<< Volver a la lista de textos

“La rueda” - por Luciano Sívori

Web: http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/

“La rueda”
(Luciano Sívori)

Susana esperaba que, esa vez, finalmente la descubrieran.

¿Por qué no era capaz de aceptar sus logros, a pesar de su duro trabajo, amplia experiencia y constante perseverancia? Ninguna importancia real tenía que sus libros sobre negocios fueran todos aclamados best-sellers, que su compañía tuviera las acciones más rentables del mundo. De nada servía haber sido elegida “la mujer más sexy del mundo” por la revista People los últimos tres años consecutivos, o que pudiera definir nuevas tendencias de moda con cada aparición en cadena nacional.

No. Susana Imes se sentía constantemente un fraude.

Cada éxito era el resultado del caprichoso azar, pura suerte. Que ella estuviera precisamente ahí, en esa particular posición de poder –la mujer más influyente del occidente– no era más que un accidente cósmico. La mitad de las veces ni siquiera sabía lo que estaba haciendo o por qué tomaba ciertas decisiones críticas. Decisiones que, por cierto, podían cambiar drásticamente la dirección de un país entero.

Siempre se sintió una especie de impostora, una estafa que tarde o temprano sería expuesta. En algún momento quedaría en ridículo frente al mundo entero. Incluso, quizás sucediera en aquel preciso instante, frente a miles –quizás millones– de espectadores, minutos antes de disponerse a iniciar su charla TED: “Cómo los grandes líderes motivan el cambio”.

Más bien debió haberla titulado: “Cómo los grandes mentirosos mantienen vivo el engaño”.

¿Qué sabía ella realmente sobre “cambios y motivaciones”? ¿Cómo podía estar segura de que fuera una “gran líder”? Nunca quiso ese título. No lo merecía, la ponía incómoda. Cuando la música terminara, ellos, todos ellos, se darían cuenta de lo mal que en verdad baila Susana Imes, y lo fea que es bajo el reflejo de la luz natural.

¿Cuánto tiempo más duraría su fachada? Bastaba que alguien en los medios escribiera: “5 motivos por los que Susana Imes no es tan brillante como todos creen”. Listo, suficiente para plantar la semilla de la duda. Su incompetencia sería exhibida, los accionistas preferirían vender antes que asumir el riesgo, los paparazzi elegirían acosar a alguien más, su marido la abandonaría por una más joven, sus hijos la humillarían en público, el presidente de los Estados Unidos ya no la invitaría a tomar café. Todo acabaría en un suspiro.

Lo cierto es que Susana, en parte, anhelaba aquel desenmascaramiento. Por primera vez en su vida lograría conciliar el sueño sin la preocupación firme de ser descubierta.

Decidió que no podía pensar en ello ahora. A nada más que cinco minutos de salir en vivo y en directo, se propuso un ejercicio mental.

Cerró los ojos. Respiró hondo. Se forzó a visualizarse en situaciones de exposición, pero como participante. Se invitó a verse a sí misma desde afuera, a observarse dando una clase de negocios en la Universidad o brindando el resumen corporativo a la Junta Directiva. Se inspeccionó en detalle y percibió a alguien con mucho entusiasmo, rebalsando de buena energía. Pensó que le gustaría ser como esa persona, que con ella aprendería algo diferente, que se notaba su conocimiento, y la imperiosa necesidad de transmitirlo. Esa persona no recitaría frases hechas, sacadas de un libro de autoayuda.

Susana quiso sostener esa sensación, congelar la imagen como si fuera una foto. A veces se olvidaba de quien era; lograba vencer sus ataques de inseguridad con pequeñas fotos mentales. Le sirvió. Su confianza había sido renovada. Saldría afuera a darlo todo, a dejar su huella.

Y así lo hizo. Su charla TED se convirtió en lo más visto en Youtube ese mes. Se volvió viral y disparó más comentarios positivos respecto a Susana Imes, la mujer más humilde, inteligente, trabajadora y significativa de los últimos cien años.

