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EL MENTIROSO - por Elisa
Toda su vida la había basado en lo que los demás pensaran de él. Y si pensaba que algo no iba a gustar lo cambiaba. Aprendió a hacerlo a lo largo de los años y era un experto. Hasta tal punto que muchas veces no estaba seguro quién era realmente él. ¿De dónde le vino ea forma de ser y actuar? Se cree que lo aprendió de sus padres, de su familia, del entorno donde se crió. En aquella época tenían que sobrevivir como fuera. Y el que los demás te apreciaran contribuía enormemente a la supervivencia.
La forma de la sociedad cambió con los años, pero él no. Siguió aferrado a sus costumbres y a su forma de vivir y comunicarse.
Se casó. Tuvo hijos. Los hijos vivieron una contradicción entre lo que veían en él y lo que veían fuera. Acabaron por odiarle y por apartarse de él. Más tarde lo hizo su mujer. Hasta sus amigos lejanos, pues cercanos no tenía.
Y él, aunque tuvo oportunidades, no supo adaptarse, darse cuenta de que los tiempos requerían algo distinto. Prefirió perderlo todo antes que cambiar.
Se estaba marchitando lentamente en una residencia de acogida cuando recibió una visita. Casi no reconoció a su vástago menor. El hijo le cogió de la mano, como si fuera un chiquillo. No dijo nada. No había palabras. No podía perdonar ni esperaba que su padre pidiera perdón. Pero seguía queriéndole. No quería que se muriese sin haberle visto de nuevo. Por fortuna el viejo no tuvo fuerzas para hablar, lo cual hizo que el hijo volviera a visitarle la siguiente semana. Y la siguiente. Y las siguientes hasta el fin de sus días. Murió apreciando el silencio, aunque sin conocer qué era la sinceridad.
Comentarios (4):
Jorge Luis Escalante Pava
17/03/2017 a las 17:01
Este escrito es una interesante reflexión del valor y de la apreciación de como vivimos, analiza de forma breve que nuestra vida es un soplo de unos escasos años y que si no prestamos atención, no vivimos. Me gustó.
Flippity
19/03/2017 a las 23:22
Concuerdo con el comentario anterior. Es más una redacción. Admito que a mí me hubiera llamado más la atención ver acciones y sucesos que reflejarán en que mintió, pero eso no le quita que sea una linda redacción.
Amanda Quintana
22/03/2017 a las 18:24
Hola Elisa, soy tu vecina del 121. Tu relato me parecio conmovedor, la dificultad del protegonista para encontrarse a si mismo, la sensacion de diluirse en los demas, lo que a su vez lo lleva a alejarlos… La contradiccion del miedo.
Felicitaciones!
Gracias por compartir.
Marula
23/03/2017 a las 15:48
Hola Elisa. Al principio me dio pena el personaje. Que tenga que “engañar” siendo lo que los demás esperan que sea, es una carga grande. No logré comprender porqué la familia y el entorno mas adelante lo rechaza, ya que su forma de ser siguió siendo la misma.
El final como si fuese una moraleja, muy bueno. Conmueve la relación del hijo con su padre y como en el silencio logran encontrar la conexión. Buena historia. Saludos!