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El mentiroso - por Ludmila
El autor/a de este texto es menor de edad
Los pies le dolían de tanto correr. Llevaba cinco cuadras sin parar. Y le faltaban unas más para llegar a su casa. Su pecho se elevaba al ritmo de su corazón, veloz y agitado.
Un líquido rojo caía por su mejilla, manchando la acera debajo de él. Estaba anocheciendo, y sabía lo que eso significaba.
En una esquina, se propuso descansar, tomando bocanadas de aire lentamente, recomponiéndose.
Su celular descansaba en su bolsillo desde el momento en que comenzó a correr. Lo sacó rápidamente y marcó el primer número que tenía agendado: El de su madre.
Pero luego de cinco tonos, y de varios intentos más, nadie contestó la llamada.
Entonces su mente lo llevó hacia atrás. Y un recuerdo tan repetido para él, apareció frente a sus ojos.
Fue una tarde cualquiera, el sol apenas salía, y en los planes del joven había demasiado por hacer. Pero nunca haría nada de eso. No hasta encontrarse una nueva víctima. Aunque víctima no sería la palabra ideal, porque para él no lo era. O al menos no lo pensó así en aquel momento.
Buscó en su habitación un frasco de pintura rojo oscuro, y se la desparramó por todo el brazo. Forzó unas cuantas lágrimas, y con una pequeña risa, salió al patio. Allí, sentado sobre el césped, estaba su hermano menor. Que arreglaba tranquilamente su bicicleta. Se le acercó por detrás, mientras pensaba que debería hacerlo lo antes posible, ya que no podía reprimir más la risa que esto le causaba.
Comenzó a llorar falsamente, y luego de un par de segundos, su hermano volteó.
Su cara de sorpresa y preocupación iba a quedar grabada en la mente del muchacho por siempre. Así que él, como tantas veces había hecho, se largó a reír. Pero el hermano no encontraba nada de esto divertido.
Y así continuó, cada semana buscaba a alguien más para divertirse con otra de sus bromas. Que desde luego no eran bromas para los demás. Siguió y siguió, nada lo frenaba. Y su familia, dejó de tomarlo en serio. Su ambición fue más grande que cualquier cosa.
Ahora, a cinco cuadras de su casa, todo cambiaba completamente.
Se sentó, apoyando la cabeza en una pared. El color rojo era tan visible en su rostro. Se contrajo de dolor. Intentó cubrirse la sangre con algo, pero no pudo. Su único objetivo era llegar a su hogar, pedir ayuda; pero no lo logró.
Volvió a hacer la llamada, pero esta vez a su padre, luego a sus hermanos. Sin embargo, todos lo enviaban a una contestadora. Se sintió solo, y completamente triste. Intentó una vez más y alguien atendió por fin. Era su hermana.
¿Hola? – dijo ella.
Soy yo.. – tomó aire – ..Luis.. Necesito tu ayuda, estoy… estoy muy herido..
¿De verdad? – se burló ella, y con una risa desinteresada, cortó la llamada.
Y ahí quedó él, tendido en el suelo, sin nadie que lo ayudara. Cada vez le costaba más respirar. La sangre seguía goteando de su cabeza, y la herida era muy profunda.
No pudo creer entonces, que llegaría hasta ese punto. Dejó escapar un grito de dolor, y no aguantando más, se desplomó sobre el cemento.
Contempló todo a su alrededor, la calle estaba vacía y oscura. Las ventanas abiertas de las casas dejaban ver a la gente en el interior. Y deseó por primera vez, estar en ese lugar, estar con su familia.
Cerró los ojos lentamente, captando los últimos rayos de su existencia. Y dejó escapar, su último aliento.
Él habría esperado cualquier cosa en su vida, pero jamás, haber sido asesinado.
Asesinado por sus propias mentiras.
