Literautas - Tu escuela de escritura

<< Volver a la lista de textos

Amores etéreos - por Osvaldo Mario Vela Sáenz

Susana esperaba, o sería mejor decir que su energía espiritual era la que aguardaba. Tras el velo de su nueva condición, veía su cuerpo inerte al pie de la chimenea en posición fetal.

Cuando sintió llegar el momento, la naturaleza se encargó de otorgarle esa postura. Hecha un ovillo, su vida completa pasó frente a ella; hija menor consentida por abuelos, padres y hermanos. Colegios de renombre fueron parte de su formación. Su juventud destrozada por la ausencia de su primer amor, Ruperto. Para ellos; el idilio roto por el conducir social de otra época. Luego sobrevino un enclaustramiento en estudios de Teología. Aprendizaje que le otorgó el puesto de Madre Superiora del Convento de Regina.

Un servicio funerario trasladaba su atributo terrenal. La empresa fúnebre lo prepararía para la despedida. Un hombre mayor dirigía al equipo de trabajo de la compañía. Este personaje recorría con curiosidad toda la estancia; permanecía en ella como a la caza de algo. Parecía aprovechar la soledad del recinto para apropiarse de algún recuerdo valioso. Al buscar otros ornamentos que estaban a la mano, sus ojos se toparon con el retrato de una jovencita; no pudo reprimir una expresión de sorpresa:

— !Susana!
—Así es Ruperto, te he estado esperando.
Ruperto volteó, vio a Susana cómoda en el sillón frente al escritorio de la abadía; vestía el hábito de su usanza. Lucía igual de joven que en la fotografía, sin embargo, él ya era un viejo.
—No estabas ahí cuando llegué ¿Por qué me esperas?
—Porque a ti te toca acompañarme a mi despedida.
—¿Pero, por qué te veo tan joven?
—Me ves así porque soy un alma en transición que ha pasado por muchas vidas. Esta ha sido mi última existencia. Mi cuerpo será ungido mañana en la Catedral. Platiquemos, aquí nadie nos interrumpirá.

El primer impulso de Ruperto fue el de regresar las cosas a su lugar. A lo que Susana inquirió:

—¿Por qué las tomaste?
—No sé, nunca lo había hecho antes.
—Quédatelas, todas ellas son cosas que tú me regalaste. Ya recordarás.

Al mirar a ojos cerrados el mini osito de peluche que tenía en sus manos, el recuerdo humedeció sus ojos: entristecido por su rememorar reclamó:

—¿Cómo fue que desapareciste y nunca más supe de ti?
—Mis padres me llevaron lejos. Ellos tenían un matrimonio arreglado para mí. Cuando les conté de nuestra entrega, solo la opción de tomar los votos era aceptable, nadie más podía ocupar tu lugar en mi corazón. Y tú ¿Tienes familia?
—Ya vivo solo, mi esposa Luisa murió y mis tres hijos están casados. Pero lo que quiero saber ¿acaso soy el único que te puede ver?
—En los embrollos de una última vida tú eras el escogido para despedirme por eso es que me puedes ver. Además, como lo has hecho desde que nos conocimos, vas a tener que consecuentar mi presencia hasta el homenaje.
—Entonces acompáñame a casa.

Dicho esto Ruperto salió del convento al volante del vehículo funerario. Una vez culminado el servicio de entrega lo estacionó en su lugar. Su mente deseaba asimilar lo que le pasaba. Se apresuró en terminar su trabajo y temprano esa tarde iba rumbo al supermercado. Había prometido preparar para sus hijos una cena en familia.

Su nueva vivienda era en realidad algo holgada para él solo. La casa de familia se la había heredado en vida a sus hijos.
Para Susana, el cumpleaños de Ruperto fue un obsequio-premio por la renuncia que hiciera a una vida en común. Ahí, en aquella morada que ella consideró como propia, conoció a toda la familia. La armonía era el entorno predominante en aquel hogar. Los hijos se maravillaban ante la felicidad que emanaba de su padre. Aquellas habitaciones les dieron albergue por una noche.

La Catedral repleta de flores y sus fragancias. En el templo no había cabida para un congregante más. Tres Obispos se turnaban para la celebración del Santo Oficio. Renato de verdad que admiraba el reconocimiento que Susana alcanzara; ella se veía feliz. Justo al iniciar la consagración ella desapareció de su lado.

