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LIMBO - por R.J. Esperanza PardoR.

«Era más que un simple robot… ¿Acaso el mundo lo olvidó? ¿Acaso tú no llegaste a comprender por qué mis ojos, callados, te buscaban a cada instante?»

Robert se detuvo frente al escaparate de un comercio de compraventa de artículos de segunda mano. Un androide, con la mirada perdida en la calle, estaba expuesto detrás del cristal.
Robert cruzó la puerta del establecimiento. Desde arriba, un calefactor revolvía el aire plastificado, levantando una y otra vez cuatro pelos del flequillo del androide. Robert vio cómo un anciano rechoncho salía del mostrador y se acercaba a un ritmo diferido.
Aquel androide estaba inspirándole sensaciones chocantes. Era un robot antiguo y, a la vez, un joven corpulento. Tenía una expresión melancólica y, sin embargo, su aspecto era cómico, un puro anacronismo. Por ejemplo, aquellas dos patillas, curvadas en forma de guadaña, que custodiaban dos solapas como dos tiendas de campaña; o la camisa entallada que realzaba sus pechos y una cruz dorada y asfixiada entre la pelambre torácica, que parecía el símbolo de una antigua religión; o el discretito corazón púrpura del bíceps, tatuado a tamaño real con el nombre de "Julieta".
—No se moleste, no funciona —comentó el encargado viendo cómo Robert comprobaba el código de fabricación.
—¿Sabía que este androide revolucionó la robótica hace cien años? —El hombre elevó las cejas—. Tiene un sistema biológico complejísimo para su época. Puede solucionar miles de algoritmos de forma simultánea.
—¿Qué funciones hacía?
—Era un androide Acompañante.
—Lo imaginaba. —El anciano se sonrió.
—No lo menosprecie. ¿Sabía que durante la era digital la soledad mató más gente que el conjunto de enfermedades más mortíferas hoy en día? Este robot fue programado para aprender conductas humanas, manifestar emociones, mantener conversaciones de cualquier nivel… ¿De dónde lo ha sacado?
El anciano meditó un momento. Después dijo que haría unos veinte años que los herederos de una mujer lo habían dejado en su tienda, que el androide se quedó solo tras fallecer la mujer. Y añadió: «Vivía en aquel edificio de enfrente ¿lo ve?». Luego miró el reloj y dijo que todo eso estaba muy bien, pero que el robot ya no servía para nada.

«Pensaba en ti, Julieta… Cuando reíamos escapando empapados de la tormenta. Cuando paseábamos bajo la tibia luz de la luna y esperábamos el amanecer, el despertar de las golondrinas…»

—¿Lo ha visto? ¡Ha movido los ojos! —exclamó Robert— ¿No ha dicho que no funcionaba?
—¿Eh? Bueno, a veces lo hace, pero solo consigue algún pequeño movimiento. Igual el fallo es la energía solar. El caso es que está así siempre, en un stand—by permanente.
—¿Lleva veinte años en ese estado? Debería arreglarlo.
—¿Para qué? No competiría con los de hoy en día, ¿para qué malgastar dinero?
—Entonces, debería desconectarlo.
—No pienso. La gente disfruta mirándolo, sobre todo cuando mueve algo. Desde que lo tengo expuesto entran más clientes.
Robert sacó su agenda y escribió.
—¿No serás uno de esos activistas que reclaman derechos para los androides? —preguntó, suspicaz, el orondo anciano.
—¿Eh? No, no se preocupe… Solo estaba apuntando una idea. Es por mi tesis, estudio Historia de la Ingeniería Robótica. ¿Sabe? Algunos profesores escriben sobre cosas que ni siquiera han visto. Uno no puede fiarse de todo lo que lee.
—Me quedo tranquilo, joven. Esos desgraciados no dejan de pintar estupideces en mi escaparate. No consigo pillarles, pero ya verás cuando los grave esta cámara.

«Veo tu sonrisa, siento tus manos templadas… Esperaba que volvieras, Julieta, pero el tiempo pasa y solo llegan, más vivos, tus recuerdos… Me pregunto si tu noche será tan larga como ésta.»

