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LAS TRES HILANDERAS - por Juana MedinaR.

Web: http://www.juanamedinaficcion.blogspot.com

Las tres hilanderas se apresuran.

Tres porque, hadas o brujas, siempre fueron tres las que tejieron o hilaron a la hora de meditar y proyectar de las mujeres.

El tiempo aprieta. Delgadísimas, casi transparentes como las hadas de los cuentos, van por las calles subterráneas al encuentro de quienes las apoyan para liberarse del tirano.
Éste se hace llamar Tyranus Rex. Hace años ya, heredó un poder que considera un juego. Ignorante y necio, alguna vez oyó un nombre parecido y sin saber a qué se refería, le sonó importante y grandioso, digno de su persona. La seda natural es su debilidad, pero detesta la seda industrial. Para uso personal, que incluye desde su vestimenta a toda la ropa de palacio, Tyranus Rex exige la seda tejida y teñida por estas tres mujeres; las últimas en el mundo conocido que saben hacerlo.

Nadie, en varias generaciones quiso aprender el oficio. Es una vida sin comodidades, en ambientes húmedos y cerrados, con inmensos criaderos de gusanos, moreras para alimentarlos y cortinas de murciélagos que cuelgan de los árboles y de los techos para hacerse cada noche de su alimento. Expuestas al aire malsano, se saben enfermas. Parte del plan consiste en usar su enfermedad como arma.

Desde que Tyranus Rex promulgó la ley de Protección a la Vejez, la población vive entre el pánico y una viciosa comodidad. Muchos lograron emigrar. Otros, no pudieron; otros aún, creyeron que les solucionaba la vida.

La ley de Protección a la Vejez impone que partir de la jubilación, inspectores gubernamentales hagan visitas periódicas a los pensionados y tomen nota de sus gastos, de sus gustos excesivos.

A los setenta años exactos, una comisión especial les lleva una enorme torta de cumpleaños, de la que deben comer al menos dos o tres porciones. Cuando ya están drogados y adormecidos, llega con gran pompa una limusina que los traslada al Hogar de las Sombras. De ahí en adelante el Estado administra su pensión. Techo, alimento, vestido, salud y hasta entretenimiento le serán provistos sin que tengan que elegir. A eso se le llama Homenaje en Vida.

En señaladas ocasiones pueden recibir visitas de consanguíneos. Jamás un amigo, un compañero de trabajo, una vecina cariñosa. No hay, en el Hogar lecturas, celulares u ordenadores personales; sólo una inmensa pantalla donde se proyectan dos horas por día programas llamados “Hora de descanso mental de nuestros abuelos”. Si algún recién llegado se aventura a conversar con algún otro, se los persigue como en una cacería con ruidos muy violentos de bocinas y sirenas. Entonces, escapan como liebres asustadas a la soledad de sus dormitorios. Algunos llegan a perder la palabra.

En poco tiempo la población vio la trampa. Varios hackers se hicieron inmensamente ricos entrando en la base de datos del reino y cambiando las fechas de nacimiento y hasta las fotos de aquellos que podían pagarlo. Pero eran soluciones individuales y momentáneas.

El plan de las hilanderas es más ambicioso. Ante todo, hicieron un sacrificio personal. Enfermaron de tuberculosis y tosieron tanto sobre las piezas de seda que iban a palacio, que contagiaron a todo el gobierno.

Se acerca el cumpleaños de Tyranus Rex. Otra vez aparecerán los afiches con la foto única de su asunción al poder.

Los médicos no llegan al diagnóstico correcto: creen erradicada la enfermedad hace cientos de años y no la tienen en consideración. Pero ya uno de ellos viaja a un país vecino en busca de ayuda y de medicación apropiada.

Durante la reunión en las calles subterráneas para que los drones de vigilancia no los vean, se acuerda que un hacker de absoluta confianza cambie las fechas del tirano, sumando años. Un enfermero se encargará de tomar una foto actual del gobernante para que de manera automática se impriman los afiches de cumpleaños con los nuevos datos.

El día señalado la ciudad amanece con la imagen del dictador envejecido, pálido, sumido en almohadones de seda.

