Literautas - Tu escuela de escritura

<< Volver a la lista de textos

Un asunto pendiente - por María Lucrecia

Susana esperaba el tren, sentada en una banca. Como no era una parada importante, no había donde guarecerse del sol, así que era mejor, en lugar de lamentarse, agradecer que no llovía. Había mucho calor y nada para saciar la sed.
Arregló su sombrero tratando de evadir un poco el reflejo y mentalmente se alejó de ahí. Ese método no le fallaba nunca. Cerraba los ojos y se trasladaba a cualquier otro sitio por lejano que fuera. Había logrado manejar esa técnica a tal grado que a veces le costaba regresar, era como un viaje astral, que le permitía apartarse de todo aquello que le molestara. Aunque últimamente ya no le incomodaba nada.
─Señorita, señorita, escuchó que le decía el encargado de la caseta, el tren viene retrasado y ya es hora de almorzar. ¿Le gustaría comer algo de lo que mi mujer me ha enviado? Le aseguro que le gustará, es muy buena cocinera y como tiene un corazón generoso siempre pone suficiente por si yo lo quiero compartir.
Susana sonrió. Aquel buen hombre era el único ser viviente a su alrededor y por lo tanto solo contaba con él. ─Gracias, dijo, tomando una pequeña parte de la merienda y lo invitó a sentarse a su lado.
─¿De dónde viene y para dónde va? Le preguntó don Rufino, al mismo tiempo que daba la primera mordida a la empanada de carne y aceitunas negras.
─Vengo del cementerio y voy a la ciudad. Algo me ha quedado pendiente por allá y tengo que arreglarlo hoy mismo.
─Claro, ¡qué pregunta la mía! Si aquí ya solo quedan los muertos. El cementerio y yo es todo lo que hay. Todo lo demás ha quedado abandonado.
Pero mire, llega el tren, le tomará veinte minutos nada más llegar a la ciudad y si quiere regresar deberá tomar el de las seis de la tarde. ─Gracias, don Rufino, así lo haré. Ha sido usted muy amable.
Don Rufino la vio partir. A las seis de la tarde la vio bajar del tren. ─Lucía contenta y se fue caminando hacia el cementerio, le contó esa noche a su esposa.
─Bueno, no te inquietes, el día menos pensado la vuelves a ver sentada en la banca, esperando el tren.
─Tienes razón Eulalia, cuando eso sea te lo contaré.
Pero Susana no regresó más.

Comentarios (7):

El recreo

18/04/2017 a las 03:30

Hola María! Desde un punto de vista formal al relato no le veo nada digno de comentar. Quizá al último párrafo le falta un punto y aparte en Lucía contenta… o bien recolocar los guiones porque cuesta trabajo entenderlo. Respecto al fondo, el relato para mi comienza en el diálogo. La introducción se me antoja larga e innecesaria porque no aporta información de utilidad. Ahora bien aunque me ha gustado creo qu el final es previsible… si no he entendido mal se trata de un fantasma o espíritu y ella no lo sabe. Lo que no me queda claro es e porque de las 6 de la tarde. Lo siento pero no lo pillo. Saludos

Yurisander

18/04/2017 a las 05:47

Me apena señalarle algo, pero lo haré al inicio y así me pongo rojo de una sola vez: los guiones están mal, no sólo porque el diálogo suceda a la redacción del narrador, sino porque deben abrirse y cerrarse, algo así como:
—Gracias —dijo….
Y creo que a Rufino le sobra el nombre, con ser solo el hombre de la caseta le bastaba.
Por otro lado, es una idea muy buena. Me hizo pensar en qué sería lo que tenía pendiente Susana en la ciudad. Cuando se revela el final, me surgió esa pregunta. ¿Era un fantasma? Y si lo era, ¿era malo o bueno? Vaya usted a saber.
Pero, ¿estamos seguro de que era un fantasma? Al inicio le molestaba el sol, y tenía calor, y comió lo que le ofrecieron. Luego regresó al cementerio y nadie más la vio. ¿Se suicidó? Aunque había virado contenta (lo cual podría significar que había resuelto todos sus asuntos pendientes en la ciudad, por ejemplo).
En fin, que un relato me haga saltar tantas dudas a mi me encanta.

Servio Flores

18/04/2017 a las 13:52

Hola María Lucrecia.

El relato me ha gustado. Comparto algunas observaciones cómo el uso de los guiones.

Por lo demás la idea es muy buena y además deja ese suspense, ese mar de dudas.

Felicidades

María Lucrecia

18/04/2017 a las 19:11

mil gracias a El recreo, Yurisander y Servio Flores, por leerme. Tomo nota de los guiones. En resumen la historia es ésta:
Susana murió pero dejó algo pendiente, va, lo hace y regresa a su tumba, es por eso que don Rufino no la vuelve a ver. Cuando él dice “¡qué pregunta la mía! Si aquí ya solo quedan los muertos. El cementerio y yo es todo lo que hay.” nos lo dice en forma velada. Saludes a todos desde Guatemala y sigamos aprendiendo a escribir.

Gaia

19/04/2017 a las 23:59

Suspense, muy bueno! Soy tu vecina en el 145

Luis Ponce

23/04/2017 a las 23:00

Hola María Lucrecia:
Interesante el tema, bien escrito, pero me ha extrañado el hambre y la sed de los muertos.
¿Será que bien alimentados no se descomponen?
Te felicito, tienes madera para el tema.
Saludos

Laura

27/04/2017 a las 11:07

Hola María Lucrecia.
Creo que puedes trabajar un poco más el texto, brindando los detalles que luego explicas ya que te han quedado palabras para usar, y otras podías eliminar si te es necesario.
Te espero el próximo mes

Deja un comentario:

Tu dirección de correo no se publicará. Los campos obligatorios aparecen marcados *