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El mentiroso - por Don KendallR.

Web: http://donkendall.wordpress.com

El soldado y la monja que le acompañaba eran los únicos ocupantes de la habitación número 17 del hospital militar. Estaban en una estancia grande, situada en el desván de la vieja casa colonial requisada. Una cobertura de mantas y cartones cubría la tejavana. Con eso se trataba de impedir la localización por la artillería enemiga y a la vez se atenuaba la humedad del río cercano.

La religiosa se despojó de la toca, encendió un candil de carburo y lo colocó en la mesita. Después se sentó en la cama donde estaba acostado el joven. La luz de la llama, viva y penetrante, aumentó la palidez de la cara de la mujer.

Tienes que ayudarme a escapar, «amore mío» —dijo el hombre—. Seré trasladado con los “rojos” heridos de la sala 11. Aprovecharán la procesión del Jueves Santo para llevarnos al «Chalé el Campo». De ese lugar solo se sale para ser fusilado y enterrado en una cuneta. Necesito sin demora una capa , túnica y antifaz de nazareno.
—A veces me enfado tanto que me dan ganas de pelearme con alguien. Me pone enferma. ¿Por qué te hacen esto? Quiero saber por qué —dijo ella sollozando.
—No seas boba, si haces lo que yo te diga vas a tener Moncho para rato.
—He traído el diccionario de latín tal como me pediste —dijo Sor Inés— ¿Traducirás los versos que dejaste pendientes?.
—El diccionario tiene otra misión que tal vez sepas más tarde. Ahora no lo necesito para traducir el poema de amor más hermoso de toda la literatura :
“Vivamus, mea Lesbia, atque amemus.
Rumoresque senum severiorum…”
«Vivamos, Lesbia mía, y amémonos,
y las críticas de los viejos gruñones,
al carajo todas, al carajo.
Los soles pueden ocultarse y nacer:
pero tan pronto se extinga nuestra breve luz,
hemos de dormir una noche eterna»
—Sé que me espera el infierno —dijo ella mirando al suelo.
—Déjame la mano y haré que toques el cielo, paloma mía —dijo él—. La risa y voz falsamente engolada unido al movimiento rápido de la lengua parecían anunciar el inicio de algún juego perverso.
—¡Serás cerdo! —No pudo contener la risa mientras trataba de pegarle con el cíngulo del hábito.

Tras un extraño rifirrafe cerca de una trinchera enemiga, Moncho Melgares había sido evacuado con una aparatosa herida en la pierna izquierda. Aunque parecía alarmante a primera vista, solo fue una simple fractura de la tibia. El Doctor Landeiro era un cirujano civil voluntario en el ejército golpista. Revestido de cierta fama como operador, en poco tiempo fue conocido por un mote : «el amputador». Moncho no se libró.
Landeiro «el amputador» fue condenado por cortar piernas a los heridos sin necesidad. No fue fusilado, pero le mandaron al frente.

En el Estado Mayor alguien decidió que el cabo Melgares no volviese a la sala común del hospital. Fue destinado a «la sala 17» nombre que se pronunciaba con temor entre la tropa ingresada.
De la operación salió sin media pierna y con un apodo, «el mentiroso». Una enfermera testiga del zafarrancho operatorio se lo adjudicó.

—Hoy vas a saber quién es «el mentiroso» —dijo Moncho riéndose—. Acércate con la lámpara.

Sor Inés hizo lo que él le pedía. A la luz del candil apareció el cuerpo desnudo del soldado. En el pubis afeitado destacaba un tatuaje con la cara de Pinocho. El pene era la nariz del personaje y su extremo casi coincidía con el final del muñón de la pierna amputada.

—A Pinocho le crecía la nariz al mentir. Por ello le enseñaron que las mentiras pueden ser de dos clases: las hay que tienen las piernas cortas, y las hay que tienen la nariz larga. En mi caso como puedes apreciar tengo los dos tipos —dijo Moncho entre risotadas—. Es el momento de tus vitaminas. Mejor desde el envase, sin jeringuilla.