Comentarios (7):
marazul
18/03/2017 a las 19:23
Hola Ludmila: es la primera vez que te leo y como soy tu vecina me toca comentarte. He leído el texto varias veces y en general se entiende bien. No hay dificultad para comprender el significado de la historia, a pesar de que formalmente hay algún error. Teniendo en cuenta que eres muy joven te animo a que sigas escribiendo y aprendiendo, como hacemos todos en este taller.
El significado de la historia que nos narras es muy didáctico. Me recuerda a la famosa fábula de “el pastor y el lobo”. Ya sabes…cuando verdaderamente llegó el lobo, nadie le creyó y se comió todas las ovejas. Lo mismo que a tu protagonista, que cuando realmente necesitaba ayuda nadie se la prestó.
Me gusta mucho esa frase final:” asesinado por sus propias mentiras”. Una conclusión muy acertada.
En cuanto a la parte formal voy a señalarte solo lo que a mi me parece más importante de corregir.
Algunas frases las cortas de repente con un punto y no debería de ser así porque no has terminado la frase. Me explico un poco mejor con ejemplos:
—”….su hermano menor. Que arreglaba…”
Lo correcto sería: su hermano menor que arreglaba….
–”Con otra de sus bromas. Que desde luego no eran…”
Lo correcto sería: Con otra de sus bromas que desde luego no eran bromas…Tambien debes de evitar escribir dos veces la palabra “broma” tan seguido.
En otra frase, cuando escribes: ” El color rojo era tan visible en su rostro” En este caso si pones “tan” debería de seguir con un “que”
Son faltas relacionadas con la gramática y la estructura de las frases, Ludmila; sigue escribiendo porque se nota en tí mucho sentimiento y lo que más aprecio de tu relato es la sencillez y claridad con la que escribes.
Un abrazo y nos leemos
Ludmila
18/03/2017 a las 21:25
Hola marazul!
Muchas gracias por tu opinión. Valoro los consejos que me diste, y voy a prestar atención en tenerlos bien en cuenta la próxima vez.
Me alegro que te haya gustado, y sí, me basé en ese viejo cuentito, como viste.
Gracias otra vez, un Saludo!
Juan Sauce
18/03/2017 a las 23:44
¡Hola!
En primer lugar, felicidades por tu relato; como dice Marazul, sencillo y claro.
A mí también me recordó al cuento del pastor mentiroso; vamos, veo una versión modernizada del mismo.Si bien en una situación real pienso que el chico gritaría para pediría ayuda a cualquiera, el tono de la historia con su moraleja final permiten que obviemos ese detalle. Precisamente por seguir la estela del cuento, aunque tenga un resultado más cruel.
También me alegra el detalle que se indica más arriba, que eres menor de edad.Este detalle, aunque no parece importante, sí lo es porque demuestra que hay nuevos talentos que se toman la escritura en serio y, pese a tu juventud, veo que te desenvuelves bien con las letras.
¡Ánimo y adelante!
Perla Preciosa
19/03/2017 a las 12:37
Hola, Ludmila:
Está muy bien tu relato y tiene un cierto sentido poético. aunque te parezca mentira, esto es una historia muy real que algunos vemos a diario. Te animo a seguir escribiendo.
Ludmila
19/03/2017 a las 19:42
Hola Juan Sauce y Perla Preciosa!
Muchas gracias por sus comentarios, y por animarme a seguir..
Saludos!
Oda a la cebolla
20/03/2017 a las 14:00
¡Hola, Ludmila!
Tu historia está muy bien narrada y tiene buen ritmo. Alguna cosilla que mejorar en cuanto a la forma, que ya te comentaron por aquí. Mucho ánimo y sigue escribiendo. ¡Saludos y hasta la próxima! Buenas tardes.
Laura
23/03/2017 a las 10:42
Hola Ludmila.
Felicitaciones por el relato tan bien logrado.
Ya te han indicado algunos detalles,por lo que no los repito.
Lo que mejor me resultó es la frase final. Maravillosa.
Sigue escribiendo!