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La voz interior - por Leosinprisa
—¡Toca! —Oyó decir con tono imperativo.
Los palillos resbalaron entre sus dedos y se sujetaron con firmeza, elevándolos a la justa medida para caer impetuosos sobre el parche del tambor.
Un primer sonido rompió el silencio circundante, el compás de una marcha a la que respondieron otros acordes. El propio aire tembló al inundarse de una armonía que llevaba callada mucho tiempo, esperando fuera reconocida, liberada al propio viento. Recordando a cuantos la escuchaban que el día no estaba perdido.
Otros tambores se unieron al estruendo para honrar al primero en el brío de su redoble. Quienes habían dudado recobraron su entereza; quienes tuvieron miedo lo dejaron atrás.
—Sigue tocando —escuchó de quien no demostraba temor, origen del auténtico valor.
Los palillos golpeaban con la furia del sol en un amanecer radiante. El día nunca estaría perdido y aquel tambor jamás se detendría en su triunfal arrebato.
Comentarios (25):
Berundgaar
16/06/2017 a las 10:55
Casi se oye el retumbar de la percusión, Leo, la vibración de las cajas en el aire.
Da un poco de “pena” leer y no poder escucharlas realmente, salvo en tu cabeza.
Como ya viene siendo habitual, un gran trabajo, compañero.
Un saludo. Nos leemos.
Yoli
17/06/2017 a las 09:58
Hola, Leosinprisa.
Me ha gustado, pues para ser un microrrelato has descrito minuciosamente ese momento de tocar los tambores y lo que se siente al tocarlo. Muy bien.
Si quieres leer el mio, soy el 69.
Saludos.
ANGEL CLIMENT
17/06/2017 a las 10:27
Hola, me encanto tu micro,muy bueno, parece estar ahi.
Saludos
MI micro es el 95
María Kersimon
17/06/2017 a las 18:58
Hola Leo,
Muy rítmico y sonoro,el sonido acaba retumbando en uno y la creciente armonía lo envuelve al lector.
Saludos.
Juana Medina
17/06/2017 a las 21:07
Salud, Leosinprisa
Se me están acabando los elogios. Tal vez por tener que ceñirnos tanto, han surgido relatos estupendos. El tuyo es uno de ellos. Me hizo pensar en un personaje de nuestra historia El Tambor de Tacuarí, un niño que tocó hasta la muerte en la batalla.
Felicidades.
Un abrazo
Charola
19/06/2017 a las 06:15
Hola Leosinprisa!
Qué bien escrito está tu micro.
Bastante sonoro y rítmico.
Felicitaciones.
Jésica
19/06/2017 a las 22:24
Hola, Leonsinprisa! Tengo que decir que tu texto me sorprendió; primero creí que eran los tambores que anunciaban o acompañaban una batalla o algo relacionado con una guerra, pero el final me despistó y cuando releí el título entendí que eran soldados interiores.
Muy buen trabajo!!! Felicidades!
Lo único que señalo es la parte que dice “liberada al propio viento” . Se sobreentiende que es liberada al viento,, quitaría “al viento”. Es sólo una sugerencia, muy subjetiva, fijate si te sirve.
Saludos! Nos leemos!
Estoy en el 123 por si gustás padar
Jésica
19/06/2017 a las 22:27
Por si querés pasar, quise decir. Disculpá los errores! Estoy escribiendo con un celular! Saludos!!!
Dante Tenet
20/06/2017 a las 01:51
Leo;
Como dice Juana Medina, senti, mas que sentir vi, al Tamborcito de Tacuri del que nos hablaban las maestras en nuestra infancia.
Me emociono y creo que ese es mi mejor comentario.
Nos estamos leyendo, este mes estoy en el 252
Alycia
20/06/2017 a las 09:33
Hola, Leosinprisa:
A mí también me hizo pensar en los tambores que acompañan a una batalla. Una batalla real, en principio, una batalla contra el día a día, más figurada, después.