Se burlaba así del capitán jefe del hospital, que se había empeñado en poner inyecciones de Hepatrat a la monja, para combatir «la delgadez y delicadeza de esta santa de armiño», frase que Moncho repetía con sorna imitando el amaneramiento del médico.

La monja chupaba para extraer la sustancia vitamínica y la «nariz de Pinocho» crecía, mientras el cabo Melgares daba las últimas instrucciones.
—Cuando vayas a la farmacia mañana, pregunta por «Pin de Luarca». Le entregas esta entrada del cine Colón de Coruña del 31 de Mayo de 1936. Él te dará un programa de mano de «Tarzán» del mismo día. Y después…¡ya está, no puedo más! Se acabó.

Comentarios (16):

Laura

17/03/2017 a las 20:44

Hola.
Tienes un relato con variados matices. ¿El apodo “el mentiroso” ha sido por el tatuaje?
¿El Moncho es alguna especie de espía?
Creo que dejas demasiados espacios en blanco que tal vez puedas desarrollar mejor en algún texto algo más largo.
En algunas partes el texto me resulta demasiado descriptivo, pero es una cuestión de gustos.
Desde lo técnico, has olvidado el guión de la primer línea el diálogo, pero un detalle sin importancia.

Don Kendall

18/03/2017 a las 12:57

Hola Laura,
Agradezco tu comentario y contesto a tus preguntas, desde donde puedo saber.
Parece ser que a Pinocho tenía la nariz larga por mentiroso . Por lo que dice el narrador una enfermera conocedora del tatuaje y el cuento, relacionó ambas cosas.
Moncho de Melgares es un soldado en esta ocasión, es un personaje que aparece en otros relatos y del que se van sabiendo cosas. En este texto parece que desde sus filas intentan acabar con él y Moncho no está muy de acuerdo.
Por otra parte, me interesa mucho tu opinión sobre lo “demasiado descriptivo”. Estoy de acuerdo con lod los gustos que dices, y precisamente por eso y estar en un taller antes de decidir sobre el texto es fundamental conocer los gustos de lectoras como tú ;-).
Ya he visto la desaparición del guión. Gracias de nuevo
Un abrazo

Pilar

18/03/2017 a las 23:52

Hola Don:
Tienes un relato complejo, he tenido que leerlo un par de veces para analizarlo. Tal como yo lo veo está estructurado en tres partes bien diferenciadas. La mejor es la primera, que muestra a los personajes, nos parece oírlos hablar. Me encantó el poema en latín, aunque no sé si es muy creíble cuando estás planeando una fuga.
Depués viene un párrafo muy descriptivo, que parece un resumen de una historia más larga. Aquí me choca descubrir que el muchacho que planea fugarse vestido de nazareno tiene una pierna amputada. No sé si eso es compatible, y, en todo caso deberíamos haberlo visto antes.
Luego vuelves a la acción (mejor) y vemos que en vez de fugarse prefiere que le hagan una felación, tu mismo, pero no parece que se lo esté pasando muy bien si habla tanto. Yo esperaría más bien unos jadeos o algo así.
Como resumen, creo que has querido contar demasiadas cosas en muy poco espacio, esa historia necesita varias páginas, y que le des otra vuelta, creo que mejoraría mucho.
No sé si te he ayudado, en todo caso es solo una opinión, no me hagas mucho caso.

