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A LA ESPERA DE QUE PASE UN ENTIERRO - por baltasarR.

A LA ESPERA DE QUE PASE UN ENTIERRO
Susana esperaba, medio escondida junto a un hermoso panteón , el paso de un entierro. Su riguroso luto, su rubia cabellera, contrastaban con el espléndido monumento. Cuando llegó el cortejo, pese a su deseo de no ser vista, hubo alguien que sí reparó en ella. Desfilaban con lentitud. No así los pensamientos que se agolpaban en la cabeza de Susana, que tuvo que volverse de espaldas para dar rienda suelta a su dolor.
Ya ante la tumba, el sacerdote del cementerio invitó a los asistentes a rezar por el alma del difunto. Susana rezó, enjugándose las lágrimas que inconteniblemente inundaban su cara.
No le pasó por alto el rostro impenetrable de la viuda, ni los llantos y lamentos de sus hijas. Terminado el rezo, el cura encomendó:
Recibe Señor el alma de tu hijo Leonardo a quien
has llamado de este mundo a tu presencia. Líbralo
de todos sus pecados y así llegue por tu misericordia
a la felicidad del descanso y de la luz eterna, y
merezca unirse a tus santos y elegidos en la gloria
de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén

La lápida, manejada por los operarios de la funeraria, selló la tumba con un roce que hizo estremecer a Susana. Tuvo que esforzarse para que no se le escapara un alarido.
La viuda de Leonardo, acompañada por sus dos hijas y tres hermanos del difunto encabezaron el duelo, ante el que comenzaron a desfilar los asistentes para darles el pésame.
Susana, desde el panteón que eligiera para asistir al entierro de Leonardo, aguantaba impaciente esos besos que nunca llegan a serlo; esas frases tan «hechas» de todos los entierros: «Lo dicho, Ángeles, mucha salud para encomendarle a Dios». «Ángeles, tú sabes cómo lo siento»…
«Ángeles. Se llamaba Ángeles». Era la primera vez que Susana oía su nombre. Nunca Leonardo le había pronunciado ante ella. Claro que sabía que existía. Leonardo era un hombre de los pies a la cabeza. Fue lo primero que le dijo aquella misma tarde… Recordar la tarde y fluirle una sonrisa que contrastaba con sus lágrimas, fue todo uno…»
«El tacón de su zapato había quedado atrapado en la raja de una tapa del alcantarillado que había a un lado de la acera. No pudo reprimir un grito ante la torcedura del tobillo. Una mano le sujetó fuerte por encima del maltrecho tobillo. Con la otra mantuvo firme su cintura. A ver, joven ─le dijo─ primero vamos a ocuparnos del pie, luego ya trataremos de rescatar el zapato. ¿Le parece? Desabrochó el zapato y el pie fue liberado. ¿Se ha hecho daño?».
«Un poco en el tobillo. Pero no creo que tenga demasiada importancia ».
«Bueno, me alegro de que el que haya sufrido el daño sea el zapato ─dijo incorporándose al tiempo que mostraba, en divertido gesto, zapato y tacón en una y otra mano y le ofreció su brazo. Había una cafetería cerca a cuya terraza nos dirigimos entre risas ante mi inevitable cojera…»
El entierro había terminado. Susana, sola en el campo santo, corrió hacia la tumba en la que acababan de enterrar al amor de su vida. Se arrojó sobre su lápida y lloró. Lloró sin que pudiera pronunciar una sola palabra. Luego, algo más tranquila, le habló de su amor. De cómo se quedaba; de que nunca le olvidaría…
Unos silenciosos pasos le advirtieron de la presencia de alguien. Se volvió. Reconoció en seguida a una de las jóvenes que presidieron el duelo. Quiso incorporarse y enjugar sus lágrimas, pero ya era tarde.
─Susana, ¿verdad?
Asintió sin atreverse a decir una sola palabra.
─Mi nombre es Adela. Soy la mayor de las dos hermanas que has visto en el duelo. Hace mucho que me enteré de la relación de mi padre contigo. Mi madre es una buena mujer, pero nunca supo entenderle. Voy a ser más rotunda: nunca quiso entenderle. Hubo una pausa. Luego: Quisiera hacerte una pregunta… un tanto indiscreta. ¿Puedo?
─Claro.
─¿Fue feliz mi padre contigo?
─¡Mucho! Ambos lo fuimos. ¿Cómo murió?
─Dormido. De un infarto.
Adela se agachó. Dio un beso en la frente a Susana, besó la lápida de su padre y se marchó.

Comentarios (11):

Cecilia

18/04/2017 a las 12:32

Hola Baltasar; me gustó tu historia, el final me pareció muy humano, deja pensando en el alcance de las elecciones de vida.
Revisaría de tu texto varias ideas que, no se si decir repetidas, pero a las que se vuelve para completar ideas iniciadas en partes anteriores del relato y que hace que la lectura no fluya cómodamente. Saludos, nos leemos Cecilia

Grumete

18/04/2017 a las 16:50

Hoola Baltasar,un placer leer algo tuyo por primera vez.

Sobre tu historia la llevas muy bien y se hace amena la lectura.Me gusto aunque se aleja de mis gustos.
La única pega que veo, es al final cuando dice la hija,que como murió y contesta.Dormido.De un infarto.
Se supone que la hija sabría de que murió,con dormido sobraría.