Muy visual, o más bien acústico, jeje. Las imágenes están muy logradas.
Nos leemos, un saludo.
José Torma
22/06/2017 a las 16:13
Mi estimado Leosinprisa. Un placer como siempre, leerte y recibir tu visita.
Mi casa, que es la tuya, está a menos de 50 metros de un instituto tecnológico. La banda de guerra practica todas las noches, entonces esos tambores en la mente del prota, los vivo yo a diario antes de dormir. Contrario a lo que se podría pensar, a mí me arrullan y me confortan.
Muy buen micro compadre.
Earendil
22/06/2017 a las 16:32
Hola, Leosinprisa.
Gracias por pasar y comentar.
El tuyo, como siempre, muy bien escrito.
Después de leer los comentarios de los otros compañeros, me han hecho dudar respecto a si los tambores son interiores o no.
Hay un párrafo que me desconcierta un poco, es el quinto: “Otros tambores se unieron al estruendo para honrar al primero en el brío de su redoble. Quienes habían dudado recobraron su entereza; quienes tuvieron miedo lo dejaron atrás.” Interpreto que los tambores sí se oyen colectivamente, por eso dudo que sólo estén en la mente del protagonista. Pero, claro, también podría interpretarse como los tambores interiores que cada cual escucha en su momento de debilidad.
Sea como fuere me ha gustado mucho tu micro. Enhorabuena.
Un saludo y hasta octubre.
Baltasar
22/06/2017 a las 17:01
¡Caray!, Leo: Así, de repente, me han empezado a retumbar desde la primera línea los tambores de Calanda en su «Rompida» de Semana Santa. Por no decir aquellos más lejanos del Bruch que nos llevaron a la insigne victoria… «No lo describas —nos decían en clase— muéstralo— Pues ahí está. ¡Fantástico!
Lo malo es que el título me empuja hacia adentro, y no sé si será así, pero con tu permiso, me lo quedo para, en cualquier momento malo, hacer que retumben en mi interior esos tambores..
Gracias,
Un cordial saludo.
Cryssta
23/06/2017 a las 12:33
Plas, plas, plas, plas (son aplausos).
J.Bahabon
23/06/2017 a las 15:47
Hola Leosinprisa,
Yo interpreté que la voz interior es la que le empuja a tocar. Muy bien escrito, el retumbar de los tambores te acompañan durante toda la lectura. Tiene mucha fuerza y se transmite al lector. Felicidades.
Estoy en el 255 por si te quieres pasar,
feliz día.
beba
23/06/2017 a las 20:31
Aquí, otra argentina, recordando al Tamborcito de Tacuarí;tal vez porque hay una orden de tocar. Pobrecito…
Pero estos tambores son de nuestro propio yo. Y tienen una sonoridad plena y libre.
Me encantó. Excelente escritura.
Muchas gracias por tu visita y amable comentario. Felices vacaciones.
Vespasiano
24/06/2017 a las 17:32
Hola Leosinprisa:
Muchas gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.
Extraordinario tu relato.
Nada más comenzar a leer pesé: «Pobre chico, debe estar siendo castigado por un profesor severo y autoritario».
Mas adelante me asalta la idea de lo “épico”. La “visión” de los prolegómenos de una batalla crucial, donde el sonido vibrante de los tambores hará que el soldado sienta la voz interior del arrojo y del valor que enardece al combatiente en el campo de batalla.
“Quienes habían dudado recobraron su entereza; quienes tuvieron miedo lo dejaron atrás”.
Magnífico, me ha gustado mucho.
Felicidades y que pases unas buenas vacaciones.
