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El mentiroso - por Jean Ives Thibauth+18
Web: http://jeanivesthibauth.wordpress.com
—Perdóneme Padre, porque he pecado.
Don Anselmo se sacudió nervioso el barro que tenía en la suela de los zapatos. A través de la rejilla pudo reconocer la voz de Tomás, su seminarista modélico.
—Te escucho, hijo.
Al otro lado, el muchacho recorrió la raya de su pantalón con el dedo índice antes de contestar.
—He mentido.
—Entiendo.
—Dije que el domingo iba a ver a la abuela.
—¿Y no fue así?
Tomás no pudo evitar mirar el diccionario de latín que tenía en el regazo. Acarició el marcapáginas que sobresalía. Una sonrisa iluminó su rostro. Pero enseguida, con férrea voluntad, la transformó en un rictus serio.
—No.
—¿Y dónde has estado, Tomás?
Abrió el libro y sacó el marcapáginas. Era una entrada de cine.
—Fui a ver una película.
—…Con Amaro, me imagino.
Tomás se puso colorado. Don Anselmo movía con desaprobación la cabeza de un lado a otro.
—Tomás, sabes que Amaro es como un hijo para mí. No puedo quererlo más. Sin embargo, creo que es tu piedra en el camino. Él solo llegará a ser párroco en una iglesia remota. Tú, sin embargo, tienes cualidades de obispo. —Se contuvo de añadir: «Podrías llegar a Papa. Un Papa que yo habré modelado con mis propias manos».
El muchacho pudo ver en el libro abierto una de las palabras que Amaro le había subrayado: "penis". «Objeto de deseo para muchos, causa de pecado para nosotros», había declamado con seriedad desde el púlpito para morir de risa, instantes después, al oír ruidos en la sacristía.
—¿Tomás?
—¿Sí, señor?
—Te he preguntado si tienes otro pecado que confesar. Tengo prisa; la policía quiere hablar conmigo
Don Anselmo tamborileaba sus dedos con impaciencia en algún lugar de la madera. Tomás cogió aire y se lanzó:
—Padre, le he sido infiel a Dios.
Don Anselmo detuvo sus dedos. Los dejó inmóviles en el aire. Parecía que su corazón también se hubiera parado. Ante el silencio del párroco, el muchacho continuó:
—Ya no le amo como amo a Amaro. —El corazón de Don Anselmo volvió a la marcha de un golpe súbito— Creo que lo mejor será dejar el seminario e irme con él.
El párroco necesitaba volver a la vida. Reconducir la situación. Sacó un pañuelo de tela del bolsillo de la sotana y secó el sudor de su frente. Un buen director espiritual tenía que estar impecable para reconducir a sus ovejas perdidas. ¡Y la maldita tierra de sus zapatos estaba dejando perdido el suelo del confesionario!
—Hijo mío. El amor al prójimo no es pecado. Es un don que Dios te ha dado. Dudar es parte de la naturaleza humana. Pero hazme caso y sé fuerte. Serás un gran siervo del Señor.
Tomás no escuchaba. En su recuerdo aún emergía Amaro, sosteniendo el diccionario de latín con una mano y un lápiz en la otra, desnudo, con su "penis" hipnotizándole como un péndulo de feriante. Aquel día casi les pillan en su escondite.
Don Anselmo hizo una pausa en su discurso. Besó la cruz que tenía colgada del cuello e imploró perdón elevando los ojos al cielo. Si quería salir de ésta tendría que sacar la artillería pesada.
—Además, Amaro ya ha tomado su camino. Se ha fugado con la hija del médico. Me ha dejado una carta despidiéndose.
Tomás se incorporó de súbito. Su perfecto flequillo se escapó de detrás de la oreja.
—¡No puede ser verdad! Es…imposible.
—Oh, no te apenes, querido Tomás. Seguro que donde quiera que esté es más feliz que estando encerrado entre estas cuatro paredes. No es un secreto que Amaro se sentía encarcelado. Ser seminarista era para él una opción segura. Pero estarás conmigo en que la hija de un médico le dará una vida más fructífera y… apasionada. Justo lo que él necesita. —Tomás dejó caer el libro. —Lo mejor que podemos hacer es rezar por él.
En ese momento, una pareja uniformada entró en la iglesia. La luz del sol se abrió paso entre la fila de bancos. Don Anselmo le dio las últimas instrucciones a su mejor seminarista y salió del confesionario. Guardó su pañuelo y sacó la carta de Amaro.
Junto a ella un trozo de tela negro caía al suelo.
Era el antifaz con el que había ocultado su rostro mientras, con una pala, apretaba la tierra sobre el cuerpo de Amaro. Su hijo, su oveja descarriada, su encarnación del pecado y su mayor obstáculo para entrar, de una vez por todas, por la puerta grande del Vaticano.
Comentarios (79):
Arnolodo Supiar
17/03/2017 a las 22:40
Estimado Jean:
Enhorabuena por tu relato. Está muy bien escrito, con mucha profesionalidad y oficio. Permíteme una crítica con todo respeto y con el ánimo de ayudar. A mí me da la sensación de que el personaje de D. Anselmo evoluciona de una forma inestable que le resta credibilidad. Quiero decir que no parece el mismo cuando entra que cuando sale del confesionario y no me parece verosímil esa transformación. Su sorpresa ante Tomás llama la atención a la vista de lo que ha hecho con Amaro. Esta es mi impresión pero es posible que esté equivocado. Enhorabuena otra vez.
Un cordial saludo,
Arnoldo Supiar.
Jesús A. Telles S. (Barquisimeto - Venezuela)
18/03/2017 a las 01:13
¡Me encantó el relato! Muy original. Pero ciertamente estoy de acuerdo con Arnoldo, con respecto al comentario que hace del padre Anselmo. Debo decir que me sorprendió mucho que el cura haya matado al amante de Tomás; pero ciertamente es ilógico que se sorprenda de lo que Tomás le cuenta, si precisamente se da a entender que por eso fue que mató a Amaro.
Mi relato es el número 135, si puedes léelo y dame tu opinión al respecto. ¡Saludos!
Jean Ives Thibauth
18/03/2017 a las 14:23
A ver si consigo esta vez llevar los agradecimientos al día…
ARNOLDO: Muchas gracias por pasarte y comentar. Me ha llegado muy hondo eso de que el texto tiene oficio. Lo estoy intentando con todas mis fuerzas.
Me llama la atención tu sensación de que Don Anselmo evoluciona de forma poco creíble. Creo que si no he sabido trasmitir exactamente los sentimientos de este personaje no he logrado mi objetivo.
Pretendía hacer ver que, puesto que conocía los escarceos de sus dos seminaristas, cuando Tómás le confiesa sus sentimientos y sus dudas, Don Anselmo se asusta porque puede perder su oportunidad de gloria. En ningún momento quise dar a entender que estaba conociendo los secretos de los muchachos en ese momento.
Siempre es bueno saber cómo los lectores interiorizan el relato y lo interpretan.
Nos seguimos leyendo.
En cuanto tenga un rato me paso por el tuyo.
Saludos.
Jean Ives Thibauth
18/03/2017 a las 15:33
JESÚS: Muchas gracias por leer y comentar. ´
Me alegro de que te halla parecido original.
Como le dije a Arnoldo, considero un fallo mío no haber sido capaz de transmitir con mayor claridad la actitud de Don Anselmo.
Una pregunta indiscreta: ¿Qué te ha llevado a leerme? Tu relato está muy lejos del mío y no creo que te halla atraído el título, jejeje.
En seguida me paso por el tuyo.
Nos leemos.
Saludos.
M.L.Plaza
18/03/2017 a las 15:56
Hola Jean Ives.
Es un placer volver a leerte.
La historia me había parecido muy interesante pero creo que no la he entendido. Yo había llegado a la misma conclusión que Jesus: el cura mata al seminarista que considera menos valioso para que su relación no perjudique la carrera del que cree más promisorio. Pero dices que ese no es el tema.
Lo que no entiendo es por qué sabe el cura que la policía quiere hablar con él.
Saludos
Jean Ives Thibauth
18/03/2017 a las 16:10
Hola M.L.Plaza.
Un placer tenerte por aquí de nuevo.
Sí que habías entendido a la perfección de qué iba la historia. No sé por qué te ha confundido mi comentario posterior.
Lo de la policía…no sé…quizá él mismo había dado aviso de la desaparición del muchacho…jajaja la verdad es que no me lo había planteado.
En un rato me paso por tu relato.
No leemos.
María Kersimon
18/03/2017 a las 20:04
Hola Jean Yves,
Soberbio relato. Bien llevado en cada etapa, con lujo de detalles significativos. Me han llamado la atención sobre todo los pequeños gestos de ambos protagonistas, los tamborileos, el seguir con el dedo la raya del pantalón, el detalle de la tierra en los zapatos del párroco. Una historia truculenta que rebosa originalidad. Mi obispo es un pálido mequetrefe al lado de tu sacerdote corrupto. Pero al fin, ¡con el clero hemos topado ambos!
Me ha gustado mucho tu relato y pienso que estás mejorando el estilo muy rápidamente. Así que ¡enhorabuena!
Isan
18/03/2017 a las 21:11
Hola Jean Ives:
Parece que el latín es propicio a llevar a un ambiente de seminario o de curas. De cuatro relatos que he leído por ahora tres llevan la temática.