El pueblo entero exige que se le lleve la torta del Homenaje en Vida. Casi no hay discusiones. En su limusina de oro parte a un Hogar de Sombras. Como no puede tenerse en pie, para que no caiga, se lo sujeta en una silla de ruedas con vendas de seda.

Los ancianos recuperan sus afectos, su libertad y su voluntad.

Sin ruido, las tres hilanderas se internan. Aunque aceptan la muerte, desean con fervor que las medicinas lleguen a tiempo también para ellas.

Comentarios (22):

Patricia Redondo

17/05/2017 a las 14:07

Juana, escribes muy bien , y tienes una imaginación prodigiosa. ¡Te envidio! (sanamente , eh ? para aprender 🙂

El principio fantástico , muy visual , delicado , poético , como nos tienes acostumbrados. Una desea convertirse en una de esas hilanderas, casi espectrales, ligeras..

a partir de aqui :

“En poco tiempo la población vio la trampa.”

Creo que todo se precipita un poco, toma un ritmo quizá demasiado rápido (al menos para mi gusto, me gustan más los “guisos a fuego lento” y además creo que tu forma de escribir se presta más a ello)

Aún así , preciosa e imaginativa historia (con un tema , el miedo y el rechazo a la vejez, muy acertado).

Nos leemos.

Darkristal

17/05/2017 a las 21:46

Pobres hilanderas :c
Es curioso, cuando hay un gobierno dictatorial uno espera que la historia se sitúe en el pasado y así imaginaba dado lo retrograda del rey, pero habiendo hackers y drones solo puedo pensar que es una época contemporanea o muy distante en el futuro.
Los dictadores siempre serán un retroceso en el avance de la humanidad.
Buen relato.

Jose Luis

17/05/2017 a las 22:29

Hola Juana
Yo también alabo la cantidad de imaginación que le has echado al relato. Logras ambientar y sumergirnos en este mundo tan aparentemente bueno pero tan cruel en el fondo, y el cuento que te ha salido es muy entretenido. Me gusta que haya un punto de esperanza al final del cuento.
Un saludo

Pepe Illarguia

17/05/2017 a las 23:03

Estupendo cuento Juana, por qué siempre eran tres las hilanderas, una soltaba el hilo, otra lo medía, y la última lo cortaba, también se les llamaba Gracias, Horas y Parcas, y eran las guardianas del nombre secreto de la diosa, y del lenguaje oracular.
Gracias por tu visita a mi relato, y por supuesto te invito a un mate en el sofá, sin sillas.
Un abrazo.

Feli Eguizábal Fernández

18/05/2017 a las 08:21

Hola, Juana, hacia tiempo que no te leia,y he encontrado que cómo los buenos caldos, mejoras día a día. Tu imaginación nos ha llevado de la mano por un relato musical, ameno, y de fácil lectura hacia un final abierto. Me ha gustado. Has logrado el reto y transmitido los gozos y las sombras de una sociedad tal vez, más real de lo que parece. Me encanta leerte.

Juana Medina

19/05/2017 a las 01:03

Gracias, compañeros, por los alentadores comentarios.
Pepe: mate aceptado. Definir dónde y cuándo será algo más difícil, pero no hay que perder esperanzas.
Feli Eguizábal Fernandez: Busco tu relato y no lo encuentro. Me encantaría devolver la visita y ver cómo has encarado consigna y reto.

beba

19/05/2017 a las 02:28

Hola, Juana:
Precioso y original relato. Muy buen manejo del hilo narrativo.
Gracias por tu visita y amable comentario

Laura

19/05/2017 a las 11:18

Hola Juana.
Gracias por tu hermoso comentario sobre mi relato.
Hermoso y esperanzador final.
Más que originales tus leyes hacia la ancianidad, y sobresaliente el ingreso de los hackers.
En cuanto a lo técnico, me resultó algo enredada la primera oración. La leí varias veces y me sigue confundiendo, pero puede ser sólo algo mío. No le hagas mucho caso.
Tal vez podrías haber desarrollado un poco más el estado de salud del dictador aunque las fatídicas 750 obligan a recortes inesperados. No me lo esperaba tan anciano.
En fin, un relato muy bueno, con gran despliegue de tu imaginación.
Felicitaciones.