—¡Está moviendo los labios! ¿Lo ve? ¿Qué está diciendo?
—Lo siento, muchacho. Se hace tarde y he de cerrar.
De camino a casa, Robert no podía apartar de su pensamiento la mirada de aquel antiguo androide: «Nos protegimos de la inteligencia artificial con estrictas leyes, pero ¿quién protege a aquellos que creamos para aprender nuestras mismas emociones? ¿Qué aprenderán de nosotros? ¿Hasta cuándo seguirán obedeciéndonos?»
Esperó a la oscuridad de la noche. Y cuando el asfalto invernal espejaba ya la luz vibrante de las farolas, entonces, desactivó la cámara de seguridad y descerrajó la puerta del establecimiento.
Al desconectarlo, su pecho se agitó durante un segundo, como si el tiempo, entorpecido en él, ansiara seguir la senda de la vida.

«No era un simple robot… ¿Acaso el mundo lo olvidó? ¿Acaso tú lo olvidaste? ¿Dónde estás, amor?»

«Donde el tiempo no existe, Romeo… Quizás esté allí, esperándote, tu amada Julieta.»

Comentarios (28):

R.J. Esperanza Pardo

18/10/2017 a las 14:15

Aviso a navegantes, “grave” con “b” en esta frase “cuando los grabe esta cámara” (horror). Uf, y veo otro fallo: “stand-by” se me ha colado un guión largo en lugar de corto… Y, horror, he repetido alguna coletilla en diálogos… ¡Viva el óxido estival!

María Jesús

18/10/2017 a las 17:28

Hermoso relato tan bien escrito que los fallos que detallas me han pasado inadvertido,no te pongo pegas,a mi me ha encantado. Un saludo.

María Bonmatí

19/10/2017 a las 07:15

¡Hola! Genial. Me gusta mucho encontrar contenido más allá de la historia de amor en este relato. De los errores que comentas tampoco yo me he dado cuenta gracias a la amenidad de la lectura. Solo apuntaría ese último párrafo a modo de pensamiento, su sentido se me escapa pusto que da la sensación de que otra voz responde sus inquietudes.

R.J. Esperanza Pardo

19/10/2017 a las 09:40

MARÍA JESÚS: Muchas gracias por leer y dejar un comentario así… Me encanta que te haya encantado. No dudes que me pasaré por tu relato tarde o temprano, voy como las tortugas: lenta pero segura. Un cordial saludo.

MARÍA BONMATÍ: Muchas gracias a ti también. Es más que una historia de amor, sí… He mezclado otros sentimientos en esta historia de Romeo y Julieta, que acaba bien y mal al mismo tiempo. Están implícitos otros derechos, como el de derecho a la muerte y la ética que ello arrastra. El último pensamiento corresponde a Robert, que es quien empatiza en el relato con el androide, y “responde” a la pregunta última de éste. Me pasaré por tu relato en cuanto pueda, pero sigo un orden… Un cordial saludo

Lorkiano

19/10/2017 a las 15:53

Hola R.J. Esperanza Pardo:

Me ha pasado como al resto. Se me ha hecho tan ameno que no me he dado cuenta de los fallos que comentas y he tenido que releer para buscarlos y ver que efectivamente ahí estaban.

He disfrutado mucho con tu historia. Te felicito.

¡Nos leemos!

R.J. Esperanza Pardo

19/10/2017 a las 17:25

Muchas gracias por tus amables palabras, Lorkiano.
Creo que, si no fuera porque hay que presentar el relato el día 15, sería capaz de seguir esculpiendo el cuento hasta dejarlo en los huesos o cambiarle el sentido o el tema… Es muy frustrante intentar alcanzar la perfección, porque no existe.
Te leeré en cuanto pueda. Un abrazo

Servio Flores

19/10/2017 a las 21:07

Hola J. R. Primero quiero agradecer la lectura de mi relato en el #51 y las sugerencias dadas al mismo. Me serán de utilidad no lo dudo.
Segundo, expresar lo bueno que he sentido el escrito, me ha gustado mucho. Siento que se puede desarrollar una historia mayor en todos los aspectos.
Tengo la impresión que a nivel de diálogo, hay uno que está mal adjudicado: ” de cualquier nivel… ¿De dónde lo ha sacado”.
Por lo demás, los errores de dedo ya mencionados.
Enhorabuena por el relato.
Si gusta leer algo escrito previamente y de alguna forma relacionado le dejó este link
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-39/6781
Saludos.

