Literautas - Tu escuela de escritura

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El mentiroso - por Hilda G.M.R.

Cuando sus primos le preguntaron qué prefería, les pidió que le regalaran un diccionario de latín en lugar de una entrada de cine para alguna película que de todas formas sería censurada en casa o un antifaz que nunca se pondría. Catorce años la semana próxima… y seis de monaguillo… El diccionario le serviría cuando se marchara al Seminario. Desde pequeño su mamá le dijo que su vida sería muy afortunada porque estaba prometido al santo patrono. Si era buen niño, le repetía su abuelita, el santo lo cuidaría. Hasta ahora no lo había salvado ni de las burlas ni de los golpes de los compañeros de las escuelas donde había estudiado. Tampoco le cumplió el favor de que su papá regresara de Estados Unidos, aunque se lo estuvo pidiendo durante muchos meses. En lugar de él, volvió su tío y le dijo que su padre tenía allá otra familia, pero que no le contara nada a su mamá, que no le quitara la ilusión de las cartas que de vez en cuando llegaban. Se quedó callado. Su madre y su abuela lo acompañaban a la iglesia y se les veía muy contentas mientras lo observaban ir y venir junto al altar. Él seguía esperando el momento de partir al Seminario. Pero ya no rezaba.

Comentarios (9):

Lapdog

17/03/2017 a las 15:36

Hola, Hilda, pues sí que resultó mentiroso el papá, lo malo es que al implicar al tío y su propio hijo creó una cadena de hombres falsos. El pobre monaguillo hasta vio mermada su fe. Buen cuento.

Hilda G.M.

18/03/2017 a las 17:34

Hola, Lapdog. Muchas gracias por tu comentario. Espero pasar a leer el tuyo 🙂

M.L.Plaza

19/03/2017 a las 19:53

Hola Hilda.
Me ha parecido una historia preciosa y muy bien contada.Solo he echado de menos alguna coma, sobre todo al principio.
Me ha encantado leerte.
Saludos

Hilda G.M.

20/03/2017 a las 09:03

Gracias por tu comentario, M.L.Plaza. Volveré a revisar la puntuación. Un saludo.

Coral Mané

21/03/2017 a las 16:27

Hola Hilda,
Me ha parecido que has contado una historia interesante en muy poco tiempo, lo cual tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Demuestras que sabes resumir y sintetizar lo fundamental para narrar lo que quieres en poco espacio, pero tampoco terminas de lucirte ni dejas que el lector se involucre totalmente en el relato. Echo en falta algún nombre propio, alguna pequeña descripción, algún dialogo… algo que en definitiva nos acerque mas a tus personajes y al ambiente.
Eso si, si tu objetivo era contar algo en el menor espacio posible, enhorabuena, porque lo has conseguido. En el aspecto formal no veo ningún fallo, así que felicidades también.
Por si te apetece pasarte, mi relato es el 31. Y hace poco he abierto mi blog de escritura, te dejo el enlace por aquí por si quieres curiosearle.
¡Nos leemos! https://escribiendoloinefable.wordpress.com

El Calcetín de Dobby

22/03/2017 a las 02:05

Hilda, tu relato me parece original e interesante. Me gusta cómo expusiste el tema aunque me pareció un poco forzada la inclusión del antifaz en el relato.
Como pequeña sugerencia, me gustaría recalcar lo que menciona Coral acerca de extender tu relato un poco, dar más detalles, enriquecer la historia…
Sin embargo, dado que la historia ya está así, quiero felicitarte y destacar el hecho de que puedes contar las cosas directamente y sin llegar a aburrir.

Saludos y me encuentro en el número 30 por si gustas leerme.

Maria Jesús

24/03/2017 a las 21:37

Un relato muy bien construido, pese a su cortedad. Me ha gustado mucho, yo no le pongo ni una pega. Un saludo.

Vespasiano

26/03/2017 a las 21:11

Hola Hilda:

Gracias por pasar por mi relato y dejar tu comentario.

El mensaje del tuyo, aunque escueto, da pie para muchas cavilaciones, como:

¿Porqué el chico iba a pedir de regalo un antifaz?. Si él mismo piensa que nunca se lo iba a poner. Otra cosa es que lo deseara, pero que su abuela, por ejemplo, no se lo dejara poner.

El acoso escolar: “Hasta ahora no lo había salvado ni de las burlas ni de los golpes de los compañeros…”.

La incredulidad: “Tampoco le cumplió el favor de que su papá regresara de Estados Unidos, aunque se lo estuvo pidiendo durante muchos meses”.

La maldad humana: “…volvió su tío y le dijo que su padre tenía allá otra familia…”.

La mentira, aunque fuera piadosa: “…pero que no le contara nada a su mamá, que no le quitara la ilusión de las cartas…”

La pérdida de la fe: “Él seguía esperando el momento de partir al Seminario. Pero ya no rezaba”. A partir de aquí ¿que podría esperarse de un cura sin motivación?

Lo que si he echado en falta es que eso mismo que cuentas, lo podrías haber dicho en forma de diálogo, o por medio de comillas que reflejaran los pensamientos del joven.

Resumiendo, tu relato me ha gustado, por ello te felicito.

Cesar

28/03/2017 a las 11:33

Una historia breve, interesante y bien contada.
felicitaciones.

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