ANGEL CLIMENT

19/05/2017 a las 12:54

Juana, como cada mes he pasado para leerte, ya que siempre aprendo de tí.
Buen cuento, bien escrito, interesanta y que te hace ganas de leer hasta el final.
Nos leemos

Osvaldo Mario Vela Sáenz

19/05/2017 a las 19:59

Hola Juana, gracias por tu visita a mi texto y por las palabras de apoyo que viertes sobre él. De verdad que los escritores de literaturas necesitamos beber un licuado de buenas vibras como los que tu preparas.

Tal como Pepe me gustaría cambiar el licuado por un mate. Me adhiero con vehemencia a todas las buenas aportaciones de los compañeros. Regreso cada mes a buscar lo poético de tus letras y la inacabable inspiración que posees.

Enhorabuena y felicidades.

Jack Elkyon

20/05/2017 a las 00:02

Hola Juana.

Me ha gustado el uso del vocabulario, no he visto faltas de ortografía y te felicito por la imaginación.

Sin embargo debo decirte que, en mi opinión, el relato es poco fluído, tiene demasiados antecedentes y aristas que a veces confunden, y la trama, al igual que el desenlace, es muy poco creíble.

Además cuando usas el nombre “Tyranus Rex”, me imaginé que era un dinosaurio, como el Tyranosaurius Rex, pero estaba equivocado.

Saludos,

Charola

20/05/2017 a las 03:29

Hola Juana!

Me gustó tu relato. Se nota lo bien escrito y la imaginación que tienes. Un poco fantástico, pero bien puede encajar en una distopía con hackers y drones.

A mí me pasó lo mismo que a Jack, no sé por qué lo asociaba a tu Tyranus Rex con un dinosaurio jeje. Quizás por lo anciano que era el dictador.

Muy bien llevada la trama. Te felicito.

Un abrazo. Estoy en el 131 por si quieres pasar a leer mi relato. Gracias.

Isan

20/05/2017 a las 09:20

Hola Juana:

Un relato que contiene mucha poesía, muy metafórico, duro y bello al mismo tiempo. Duro por lo que cuenta y bello por la forma. Contiene elementos antiguos como las hilanderas y nuevos como los drones. Todo mezclado con un sistema político destructor camuflado de protector.

Como nos tienes acostumbrados nos has regalado un magnífico relato con buen final que alumbra un futuro mejor y, como siempre, a costa de unas heroínas.

En el plano formal me ha llamado la atención esta frase: “…para que no caiga, se lo sujeta en una silla…” ¿Quizás debería ser “se LE sujeta?

Un placer leerte. Saludos.

Juana Medina

20/05/2017 a las 18:19

Para Jack y Charola una pequeña aclaración:
Lo asociaron con Tyranosaurius Rex porque efectivamente quería jugar un poco con esa idea, haciendo un guiño al lector.
Escribí: “Se hace llamar Tyranus Rex…porque ignorante y necio, alguna vez oyó un nombre parecido y sin saber a qué se refería. le sonó importante y grandioso, digno de su persona.”
Tal vez una lectura muy rápida los confundió.
Gracias a todos por leer y comentar. Siempre se aprende
Saludos

Charola

20/05/2017 a las 18:57

Sí, Juana. Solo lo asocié por la cercanía de los nombres, no los confundí. Jeje.

Tavi oyarce

21/05/2017 a las 17:34

Hola Juana
Presentas un mundo y me da la idea que no nos falta mucho para entrar en él. Como lo preconiza “Cambalache”, las cúpulas corruptas, las mentiras, las zancadillas por el poder, pareciera que tienen el abismo demasiado ceca.
Como siempre, tu relato pulcro, cercano a la poesía es como un bálsamo.
Algo muy breve: en esta expresión “La ley de Protección a la Vejez impone que partir de la jubilación”, debiera decir, “que a partir de la jubilación”.
Saludos

Luis Ponce

22/05/2017 a las 00:10

Hola Juana:
He estado de viaje por eso no he podido comentar antes.
Gracias por tus generosas palabras.
Tu relato tiene una mezcla de leyenda con presagio.
Las hilanderas con una imagen descolorida, a punto de desaparecer mantienen vivo el deseo de volver a la racionalidad. El sistema de gobierno del neo-dinosaurio está muy cerca de la realidad: todo empieza con dominar los medios de comunicación, las redes sociales y la libertad de expresión. Algo que ya vemos en algunos países latinoamericanos.
Deberíamos pensar en ir preparando hilanderas que nos salven a futuro de los ego-saurios.
Como siempre me encanta tu estilo.
Nos leemos.