R.J. Esperanza Pardo

19/10/2017 a las 22:16

Muchas gracias, Servio. Me alegra mucho que te haya hecho sentir bien mi relato. Es todo un halago.
¿”de cualquier nivel”? se dice mucho por estos lares, yo juraría que en toda España, no creo que sea local. Por ejemplo en academias de idiomas, pero no me refería a un nivel académico de conversación, sino a cualquier nivel cultural: lingüístico, artístico, científico, en fin, EN cualquier conversación de cualquier tipo, o nivel, ya no sé lo que digo… Jajaja. Lo mejor será usar esa página de la entrada anterior y que me resuelva. Mañana que hoy es muy tarde para mí.
Un cordial saludo

P.D.: Me he leído tu escena 39 y me ha encantado.

Earendil

21/10/2017 a las 17:25

Hola R.J.
Como siempre, no defraudas.
Creo que a todos los lectores nos ha pasado lo mismo. Ensimismados como estábamos en su lectura, no nos hemos dado cuenta de los fallos.
Buena historia y mejor contada.
Capté el trasfondo de la historia desde el principio, cuando salió al paso el tema de los activistas. Buen mensaje el de derecho a la muerte digna.
Te felicito. Enhorabuena.
Si te apetece estoy en el 79.
Saludos

Earendil

21/10/2017 a las 17:30

¡Se me pasaba el título!
Muy acertado también para describir ese estado transitorio entre los dos mundos, el limbo: “una suerte de lugar donde reposaban las almas sin la presencia de Dios, sin sufrimiento”

Doralú

21/10/2017 a las 23:33

¡Hola R.J. Esperanza Pardo!

Me ha sorprendido gratamente tu relato. Escogiste un excelente título y una hermosa manera de contar esa etapa de la vida del antiguo androide.

¡Un abrazo!

R.J. Esperanza Pardo

22/10/2017 a las 11:56

EARENDIL: Muchas gracias por pasarte y dejar tu opinión, que ya sabes que valoro muchísimo. Me ha alegrado que te hayas fijado en el título, qué complicado es escoger uno que no revele sino que complemente o aclare algo. Empezamos nuevo curso, espero que sea fructífero para todos. Un abrazo.

DORALÚ: Lo mismo te digo, muchas gracias por pasarte por aquí. Lo cierto es que soy más de ver películas de ciencia ficción que de leer ciencia ficción, quizás el medio audiovisual me ayuda más a creer en ella. Un abrazo.

Yoli L.

23/10/2017 a las 18:20

Hola R.J. Esperanza Pardo

Me parece es la primera vez que te leo, ¡que delicia de relato!, me encanta como muestras los detalles, haces que viaje por toda la escena e imagine cada cosa y como son los personajes.

Cuando llegué a la frase “el androide se quedó solo tras fallecer la mujer” me acordé de un vídeo que hace un tiempo alguien me hizo llegar, te lo dejo para cuando lo puedas ver https://www.youtube.com/watch?v=0nIZCfkp4Dk

Por lo demás, que ni he notado errores porque me dejé llevar por la historia y nada más.

Estoy en el #81, me daría mucho gusto que leyeras mi relato y lo analices, cuando puedas, gracias. https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-47/8495

¡Un abrazo!

(¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

charola

24/10/2017 a las 03:11

Hola, Esperanza! Me encantó tu relato, por la profundidad que encierra. Felicitaciones.