Al buscarla, su reacción fue plantarse frente al féretro para ser testigo de su partida; esperaba verla aparecer en cualquier momento. Cuando la feligresía se hincó con humildad para recibir la bendición, Renato vio salir de su pecho una luz que se ciñó al féretro para luego elevarse al cielo.

En ese momento, Ruperto supo que Susana siempre residió en su corazón y por una última noche, volvió para compartir su cama.

Comentarios (33):

Osvaldo Mario Vela Sáenz

17/04/2017 a las 15:17

Hola compañeros Literautas, espero que hayan disfrutado de unas felices pascuas. Aclaro que hay un nombre de confusión en la historia; Renato.

Ruperto y Renato son un mismo personaje. Solo que Renato, como su nombre lo dice, es Ruperto renacido entre los embrollos de una vida en traslación. En la Catedral tanto Susana como Renato son de la misma esencia espiritual. Para las palabras del desenlace Ruperto vuelve a ocupar su personaje original.

PEPE ILLARGUIA

17/04/2017 a las 22:11

Muchas gracias Osvaldo por tu paseo por mi cementerio repleto de huesos de alemanes y por tus hermosos comentarios.
En el tuyo, como siempre, nos dejas con la boca abierta. Algo había sospechado de esa tríada de Obispos, aunque difiero en la génesis, y el origen etimológico de los nombres, Ruperto es una deformación de Roberto, y como Rodrigo, lleva un sufijo Ro que indica realeza, Rey Berto, Rey Roderico. De la misma forma Renato, tanto puede ser Renacido, como nacido Rey, por lo que a la hora de elegir, yo prefiero esta última.
Me recuerda tu historia a las que hicieron famoso el siglo XIX con sus romances trágicos, historias de espíritus como el Don Juan Tenorio de Zorrilla o las películas de Buñuel, Nazarín o Viridiana.
Logras plasmar, en esencia, una realidad carnal que trasciende a los personajes.
En suma un buen relato.
Un abrazo.

Luis Ponce

17/04/2017 a las 23:24

Gracias Osvaldo por tus comentarios. También tú has jugado acertadamente con el significado de los nombres de los personajes. La tuya es una historia que se repetía constantemente hace algunos años. Los conventos llenos de infelices muchachas que huían de un amor desgraciado o de un matrimonio obligado. La religión era solo el camino para la autoflagelación o la penitencia auto infligida.
Cuántas vidas hubieran sido útiles si la sociedad no tuviera doble moral.
Un gusto leerte.

Laura

18/04/2017 a las 10:38

Hola Osvaldo.
Antes que nada, gracias por pasar por mi relato y dejar tu comentario.
Tuve que leer varias veces el suyo (¿por qué se me da que es un hombre mayor, tal vez profesor, y tal vez sea un chiquilín de menos de veinte años, pero más de 18?).
Volviendo al relato, me han confundido los cambios de escenario, y me pareció innecesario el párrafo del supermercado ya que nada aportaba a la historia, es más, creo que se podría prescindir de él y pasar simplemente a la cena en familia donde Susana podía apreciar la paz lograda por Ruperto.
Renato y Ruperto me han complicado bastante. ¿Son dos partes diferentes del ser humano las que planteas, con dos nombres que guardan una cierta relación? ¿Cúál sería el otro nombre de Susana? Insisto, me enredaron Renato y Ruperto. Pero puede ser sólo un rollo mío, no te preocupes.
Cuando Susana señala los embrollos de la última vida, ¿hace referencia a las vidas sucesivas a la manera de los orientales, o a cambio de vida, a la manera de los occidentales, como en la forma de vivir?
¿Qué quiso decir Susana con consecuentar su existencia?
Dejando de lado todas mis dudas, ME HA GUSTADO EL TEXTO, planteando la relación con un amor que no pudo ser aparentemente por convenciones sociales, con un más que dulce final.
Nos seguimos leyendo.

José Torma

19/04/2017 a las 00:43

Estimado compadre norteño, ¿cómo estás?
Te visito con mucho gusto, sabes que soy seguidor tuyo y me gusta mucho como escribes y describes. Creo que este es el primer texto que siento más universal y no de nuestra tierra propiamente dicho.
Sea lo que fuese, me ha gustado mucho. Si he de ser sincero, el asunto de Renato y Ruperto me eludió en la primera leída, solo en la segunda me brincó y debo de reconocer que me descoloque todo. Me costó trabajo y creo que no entendí. Ya viendo tu comentario lo leí una tercera vez y ha quedado más claro. Pedazo de relato que nos has regalado.
Un saludo afectuoso y muchas felicidades.
José.