Agustín

22/05/2017 a las 18:53

Hola Juana:

Alabo, como han hecho otros antes, la imaginación que tienes y cómo lo cuentas. Creo que sabes transmitir lo que tienes en mente.

Me ha gustado tu historia pero por partes. Veo dos historias de rebelión: una, en la que las hilanderas se sacrifican para transmitir la tuberculosis; y otra, en la que se vuelve contra el tirano su propia ley. Por separado me han gustado pero juntas no me terminan de convencer.

En mi opinión, creo que falta algo por contar, que explique cómo el hacker y las hilanderas se complementan. ¿Para qué se necesita un hacker si ya tienes al gobierno debilitado por la tuberculosis? ¿Para qué necesitas a las hilanderas si el hacker es capaz de lanzar al tirano a su propia trampa?

Un saludo y gracias por tus comentarios. Espero leerte en otras ocasiones.
Agustín

K. Marce

23/05/2017 a las 07:21

Saludos Juana:

Muchas gracias por leer y comentar mi texto del mes, obligada como siempre a voluntad por el tuyo.
Aclaro que este mes, he leído los retos con otros ojos, porque como lo dije desde que leí el reto de escribir una distopía, comprendí que no es posible hacerlo en una escena de tan pocas palabras: siempre quedará algo fuera de la olla.

Para mí, tu relato es una escena, nos marca algo que acontece en un determinado momento con un susceso premeditado por parte de las hiladeras. Me parece una idea que tiene mezclas de todo, un poco clásica y contemporanea, y futurista a lo que se teme tanto y que todos llegaremos: La vejez.
En esta sociedad, se le descrimina, como ocurre en la actualidad, en donde los derechos de las personas mayores son violentados, ya sea por los propios gobiernos que no les toma en cuenta o por sus propias familias que los ven como cargas, y los abandonan en hogares de “retiro”.

Si bien es cierto, que la idea me ha gustado mucho. Me quedo con el pensamiento de Agustín, en donde la relación entre lo que sucede y lo que lleva a ese momento, parece que hace falta una conexión; pero repito, capto que es imposible decir todo en tan poco espacio y creo que ambos componentes, hiladeras y hackers, tienen una relación más compleja de la que pudiste relatar.

Gusto de leerte como siempre. ¡Nos leemos!

Verso suelto

23/05/2017 a las 11:03

Muy bueno Juana.
Me ha encantado el párrafo:

Es una vida sin comodidades, en ambientes húmedos y cerrados, con inmensos criaderos de gusanos, moreras para alimentarlos y cortinas de murciélagos que cuelgan de los árboles y de los techos para hacerse cada noche de su alimento. Expuestas al aire malsano, se saben enfermas. Parte del plan consiste en usar su enfermedad como arma…
y muchas otras cosas

Te felicito.

Crispín Silva Muñoz

24/05/2017 a las 09:24

8Me hizo reflexionar tu relato. Creo que todo nos aproximamos a situaciones determinadas por nuestra vejez que sin duda son dolorosas.Te felicito. Yo estoy en 98 . Gracias

Leosinprisa

31/05/2017 a las 09:34

Hola Juana, todo un prodigio de imaginación y aunque la historia sea mil veces tratada, la ancianidad y su reclusión la has tratado con un ingenio prodigioso. Casi puedes ver ese mundo en el que se desarrolla tu historia, esta vivo y te introduces en él sin ningún problema.

Su desarrollo también es muy imaginativo, todo un acierto en el final que da una esperanza a las valientes mujeres que tanto han arriesgado por los demás. Enhorabuena.

Agradecerte los comentarios de mi texto. Un placer leerte y un saludo.

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