Algunas cosas para mejorar:

Este párrafo no lo encuentro del todo bien: “Después dijo que haría unos veinte años que los herederos de una mujer lo habían dejado en su tienda, que el androide se quedó solo tras fallecer la mujer”. Podría ser así: “Después dijo que haría unos veinte años, el androide se quedó solo al fallecer su dueña y los herederos lo dejaron en su tienda”
—¿Lo ha visto? ¡Ha movido los ojos! —exclamó Robert— ¿No ha dicho que no funcionaba? (La pregunta en negativo no se entiende)
—¿Lo ha visto? ¡Ha movido los ojos! —exclamó Robert—. ¡Usted dijo que no funcionaba!

Felicitaciones. Un abrazo.
Estoy en el 42 por si gustas leer y comentar mi relato.

R.J. Esperanza Pardo

24/10/2017 a las 10:17

Hola, Yoli

Me alegra mucho que te haya parecido una delicia 🙂 Pero más me ha alegrado el enlace con el vídeo, es entrañable, no me esperaba lo de las pilas…

Me pasaré por tu relato en cuanto pueda. Un abrazo

R.J. Esperanza Pardo

24/10/2017 a las 10:51

Hola, Charola

Me alegra que te haya gustado y agradezco mucho tus aportaciones. Lo de “¿No ha dicho que no funcionaba?” me lo planteé, pero lo dejé por hacer el diálogo más coloquial (y porque yo hablo así), además porque creí que al estar la negación en dos oraciones distintas (principal y subordinada). De todas formas, como me ha entrado el gusanillo de la duda sobre lo de que “dos negaciones afirman” he estrenado la web de la Fundéu, que recomendaron hace un par de entradas en Literautas. ¡Qué maravilla, me han respondido en cinco minutos!

Te copio lo que me han respondido:

En respuesta a su consulta
doble negación
ES CORRECTA.
Tiene más información sobre este recurso en el siguiente enlace a la Wikilengua: http://www.wikilengua.org/index.php/Doble_negaci%C3%B3n.
Saludos cordiales
El servicio de consultas de la Fundéu BBVA se centra en la resolución de dudas prácticas y concretas en el uso actual de la lengua española. No se hacen traducciones ni correcciones de textos, como tampoco se tratan dudas de teoría gramatical ni se interpretan textos legales. Por favor, al formular una consulta ofrezca contexto y, en su caso, información sobre lo que se quiere expresar.
Su consulta
Quisiera me aclararan, por favor, si en esta pregunta: “¿NO HA DICHO QUE NO FUNCIONABA?” utilizada en el contexto de un diálogo de un relato de ficción, sería correcto el uso de esa “doble negación”, considero que sería correcto por estar cada una de ellas en dos oraciones (un “no” en la principal y el otro en la oración subordinada).
Muchas gracias

Charola, me acuerdo de tu anterior relato (y de Lilou 🙂 ), y ahora sé que estaba confundida cuando dije que dos negaciones afirman en castellano. Mira este enlace de la RAE: http://www.rae.es/consultas/doble-negacion-no-vino-nadie-no-hice-nada-no-tengo-ninguna

Me encanta que me hagan sugerencias, gracias a ti he aprendido algo más. Un abrazo.

Javier López

24/10/2017 a las 11:20

Hola, R.J. Me ha gustado la forma en que separas las dos escenas, intercalándolas. Una de los pensamientos del androide flotando en el limbo, y la del estudiante que comprende y critica en cierto modo su situación.
Técnicamente sólo me había dado cuenta del guión largo de stand-by, por lo demás nada que objetar.
Y una herramienta muy útil la de Fundéu. Qué maravilla aprender cada día.
Un saludo.
Nos leemos.

isan

24/10/2017 a las 19:30

Hola R-J- Esperanza:

Antes de hacer un comentario de fondo te comento unas cosillas.

“—Lo imaginaba. —El anciano se sonrió. Después de esto no veía bien quién era el que hablaba. En principio parecía que era el anciano, pero después de la pregunta ¿de dónde lo ha sacado? se ve que es Robert. Ya ves mi grado de comprensión. Y ¡ojo! Porque también al principio pensaba que había dos ancianos por: “Lo imaginaba. El anciano sonrió” frase que atribuía al tendero.

Con lo que me gusta escarbar, no he encontrado más. Cuando ya tenía copiado mi comentario, leo tus rectificaciones, así que mis correcciones se quedan en nada.