Juana Medina

19/04/2017 a las 21:20

Salud Osvaldo,
Al fin voy poniéndome al día con los que me han visitado, y me quedan muchos más por leer. Muchas gracias por tus comentarios siempre alentadores.
Tu relato me ha encantado. Es una historia antigua la de una niña encerrada en un convento por no aceptar el matrimonio arreglado por los padres, pero eso no quiere decir que no tenga mucho encanto. Me sumergí de tal manera en la historia que en la primera lectura ni siquiera percibí lo de Renato y Ruperto. Recién a la segunda y ya habiendo leído algún comentario, vi por donde venías.
Te felicito de corazón. Nos seguiremos leyendo

Paola

20/04/2017 a las 16:59

Hola Osvaldo
Un relato con toque de misterio y final feliz.
¡Ahora! ¡Renato le ha echado valor al asunto! Yo no pasaría una noche con el alma de alguien aunque le haya querido mucho en vida.

He disfrutado con su lectura

Jose Luis

20/04/2017 a las 23:25

Hola Osvaldo
Gracias por pasarte por mi cuento.
Me ha gustado tu historia, creo que llega a tocar el alma, pues está lleno de melancolía y tristeza, aunque luego el final sea feliz. El texto hace honor al título que le has puesto, puesto que de verdad es como una historia de amor entre fantasmas (Ruperto acaba muriendo al final, ¿no?, y convirtiéndose en fantasma también, para reunirse con su primer amor. ¿O me he equivocado?). Sabes narrar y ambientar bien una historia, y creo que cada vez lo haces mejor.
Un saludo

Cecilia

21/04/2017 a las 02:09

Hola Osvaldo, que texto!!! la verdad tiene de todo… amor, desencanto, otras vidas, vidas manipuladas, idas, vueltas, muerte y otra vez amor, en esencia la vida misma. Me quedó la sensación de que podría ser el germen de una novela donde dejas muchísimas cuestiones planteadas que podrían desarrollarse, también personajes que completar. Sin duda necesitarías de muchas más palabras que 750.
Muy interesante y de verdad creo que podría ser el inicio de algo más.
Muchas gracias por tus comentarios sobre mi texto. Saludos Cecilia

SanJuanDweller

21/04/2017 a las 03:23

Saludos Osvaldo.

Me parece que es la primera vez que te leo. Concuerdo con Cecilia que este relato se presta para desarrollarlo en una novela, pues así puedes plantear con más detalle esto de los personajes que van de un ámbito a otro. Me encantó la escena en que Ruperto encuentra la foto de Susana, joven aun, y ella lo esperaba en cuerpo presente sentada en el escritorio.

Encuentro que las preguntas de Ruperto son un poco apresuradas, al igual que los diálogos. Quizá sea el limite de 750 palabras lo que no te permite abundar un poco más en la psiquis de los personajes. No puedo negar que me confundí con lo de los nombres, y hasta pensé que era un error, pero después de leer tu comentario, vi entonces cuál era el propósito.

La trama me parece interesante e intrigante. Fíjate, aunque Susana sufrió la pérdida de su único amor, el ser Madre Superiora la eleva a un nivel de compromiso social y espiritual que me parece ella tomó con seriedad.

Henar Tejero

21/04/2017 a las 06:41

Hola Osvaldo,
Precioso relato en el que se mezcla la vida terrenal con la espiritual.
También se combinan varios sentimientos como amor, añoranza,sorpresa, alegría y tristeza a la vez.
Has sabido ambientarlo muy bien, y has utilizado elementos celestiales como son la luz y el olor a flor. En eso has coincido con mi relato.
Como diría el dicho popular `el primer amor nunca se olvida´ y ésto es una prueba evidente.
Felicidades!!!
Gracias por pasarte por mi relato y tus palabras amables.
Nos seguimos leyendo.

Anael

21/04/2017 a las 11:40

¡Hola Osvaldo!