En una primera lectura no me ha resultado fácil centrarme en la auténtica dimensión del triángulo amoroso que has montado.
Parecía que el motivo de la confesión obedecía al asesinato del amigo, pero el barro de los zapatos del cura me ha chocado y puesto en alerta ya que no estaba ahí puesto por nada. Luego cuando anuncia que le espera la poli, prácticamente está catado quién es el asesino. Tal vez habría sido mejor desvelarlo más tarde.
“—Lo mejor que podemos hacer es rezar por él.” Este diálogo creo que está mal resuelto. Me refiero al guión.
Yo hubiera optado por algo más discreto que la pareja uniformada para ir a detenerle y más para entrar en la iglesia en una visita ya anunciada puesto que el cura les estaba esperando.
“En ese momento, una pareja uniformada entró en la iglesia. La luz del sol se abrió paso entre la fila de bancos.” Vaya frase con jugo para lo que quieras. Entran los uniformados y la luz del sol se abre paso. Me veo una fotografía del surrealismo. Por otro lado parece muy alegórico.
Otra cuestión es que si el cura sabía que la poli le había descubierto, no tenía sentido inventar la fuga con la hija del médico.
También me ha chocado lo de ir al Vaticano del cura y del seminarista, quiero decir ambos con pretensiones. El antifaz para enterrar el cadáver, no sé, no me o veo.
Pequeñas cosas que son más mi afán por rebuscar algo, pero que no desmerecen un buen relato. Has sabido plasmar muy bien un ambiente de seminario con sus “gustos”, pesares, envidias y remordimientos de conciencia.
Tiene una buena redacción, contiene abundancia de diálogos, algo que a mí me resulta difícil. En definitiva buen fondo y forma. Es un buen relato.
Hasta otra.
Edu SC
18/03/2017 a las 23:24
Hola Jean Ives Thibauth,
Te había leído en otra ocasión, sin llegar a comentar. En esta ocasión me he decidido a dejarte mis comentarios, esperando que algo te pueda ser de utilidad.
Primero déjame que te diga que me gusta tu estilo, especialmente como manejas los diálogos y el ritmo de la historia. Los personajes también me parecen muy bien definidos. En cuanto a la historia en sí, yo he entendido que el asesinato se debía a una relación que mantenían Anselmo y Amaro y, en concreto, que debía ser ocasionada por celos por la relación del segundo con Tomás o por que Amaro se interponía en el camino hacia la gloria de Anselmo. Lo que menos me cuadraba y ya te lo han apuntado, es el comentario de la policía. Sobre todo porqué no provoca una reacción en Tomás. Es de esperar que Tomás se asombre, le pregunte si pasa algo, pero no lo hace. Una posible explicación es que ya sepa que algo ha ocurrido con Amaro, como se intuye, pero esto se desmiente cuando después Anselmo lanza su mentira sobre la huida de Amaro.
Salvo esto, gran historia, bien llevada hasta el final.
Un placer leerte.
Edu SC
Jean Ives Thibauth
19/03/2017 a las 00:50
MARÍA KERSIMON: Muchas gracias por pasarte y comentar. Me has sacado los colores. No me esperaba palabras tan bonitas. Me gusta que te hallas fijado en los detalles, ciertamente los he cuidado mucho para que fueran exactos, bien dosificados y puestos en su lugar correcto.
La verdad, que me digas que mi estilo está mejorando muy rápidamente me emociona. A la vez que retomé la escritura de manera, digamos, seria, me apunté a nadar también un poco en serio. Vamos que escribir y nadar sabía, pero lo que había aprendido a solas.
En la natación me propuse mejorar mis estilos y, sobre todo, ser capaz de nadar a mariposa, así como obedecer a mi monitora sin dudar de ella, dejarme enseñar.
Más o menos por el mismo tiempo encontré este maravilloso blog, del que también me estoy dejando guiar.
La cuestión es que empecé todo esto por octubre y ya nado a mariposa, y mis estilos han mejorado muy rápidamente. Y es como un símil, porque también soy capaz de terminar los relatos que empiezo y los compis parece que ven una evolución positiva en mi trabajo.
…menudo rollo que te he soltado ;).
No es más que agradecer tus palabras. Para mí significan mucho en el terreno personal.
En cuanto tenga un rato me paso a ver a tu obispo.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
19/03/2017 a las 01:00
ISAN:
Es verdad que el diccionario de latín nos ha motivado para escribir sobre la iglesia. Yo también me he encontrado unos cuantos relatos con curas, seminaristas, etc.
No entiendo cuando me dices que el diálogo está mal resuelto respecto al guion. Igual es cuestión de la edición del texto.
Creo que te has hecho un poco de lío…la policía no venía a detener a Don Anselmo, sólo a preguntarle por la desaparición. Por eso precisamente saca la supuesta carta de Amaro de su bolsillo, para entregársela como prueba.
La frase de la luz entrando en la iglesia cuando aparece la policía sí que está puesta a conciencia. Con ella quería dar a entender que se clarificaba todo. Gracias por haberte fijado.
El que tiene ambición de Vaticano es el cura, no Tomás. Es como su gran creación. Y lo del antifaz… tenía que cumplir el reto adicional, ¿no es cierto? Yo me lo imaginaba también con capucha pero no me cabían más palabras en el relato.
Muchas gracias por rebuscar tanto, jejeje. Te hace poner los pies en la tierra de nuevo.
En un rato me paso por tu relato.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
19/03/2017 a las 01:09
EDU SC:
Muchas gracias por animarte a dejar tu comentario. Ahora me quedo con la intriga de si te gustó el otro relato que leíste.
La verdad es que si causa tantas versiones y yo tengo que explicar la verdadera, siempre lo considero como un fracaso. Y está bien saberlo porque te ayuda a escribir de manera menos críptica. Creo que hay que ser accesibles al lector y veo que me cuesta un poco.
Además, creo que tienes mucha razón en señalar que Tomás ni se inmuta de que Don Anselmo tenga que hablar con la policía. Lo dejé caer así, sin más, con la intención de que no fuera una sorpresa total cuando soltara la bomba. Por eso también había hecho referencia en un par de ocasiones a la tierra en los zapatos del cura.
En un rato me paso por tu relato.
Nos seguimos leyendo y comentando.
Un saludo.
charola
19/03/2017 a las 05:01
¡Hola Jean Ives Thibauth!
Tu relato me gustó mucho, pero hay ciertas incongruencias. Ya te dijeron algunas, pero yo veo una que no entiendo por qué dice esto Anselmo, si luego va a sacar la carta donde Amaro le escribió contándole que se ha ido con la hija del médico y que realmente lo que ha sucedido es que ya está muerto. Me refiero a este párrafo:
—Tomás, sabes que Amaro es como un hijo para mí. No puedo quererlo más. Sin embargo, creo que es tu piedra en el camino. Él solo llegará a ser párroco en una iglesia remota. Tú, sin embargo, tienes cualidades de obispo.
Le dice: “Él solo llegará a ser párroco en una iglesia remota”. No tiene caso decirle eso.
Creo que debes animarte a escribir de nuevo, es una buena historia y hay muchas partes que rescatar y otras que sacar o cambiar, pero no deja de ser un muy buen relato. Lo que está pensando Tomás mientras está confesándose es genial.
Felicitaciones.
Jean Ives Thibauth
19/03/2017 a las 12:09
¡Hola Charola! ;D
Muchas gracias por pasarte y por comentar.
El tema de las incongruencias es complejo, jejeje.
En el caso que me comentas te diré que, en mi defensa, tuve que recortar muchísimo porque me había pasado bastante de las 750 palabras.
Cuando Don Anselmo le intenta convencer apelando a su predisposición para ser un buen cura había unos silencios en los que se daba cuenta de que no lo estaba convenciendo con esos argumentos. Por eso pensó en sacar “la artillería pesada” y contarle la trola. Si Tomás no abandonaba su amor por Amaro por su propio convencimiento, lo haría a la fuerza por una “decisión” de Amaro.
…Lo dicho… un fracaso total jejeje.
Me paso por el tuyo sin falta.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Otilia
19/03/2017 a las 12:42
Hola Jean Ives Thibauth,
El relato me ha gustado, la idea buena, está bien escrito y se lee con fluidez.
Estas frases “ya no le amo como amo a Amaro” y “el corazón volvió a la marcha”no digo que estén mal, pero a mi me han sacado de la lectura.
La carta es el móvil para que Anselmo mate a Amaro. ¿Qué dice?
Que se va con Tomás, le hace chantaje porque sabe que es su hijo o porque han sido amantes?
También me planteo por qué viene a hablar la policía con Anselmo y por qué Tomás ni se inmuta al saberlo.
Buen trabajo. Saludos.