Buenísima la descripción del Robot. Me he acordado de la imagen de Elvis Presley.

Has intercalado unos fragmentos –parece que de Romeo y Julieta- que no alcanzo a comprender bien su función. Parece que son los que el robot piensa y musita. Ciertamente, me ha gustado y encajan perfectamente.

Supongo que el título del relato viene dado por ese estado indefinido donde se encuentran estos androides con funciones pero sin derechos.

Me ha encantado el relato. Una idea muy original, con imaginación, buenos diálogos, desarrollo de relato con buen ritmo en un lenguaje claro y muy asequible.

Ha disfrutado con su lectura, cosa que ha tenía garantizada contigo.

Un abrazo.

Jean Ives Thibauth

24/10/2017 a las 19:34

Hola R.J.

He disfrutado con tu relato de este mes. La Lectura ha sido amena e interesante.

Por ponerte un pero te diré que me chirrió el cambio de tiempo verbal:

“—¿Sabía que este androide revolucionó la robótica hace cien años? —El hombre elevó las cejas—. Tiene un sistema biológico complejísimo para su época. Puede solucionar miles de algoritmos de forma simultánea.”

Creo que la segunda parte después del inciso debería seguir en pasado.

También creo que hubiera estado bien hacer una separación entre párrafos más grande para hacer notar el cambio de tiempo:
“—Lo siento, muchacho. Se hace tarde y he de cerrar.
De camino a casa, Robert no podía… ”

El relato en sí encierra muchos conceptos y es algo que me encanta porque te invita a hacerle varias lecturas.

Enhorabuena por tu trabajo de este mes.

Este mes no me encontrarás en el listado porque metí la pata al enviar el relato. Le cambié el orden a las palabras de la frase inicial y se quedó fuera.

Si te apetece ver cómo quedó puedes pasarte por el blog en donde voy colgando algunos de los trabajos:
https://jeanivesthibauth.wordpress.com/2017/10/18/ego-me-absolvo/

Lo había hecho con reto opcional y todo.

Nos seguimos leyendo.

Un saludo.

R.J. Esperanza Pardo

24/10/2017 a las 23:22

Muchas gracias por la visita, Isan.

Tienes mucha razón, y un ojo de águila, hay que aclarar mejor quién habla en ese diálogo, el lector no tiene que deducirlo, es preferible insistir con acotaciones para que no tenga que volver atrás. Ya sabía yo que alguien me lo iba a decir… estaba esperando, sosegadamente, a que alguien lo hiciera 🙂

Los “fragmentos intercalados” son pensamientos del androide (y no son de Shakespeare, claro), porque el pobre está en un “sinvivir”, en una especie de limbo, ni conectado ni desconectado al mundo de los vivos, solo que su mente sigue funcionando y no comprende por qué su amada, Julieta, no regresa a casa. Pero pronto es rescatado por un alma caritativa: Robert, es él quien le bautiza con el nombre de Romeo (por lo del tatuaje). Y el último pensamiento del relato es de Robert, no de Romeo.
También tiene gracia mi androide que te haya recordado a Elvis, y es que me inspiré en él, en el primer boceto iba a fechar el relato en “los años 50” de cualquier siglo, pero lo de predecir se me da bastante mal, así que se queda sin fecha pero con un androide que podía haberse llamado Elvis.

Bueno, pues me alegra que te haya gustado y espero leerte el próximo mes.
Un abrazo.

R.J. Esperanza Pardo

24/10/2017 a las 23:34

Buenas noches, Jean Ives Thibauth
Me alegra verte por aquí.
Gracias por hacerme esas observaciones. Tienes razón con el cambio de tiempo verbal, ni aunque sea un diálogo tiene perdón.
Lo de la separación que comentas tiene lógica que lo digas, de hecho lo pensé y lo hice a ver qué tal quedaba, pero al final decidí separar solamente los pensamientos entrecomillados del androide y que se diferenciaran bien del resto del relato, porque en realidad es otra voz y si hacía más separaciones con otro criterio quizás hubiera dificultado más la comprensión tanto párrafo suelto. Pero muy buena observación.
Te he dejado un comentario en tu relato.
Un abrazo y hasta el próximo reto, a ver si no nos confundimos nadie de palabritas…

R.J. Esperanza Pardo

25/10/2017 a las 18:06

¡Hola, Javier!