Aquí estoy para devolver tu amable visita a mi relato. Esta vez he leído tu texto de corrido y sin detenerme. Creo que me he hecho un poco a tu estilo y entiendo mejor el ritmo de tus relatos 🙂 Este me ha gustado mucho por la naturalidad con la que entra en el realismo mágico. No me extraña nada ver a Susana sentada en el sofá charlando con Ruperto. He de decir que sí me chocó lo del cambio de nombres, pero depués de leer tu comentario aclaratorio creo que queda raro porque el texto está limitado a 750 palabras. En uno más largo podrías haber ilustrado mejor las diferencias entre un nombre y otro, y creo que el lector lo habría aceptado tan naturalmente como acepta la presencia astral de Susana, sin enarcar una ceja. Sólo ha habido un detalle que me ha chirriado, y es esta frase:
“Un hombre mayor dirigía al equipo de trabajo de la compañía. Este personaje recorría con curiosidad toda la estancia; permanecía en ella como a la caza de algo. Parecía aprovechar la soledad del recinto para apropiarse de algún recuerdo valioso. Al buscar otros ornamentos que estaban a la mano, sus ojos se toparon con el retrato de una jovencita;”
Cuando la he leído me ha parecido que este hombre era un ladrón, un tipo que se recorre los funerales robando objetos valiosos. Después de leer el cuento entero veo que no, pero haría algo para cambiar ese párrafo, para señalar que no está robando si no mirando con curiosidad. La palabra apropiarse en concreto, cuando aun no sabemos que conoce a Susana, creo que da esta impresión.

Un relato lleno de luz y ternura, que mezcla dos mundos con delicadeza y sabe ensamblarlos con naturalidad. Felicidades.

¡Un abrazo!

Cryssta (Madrid-España)

21/04/2017 a las 12:28

Hola Osvaldo, yo te digo exactamente lo mismo que te ha dicho Laura.

Un abrazo.

Menta

21/04/2017 a las 18:21

Hola Osvaldo: Como te prometí el mes pasado he venido a leer y comentar tu relato. (Ya estoy mejor de la vista).

Me ha gustado mucho tu narración y me ha impresionado profundamente que Susana haya mantenido su amor hasta después de la muerte. Este sentimiento me parece muy bello. Y que Ruperto, al final, sea consciente de este amor eterno es también muy bonito.

Muchas gracias por tu relato. Un saludo, Menta

SBMontero

22/04/2017 a las 00:49

Me ha gustado. Es un relato muy tierno, tal vez demasiado para mi gusto, pero sabes que no soy de escribir sin sangre, vericuetos, o cosas raras. Te gusta imaginar y buscar en las cosas buenas cuando escribes y eso es de elogiar hoy día.

Sigue escribiendo.

Un saludo.

CARMELILLA

22/04/2017 a las 13:07

Hola Osvaldo: gracias por pasarte por mi relato y sobe todo por tu comentario
Sobre tu trabajo:
me ha costado entenderlo, he tenido que leerlo varias veces porque no conseguía centrar la trama y sinceramente creo que no lo he conseguido del todo, no he terminado de entender la historia creo entender es una relación de amor anterior entre los personajes, pero me pierdo en el ir y en el venir. Si un hubieras aclarado el tema de Renato y Ruperto, me hubiera quedado perdida del todo, aunque, incluso con tu aclaración, no me he aclarado.
No te molestes conmigo por todo esto, debo estar muy espesa.
El lenguaje me ha parecido acertado y la trama (a pesar de toda mi confusión) se va desarrollando para un final.
Compañero, intentaré entender mejor tu siguiente trabajo.
Sobre todo, muchas gracias por participar.
Seguimos leyéndonos.
Saluditos.

Isan

22/04/2017 a las 17:20

Hola Osvaldo:

Está bien esto de inventar palabras. “Consecuentar”, puede que algún día te la acepte la RAE. De comento hay que aceptarla en tu elato toda vez que está incluida en lo que dice alguien y cada uno habla como su autor quiere.

En el aspecto ortográfico, el signo de admiración que abre la expresión ¡Susana!, habría que darle la vuelta y poner el punto arriba. Como ves poca cosa, solamente un puntito en todo el escrito.

En cuanto a la sintaxis te señalo alguna cosilla de poca monta que yo cambiaría. Luego tú decides.

“Para ellos; el idilio roto por el conducir social de otra época.” No termina de convencerme esta frase tal cual está. Seguramente sobra el punto y coma y el verbo conducir no está mal pero tal vez le iría mejor “la deriva” (2ª acepción del diccionario).

El “atributo terrenal”, supongo que es el cuerpo, lo veo un poco rebuscado.