Arnolodo Supiar
19/03/2017 a las 16:07
Hola Jean:
Muchas gracias por tus comentarios. Eres muy perspicaz pues has captado lo de los tiempos verbales. Quizás esté un poco forzado el uso de “agostar” pero me encajaba su sonoridad. El antifaz es la unica parte del camuflaje que se quita por el sofoco que le entra al ver el lío en el que se ha metido; perdida esa parte del camuflaje se convierte en un blanco. Me pareció un buen recurso para integrar la palabra en el relato. Hago lo que puedo, me considero mejor lector que escritor y estoy en este blog para mejorar mi lectura. Respecto de los sentimientos del protagonista, me gusta dejar abierto el relato a la aportación del lector. Creo que los relatos muy cerrados axfisian al lector. Para mi un buen relato debe dejar espacio a varias interpretaciones. No considero mi relato un buen relato pero procuro dejarlo abierto. Puede ser un error pero yo lo veo así. En mi opinión el protagonista sabe que ha mentido y el diccionario y la entrada le permiten revivirlo y, de alguna manera mantener vivo el recuerdo de sus camaradas muertos por su error. También es una visión crítica de la guerra y de la violencia y de los equívocos de la vida. Era una invitación a la reflexión pero puede entenderse de otra forma más literal. Es un placer cambiar impresiones contigo. Muchas gracias otra vez.
Un cordial saludo,
Arnoldo.
Edu SC
19/03/2017 a las 20:47
Hola Jean Ives Thibauth,
Fue el anterior, el del roedor y la viuda, y sí me gusto. 🙂
Jean Ives Thibauth
19/03/2017 a las 22:37
OTILIA:
Muchas gracias por pasar y comentar.
La verdad es que hasta que no me advertiste de lo malsonantes de esas frases no me había percatado, sobre todo la de “ya no le amo como amo a Amaro”… ¡Madre mía, cuánta m y cuánto amor!
La carta no la había escrito Amaro, sino Don Anselmo. Es un asesino bien planificado. Se supone que es la carta en donde Amaro le deja confesión de su huida con la hija del médico. La verdad que insinué de pasada que Amaro pudiera ser el hijo biológico de Don Anselmo y eres la única que lo ha captado, jejeje.
Y tienes razón en señalar la falta de reacción de Tomás ante el anuncio de que va a venir la policía. Ya me lo señalaron y creo que es un punto que hay que revisar seriamente.
Me pasaré por el tuyo en un rato.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
19/03/2017 a las 22:38
ARNOLDO:
Muchas gracias por pasarte por mi relato. Es curioso que este ejercicio te ayude a ser mejor lector. A todos nos está ayudando. Si no es de una manera es de otra.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
19/03/2017 a las 22:39
EDU SC:
Gracias por aclarar la duda. La verdad es que ese relato ha gustado mucho y eso que no fue nada fácil construirlo y el resultado era dudoso para mí.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Wolfdux
20/03/2017 a las 03:51
Poca cosa que añadir a lo dicho. Un relato muy bien trabajado. La palabra “Antifaz” lo único que me ha chirriado del texto. Un saludo.
Rita
20/03/2017 a las 03:55
Hola, Jean.
Lo primero, antes de que se me olvide, ya que nadie lo ha mencionado: me extraña que no marcaras el reto, ya que mencionas los tres elementos requeridos. Supongo que se te habrá olvidado.
En cuanto al relato, me ha gustado y no me ha gustado. Esto es muy contradictorio, lo sé jaaja te explico: no me gusta la imagen que le das a la iglesia (aunque también en ella puede darse este tipo de casos), como si fuera lo normal. Porque entre el cura y los seminaristas… No me gusta este tipo de relatos porq suelen ser motivo de polémica y yo no quiero crear ninguna. Pero tenía que decir mi opinión personal.
Igual que hay otra parte que sí me ha gustado. Y ahí va mi opinión sobre la otra parte: veo que has captado muy bien la forma de actuar del cura (de cara a la gente) y su forma de hablar. Esos detalles del tamborileo y secarse el sudor con el pañuelo y las palabras que eliges a la hora de hablar el cura me parecen muy acertados. Y la forma en que anima al seminarista a confesar sus pecados y el trato me parece al principio bastante realista.
El problema es que hay algunas incongruencias, como cuando Don Anselmo dice: “Pero estarás conmigo en que la hija de un médico le dará una vida más fructífera y… apasionada. Justo lo que él necesita.”. Me choca un poco porque un cura no hablaría así (y un seminarista, modélico o no, se daría cuenta de que hay algo raro) ni creería que para un seminarista es mejor una muchacha cuando dice que llegará a ser párroco. No tiene sentido.
Con respecto a lo que Don Anselmo dice de que Amaro es como su hijo: dices que insinúas que pudiera ser su hijo biológico. Me parece que está bien insinuado. De echo, al final del relato escribes: “(…) su encarnación del pecado…”. Pero el problema llega cuando se descubre que lo ha asesinado. Si realmente fuera su hijo, ¿cómo es posible que lo asesine por una ambición o por el pecado que comete Amaro con Tomás? Porque yo lo he entendido así: que Don Anselmo lo mata porque no puede permitir que ocurra esto entre dos seminaristas (triángulo amoroso no he visto por ninguna parte; ni siquiera con la hija del médico, ya que es mentira: Don Anselmo se lo ha inventado para persuadir a Tomás y para que crean que se ha fugado. Otra cosa más: si supuestamente se ha fugado y la “prueba” está en la carta, ¿qué pinta en todo esto la policía?). Y, si no tiene escrúpulos para manipular a las personas a su gusto sólo por ambición, ¿por qué no va a ser capaz de matar? Porque podría ser, salvo porque podría tratarse de su hijo. Y un hijo es un hijo. Y representa, por decirlo de alguna manera, el orgullo personal.
Y luego también me parece extraño que Tomás sea su seminarista modélico a pesar del pecado que comete con Amaro. No lo es en absoluto. Seminarista predilecto sí, pero no modélico. Un seminarista modélico no es aquel que no comete pecado alguno. Eso no existe (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra). Pero tampoco es aquel que tiene intención de irse con su amante (y Don Anselmo conocía este pecado antes de que Tomás se lo confiese).
“Una sonrisa iluminó su rostro. Pero enseguida, con férrea voluntad, la transformó en un rictus serio.”. Aquí entiendo que aludes al arrepentimiento por parte de Tomás, pero no hace más más que pensar en Amaro y, más adelante, habla de dejar el seminario e irse con él. O yo lo he entendido mal o esto no tiene sentido. Además, si tiene intención de volver a caer en el pecado, no es lógico que se confiese, porque el fin de la confesión es el perdón. Pero si no se arrepiente no puede ser perdonado, además de que no quiere el perdón. Y, la verdad, ir a confesarse con el diccionario marcado por la página de su pecado, me parece una absoluta falta de arrepentimiento.
Otra cosa que no me parece lógica es que el cura, por lo que parece, ha llamado a la policía pero no se ha molestado en quitarse de los zapatos el barro procedente del lugar donde ha enterrado al seminarista. Podrían pillarle si llegaran a encontrar el cuerpo.
Y lo del antifaz me ha parecido forzado (además de que no se ha desecho de él antes de encontrarse con la policía. Otro riesgo). Sé que lo has puesto por el reto (el cual ni siquiera has marcado), pero si no quería ser identificado creo que habría sido mejor un pasamontañas. Nunca he escuchado que un asesino se ponga un antifaz para ocultar su rostro. Eso es más bien para las fiestas.
En fin, creo que no se me olvida nada en este aspecto. Está bien escrito pero, como ya te he señalado, con algunas incoherencias (desde mi humilde punto de vista). Los detalles me parecen importantes; porque a veces parecen nimiedades, pero tienen su sentido. Y tú lo logras muy bien. El título, tengo que decir, concuerda a la perfección con la historia. Muy bien por ello.
Ahora paso a los fallos técnicos que he visto (y no eres de los que más tiene que yo haya visto):
1. “—Perdóneme Padre, porque he pecado.”. Aquí, “Padre”, funciona como vocativo, por lo que debe ir entre comas, así: “—Perdóneme, Padre, porque he pecado.”.
2. Me choca que digas “la abuela” en lugar de “mi abuela”. Parece que esté hablando con un familiar, y no creo que esa sea tu intención aquí, ¿no? Aunque, si me equivoco, dímelo.
3. “—…Con Amaro, me imagino.”. Los puntos suspensivos deben estar separados de la palabra que les sigue. Quedaría así: “—… Con Amaro, me imagino.”.
4. Escribes “sin embargo” dos veces muy seguido. Podrías cambiar una de las dos por “no obstante” y quedaría igual de bien. Pero sólo es una sugerencia.
5. “Papa” se escribe con minúscula.
6. “«Podrías llegar a Papa. Un Papa que yo habré modelado con mis propias manos».”. Tienes que cerrar la oración con un punto antes de las comillas. Así: “«Podrías llegar a papa. Un papa que yo habré modelado con mis propias manos.».”.
7. No entiendo lo que quieres decir aquí: “«Objeto de deseo para muchos, causa de pecado para nosotros», había declamado con seriedad desde el púlpito para morir de risa, instantes después, al oír ruidos en la sacristía.”. Entiendo que lo que está entre comillas se refiere a la palabra subrayada. Lo que no entiendo es lo que le sigue. Igual soy un poco torpe o despistada, pero es algo que me ha sacado de la lectura.
8. Dos cosas aquí: “—Te he preguntado si tienes otro pecado que confesar. Tengo prisa; la policía quiere hablar conmigo
Don Anselmo tamborileaba…”. La primera es que cambiaría el punto y coma por una coma, ya que la pausa es breve. Y, segundo, parece que te has olvidado de señalar el inciso del narrador dentro del diálogo. Sería así: “—Te he preguntado si tienes otro pecado que confesar. Tengo prisa, la policía quiere hablar conmigo. —Don Anselmo tamborileaba…”.
