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El carrusel de la vida - por MauriceR.

El carrusel de la vida
La indiferencia de mi hijo hacia el barrilete tendido sobre la mesa, me hizo perder toda esperanza en una felicidad pasajera. Había trabajado el fin de semana haciendo el “volantín” para agasajar a los chicos el domingo del niño.

Treinta años atrás, el viejo se paso la calurosa siesta, antes de ir a su taller, construyendo un camioncito de madera para sorprenderme al despertar. Al verlo, dije, en una mezcla de sopor y sofocación:
─ ¿Esa mierda es el camión? ─ había imaginado otra cosa.
Sintió empañado el “perfume” del momento mágico. Su hijo feliz.

Papá, que a la sazón se hallaba en casa esta noche, al escuchar la expresión de Tomas, sin decir palabra me miró y sonrió sacudiendo la cabeza… maravillado. Creo que pensó en el equilibrio de la vida.
Comprendí que no se puede huir de la calesita existencial. Estoy en paz. Mi padre también.

Comentarios (7):

Marcelo Kisi

16/06/2017 a las 12:21

Hola Maurice,

Soy tu vecino de arriba, en el 265, así que me toca leerte.

Muy buen relato, bien lograda una situación de tres generaciones, con un círculo que se abre y se cierra, todo en tan pocas palabras. Eso solo habla de una habilidad muy desarrollada. Te felicito!

Héctor Romero

19/06/2017 a las 14:47

Maurice, que hermoso y aleccionador relato, un título bien acertado. Logra llevarnos a reflexionar, me has tocado. Con toda la sinceridad del mundo quiero felicitarte por esa joya. Tu vecino 168.

Wester

19/06/2017 a las 16:04

Hola Maurice, qué tal todo?

Estoy tres más arriba, me tocó leerte por ‘obligación’ pero estoy contento de que haya sido así.
Un tema muy recurrente y hermoso, la vida y relación entre abuelos, padres e hijos. Lo has descrito bien y consigues crear un vínculo muy interesante con tan sólo un hecho cotidiano que se repite en el tiempo de generación en generación de forma no premeditada, dejando ver que cada generación de la familia es igual que su predecesor.

Bien hecho, nos leemos. Y siquieres pasar por el mío pues ya sabes dónde estoy

Dante Tenet

20/06/2017 a las 05:14

Hola Maurice:
Muy buena la parábola.

me gusto el relato.

Nos esguimos leyendo, estoy en el 252

drow_jack

20/06/2017 a las 10:23

“─ ¿Esa mierda es el camión? ─ había imaginado otra cosa.” Los giones pegados al texto y el verbo del inciso en mayúscula por no ser dicendi. ─¿Esa mierda es el camión? ─Había imaginado otra cosa.
“Sintió empañado el “perfume” del momento mágico. Su hijo feliz.” Pondría dos puntos en vez de punto, para que se entienda que el momento mágico que él quería es: Su hijo feliz. No me acaba de parecer muy resultón este “perfume”.
Han habido palabras como: volantín, sazón y calesita, que no me han frenado en el texto. Supongo que debe ser porque no eres español peninsular, y tenemos diferente vocabulario. Es una observación,nada más.
Un microrrelato que cumple. El ciclo de la vida.

Gracias por tu comentario.

Mancebo

22/06/2017 a las 04:45

Hola Maurice,
Te felicito por el relato, me parece evocador. Me deja un poso nostálgico y un lugar para la reflexión. La historia siempre se repite, te das cuenta cuando es demasiado tarde y no es posible la rectificación. El calco de una escena vivida anteriormente con los papeles cambiados es lo que hace recapacitar al protagonista sobre el egoísmo inconsciente de la infancia.
El título es bastante apropiado.
Por poner alguna pega, en la frase: ─ ¿Esa mierda es el camión? ─ había imaginado otra cosa.
Yo habría prescindido del segundo guion y hubiera empezado la segunda frase con H mayúscula. Ya que todo lo dice la misma persona.

Esta es mi modesta opinión.
Estoy en el 247 por si te quieres asomar.

Laura

03/07/2017 a las 11:13

Hola Maurice.
No hay caso, los hijos defraudamos a nuestros padres en sus mejores esfuerzos y la vida nos devuelve la situación.
Coincido con drow_jack con respecto al perfume y al hijo feliz. No me llega, pero puede ser algo personal. Todo lo demás es intachable.
Saludos

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