“…te toca acompañarme a mi despedida.” ¿Mejor EN mi despedida?

“Al mirar a ojos cerrados…” Parece difícil hacer ambas cosas al unísono.

“…el recuerdo humedeció sus ojos: entristecido por su rememorar reclamó:” Aquí yo no pondría los primeros dos puntos sino un punto y seguido y pondría coma después de rememorar.
“Ya vivo solo, mi esposa Luisa…” Cambiaría la coma por punto.

“Se apresuró en terminar su trabajo y temprano esa tarde iba rumbo al supermercado.” Creo que no está bien construida. Tal vez: Esa tarde se apresuró en terminar su trabajo, por lo que iba temprano al supermercado. En cualquier caso no parece un dato relevante para la historia.

“…se la había heredado en vida a sus hijos.” Heredar es recibir, por lo que no puede heredar a sus hijos. Lo que puede hacer es DAR en herencia a sus hijos

“obsequio-premio” no parece muy ortodoxo. Tal vez: fue un obsequio, un premio.

“Tres Obispos se turnaban para la celebración del Santo Oficio.” En estas celebraciones de varios congregantes no se turnan, se concelebra. Por otro lado lo de Santo Oficio no sé si te refieres a la Misa, pero suena a la Inquisición.

En cuanto al fondo he visto un relato lleno de misticismo, muy espiritual y romántico y muy adecuado a estas fechas de celebración cristiana. Lo malo es que fue demasiado tarde para Ruperto. Pero, al menos, por una noche compartió cama.

Este final no está bien cerrado. Comprendo que has llegado a 750 palabras y no da para más, pero podías haber quitado de aquí y de allá para poner un mejor broche final ya que para mi gusto “por una última noche, volvió para compartir su cama” no lo veo.

Hasta el próximo, un abrazo.

Laura

22/04/2017 a las 22:59

Caballero
Muchas gracias por volver a mi relato para aclarar aspectos del suyo. Me ha permitido comprender aspectos que en su momento se me habían pasado.
Nuevamente, muchas gracias.
y SIGUE ESCRIBIENDO

marazul

23/04/2017 a las 18:38

Osvaldo, amigo: me encantan las historias sobre reencuentros, aunque reconozco que este reencuentro es bastante original por lo macabro jeje…
Aprovechas el momento de la muerte para contarnos una historia completa sobre amores que no pudieron ser. Una narración que tanto por la temática como por la ambientación encaja perfectamente en el más puro de los romanticismos. Un guiño a nuestros grandes escritores: Zorrilla y Espronceda.
Muchas gracias por leer mi relato, Osvaldo
Un cordial saludo

Jean Ives Thibauth

23/04/2017 a las 22:04

Hola Osvaldo.
Tu relato me ha parecido muy tierno. Y la última frase de una delicadeza especial.
Lo he disfrutado de principio a fin.
Nos seguimos leyendo.

Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia)

24/04/2017 a las 03:01

Hola Osvaldo, las múltiples ocupaciones personales han impedido que vuelva a escribir y parece que se empeñan en que tampoco vuelva a leer. Sin embargo, intento sacar tiempo de donde no hay para venir a leer textos tan interesantes, entretenidos y bien hechos como el tuyo. He disfrutado mucho la lectura. Por favor sigue escribiendo que lo haces muy bien. Un abrazo.

Wolfdux

24/04/2017 a las 08:56

Poco más que añadir. La idea esta bien, pero me ha descolocado el cambio de escenarios y la inclusión, así de sopetón, del cumpleaños de Ruperto/Renato. Un saludo.

Leosinprisa

24/04/2017 a las 09:12

Hola Osvaldo, una idea original y bien expresada. Ha sido todo un acierto unir a dos espíritus en un amor que nunca se hubiera dado en una vida normal. Deja abierto todo un universo de posibilidades que casi definiria como infinito.

Agradezco tus comentarios en mi texto, un placer leerte y un saludo.