9. “—Ya no le amo como amo a Amaro. —El corazón de Don Anselmo volvió a la marcha de un golpe súbito— Creo que lo mejor será dejar el seminario e irme con él.”. Te has comido un punto tras el inciso, antes de “Creo”: “—Ya no le amo como amo a Amaro. —El corazón de Don Anselmo volvió a la marcha de un golpe súbito—. Creo que lo mejor será dejar el seminario e irme con él.”.
10. “(…) Justo lo que él necesita. —Tomás dejó caer el libro. —Lo mejor que podemos hacer es rezar por él.”. Supongo que la última frase la dice también Don Anselmo, por lo que debes invertir el orden del punto y la raya. Así: “(…) Justo lo que él necesita. —Tomás dejó caer el libro—. Lo mejor que podemos hacer es rezar por él.”.
11. Me suena raro “una pareja uniformada”. Para mi gusto, sería mejor “una pareja vestida con sendos uniformes”, por ejemplo. Imagino que se debe al máximo de palabras; sin embargo, estoy segura de que podrías haber recortado de otro sitio. Pero es mi opinión.
12. Dos cosas: “Guardó su pañuelo y sacó la carta de Amaro.
Junto a ella un trozo de tela negro caía al suelo.
Era el antifaz…”. Fuera los dos punto y a parte (deben ser punto y seguido). Después de “ella” va una coma: “Guardó su pañuelo y sacó la carta de Amaro. Junto a ella, un trozo de tela negro caía al suelo. Era el antifaz…”.
Puff ¡vaya! Creo que es el comentario más largo que he escrito nunca jaaja me ha costado su trabajo; la verdad es que me he empleado a fondo. Siento haberme alargado tantísimo, así que espero haberte ayudado en algo, con todo mi cariño 🙂
Esta historia no me ha gustado, al contrario que la del mes pasado. Pero tienes una buena técnica de escritura y me gusta tu estilo.
Te invito a que te pases por mi relato y lo desgloses también y dejes tu opinión jeeje 😉 soy el número 125.
Ánimo con la escritura.
Nos leemos.
Yoli
20/03/2017 a las 11:26
Hola, Jean.
Me gusta tu relato, y aunque es verdad que en algunas cosas es un poco contradictorio, en el fondo es una buena historía y está muy bien conseguido, con muchos detalles que te hacen sospechar que hay algo más que una simple confesión(por ejemplo, lo del barro en los zapatos).
Si quieres leer el mio, soy el 27.
Saludos.
Jean Ives Thibauth
20/03/2017 a las 13:16
WOLFDUX:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
La verdad es que estos retos adicionales nos lo ponen difícil y tenemos que hacer un encaje de bolillos que, en ocasiones no nos sale como deberíamos.
En seguida me paso por tu relato.
Nos seguimos leyendo.
Jean Ives Thibauth
20/03/2017 a las 13:31
RITA:
Muchísimas gracias por haberte tomado tantas molestias. No sabes cómo aprecio los análisis pormenorizados. Se aprende ún montón con ellos.
Tienes razón con que se me coló no darle al reto adicional. Siempre intento cumplirlo.
Es cierto que el tema puede ser polémico. Es una cuestión que ví desde el momento de su planificación. Pero me tuve que plantear si quería escribir para los lectores o lo que realmente me apetecía. Si un relato no me da más es muy difícil que pueda terminarlo. Y decidí. Y no me arrepiento de la decisión. Me tomo este taller como un medio maravilloso en el que explorar nuestras facetas como escritores, en el que crecer y aprender con cada relato. De hecho, intento buscar un registro nuevo cada mes. Me saldrá mejor o peor, pero para mí lo importante, es ser capaz de terminarlo. Y voy 5 de 5 así que no está mal, jejeje.
Por otro lado está muy bien que me hableís de las incongruencias porque yo no las había visto. Y es algo que me hace replantearme muchas cosas para la próxima vez. Lo mismo pasa con las faltas ortográficas o la puntuación. Siempre tengo mucho cuidado pero está claro que alguna se me escapa.
Me halaga que me digáis que os gusta mi estilo. Es un concepto que siempre he tenido un poco en el punto de mira pues aún no tengo claro qué es y, mucho más importante, cómo se hace. Soy un poco de obsesionarme con las técnicas.
Lo curioso es que os gustan los personajes y te confieso que me tomo mucho trabajo previo diseñando cada uno de ellos. Me imagino que eso luego se nota.
Me paso en seguida por tu relato, a ver en que puedo ayudarte…
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Jean Ives Thibauth
20/03/2017 a las 13:33
YOLI:
Muchas gracias por pasarte y comentar. Me alegro de que te parezca una buena historia y de que los detalles hallan sido reveladores. Estas escogidos, uno a uno, y puestos deliberadamente para conseguir ese efecto.
Te busco en seguida.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Rita
20/03/2017 a las 15:55
Jean, que bien que te haya ayudado en algo mi comentario. No quería pecar de pesada o tiquismiquis, pero teniendo en cuenta cómo me gusta a mí que me comenten, he tenido que ser minuciosa, ya que los compañeros estamos aquí para ayudar en todo lo que podamos.
Espero que sigas creciendo como escritor. Te seguiré leyendo, a ver con qué nos sorprendes cada mes ;D
Marisa
20/03/2017 a las 16:06
Hola, Jean Ives Thibauth. He leído tu relato y me ha gustado en la tensión, los personajes, los diálogos y el desenlace. Leyendo un poco más fino, me parece que al personajes Don Amaro le falta una pequeña vuelta de tuerca para que aparezca su ambición de llegar a Papa.
Respecto del aviso que irá la policía, yo lo sacaría y pondría que estaba apurado porque tenía que atender algunos asuntos.
El tema de la tierra en los zapatos quizás lo pondría más adelante en vez del principio.
Lo del antifaz no resulta creíble, pero quizás podrías poner que era del difunto y se olvidó de enterrarlo junto al cuerpo.
Como siempre digo: a seguir escribiendo!
Saludos
Soy el relato nro 154.
Evelyn
20/03/2017 a las 17:06
Jean, qué podría corregirte?
Es entretenido, engancha, tiene muy buenas descripciones, es un tema escabroso, actual, sin embargo, podría haber transcurrido en cualquier época de la historia!
No comparto en absoluto que la sorpresa del cura carezca de fundamento… por mucho que lo acomodará bajo tierra, no creo que sea para el un acontecimiento trivial, algo que hace a menudo, por lo que me parece lo más normal que se sobresalto.
No creo que en un cuento se deba dar toda la información de los personajes y sus acciones, me parece interesante también que el lector lleve la historia hacia donde su imaginación se lo permita.
Gracias por tus comentarios Jean, tienes una gracia especial escribiendo, he disfrutado con tu relato.
Un abrazo!
Ignacio YZ
20/03/2017 a las 19:12
Buenas Jean,
Te pido disculpas por no pasarme por tu relato del mes anterior, espero que este comentario enmiende el feo.
Me ha encantado el relato. Me parece increíble que hayas sido capaz de contar una historia así en tan sólo 750 palabras con esa sencillez (en el buen sentido siempre, no siento que nada del relato este forzado) y con un ritmo de narración que acompaña al lector en todo momento.
Si que es verdad que no entendí muy bien el rol de la policía en el relato. ¿Han pillado a Don Anselmo? ¿Ha denunciado Don Anselmo la “desaparición” de Amaro? Quizás es algo que me ocurra a mi sólo de todas formas 🙂
Por cierto, creo que has elegido los nombres de los personajes a la perfección. Te lo digo por que cuando leo Don Anselmo se me viene a la cabeza una imagen estereotípica de un sacerdote anciano de los que les gusta comer bien y hacer muchas reverencias a sus superiores 🙂 Nombres es una de las cosas que más me cuesta cuando escribo y creo que lo has hecho genial.
Perdón otra vez por no pasarme la vez anterior y espero que nos vayamos leyendo 🙂
Soy el 13 si tienes tiempo
Lorkiano
20/03/2017 a las 19:21
Hola Jean Ives Thibauth:
Como no se me da muy bien comentar en profundidad y los compañeros ya se han explayado, solo te diré que me parece un relato genial. Me ha encantado el giro final. Es muy ameno de leer y, definitivamente, deja con ganas de más. ¿Llegará Don Anselmo al Vaticano?, ¿o le pillarán antes?.
¡Enhorabuena! Eres una lectura obligada mes a mes.
¡Nos leemos!
Jean Ives Thibauth
20/03/2017 a las 21:05
MARISA:
Muchas gracias por leer y comentar.
Me alegro que en una primera lectura te halla gustado. Las primeras impresiones dicen que son las que cuentan. Además, en este taller estamos todos buscándole las vueltas a los relatos para corregirlo en todo lo que podamos para ayudar a nuestros compañeros. Pero eso solo es paranoia nuestra, ¿verdad? jejeje.
Te agradezco un montón las correcciones que me has sugerido. La verdad es que el protagonista inicial era Tomás, pero según iba desarrollando el texto Don Anselmo iba cogiendo más y más peso y se volvió más interesante. Sí que es verdad que no estaría de más desarrollar esa ambición que le remueve el alma.
