Tengo un centro estético junto con mi esposa-, contestó Mario a su antigua compañera de colegio, Nancy, -ambos nos dedicamos al rubro de belleza!-

Que lindo Mario!, y cuando puedo ir?! -dijo entusiasmada Nancy-

Mira Nancy, dijo él, lo mas novedoso que tenemos es la asistencia a domicilio en donde tú haces un combo de: lavado, brushing y peinado, incluido pie y manos, así, sin desplazarte, mi esposa y yo llevamos la peluquería a tu casa.

Eeeh… pero lo lindo de las peluquerias es justamente ir a ellas, y mas aún disfrutar del ambiente y la atención, -respondió algo vacilante Nancy-

Pero si invitas a alguna amiga, en tu propio ambiente, les hacemos 20% de descuento, -insitió, y acercamos el refrigerio para las clientas; remató Mario.

Me parece interesante digo Nancy, ok, que te parece si me das tu tarjeta y te llamo.

Uuuuhh… dejame ver… decía Mario mientras se tocaba de arriba a abajo buscando en cada bolsillo que tenía, hasta que lo único que encontró fue una entrada de cine vieja, y le dijo: mira que me he quedado sin tarjetas, te molesta si te anoto mi número aquí? Blandiendo al aire con ansiedad el único trozo de papel que había encontrado.

No, dejame ayudar con eso dijo Nancy, viendo fijamente la gota de sudor en la frente de su amigo, abrió su cartera y del interior extrajo un pequeño diccionario de latín, -dictame tu número, que si lo anoto aquí no se me pierde- dijo calmadamente ella, una vez anotado, lo cerró y guardo de nuevo.

Estudias latín? Le preguntó Mario, tratando de cambiar de tema.

Oh… no, no en realidad, es que estoy en una obra de teatro: "El fantasma de la ópera" soy actriz, remarcó ella.

Que genial! Y usan antifaz y todo?! Dijo haciéndose el gracioso, ya algo tranquilo.

Si es asi! por eso ya me tengo que ir, estoy sobre la hora, pero quedo encantada por ir a tu salón y conocer a tu esposa, feliz de haberte encontrado despues de tanto tiempo, hasta pronto Mario! Dijo ella y haciendo una ceña con la mano mientras se alejaba, de que lo llamaría.

Mario, se quedó unos segundos mas y luego giró la cabeza de izquierda a derecha, como mirando a ver si nadie venía de alguno de esos lados. Luego, caminando de espaldas se introdujo a un salón de belleza que le quedaba a sus espaldas. Tan pronto dio vueltas un hombre lo estaba viendo fijamente, con el entrecejo fruncido y un zapateo de molestia, arremetió iracundo contra él diciendo:

-tu hora de entrada fue hace diez minutos y tengo a la clienta esperando hace quince, te lo voy a descontar de tu semana, ponte a trabajar!-