Earendil

24/04/2017 a las 16:39

Hola, Osvaldo.
He tenido que releer varias veces el relato porque algo no acababa de ver claro. Con tu posterior aclaración he visto donde me perdía, pero aún así, tanto cambio de escenario creo que marea un poco.
El tema está muy bien. Dos seres que tienen la oportunidad de volver a encontrarse, aunque sea por poco espacio de tiempo cuando las circunstancias de la vida les habían sido tan adversas.
He tenido que buscar el significado de “consecuentar”, preciosa palabra. Me encanta la interactuación que se crea en este taller entre nosotros, los de España y los de Sudamérica. Yo vivo en España y aprecio ese cambio de estilo que tenéis para expresaros. Por eso no voy a hacer ningún comentario al respecto. Es diferente y me gusta.
Sí quisiera hacerte un pequeño inciso en esta frase:
” Su nueva vivienda era en realidad algo holgada para él solo. La casa de familia se la había heredado en vida a sus hijos.”___Entiendo aquí, que la casa donde había vivido toda la familia junto se la cede o dona a sus hijos, adelantándoles así la herencia. Porque hereda el que recibe, no el que dona. Por los tanto los herederos son sus vástagos, no él.
Un placer leerte.
Un saludo

Osvaldo Mario Vela Sáenz

24/04/2017 a las 19:41

Al ver que eran varias las dudas de mi texto escribí esta justificación con la que espero aclarar en parte los cuestionamientos que surgieron:

“Hombre mayor” es en referencia a un hombre viejo ya sea pensionado o jubilado pero que la salud le permite seguir laborando. El Casino del Adulto Mayor es un salón de baile para hombres y mujeres jubilados que la salud les permite bailar.
Significado de “consecuentar”: tolerar mi presencia sin protestar

En nuestras raíces Latinoamericanas hay ciertos valores que no se pasan por alto. Ruperto hereda (traspasa o regala) en vida a sus hijos la casa de familia que compartió con Luisa. Él siempre tuvo la esperanza de encontrar a Susana por eso se compró otra vivienda. Así, en caso de encontrarla, la memoria de Luisa quedaría sin mancillar respetando el hogar que formó con ella. Por eso, Susana veía la casa nueva como propia.

En aquella casa es donde él prepara para sus hijos una cena de su propio cumpleaños, esto, para mostrar que era un padre todavía al pendiente y responsable de sus hijos, una cualidad más de Ruperto. A esa celebracion se debe la visita al supermercado. Yo, como escritor, trato de igualar la vida de él con la de Susana. Él cumplió como padre y esposo y ella como monja.

En cuanto a los embrollos de otras vidas, en realidad se debe a una experiencia muy especial que viví con mi padre en su cuarto de hospital, cuando él se encontraba en un estado semi comatoso debido a los medicamentos recetados.

Recuerdo que se despertó como a las tres de la mañana para dejar su vista fija en el techo del cuarto y empezó a alzar ambos brazos con sus manos en una posición de entrega o de oración, y me dijo: “hijo, vienen todos por mí, mamá con ellos y viene sonriendo”. Después menciono al abuelo, a una tía y a muchos otros personajes que yo no conocía. A la mejor mi padre deliraba, pero en mi mente quedó grabado aquel escenario de otra vida. Traté de revivir un escenario de otra vida con la historia de Susana

Muchas gracias a todos.

Earendil

24/04/2017 a las 19:54

Hola de nuevo, Osvaldo.
Agradezco sinceramente que hayas tenido la deferencia de darme una explicación sobre mi comentario.
En la segunda lectura de tu relato, y con las aclaraciones que habías dado a otros compañeros, tu historia cobró otra dimensión cuando la entendí perfectamente.
Soy muy sensible a estos temas, pues yo misma los he tocado en otros relatos del taller. Conozco de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte y han visto a sus seres queridos cuando venían a buscarlos. Incluso reconocían a abuelos y otros familiares con los que no habían coincidido en el plano terrenal, cuando vivían.
Hay un libro precioso llamado “Muchas vidas, muchos maestros” que habla sobre las experiencias de un siquiatra con sus pacientes. Los sometía a regresiones donde le contaban detalles de sus vidas pasadas, y de cómo iban alcanzando cada vez un estado más cercano a la perfección, como si cada paso por la Tierra fuese una manera de ir depurando su alma.
Espero no haberme enrollado demasiado.
Un abrazo, compañero.

Miranda

25/04/2017 a las 13:53

Hola Oswaldo:

¡¡¡¡Me ha encantado!!!
Tanto el contenido como la ejecución. El tema me parece muy interesante y sugerente y lo has contado muy bien.

Lo bueno de que haya pasado tan tarde por tu relato, es que además he leído las explicaciones, aunque tengo que decirte que no lo necesitaba para entenderlo, si que me ha servido para enriquecer el texto.