Lo de la tierra en los zapatos lo puse justo al principio porque me pareció buena idea empezar con el final, aunque fuera de manera sutil y que solo se entendiera al finalizar la lectura. Luego lo repetí para que no pareciera una sorpresa final sin fundamento.
Seguiremos escribiendo, claro que sí.
Te busco en cuanto tenga un rato.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
20/03/2017 a las 21:08
EVELYN:
Muchas gracias por leer y comentar.
Estoy contigo en que no se debe de contar todo, sobre todo en relatos tan corto como éstos. Me gusta marcar un par de detalles y que el lector se monte una película completa en su cabeza. Para mí eso es magia pura.
Me alegro de que disfrutaras con la lectura y me esforzaré al máximo para que en el futuro puedas seguir haciéndolo.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
20/03/2017 a las 21:19
IGNACIO YZ:
Por favor, no te disculpes. Yo he dejado sin agradecer sus visitas a un montón de compañeros en los dos últimos meses. Es difícil continuar con nuestra vida ordinaria mientras queremos leer más y más relatos, comentarlos y aprender de las aportaciones que nos dejan (esto se está convirtiendo en una droga para mí, jejeje).
La verdad es que es todo un arte contar una historia en tan pocas palabras pero he de decirte que a mí ahora lo que me cuesta es pasar de las 1000 palabras. Tener un estilo sencillo me parece todo un reto. Yo leí hace muchos años a Delibes y me pareció todo un maestro de la sencillez. Y desde entonces me propuse escribir así: que pareciera fácil lo que en realidad es muy complicado.
Tienes razón en que tengo que trabajar un poco ciertos aspectos. De echo, los compañeros me han hecho ver un montón de incongruencias.
En cuanto a los nombres he de decirte que les doy mucha importancia. Así como me tomo muchas molestias en planificar mucho cómo son los personajes, les intento poner un nombre que signifique algo, bien a nivel de evocación (lo que es muy difícil porque a unos les evocará cosas diferentes que a otros) o a nivel de significado puro y duro. En este relato el que más me costó decidir fue el de Amaro. No encontraba uno que reflejara su personalidad rebelde.
En cuanto tenga un rato me paso por tu relato.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
20/03/2017 a las 21:24
LORKIANO:
Muchas gracias por leer y comentar.
Me alegra de que te haya gustado el relato y de que te quedases con ganas de más, así puedes continuar la historia en tu cabeza barajando posibilidades. Dejar ese poso en el lector no está mal, ¿verdad?
Me halaga ser una de tus lecturas obligadas de cada mes. ¡Intentaré estar a la altura!
En un rato me paso por tu relato.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jose Luis
21/03/2017 a las 13:28
Hola
Gracias por leer mi relato
El tuyo está bien pergeñado, bastante bien tramado y bien narrado, y creo que los personajes están lo suficientemente bien definidos y perfilados; incluso el del padre Anselmo, que es un personaje más interesante que el de Tomás, porque es el más complejo a nivel psicológico, y su retrato es bastante realista.
Yo por lo menos no he notado tantas incongruencias, o falta de lógica, en el cuento como les ha parecido a otros compañeros. ¿Que se puede realizar un buen repaso para limar algunas de las aristas que han salido? Por supuesto que sí. O no, también puedes dejarlo tal y como está. Tú decides.
Ningún relato o cuento es perfecto, y es imposible acertar siempre, porque hay opiniones para todos los gustos. Yo lo único que puedo decir es que tu cuento me ha entretenido.
Un saludo
SBMontero
21/03/2017 a las 15:04
Me ha encantado. Tienes una forma muy granuja de dar giros en el argumento e ir introduciendo aquello que sabes que hará sonreír, o sonrojar, o las dos cosas a quien lee.
Un poquitín forzado ese final, o tal vez me lo parece por lo del trozo de tela usado como antifaz… a ver, igual es culpa mía. Me imaginé al cura Anselmo calvo, barrigón y sotana e imaginármelo con una pala y un antifaz puesto, pensando que eso lo haría irreconocible, ahí lo dejo, eh.
Me ha gustado, conste en acta.
Sigue escribiendo, por favor.
Un saludo.
el chaval
21/03/2017 a las 17:34
Hola Jean Ives, gracias por tus comentarios, estaré mas al tanto de las puntuaciones y releer, no ser tan impaciente. Después de tantos comentarios que recibes,pobre de mí, no llego a las suelas de los zapatos para opinar. Me gusta mucho tu relato, porque está a la orden del día el tema. Ya se que es conveniente dejar al lector que se imagine cierta parte de las tramas, y creo entender que el cura sabe que vendrán a buscarle porque se da cuenta que lleva barro en los zapatos. La policía ha descubierto la tumba y ha seguido las huellas hasta la Iglesia. Amén
lectora70
21/03/2017 a las 18:10
Hola Jean Ives!
Ante todo, darte las gracias por leer mi relato y comentarlo.
Tu historia me ha encantado! Me ha parecido muy creíble y real. Me gustan, sobretodo, esos pequeños detalles con los que das vida a tus personajes (“…se sacudió nervioso el barro que tenía en la suela de los zapatos.”, “…recorrió la raya de su pantalón con el dedo índice…”, “…tamborileaba sus dedos con impaciencia…”) porque junto con los diálogos haces que pueda ver a los protagonistas con total claridad.
Como siempre, es un placer leerte!
Felicidades!
Amilcar Barça
21/03/2017 a las 20:27
Hola Jaen, no te voy a despellejar para dejar sitio a quienes no han tenido suficiente con las 750 palabras de su relato. Au revoire.
ZU VAZQUEZ
21/03/2017 a las 23:47
Hola Jean
Me ha encantado tu relato, pero tengo algunas observaciones que espero te sirvan.
Primero me causa un poco de conflicto que al inicio Anselmo aún tiene barro en sus ropas y al final del relato ya sepa que la policía va a por él, entiendo con esto que acaba de matar a Amaro y creo que es muy poco tiempo para que la policía ya sospeche.
Me encanta como describiste la escena, casi vi todo yo misma mientras leía, la verdad hasta ahora es la lectura que mas he disfrutado.
No entiendo cual fue la motivación para matar a Amaro, esta claro que el ser gay no fue, porque se sorprendió cuando supo lo de Tomás, entonces ¿Porque lo mato?. No me queda clara esta parte.
Eso es todo.
Saludos
ZU VAZQUEZ
21/03/2017 a las 23:50
Ojalá puedas pasar por mi relato, estoy en el 46 creo que tienes mucha más experiencia que yo para escribir y me gustaría mucho saber tu opinión. Saludos
Verso suelto
22/03/2017 a las 10:57
Magnífico relato Jean.
Hay muchas cosas que se pueden elogiar pero yo me quedo con la forma de hacer avanzar o retener la historia con esos detalles: la tierra en los zapatos intrigado al lector, el dedo recorriendo la raya del pantalón…
Muy sincera felicitación.
marazul
22/03/2017 a las 18:23
¡Pedazo de relato nos regalas este mes, Jean Ives!
Ya desde el comienzo con un Don Anselmo sacudiéndose “nervioso” el barro y un Tomás que recorre la raya del pantalón con el dedo para luego, un poco más tarde, acariciar el marcapáginas…Ufff…! yo, lectora desconfiada, ya empecé a pensar:«aquí hay tomate».Y ya lo creo que lo había. El tema es interesante (ambición, represión y relaciones homosexuales…) pero me gusta aún más cómo lo cuentas.
Me ha gustado mucho y te felicito por ello.
Marián
22/03/2017 a las 20:22
Hola Jean Ives. Me gusta tu relato; está muy trabajado y muy bien estructurado. La historia me parece muy interesante y delicada a la vez.
Vas dando pistas poco a poco, manteniendo la atención del lector de forma natural. Y presentas unas imágenes muy acertadas que consiguen meter en escena.
Debo decirte que mi interpretación se inclinó más hacia los celos aunque tampoco descarté la carrera profesional. Veo compatible ambas ideas.
Te felicito por tu escrito y… por tu natación a mariposa que también es muy difícil, ja, ja.
Saludos, (185)
Jean Ives Thibauth
22/03/2017 a las 21:11
Hola Jose Luis.
Muchas gracias por leer y comentar.
¡Me has obligado a leer la palabra pergeñado en el diccionario! jejeje.
Estoy contigo en que el personaje de Don Anselmo es más profundo psicológicamente. En un primer momento ideé a Tomás como personaje principal, pero según avanzaba en el relato, el cura se fue apoderando del peso de la historia. Sabe más el demonio por viejo que por demonio.
También tienes razón en que es imposible que a todo el mundo le guste lo que haces o que lo entienda. De echo, andaba yo pensando en la cantidad de novelas de renombre que no pude pasar de las primeras páginas por mucho que me empeñara.
Lo más importante es disfrutar de lo que se hace sin dejar de lado el mejorar un poquito cada día.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
22/03/2017 a las 21:16
SB MONTERO:
Gracias por leer y comentar.
Me ha hecho mucha ilusión lo de los giros granujas. Es la primera vez que me dicen algo así.