Pobrecita. ¡Qué ingenua! Si solo supiera que todos la observamos detrás de un vidrio, que su vida no es más que un show montado, repleto de actores y falsos escenarios. Si solo supiera que, para nuestra raza, ella no es más que un roedor corriendo, sin parar, sobre una interminable rueda giratoria.

Comentarios (9):

Liliana Del Rosso

18/04/2017 a las 10:55

Hola, Luciano Sívori:
Tu relato me dejo algo desconcertada, No me resultó creíble. Quizás todo se encaja un poco al final.
Yo creo que hay demasiadas bondades y una desprecio por sí misma que no es real.
La idea es muy original, pero creo que deberías darle una vuelta, dejar algunas pistas para intuir el final.
Un saludo

charola

18/04/2017 a las 23:40

Hola Luciano!

Me imaginaba que hablabas de las personas que surgen de un video que se vuelve viral y que de un momento a otro se vuelven famosas, casi por el azar del destino. Por ello la inseguridad de la protagonista.

Pero el final me sacó de esta premisa. Creo que falta algo más para entender lo que quisiste plasmar en tu relato.

Un abrazo. Te invito a leer mi relato # 199. Seguimos leyéndonos.

Jose M Quintero

19/04/2017 a las 19:11

Hola Luciano.
El relato me gusto, ya que desde el primer momento toma interés al preguntarse por que Susana piensa eso de ella misma, solo que creo que el final es muy acelerado y aveces logra confundir un poco. Mi recomendación es trabajar un poco mas en el final, ya que es una trama interesante.
Un saludo.
Te invito a pasarte por el mio. #84

marazul

23/04/2017 a las 11:39

Hola Luciano: soy marazul. Hacía tiempo que no te leía y me alegro de verte por aquí.
Nos presentas una historia que no puede dejarnos indiferente. A mi me ha resultado inquietante, al menos. La protagonista, ese accidente cósmico, como tu llamas a Susana es un
enigma para el lector. Realmente sabes mantener la intriga hasta el final. Yo me quedo con la idea general: la idea de la mentira y el impostor. Nada ni nadie -ni un futbolista, ni un lider, ni la mujer o el hombre más bellos- deben de ser considerados como seres superiores. El otro tema, el de la inseguridad del personaje y esa necesidad que tiene de liberarse de todo, está muy ligado a lo anterior.
En cuanto a la forma: una acertada estructura y un estilo impecable y muycorrecto.
Un saludo

marazul

23/04/2017 a las 11:42

Luciano: escribir desde el móvil es lo que tiene, que como tiene vida propia hace lo que quiere jeje

LUCIANO SIVORI

23/04/2017 a las 17:39

Marazul, gracias por tus comentarios, hasta ahora los únicos positivos sobre el cuento, jajajaja.
Siempre busco experimentar con mis relatos. Acá busqué un poco eso, y aproveché el Sindrome del Impostor para configurar el relato.

¡A mis demás lectores, gracias también por sus comentarios! Si desean darse una vuelta por el resto de mis relatos, me gustaría conocer su opinión también. Están todos aquí:

http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/p/indice-de-mis-cuentos.html

Ahora voy a ver de pasar a leer sus relatos.

¡Saludos!

Luciano.-

http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/

Pepe Illarguia

24/04/2017 a las 18:31

Hola Luciano, como siempre es un placer abandonarse a tus letras, que sugieren más que explican una sociedad oculta entre bambalinas, que mueve los hilos. A mí me recuerda un poco al cuento kafkiano Josefina la cantora o el mundo de los ratones, en el que la cantante, sin ser una gran belleza ni cantar bien, se convierte en una diva, que los espectadores necesitan diariamente para subsistir en sus grises vidas.
Un abrazo compañero.

LUCIANO SÍVORI

24/04/2017 a las 19:10

¡Gracias por tu comentario, Pepe!

Deja un comentario:

Tu dirección de correo no se publicará. Los campos obligatorios aparecen marcados *