Pepe Illarguia
24/06/2017 a las 23:13
Había una obra de teatro titulada Olvida los tambores, con el significado de no permitir ese sonido que recordaba las guerras, también están los tambores religiosos, los de Calanda, famosos por retumbar 24 horas seguidas, y los de la procesión de las turbas acompañados del “Ay que le da, que le da”. Por último también están aquellos con los que finalizaba una propuesta anterior literauta “y los tambores comenzaron a sonar. No desmerece el tuyo de todos esos tambores: de guerra, religiosos, festivos y ahora además interiores.
Un abrazo, amigo.
CARMELILLA
25/06/2017 a las 09:47
Hola Leosinprisa:
Primero gracias por leerme y sobre todo por tu comentario.
Si se pudiera cerrar los ojos y leer a la misma vez tu relato nos hubiéramos sumergido y convertido o en quién toca el tambor o en el propio tambor.
Muy buen trabajo como siempre, gracias nos seguimos leyendo.
Saluditos.
marazul
25/06/2017 a las 12:41
Hola Leosinprisa: independientemente del significado que tú le hayas querido dar al micro, porque el lector puede imaginar muchos, me quedo con la impecable forma en la que está escrito.
El título lo dice todo.
Me alegro de haberte leído porque he disfrutado
¡Hasta pronto!
Marcelo Kisi
27/06/2017 a las 07:40
Hola Leosinprisa!
Mil gracias por tu elogioso comentario a mi relato!
El tuyo me pareció estupendo, una hermosa metáfora de significados múltiples y un canto al espíritu humano.
Felicitaciones!
Sam B
30/06/2017 a las 13:26
Hola Leosinprisa.
Se nota que sabes manejar el lenguaje. Las palabras escogidas son precisas y las imágenes, expresivas. Aunque, honestamente, echo de menos algo que me sugiera de forma un poco más clara la historia que envuelve esta escena.
Por otra parte, he de decir que, como comentan otros compañeros, también me he imaginado un tamborilero tocando en medio de una batalla, luchando contra el miedo. Sin embargo, creo que se puede interpretar de diversas maneras.
¡Un saludo!
Isolina R
02/07/2017 a las 17:05
Hola, Leosinprisa:
Me sumo a los elogios de los compañeros que me han precedido. Felicidades.
Por ponerte algún pero, te señalaré una rima: “no demostraba temor, origen del auténtico valor”. Soy una tiquismiquis con la rima en prosa. Procuro evitarla siempre. En esta oración pondría, por ejemplo: “no demostraba temor, origen de la auténtica valentía”. Si a ti las rimas te traen sin cuidado, no cambies nada.
Saludos.
Laura
03/07/2017 a las 10:55
Hola Leosinprisa.
En primer lugar, te agradezco que hayas pasado por mi relato y dejado tu comentario.
Me ha gustado principalmente el sentido de colectivo tratando de superar el miedo individual y el jefe que trata de no demostrar temor, dejando de lado si lo siente en realidad o no.
Tal vez puedes tomar en cuenta lo de la rima y cambiarle en algo la forma, pero es cuestión de gustos y de estilo.
Un muy buen texto que transmite variadas emociones.
Saludos
K. Marce
07/07/2017 a las 23:24
Saludos Leosinprisa :
Gracias por leer y comentar mi relato (140) del mes de junio. Disculpas por llegar tarde al tuyo, por razones fuera de mi dominio, estuve fuera de Internet y casi incomunicada del mundo, en fín…
Como estoy atrasada con mis lecturas y comentar a otros, no he leído a tus comentaristas, así que confió que ya te han dicho las mejoras al texto.
Me quedo con la sensación, y aunque he confesado a morir, que los tambores no son lo mío; si se puede percibir en tu micro ese arrebato, la vibración y la necesidad de tocarlos. Sin que lo menciones, me parece que se trata de esos tambolireros de antaño que acompañaban a las caballerías o soldados a pie en una batalla. Con una orden emitida a uno, que contagia al resto. Esa propia batalla que llegará a un final, pero no será un día perdido, el coraje es algo que nunca se debe perder. Buena idea en un marco tan sencillo y bien escrito.
¡Nos leemos!