Es cierto, un triste antifaz no valdría para ocultar la identidad de un párroco como Don Anselmo, sobre todo, tal y como tú te lo has imaginado. Pero es que yo también me lo imaginaba con una capucha, tipo fraile Sean Conery en “El Nombre de la Rosa”, pero, claro, no me cabía. jejeje.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
22/03/2017 a las 21:19
CHAVAL:
Muchas gracias por leer y por hacer el esfuerzo de comentar.
Si, como dice tu pseudónimo, eres un jovencito no te preocupes por ser impaciente. Ese es un defectillo de escritor que se cura con el tiempo, jejeje. AMEN.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
22/03/2017 a las 21:21
LECTORA70:
Gracias a ti también por pasarte y comentar.
Me alegro de que te halla gustado y de que puedas ver a los protagonistas con total claridad. Creo que no es algo fácil de conseguir.
Un placer tenerte como lectora.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
22/03/2017 a las 21:25
ALMILCAR BARÇA:
Muchas gracias igualmente por pasarte.
No tengas miedo de “despellejar” los relatos de los compañeros. Aquí estamos para “dar” y “recibir” (jajaja, que vulgar suena eso). Si nos limitamos a elogiar, ninguno de nosotros podrá aprender de sus errores.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
22/03/2017 a las 21:34
ZU VÁZQUEZ:
Muchas gracias por leer y comentar.
Se ve que no he podido transmitir la historia en toda su extensión, viendo la cantidad de interpretaciones. Yo lo considero un fracaso en toda regla.
Pero me alegro de que hallas visto la escena con tus propios ojos. Es algo que me propongo con cada reto, que sea como ver una película.
La motivación de Don Anselmo para matar a Amaro fue que ponía en peligro la ordenación como sacerdote de Tomás. Y si Tomás abandonaba, este cura viejo se perdía la gloria de ser el mentor de un futuro papa.
La policía viene a hablar con él porque supuestamente Amaro ha desaparecido y el cura tiene una supuesta prueba de que se ha fugado. Por eso está nervioso, porque lo mancha todo de tierra, le pueden descubrir por eso. Es un cura ambicioso, pero viejo y torpe. jejeje.
Por supuesto que me paso por tu relato.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
22/03/2017 a las 21:35
VERSO SUELTO:
Muchas gracias por pasar y comentar.
Parece ser que los detalles han gustado mucho. ¡Me lo apunto!
Muchas gracias por tu sinceridad.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
22/03/2017 a las 21:39
MARAZUL:
¡Vaya, qué decirte!
Me has dejado sin palabras. No creo merecer tantos elogios. Si has podido leer alguno de los comentarios habrás podido comprobar que hay diversidad de opiniones…y de versiones.
Aún así te lo agradezco enormemente. Me has subido la moral unos cuantos metros, jejeje. Que te guste el cómo está escrito me ha llegado al alma.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
22/03/2017 a las 21:44
MARIÁN:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Me alegro de que notes que hay mucho trabajo detrás del relato porque realmente me tomo muchas molestias planificando todo lo que escribo. A veces sale mejor y otras peor, pero siempre lo intento.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
22/03/2017 a las 21:45
MARÍAN:
Ah, y gracias por la mariposa. Sí que es difícil, sí. Pero te contaré un secreo: si te pones aletas es muuuucho más fácil. jejejeje.
Raymond Carr
22/03/2017 a las 23:54
Hola Jean.
Todos los relatos tuyos están bien o tienen algo bueno; incluso he leído alguno que estaba muy bien. La lectura es amena y no se aprecian errores en la forma que distraigan.
El relato de este mes está en tu línea, sin embargo, le encuentro una inconsistencia destacable en la trama. Concretamente al final cuando sale el antifaz y el enterramiento. Desde el punto de vista narrativo no hay nada que decir en cuanto a que alguien se ponga un antifaz para ocultar un cuerpo, salvo que dicha decisión del narrador o bien sea verosímil o bien esté arropada convenientemente por la atmósfera del cuento.
En este caso, y según veo, no se cumple ninguna de las dos condiciones. No se cumple la segunda por que el cuento no es –o yo no he sabido/podido apreciarlo– un cuento fantástico con personajes que sólo pueden vivir en la imaginación. Y no se cumple la primera por que cualquier asesino se ocuparía siempre mucho más de que pasara desapercibido, antes que su rostro, el cuerpo de la víctima.
Entonces no se trata de que el relato sea bueno o malo, interesante o aburrido. Se trata de que por la inconsistencia aludida se convierte en un relato inverosímil. Y no es inverosímil por que los hechos narrados sean disparatados, sino por que el lector no consigue captar el tono o la intención del autor.
Hasta pronto.
Osvaldo Mario Vela Sáenz
23/03/2017 a las 04:44
Hola Jean Ives, la lectura de tu texto se ha convertido en una obligación en mi listado de historias por comentar.
Aqui de nuevo presentas un trabajo a la mejor diferente pero por el lenguaje corporal tanto del pecador como el del absolutor, sus propios ademanes nerviosos plasman lo que pareciera ser una confesión dentro de otra confesión. simplemente genial Te felicito.
Jean Ives Thibauth
23/03/2017 a las 11:56
RAYMOND CARR:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Me alegro de que digas que todos mis relatos están en “mi línea”, ¿eso puede significar que estoy encontrando mi estilo?. No estaría nada mal.
Interesante tu argumentación sobre la inverosimilitud del antifaz en el final. Nunca lo había visto de esa manera. Tomo buena nota de ello.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
23/03/2017 a las 11:59
OSVALDO:
Muchas gracias por pasarte y comentar. Y gracias por convertirte en un lector fiel. Solo espero estar a la altura. 😉
Nunca había ideado que fuera una doble confesión pero ahora que lo has mencionado se le ve un sentido a tu interpretación.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Paola
23/03/2017 a las 19:58
Hola Jean
No queda mucho que decir después de este río de comentarios!!
Me ha gustado el relato y la forma en que lo has escrito. Si pules los fallitos que te han comentado quedará genial.
Me gustan los personajes y como los vas describiendo poco a poco.
Enhorabuena
Ebea
23/03/2017 a las 21:35
Querido Jean Ives Thibauth, aquí vengo de doña criticona a dejar mi humilde aportación. Aunque pocas novedades puedo traerte con tantos comentarios como tiene tu texto.
Felicidades por tu relato, es muy original y, por anteriores talleres, ya sabes que me gusta tu estilo de escritura así que no te cuento nada nuevo. Personalmente esta historia me ha gustado, llevas bien los diálogos y a los personajes les aportas mucho movimiento narrativo con detalles muy gráficos, es decir, visualmente la escena está muy bien traída, que si un tamborileo, que si la raya del pantalón… aunque digamos que en conjunto, la congruencia argumental y el desarrollo necesita un poco de trabajo.
Coincido con algunos colegas que apuntan a una evolución un poco incierta del personaje de Don Anselmo. Y es que no es congruente que se sorprenda de que Tomás y Amaro hayan mantenido una relación si resulta que ya ha matado al último por ese mismo hecho. Además, si te soy sincera, y no queriendo causar polémica, Don Amaro no habla (mucho menos actúa, pero eso no entra al caso…) como un miembro del clero. Es decir…. bueno, no sé qué tipo de contacto ha tenido el resto del mundo con seminaristas y curas pero desde luego actos y afirmaciones como que Amaro deje el seminario para fugarse con una mujer que le aporte una vida más fructífera no me resulta verosímil en la vida eclesiástica… es decir, si mostraras un cura quizás con una personalidad más déspota y extrema… igual sí, qué sabe nadie… hay de todo en la viña del señor, pero en el intento de mostrar un buen pastor lo cierto es que se queda en un punto de incongruencia.
Tu mismo explicas que lo que pretendías hacer ver en este personaje es la búsqueda de gloria pero lo cierto es que a mí este personaje tampoco me transmite que busque glorificarse. Es más, tengo la sensación de que ele preocupa más el hecho de que Tomás llegue lejos y triunfe que el mero hecho de ser él quien le haya forjado. Toda esa “trama vaticana” para lograr la gloria por ser un alumno suyo quien llega ahí no me tiene sentido si con el delito cometido mancilla su propia honorabilidad y reputación por proteger la de alguien destinado a hacer cosas grandes. Para ser sincera, me resultaría más creíble si el argumento girase entorno a mantener la reputación de un rebaño puro o profesar un amor secreto por el seminarista.
Y bueno, ni que decir tiene que esta es mi propia opinión, que puedes ignorar o vilipendiar sin reparo alguno.
Debo añadir otra cosa más, personalmente tampoco me tiene mucho sentido la actitud de Tomás, no sé, no se extraña de que la policía esté por la iglesia, no se muestra sorprendido ante la mentira de que Amaro se haya fugado con la hija del médico. Pienso que, después de haber compartido intimidad y de tomar una decisión tan trascendental como la de abandonarlo todo por el amor de Amaro, la lógica me dicta que su primera reacción deba ser de incredulidad y no de sorpresa… no sé igual es que tampoco estoy interpretando bien la reacción que nos transcribes de levantarse súbitamente con la noticia, la relaciono más con la explosión de una sorpresa que con las reservas propias de una incredulidad. Y bueno… la carta a mí me dejó de piedra porque a golpe de vista reconocería la letra de Amaro ¿no? además… ¿una carta sin hablar con él primero tras intimar? no sé… igual es que yo me lo pienso mucho… como esto es algo muy de comerme la cabeza también te lo menciono con poca convicción.