¡Iba a ir ahora mismo a leer tu relato pero no te había visto aquí! ¡Me acabo de dar cuenta que has leído el mío! Qué despistada soy… Me alegra oírte. Mil gracias.

K. Marce

25/10/2017 a las 19:49

Saludos R.J.Esperanza,

Todo esta dicho y solo me resta decirte que a veces nosotros parecemos metalicos y kos oxidamos. Y lo triste es enterarte del error cuando ya lo has enviado.

Tu texto, me ha gustado. Es nostalgico.
Yo solo espero que las maquinas nunca se tornen sensibles. Ya de por si, tengo trauma con los peluches de animalitos que creo que si los meto en bolsas, se afixian…

Nos leemoa.

pd: Disculpas si hay errores de dedo, estoy con el cel y son mis lentes. 🙂

R.J. Esperanza Pardo

26/10/2017 a las 12:43

Saludos, K. Marce!
Qué razón tienes! Ya tenemos bastante con nosotros mismos y ahora a crear humanoides como locos.

Anael

28/10/2017 a las 16:03

¡Hola R.J.!

Ya llego, ya llego, que si tú eres lenta yo soy… una tortuga fosilizada, jajaja. Muchas gracias por tu amable comentario, da gusto leer esas cosas de el texto de una, al final me lo voy a creer…

Da gusto encontrarse con textos tan limpitos como el tuyo. Esta vez no hay lentejas, porque está todo dicho. Puntuación de diez, tú misma has señalado un par de erratas que te iba a restregar e isan me ha robado la apreciación sobre los diálogos en los que no distinguía muy bien quien hablaba, así que me callo.

Sólo un apunte sobre la corrección de Jean Ives del díálogo:
“—¿Sabía que este androide revolucionó la robótica hace cien años? —El hombre elevó las cejas—. Tiene un sistema biológico complejísimo para su época. Puede solucionar miles de algoritmos de forma simultánea.”
Yo creo que está bien, porque aunque el robot sea de hace 100 años, ahora está aquí y se supone que tiene esos sistemas, aunque ya no funcionen…

En cuanto al texto, me ha gustado mucho. La filósofica reflexión final es la guida del relato, y la construcción de escenas y el ritmo están muy bien llevados. Estupendo trabajo, enhorabuena. Sigue escribiendo y deléitándonos con tus textos 😉

¡Un abrazo, nos leemos!

R.J. Esperanza Pardo

28/10/2017 a las 17:57

¡Hay que creérselo desde el principio, Anael! No siempre vamos a estar autofustigándonos, además ya nos meten el dedo al ojo bastante! Ja ja ja
Entonces ¿solo hay lentejas de las congeladas? ¡Si es que mi Elvis me está dando una lata ahí, entre Pinto y Valdemoro y ni en pasado ni en presente! ¡Pues te voy a dar la razón también a ti, como a Jean Ives! jjjjj

En fin, que muchas gracias y, de verdad que me alegra que estés ya al cien por cien en el taller. Un abrazo y a ver por dónde salimos la próxima.

Marcelo Kisi

03/11/2017 a las 14:06

Hola R.J.!

Mil gracias por tu cálido comentario a mi relato!

He leído el tuyo con mucho placer, has logrado crear curiosidad y anticipar un mundo posterior a otro mundo futuro. Nada fácil de hacer, como el juego de los ajedrecistas, que no se conforman con la próxima jugada. Las mejoras ya te las han propuesto de manera suficiente, tenés materia para seguir. Felicitaciones!

R.J. Esperanza Pardo

04/11/2017 a las 22:51

Hola, Marcelo!

Muchas gracias por leer mi historia! Me alegro que te haya gustado pero valoro más tu empeño en devolver tantas visitas como tienes. Me has hecho pensar en lo del juego de ajedrez.

Un abrazo!

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