Don Kendall

19/03/2017 a las 09:45

Hola Pilar,
Muchas gracias por tu valioso comentario. Efectivamente es posible encontrar en el texto excesiva complejidad para un relato. En realidad los textos que presento en este taller para aprender, son escenas más que relatos relatos. Por así decir sigo la sugerencia que da nombre a este espacio “Móntame una escena”.
El poema en latín, como habrás apreciado en el único verso que presento corresponde al poema nº 5 de Catulo, considerado efectivamente como “el poema de amor más hermoso de la literatura”. (Al final pongo enlace por si te interesa). Esto puede dar una pista de la personalidad del personaje y los recursos que maneja en sus relaciones personales.
Con respecto a la felación, por lo que presenta el narrador de la escena, más bien es un “efecto colateral necesario” en la acción principal de dar instrucciones concretas en el caso de un personaje (Moncho Melgares) y recibirlas (a la par que el complejo vitamínico – Ver enlace al final) en el caso del otro (Sor Inés) .
Lo dicho, muchas gracias y seguiremos leyendo e intercambiando nuestros textos sin duda.
Enlaces citados en el comentario:
Poema 5 de Catulo de Verona :
http://masegosa.webs.uvigo.es/vivamusmeaLesbia.htm
Ingerir Semen – News Medical:
http://www.news-medical.net/health/Swallowing-Semen-(Spanish).aspx

Nicolás Falcón

19/03/2017 a las 19:02

Hola D. Kendall:
Haber si tengo un rato por ahí, y le hecho un buen vistazo al texto que tu pluma a desplegado.
sé que eres de lo buenos. se te echaba de menos.
cómo sé que tu prosa es sesuda, haré un hueco para verlo a la lupa.
Un placer tenerte por aquí.

Nicolás Falcón

20/03/2017 a las 09:16

Hola D. Kendall:
Buen relato. sesudo; pero eso no me sorprende de ti.
Me encanta ese humor negro y un tanto retorcido que tienes.
La forma veo que está bien. me he quedado con ganas de un final más sorprendente, es una opinión mía, claro está.
Me ha gustado la distribución de párrafos. La atmosfera tambien creo que está bien conseguida: no me ha sido difícil visualizar la escena del 36. Lo veo bien en síntesis -cuando estoy cansado de ver por aquí malos relatos en ese aspecto, pero aun así les regalan los oídos-. No es tu caso.
La composición de frases también está dentro de las reglas, es decir que se entiende, que no es poco.
Tiene una estructura -que mucho por aquí se olvidan de ella, creyendo ser “divinidades”. así que chapeau.
La sonoridad, siempre es más difícil en mí opinión. Pero la veo dentro de lo normal, que no es poco.
No me queda otra que felicitarte por no ser convencional, pero si entendible. Me he divertido leyendo. ¡Hay que ver lo que esa cabeza trabaja!
Felicidades Don. Te espero para el siguiente relato. Un fuerte abrazo.

Paola

20/03/2017 a las 11:50

Hola Don,

Qué alegría me has dado trayendo a escena al cojo Melgares!
Mi personaje favorito!
Como era de esperar nos ha dejado a todos con un sabor amargo en la boca.

Ahora… ya te digo yo que mi Juani a hombres como él se los merienda al ajillo y sirve criadillas de aperitivo en el bar de la Malavida sin pensarlo dos veces!

Me ha gustado mucho el principio con la habitación 17 del hospital militar y lo del chale el Campo y la parte en la hablas del doctor Landeiro.

Lo que no me acaba de encajar es como introduces la parte del poema: su lectura y traducción tienen que tener un motivo más claro, no sé, algo como que la monja no lo hubiese entendido bien y él se lo vuelve a explicar, me resulta algo forzado, pero es mi opinión y en cuanto al asunto…ya sabes: “De gustibus non disputandum est”.

En cuanto al tema de las vitaminas y lo de la nariz de pinocho me ha parecido muy de Melgares. (Vas definiendo muy bien al personaje,ya me parece verlo por casa). Además es ingenioso y apropiado para el título del relato.

El final…que te puedo decir del final…tratándose de Melgares no podía ser de otra manera y encima el narrador está de su parte y tú, como debe de hacerse, no has querido entrometerte fuera a ser que alguien lo notara!

Me lo he pasado en grande.

Saludos

Nicolás Falcón

20/03/2017 a las 16:39

Hola Don:
Me gustaría te pasases por mi relato. Valoro mucho que me des una opinión; siempre que pueda ser, claro.
Un abrazo.