Siguiendo con el hilo de despelleje ya puestos… y veo que otros ya te lo han comentado… Si al principio de la conversación Don Anselmo tiene prisa porque la policía quiere hablar con él, ¿por qué al final del texto dices que justo en ese momento entra una pareja uniformada a la iglesia? no sé, como ya has visto estos meses anteriores, lo de las incongruencias de argumento son como pequeñas bombas en mi cerebro, una vez las leo, ¡estallan! No sé, lo del los policías me resultó llamativo porque ya desde el principio sabía que la policía le esperaba y porque, además, ya nos da un final así que desmotiva un poco la lectura. Desde el momento en el que la policía le espera y con la confirmación del barro en los zapatos a medio texto creo que todos ya sabemos qué ha pasado y rompe por completo el clímax final, a pesar de que intentes desarrollar la “trama vaticana” ya no es lo mismo.
Y bueno… lo cierto es que los compañeros han hecho un análisis bastante bueno en general de tu trabajo. Yo he venido a despellejar por petición tuya, jajajaja lo cierto es que los dos somos novatillos ya que hemos empezado los talleres casi al mismo tiempo (yo en noviembre y para eso, diciembre y enero no pude participar…) pero vamos poquito a poquito dando pasos.
En fin, ha sido un placer leer tu trabajo, he notado mejoría con los anteriores textos, espero seguir leyéndote en siguientes talleres.
LIAH PERSON
23/03/2017 a las 22:13
Hola Jean Ives Thibauth,
Me decido a comentar tu texto a pesar del número apabullante de comentarios que ya tienes, y a sabiendas de que ya está todo dicho. Pero no quiero quedarme con las ganas de contarte que ese final me ha conquistado. Venía leyendo todo el relato dejando escapar alguna sonrisilla por la sorna que envuelve toda la narración, por esa forma de presentar a don Anselmo, entre lo solemne y lo ridículo, cuando de pronto el final me ha dado un golpe seco. Resulta que don Anselmo iba en serio, y tanto.
Una trama bien llevada, salpicada de fino humor y crítica sutil, con un final que sorprende y da peso (al margen de si el antifaz es o no pertinente).
Un gusto leerte.
Jean Ives Thibauth
24/03/2017 a las 10:21
PAOLA:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Me alegro de que te halla gustado la forma en que está escrito.
Intentaré pulir los fallos a ver cómo queda.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
24/03/2017 a las 10:35
EBEA:
Madre mía, ¡sí que te he dado trabajo este mes!
Muchas gracias por pasarte y por el enorme esfuerzo que has hecho.
La verdad es que el tema de las incongruencias ha dado para mucho en este relato. Cada uno me hacíais ver una distinta, jejeje.
La verdad es que respecto a la incongruencia de la evolución de Don Anselmo y su forma de hablar, quería, de alguna manera, dejar constancia de lo que era capaz. Decirle a Tomás, con puntos suspensivos incluídos, que la hija del medico de daría una vida más apasionada, estaba cargada de mala leche por parte del cura. Es un tipo retorcido y quería que los fuerais descubriendo poco a poco antes de conocer lo que de verdad había hecho.
El pobre Tomás puede que ni se entere de que su mentor va a hablar con la policía porque es un muchacho simple y obediente y bastante lío tiene en la cabeza como para percatarse de lo que pasa a su alrededor.
La verdad es que en un relato anterior se me acusó de escribir de manera muy críptica, que no teníamos que ser Serlock Holmes para averiguar lo que en realidad estaba pasando, así que me propuse ir dejando pistas más claras por el camino para que el lector no se sorprendierea en exceso al final. Por eso, si te fijas, ya incluí el final en la primera frase. Igual ahora me he pasado al otro extremo, jejejeje.
Poquito a poco, y gracias a todos nosotros estamos aprendiendo valiosas lecciones que de otra manera, en la soledad de nuestras cuevas, no podríamos ni siquiera soñar el acceder a ellas.
Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Ebea
24/03/2017 a las 10:39
Nos vamos de punta a punta, a mi se me acuso de finales previstos y de lo contrario, de no dar giro argumental final y también de lo contrario…. En fin, ir aprendiendo
Por cierto, desde el móvil es una locura comentar asi que no me paro más
Jean Ives Thibauth
24/03/2017 a las 10:39
LIAH PERSON:
Muchas gracias por animarte a leer y mucho más por comentar.
Me alegro haberte conquistado. jejeje. Sólo espero poder estar a la altura en el próximo relato, poder arrancarte alguna que otra sonrisilla y sorprenderte con otro final de peso.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
beba
24/03/2017 a las 16:06
Hola,Jean:
Gracias por tu visita y comentario.
Después de este aluvión que me precede poco queda por comentar sin ser reiterativa. Coincido con todo lo que señalan en lo formal, que son cosas poco significativas.
En cuanto a los entresijos del argumento, sin ser demasiado “brillosa”, he comprendido muy bien la historia y creo que se ubica en el entorno del clero que Dios guarde (y no suelte); qué vamos a hacer: de carne somos.
Me pareció excelente el desarrollo de la trama y casi impecable tu gramática.
Diego Coppa
25/03/2017 a las 04:01
Jean Ives, es el mejor cuento que leí de “el mentiroso” (dejando fuera el mío, claro).
Si bien se deja entrever el final está perfecto, otro tipo de final hubiese sido erroneo. Bien por vos.
No le cambiaría nada.
Saludos. Pasá por el mío:
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-42/7382
Juan Sauce
25/03/2017 a las 09:11
Hola, Jean.
Después de leer tu relato tenía intención de leer los comentarios pero eran muchos, así que no tengo ni idea de lo que te han dicho tus compañeros. Por eso pido disculpas si me repito en algo.
En primer lugar decirte que me ha parecido impresionante tu manera de narrar. Tienes un estilo claro, muy pulido y lleno de detalles que enriquecen el texto y que nos ayudan a visualizarlo. El repiqueteo de los dedos, el tocarse la ralla del pantalón, son gestos que nos hablan de los sentimientos de los personajes sin necesidad de definirlos explícitamente.
También las palabras del reto opcional están muy bien ubicadas. Tan solo la del antifaz cojea un poco (porque no resulta imprescindible para el contexto donde está ubicada) pero aún así es el relato donde mejor se han acomodado de todos los que he leído.
Solo dos cosas cambiaría: donde dice “Se contuvo de añadir: «Podrías llegar a Papa. Un Papa que yo habré modelado con mis propias manos»”, yo lo suprimiría pues si bien es el pensamiento del párroco, hace del narrador alguien omnisciente, rompiendo el ritmo en que el narrador cuenta solo lo que ocurre. La otra sería cuando el cura dice que le está esperando la policía. Inmediatamente pones en alerta al lector de que el cura es culpable de algo. Y esto debiera descubrirse al final. Para mostrar la prisa del párroco, hubiera bastado con decir que le esperaba “alguien”.
Conforme leía pensaba que el crimen del cura sería que se sintiera atraído por Amaro (tomando la temática actual de los abusos sexuales), pero el hecho de que fuera si propio hijo y que lo matara al final, me sorprendió. Un buen final.
Saludos y encantado de leerte. Si tienes tiempo y ganas, mi relato está en el 68.
¡Hasta otra!
Jean Ives Thibauth
27/03/2017 a las 11:57
BEBA:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Me alegro de que te haya gustado el argumento. Sobre todo, que no te fuera difícil entenderlo. He tenido muchos lectores con diferentes hipótesis. Y siempre considero un fracaso no poder llegar a la gran mayoría.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
27/03/2017 a las 12:01
DIEGO COPPA:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Me halaga en gran medida que digas que es el mejor relato que has leído porque yo los he leído francamente buenos, este y los demás meses en los que he participado.
Me alegro que hayas disfrutado con la lectura.
En seguida me paso por el tuyo.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
27/03/2017 a las 12:09
JUAN SAUCE:
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Yo, en ocasiones, tampoco leo los comentarios hasta después de hacer el mío. Sobre todo, si ya tiene un buen número de ellos. Sé que me repetiré, pero al menos será una apreciación sin influencias.
La verdad es que he tenido problemas con el narrador omnisciente porque quería que fuera equisciente, ya que vemos lo que está pensando Tomás. Sin embargo, no pude deshacerme de esta frase del cura, ya que me parecía importante. Así que decidí dejarla a ver qué pasaba.
Lo de poner alerta al lector con el asunto de la policía a mitad del relato tiene que ver porque en otra ocasión me dijeron que el relato era muy críptico, y he querido dar más pistas para que el lector no se encontrara, de repente, con un giro demasiado sorprendente. Es difícil mantener un equilibrio, jejejeje.
En seguida me paso por tu relato.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Laura
28/03/2017 a las 11:21
Hola Jean Yves
Felicitaciones por tu relato.
Nada puedo agregar más que felicitaciones.
Hasta el próximo mes
Cryssta
29/03/2017 a las 11:10
Hola Jean Yves, vengo hasta tu relato para leer por placer ya que a estas alturas del mes ya no corrijo más.
Me ha gustado mucho tu relato, está bien escrito y es una buena historia. Felicidades.
