para dar marcha a atrás. Tenemos a una madre que desconfía del robot, pero se deja seducir por él y, a pesar de que parece ceder voluntariamente, el final da a entender que ya no siente recelo, sino temor, y que no se ha equivocado con respecto a su idea inicial.

El relato no tiene tanta extensión como otros pero cuenta lo imprescindible e invita a segundas lecturas, no para facilitar su comprensión sino para reflexionar sobre la premisa que expone. Y no sabría yo aconsejarte, María Jesús, si ampliarlo, por ese final abierto, o dejarlo tal cual, porque a mí me apetece dejar volar la imaginación a partir del punto y final, más que seguir leyendo unas consecuencias obvias que se sobreentienden. No puedo más que felicitarte por esta genial historia y lo que conlleva. Un saludo.

Mª Jesús Hernando

22/10/2017 a las 09:46

Hola compañeros de letras, muchas gracias por vuestros comentarios. Como decís está abierto a muchas interpretaciones y precisamente esa era mi intención al escribirlo. Me hubiera gustado hacerlo más largo pero el tiempo se me echó encima y no quería dejar de participar. No obstante quizá algún día lo retome y lo alargue o continúe. Pasaré por los vuestros enseguida. Un saludo.

María Jesús Hernando

22/10/2017 a las 15:47

Hola amigos, gracias por vuestros comentarios. Quizá leáis algo parecido a esto pero repito el mensaje porque el de esta mañana se ha esfumado. Pasare por los vuestros en breve. Un saludo

violeta

23/10/2017 a las 09:06

Hola María Jesús Hernando:
Gracias por leer y comentar mi relato. El tuyo me ha gustado mucho. Se lee con fluidez, está bien escrito y tiene un buen final. Felicidades.

María Jesús

23/10/2017 a las 12:06

Hola tocaya, me ha encantado tu relato, que quieres que te diga. Tiene muy buen ritmo, ya que va subiendo de intensidad a medida que avanzas. El lenguaje es claro, sin tecnicismos ni frases rebuscadas, muy de mi estilo. El final es espectacular porque dejas al lector la duda sobre las futuras intenciones del robot, quien se está haciendo con el control de la familia. No puedo decirte más que ¡chapó!
Un saludo.

Mª Jesús Hernando

23/10/2017 a las 13:29

Muchas gracias, pasaré por el tuyo pronto. Un abrazo

Otilia

24/10/2017 a las 08:28

Hola Mª Jesús Hernando,
Gracias por leer y comentar.
He leído tu relato de un tirón y me ha gustado.
Por resumir te diré que estoy de acuerdo con el estupendo comentario que te ha hecho Alfonso Besada.
En definitiva buen trabajo´
Saludos.

María Jesús Hernando

24/10/2017 a las 17:03

Gracias Otilia, seguiremos leyendo os. Un abrazo

Ing.Lucas

25/10/2017 a las 20:00

Hola María.
Me gusto tu relato, me dejó con ganas de más…
Auque utilizar la frase “era más que un simple robot” para citar lo que se dijo en una publicidad me pareció algo raro, por el tiempo en el que esta.

Pero no le prestes atención, es algo irrelevante y no le quita fluidez a la lectura.
Repito, el final logro su cometido.

Alfredo Mambié

27/10/2017 a las 22:51

¡Hola! He pasado a “saludarte” soy tu “vecino de abajo”, y me he disfrutado mucho tu historia. Los relatos que dejan esas zonas de incertidumbre, me encantan. Definiría tu cuento con una frase: “Cuando el amor y el interés, se fueron al campo un día”… ¡Felicitaciones por tu buen texto!

Mª Jesús Hernando

29/10/2017 a las 12:29

Hola Ing.Lucas y Alfredo, gracias por vuestros comentarios y sobre todos me alegra mucho que hayais disfrutado leyéndolo. Tomo nota de vuestras sugerencias y nos seguimos leyendo. Un abrazo.

Paola Panzieri

29/10/2017 a las 12:47

Hola Mª Jesús

Bien escrito, con una idea clara, divertido y con final abierto. Bien. Hecho en falta algo de fuerza, una chispa. Ese asunto de la casa sucia y la nevera vacía, que pasas de volada, en realidad es el detonante de la historia y es la clave. Deberías de hacer algo con eso para que se desencadene la segunda parte.
He disfrutado con la lectura.

Saludos

Mª Jesús Hernando

29/10/2017 a las 13:41

Muchas gracias Paola, te haré caso. Quería participar y no tenía tiempo así que me quedó esquemático pero tu idea es estupenda. Un abrazo.

Menta

02/11/2017 a las 00:41

Hola María Jesús: Muchas gracias por tu visita y los comentarios que has hecho a mi relato.

Tu historia me ha gustado y al final he sentido un escalofrío de miedo. ¿Quién sabe como se desarrollarán y evolucionarán los robots en el futuro? ¿Creo ver que tú pronosticas que nos ganaran por su buen hacer?

Muchas gracias por todo. Un saludo, Menta

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