Don Kendall

20/03/2017 a las 16:45

Hola Nicolás,
Parece que se cruzaron los mensajes 😉
Un saludo

Nicolás Falcón

20/03/2017 a las 18:08

Jajaja… mire que es difícil que se crucen los mensajes. Ni adrede.
Bueno supongo que eso es un buen augurio.
Gracias por los comentarios. Pero no me has dicho si te ha gustado el relato, aunque sea un poquito, o un “nadito” jejeje.
saludos.

Osvaldo Mario Vela Sáenz

21/03/2017 a las 23:25

Hola Don, tu escrito tiene mas salidas que los vuelos Buenos aires Madrid. yo de mi parte voy a mencionarte los aciertos que me son visibles. El primero es escoger a una monja de suaves modales como el “amore mio”. desde ese momento la historia pinta bien.

Luego te destapas con un poema en latín considerado el mejor poema de la literatura dedicado a una bella dama, Quien respondía a los coloquios de aquel poeta según la respuesta que se despertara en ella ese momento. Acciones que eran fiel copia de lo descrito por ti ante el comportamiento de Inés.

Mas adelante, para complicar el horario de salidas, incluyes un personaje de fábula conocido por la extremidad castigada por la mentira, sólo que en tu texto la parte del maleficio era diferente y más atractiva a doña Inés.

Todo lo que puedo agregar a tu escrito es “Feliz Vuelo”.
Felicidades

Don Kendall

22/03/2017 a las 11:17

Hola Osvaldo,
Gracias por tu generosidad. Es un placer poder compartir nuestras experiencias.
Un abrazo

Don Kendall

22/03/2017 a las 11:36

Hola Paola,
Tú visita y opinión siempre es gratificante. Con respecto al diccionario de latín, tú que eres artífice , en parte, de la existencia de este “encantador de serpientes” nacido en Melgares, recordarás como el diccionario latín tiene su protagonismo años más tarde en Lisboa, según leímos en <A HREF="“El mañana es infinito” correspondiente a la escena 33 de Literautas.
En cuanto al poema como digo en el comentario más arriba es el número 5 de Catulo del cual hay numerosas traducciones. Me pareció una pincelada más para este personaje que se va levantando ( Moncho de Melgares) poner su traducción especial, así se permite traducir :
Viuamus, mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque senum seueriorum
omnes unius aestimemus assis.

como
y las críticas de los viejos gruñones,
al carajo todas, al carajo.

Un abrazo, y gracias por tu atención

Leosinprisa

22/03/2017 a las 15:56

Hola D. Kendall, tu relato me ha producido emociones encontradas, es como si estuviera leyendo algo y de repente, cambia a otra cosa diferente, aún perteneciendo al mismo relato. Sé que lo defines como escenas, pero parecen cada una de ellas formar parte independiente, sin una correlación definida y me hace perderme un poco en su lectura. Esa es mi primera impresión, que no desmerece la calidad literaria de cuanto has escrito pero no forman una unidad clara. Todo ello, clara está, desde mi punto de vista.

Hay un trozo que quiero comentarte:

—Déjame la mano y haré que toques el cielo, paloma mía —dijo él—. La risa y voz falsamente engolada unido al movimiento rápido de la lengua parecían anunciar el inicio de algún juego perverso.

En este caso del párrafo anterior has utilizado los guiones normales de diálogo en «dijo él», pero me parece que la forma correcta sería así:

—Déjame la mano y haré que toques el cielo, paloma mía —dijo él. La risa y voz falsamente engolada unido al movimiento rápido de la lengua parecían anunciar el inicio de algún juego perverso.

Sin el guión tras «èl», pues no creo que el resto sea una conversación suya, sino la explicación del narrador de la intención de la frase. Eso creo al menos, ya me dirás si es así o no.

Por otra parte me ha entretenido y su carácter malicioso, pero divertido, es evidente en el personaje que aunque no lo reconozco como otros lectores afirman, deduzco campea por esa forma chulesca de tratar la vida.

Un placer leerte y un saludo.

Don Kendall

22/03/2017 a las 23:10

Hola Leosinprisa,
Es así como escribes. Hay una incorrección con el guión posterior qu está de más.
Muchas gracias por tu atención y comentario. Un abrazo y saludo

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