En una primera lectura, si me había quedado intriga en saber porque Susana consideraba como suya una casa que el había comprado recientemente (pensé que había comprado la casa en un lugar significativo para ellos dos).

Ya sabes la imaginación del lector es libre y yo leo una historia y los huecos los relleno con otra que me invento.

Felicitaciones un texto precioso y fantastico.

Un saludo.

beba

26/04/2017 a las 02:17

Hola, Osvaldo:
Muy original tu relato. Un maestro de la metafísica… Un emotivo planteo de la trascendencia. Me gustó mucho, y está muy bien escrito.
Muchas gracias por tu visita y amable comentario.

LUIS

26/04/2017 a las 18:24

Hola, Osvaldo Mario, gracias por pasar por mi relato y disculpa la demora en devolverte la visita. Enternecedora historia de amor. Muy bien escrito, profundo. Felicidades. Me ha gustado mucho. En cuanto a tu pregunta sobre mi relato, no existe tal hermandad, ni pluma. Se me ocurrió sin más. Aunque visto que os parecía real, quizá me animo y desarrollo una pequeña novela. Un abrazo.

Roger/NHICAP

27/04/2017 a las 09:44

Hola Osvaldo,
Gracias por tu visita y comentarios.
Me gustó tu forma de narrar, con enorme sensibilidad y delicadeza, una trama que en algún pasaje me pareció confuso y me obligó a una segunda lectura.
Durante mis cuatro años en México, pude comprobar esa singular tradición con que los mexicanos se relacionan con la muerte. Tu reflejas en el relato esa profunda espiritualidad que caracteriza, al menos yo lo siento así, al pueblo mexicano.
Felicidades, Te mando un abrazo.

Pato Menudencio

27/04/2017 a las 17:37

Hola Osvaldo. Me pareció una historia bastante tierna en la forma en como se narra los acontecimientos.
Me habría gustado sólo al final ser un poco más explícito con el reencuentro de los ex amantes (a lo mejor soy un poco torcido, XD).

Saludos.

Pd: Que bueno que hayas escuchado las canciones aludidas, en otra versión del relato tenía las siguientes:

– “Look at where we are”, de Hot chip.
– “Habitación 216”, de Jorge Drexler.

Vespasiano

28/04/2017 a las 22:34

Hola Osvaldo:

Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.

Ando un poco desconcentrado de Literautas porque el tiempo me apremia y debo acabar un proyecto hasta el día treinta de este mes.

Pero quiero dejar constancia de que te he leído con interés.

Tu historia me ha gustado y me he servido de tus aclaraciones para entenderla.

He tenido que leerte varias veces porque no ando muy fino y porque hay expresiones que empleas que no me son familiares. Pero no quiero decir que estén mal empleadas.

Te apunto algunas de ellas.
Me ha sonado raro:
“Un servicio funerario trasladaba su atributo terrenal”

atributo
Del lat. attribūtum.
1. m. Cada una de las cualidades o propiedades de un ser.

No sé si es correcto (aunque puede ser que hayas recurrido a una metáfora) utilizar “atributo terrenal” en sustitución de:
“Un servicio funerario trasladaba su cuerpo”.

Aquí también me ocurre lo mismo: “el idilio roto por el conducir social de otra época”.

Para mi suena raro lo de “conducir”, utilizado en sustitución de “comportamiento”.
Yo lo veo así: “el idilio roto por el comportamiento social de otra época”.

“consecuentar”. No está en el diccionario.

Bueno, espero seguir leyéndote en próximos retos.

Felicidades.

Marcelo Kisi

02/05/2017 a las 05:36

Hola Osvaldo!

Mil gracias por tu hermoso comentario a mi relato, que llena el alma terrenal! 😉

Qué decirte del tuyo que no te hayan dicho ya. Lo disfruté de punta a punta, si bien es un motivo literario bastante recorrido ya, el kid está en hacerlo con maestría, como lo hacés vos.

Yo trabajaría el tema de Ruperto y Renato, no queda claro si fue un error al que lograste darle una explicación retrospectiva, pero aun si fue adrede desde un principio, así como está parece error, y eso hace ruido en la lectura. Sería mejor eliminarlo o hacer alguna referencia dentro del texto al cambio de nombre.

En resumen, un relato brillante, profundo y encantador. Felicitaciones, compañero!

Deja un comentario:

Tu dirección de correo no se publicará. Los campos obligatorios aparecen marcados *