Un saludo ,nos leemos.

charola

18/04/2017 a las 17:26

Hola Baltasar!

Qué gusto encontrarte con un nuevo relato. Me gustó, muy humano, verosímil. Solo tengo una pega en este párrafo:
(«)esta comilla no debe estar aquí. El tacón de su zapato había quedado atrapado en la raja de una tapa del alcantarillado que había a un lado de la acera. No pudo reprimir un grito ante la torcedura del tobillo. Una mano le sujetó fuerte por encima del maltrecho tobillo. Con la otra mantuvo firme su cintura. «A ver, joven ─le dijo─ primero vamos a ocuparnos del pie, luego ya trataremos de rescatar el zapato. ¿Le parece?». Desabrochó el zapato y el pie fue liberado. «¿Se ha hecho daño?».

Es una sugerencia creo que quedaría mejor así.
¡Felicitaciones! Buen relato.

Nos leemos. Estoy en el 199.

María Kersimon

18/04/2017 a las 21:37

Hola Baltasar, un relato muy emotivo, fluido en general, a excepción quizás de la letanía del cura (hubieran bastado unas palabras, se imaginan las restantes. Te hubieras podido ahorrar estas palabras para ahondar un poco más en la vida en común de los amantes. Pero es solo una sugerencia. Me gustó la mención del ruido que hace la lápida al cerrarse, quizás un roce es demasiado liviano, podría ser un chirrido, un crujido, el rechinamiento de la piedra. Muy tétrico, muy buen disparador de la angustia de la protagonista.
“encabezaron el duelo”, me quedé pensativa, no sé si es justa esta expresión. El duelo es un proceso de adaptación emocional. Ellos en realidad se dispusieron a recibir el pésame.
Un final muy humano, es cierto, que cierra bien el relato.
Se lee bien, toca la fibra y te deja con buen sabor de boca, así que felicitaciones.

Baltasar

19/04/2017 a las 18:56

Hola, Cecilia:
Muchas gracias por tu lectura y comentarios.

flashback
Voz ingl.
1. m. En una película, interrupción de la acción en curso para presentar los hechos que, ocurridos en un tiempo anterior, guardan relación con ella.

A ver si esta definición del DLE es lo que tú me quieres decir. Bien es verdad que solo se refiere a películas (cuyos flashback has visto en infinidad de ocasiones) y que a mí me gusta emplear en mis relatos. Otra cosa es que sea con acierto.
Te leeré.
Un cordial saludo

Maria Jesús

19/04/2017 a las 19:33

Hola Baltasar: me ha gustado mucho tu relato, muy bien llevado, el final me ha resultado muy curioso y con muy buen gusto. Un saludo.

Baltasar

19/04/2017 a las 21:53

Hola, Grumete:
Muchas gracias por tu lectura y comentario. Comentario, por cierto, que no entiendo, puesto que no es la hija la que pregunta: «¿Cómo murió?». Es Susana quien pregunta.
Te leeré.
Hasta pronto.

María Esther

20/04/2017 a las 01:25

Hola baltasar, tu relato desarrolla un hecho común de la vida, pero con una excepción,un breve diálogo con un familiar directo que está interesado en saber si su padre fue feliz con Susana. Luego, un reconocimiento, que generalmente no existe, porque es muy difícil aceptar y comprender el conflicto que se desata en esos casos.
Por lo demás, la historia,narrada con naturalidad, trasmite los sentimientos de Susana, mezcla de amor , angustia y soledad.
Suerte y sigue escribiendo.

Baltasar

20/04/2017 a las 19:38

Hola, María Esther, encantado:
Muchísimas gracias por tu lectura y tu magnífico comentario. Difícilmente podría hacerse una síntesis mejor . Una de mis asignaturas preferidas (cuánto tiempo de aquello) fue Comentario de texto. Me lo ha recordado el tuyo.
Bueno, sabes que la ficción consiste muchas veces en expresar algo, que sin ser norma, podría serlo.

Te leeré con gusto
Un cordial saludo

Baltasar

21/04/2017 a las 17:36

¿Qué tal, Charola?:
Un placer encontrarme de nuevo contigo. Claro que te leeré. Ya te diré algo.
Muchísimas gracias, Charola, por tu lectura y acertado comentario. La primera parte pertenece al narrador. Son sus pensamientos los que deben ir entrecomillados. Gracias por tu observación.
A ver si hago un hueco y le echo un vistazo a tu 199.
Hasta pronto.

Un abrazo.

Baltasar

27/04/2017 a las 15:48

Hola, María Kersimon:
Muchas gracias por tu lectura y comentarios. Sí, puedes tener razón en cuanto a la letanía, pero me pareció darle más énfasis al relato con ella. Sin embargo, en el chirrido de la piedra, creo me quedé corto, como muy bien apuntas
Otro punto es el del «duelo».

El DLE en duelo2 en su 3ª acepción define:

3. m. Reunión de parientes, amigos o invitados que asisten a la casa mortuoria, a la conducción del cadáver al cementerio, o a los funerales.

El duelo, como muy bien dice el Diccionario, lo compone todo el cortejo del entierro. Ahora bien, a la hora del pésame, son los más allegados quienes lo presiden.
Mi más cordial saludo

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