Anael
31/03/2017 a las 18:17
¡Hola Jean!
No he podido leer todos los comentarios (aunque he revisado la mayoría por encima para no repetirme). Cada día tienes más visitantes y se hace difícil comentar cosas que no hayan aparecido. Pero como yo soy una obsesionada de la forma, suelo encontrar pequeños detalles. Porque tu historia es estupenda, y ya te han dicho todo lo que se puede comentar de contenido. A continuación mis lentejitas de la forma. Perdona si me repito, no he podido leerlo todo 😉 :
1. Puntos suspensivos siempre llevan un espacio después. Te he marcado dos frases en las que no lo has hecho:
“—…Con Amaro, me imagino.”
“Es…imposible.”
2. «Objeto de deseo para muchos, causa de pecado para nosotros», había declamado con seriedad desde el púlpito para morir de risa, instantes después, al oír ruidos en la sacristía.
No entiendo muy bien de donde provienen los ruidos de lasacristía. Si el cura está dentro, no creo que Amaro se atreviera a declamar nada desde el ambón, ¿no?
3. Puntuación de diálogos: He visto un poco de caos en este área. Cada vez elaboras diálogos más complejos y son una de las áreas más complicadas de la puntuación (si no la más complicada). Por eso conviene que le des una leída a una entrada estupenda de literautas que lo explica todo fenomenal para casos complicados como los que tú escribes: https://www.literautas.com/es/blog/post-10363/como-representar-un-dialogo-graficamente/
a) —Ya no le amo como amo a Amaro. —El corazón de Don Anselmo volvió a la marcha de un golpe súbito— Creo que lo mejor será dejar el seminario e irme con él.
Falta un punto después de la raya que cierra la acotación, porque el verbo no es dicendi.
b)”Justo lo que él necesita. —Tomás dejó caer el libro. —Lo mejor que podemos hacer es rezar por él.”
Raya pegada a libro y punto después. Así:
Justo lo que él necesita. —Tomás dejó caer el libro—. Lo mejor que podemos hacer es rezar por él.
4. Me encantan los detalles que muestran los nervios de los personajes, el tamborileo, la raya del pantalón, el pensamiento distraído hacia el barro de las botasen plena confesión… Complementan muy bien a los personajes y los hacen reales.
5. El ritmo de la narración es estupendo, el lector va comprendiendo lentamente lo que ambos personajes saben desde el principio, y para el final te reservas un duro golpe. Vaya con Don Anselmo y sus ansias de poder. Le dieron para matar a un “casi” hijo (me da la sensación que insinúas que incluso es su hijo de verdad).
6. El antifaz… Sé que lo has puesto para cumplir el reto opcional, pero es lo único que me chirría en el contexto general de la historia.
7. El vocabulario, los detalles, la forma en que fluye el texto… Está todo muy bien cuidado. Casi no he tenido problemas para seguir la historia, se agradece el trabajo previo que le has dado. Cada vez escribes más claramente, y las imágenes son más vívidas en la mente del lector. Felicidades.
En cuanto al contenido (lo sé, dije que no tenía comentarios en cuanto a eso, pero me acabo de dar cuenta mientras escribía lo de la forma): no me termina de encajar el escenario donde se desarrolla la escena. Es decir, está bien que Tomás se haya dado cuenta de que quiere a Amaro, pero este chico es seminarista, cree en Dios y ha estado en plena preparación para convertirse en sacerdote. Claramente no está arrepentido por lo que está diciendo (se sigue sonriendo al ver la entrada), por lo que no debería estar en un confesionario ya que no está arrepentido de lo que está confesando, en este caso la mentira (de la que ahora que lo pienso puede que sí esté arrepentido) o serle infiel a Dios. De hecho no sé por qué se confiesa de ser infiel a Dios, como él dice. ¿Qué es ser infiel a Dios? ¿Ser homosexual? Eso no es ser infiel a Dios y, aunque lo fuera (que insisto que no lo es, pero quiero ahondar en la psicología del personaje que percbe la homosexualidad como pecado), Tomás no se estaría confesando de esto, porque no esá arrepentido de ello, sino que está pensando dejar el seminario e irse con él, lo que demuestra que no está arrepentido de lo que dice estar. Y siendo un chico “con madera de obispo” como es él sabe que esa confesión no vale nada si no tiene intención de no volver a hacer aquello de lo que se confiesa. Vamos, que no sé de qué se confiesa si realmente no tiene dolor de lo que él percibe como pecado, sino que piensa persisitir en su error y irse con Amaro para seguir amándole más que a Dios (o eso es lo que él dice, ¿no? que le es infiel a Dios porque ama a Amaro más que a él y para “arreglarlo” va a dejar de ser seminarista e irse con Amaro. Con lo que en teoría, en su mente, seguiría pecando porque seguiría amando más a Amro que a Dios, así que confesión anulada). Y como seminarista que es, debería saber esto. Digamos que es una conversación para tener con un director espiritual, pero no en el contexto de la confesión. Tomás está formado como sacerdote y sabe lo que significa el sacramento del perdón y no se burlaría de él de esta manera. Buscaría otro momento para hablar con D. Anselmo.
De la misma manera tampoco me pega que dos seminaristas se rían en la misma Iglesia, en su púlpito, del “Objeto de deseo y perdición…”. Son dos chicos preparándose para sacerdotes que de repente descubren que son homosexuales. Me choca la rebedía que muestran, como si estuvieran oprimidos. ¿Les obligó alguien a meterse en el seminario? Porque si no no entiendo que se burlen de algo que hace poco tiempo consideraban tan sagrado como para dedicarse a ello. Es como si los escritores que participamos en Literautas de aquí a un año nos empezamos a reír de la web y a burlarnos de sus enseñanzas. Creo que no es coherente, no es algo de los personajes sino un reflejo del autor, que debería permanecer escondido y no infiltrarse en los sentimientos de sus personajes 😉 . O eso o les han obligado a meterse en el seminario y te faltan palabras para decirlo. En ese contexto sí que tendría sentido ese rencor, esa burla y ese sentimiento de opresión.
Vaya, perdona el discurso, para no tener nada que decir sobre la forma me he marcado un buen discurso ^^’. Bueno, al menos se compensa la tardanza con la extensión del comentario, espero. El resumen es: no me parece realista que esta situación se pueda dar en un confesionario por la formación que tienen ambos personajes y no entiendo la animadversión de los seminaristas hacia la Iglesia que buscaban servir (al menos no la encuentro justificada en el mismo texto).
La historia es buena, engancha y tiene un gran golpe final. Tiene todos los ingredientes. A mí particularmente no me ha gustado demasiado, porque de los curas se habla siempre mucho y mal y nunca claro y bien. Pero eso son mis gustos particulares. La maestría de tu escritura está presente en el relato, y salvo las lentejitas de forma y el comentario de la incoherencia, creo que la historia está muy bien montada y se nota tu trabajo. Enhorabuena.
¡Un abrazo, nos leemos!
Jean Ives Thibauth
03/04/2017 a las 18:41
LAURA:
Muchas gracias por pasarte y comentar. Y gracias por las felicitaciones.
En un rato me paso por tu relato.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
03/04/2017 a las 18:43
CRYSSTA:
Muchas gracias por elegir mi relato para leer por placer. Es todo un honor.
En seguida me paso por el tuyo, a estas alturas tampoco corregiré nada ya, jejeje.
Un saludo.
Jean Ives Thibauth
03/04/2017 a las 18:53
ANAEL:
Muchas gracias por pasarte por mi relato y comentar.
Se ve que este mes te he dado trabajo, jejeje.
… No sé que decir… me habéis dado un buen repaso con este relato. La verdad es que la falta de documentación ha hecho que incurriera en el error de plantear esta conversación en el confesionario. Pero es que quedaba tan bien ese escenario…
En lo que sí que quería hacer hincapié es en el hecho de que no hay ningún “reflejo del autor” en este relato. No hay nada de mí, ni de mi opinión sobre la iglesia, sea cual sea. El relato original se pasaba en mucho de las 750 palabras y tuve que recortar. Me cargué, sobre todo, donde se explicaban muchas cosas sobre la personalidad y los motivos de Amaro para ser seminarista y para enamorarse de Tomás.
Yo siempre digo que este es un laboratorio estupendo donde experimentar con nuestra narrativa. Hay que hallar las maneras de no hacer bien las cosas para que luego sea más fácil encontrar la que es correcta.
En fin… a ver si el mes que viene puedo acercarme más al relato “perfecto”, jajaja.
Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Anael
03/04/2017 a las 23:10
¡Hola Jean!
Oye, perdona si me he pasado con el comentario, estoy viendo que es eterno, es sólo que quería dejar claro por qué no me parecía coherente que la historia ocurriera en un confesionario y creo que se me ha ido un poco de las manos ^^’
Todos vemos como las historias sufren cuando hay que sacar las tijeras. A mí tmb me ha pasado este mes, quería meter demasiado en muy poco. Paso a paso iremos aprendiendo a adecuarnos a la extensión no sólo en palabras si no también en contenido, de forma que las historias hablen por sí solas 🙂
Bueno, un abrazo y perdona de nuevo si me he pasado con el comentario, voy a tener que sacar yo las tijeras para no ser tan sobreexplicativa.
¡Suerte con Susana, nos leemos!