Literautas - Tu escuela de escritura

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Susana y él - por Patricia LunaR.

Susana y él

Susana esperaba.
Como todas las noches, esperaba.
Sabía que él vendría.
Nunca había faltado a su cita.
No recuerda el tiempo exacto transcurrido, pero él no le falló jamás. Siempre acudió a su encuentro, desde esa trágica medianoche en que fue abandonada tras esa fría lápida del cementerio de la ciudad, hasta el día de hoy.
Y siempre era igual. Él se acercaba, se detenía y en voz baja, pero muy suave, casi en un murmullo, pronunciaba su nombre: Susana.
Entonces ella corría a sus brazos y llenaba de besos húmedos su rostro. Luego, juntos, se sentaban sobre alguna piedra y cenaban.
Al terminar él le acariciaba su cabeza mientras hablaba de sus sueños, sus miedos, sus dudas y de todo lo que a él le importaba. Susana, atenta, escuchaba todas y cada una de sus palabras, sin apartar sus ojos brillantes de él.
La rutina era la misma.
Todas las noches caminaban entre las tumbas alumbrados por una linterna y Susana iba pegadita a él. A veces se separaba, corría un poco y esperaba por él o simplemente volvía a su lado; siempre feliz de compartir esos momentos.
Antes del amanecer, cuando lo oscuro de la noche se disolvía, él la alzaba para despedirse. Era un momento triste y lleno de esperanza por el deseado reencuentro.
– Mi Susana querida, nos vemos esta noche.
Entonces, la apretaba fuertemente contra su pecho, besaba su cabeza y con ternura la bajaba para que Susana sacudiera su pequeño y perruno cuerpo.
Susana lo miraba un segundo más, luego salía corriendo para esconderse y esperar a que la noche vuelva, porque la noche lo traía a él.

Comentarios (9):

Patricia Redondo

18/04/2017 a las 21:39

Hola tocaya!
No te quiero contar lo que me ha emocionado tu historia!
Es simple y hermosa y con un final sorprendente y encantador.
Solo un pero:
Para quien nunca haya experimentado el vínculo que se forma entre un perro y sus amos, o no lo entienda, quizá este texto no sea de su agrado. Pero ¿ qué nos importa a ti y a mí que tenemos la suerte de vivirlo?
Bravo.
Estoy en el 31 por si te apetece pasarte.
Sigue escribiendo
Nos leemos!

Patricia Luna

19/04/2017 a las 14:54

Hola Patri!!!
Gracias por tu comentario y tienes mucha razón, solamente los que tienen un perro como mascota lo pueden entender.

Rigo

20/04/2017 a las 03:10

Saludos Patricia

Me gustó la forma de tu texto, me parece muy emotivo, no puedo evitar empatizar con tu obra ya que también se lo que significa el amor hacia un perro.
Bien logrado, considero que está escrito correctamente.

Sigue escribiendo!

Patricia Luna

21/04/2017 a las 01:28

Hola Rigo!!!!
Muchas gracias por tu comentario.
Seguiré tu consejo

José Torma

25/04/2017 a las 16:27

Hola Patricia, agradeciendo tu visita y haciendo lo propio.
Yo no soy una persona que le gusten los animales, en la niñez tuvimos perros, pero nunca me metí en ese rollo del mejor amigo, aun así tu texto me gusto, aunque se trate de una perra jajaja.
El único pero, para mí, fue que no hay sorpresa, o me pase de listo, pero luego luego asumí que era un perro.
De ahí en fuera, el texto me genera preguntas, ¿Por qué no están juntos? ¿Qué hay de malo con la perra que no puede estar más que en el panteón? ¿Quién es él? Es un texto pequeño que genera muchas dudas.
Lo que me gusto es que se lee rápido, es muy fluido y sin más complicaciones. Me parece que podrías haber utilizado más el universo de las 750 palabras para darnos una que otra pista de esta perrita que, abandonada, no atina a salirse de donde la dejaron, tal vez esperando regresen por ella.
Felicidades.
José.

Miriam Torres

26/04/2017 a las 10:30

Una historia bonita, de amor y lealtad más allá de la muerte, emotiva. La estructura es muy clara y concisa, sin florituras que impidan disfrutar de la historia. Sin embargó, repites mucho el pronombre “él” sin hacer demasiada falta, ya que el relato se centra en Susana y en sus emociones/sensaciones.

Matilde

27/04/2017 a las 22:47

Hola, Patricia.
Gracias por el comentario de mi relato. Siempre es agradable que nos lean.

“”Siempre acudió a su encuentro, desde esa trágica medianoche en que fue abandonada tras esa fría lápida del cementerio de la ciudad, hasta el día de hoy.”””
–Me parece que en este párrafo sobra “hasta el día de hoy”–

Por lo demás, de tu relato solo tengo que decir que me parece genial. He tenido que releerlo para descubrir que la perra es Susana y quien la visita es él, pero al saber quién es quién me ha entrado una emoción escalofriante y eso que yo no soy de gusto por los animales.
Saludo

Rayen

28/04/2017 a las 01:03

Hola Patricia: Me gustó mucho tu cuento, cuando uno ama los animales entiende el relato, me gustan las sensaciones que describes.Es un cuento sencillo, simpático y auténtico.
Imagino que mi mascota también sintió lo mismo cuando, desapareció de la puerta de mi casa, ella era muy vieja y estaba en tratamiento médico, pasé meses buscándola sin resultado.Hasta que mi marido me regaló un cachorro tratando de consolarme.Te pido disculpas por hacer este comentario tan personal en este lugar que te corresponde solo a ti

charola

30/04/2017 a las 01:07

Hola Patricia:

¡Qué texto tan tierno! Me gustó. Aunque estoy de acuerdo con José Torma. Le falta un conflicto claro. Deja muchas preguntas sin respuestas.

Felicitaciones.

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