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El mentiroso - por Diego CoppaR.

—Usted me mintió, González ―dijo el jefe.
Gabriel González levantó la vista hacia Jorge Giarmana. Giarmana no sólo era su jefe sino que también era el dueño de la fábrica a la que González había entregado más de treinta años de su vida.
—No me mienta, González, usted me mintió y me robó ―dijo Giarmana revoleando el dedo índice. Gabriel observó la mano y el anillo dorado: casado, con sesenta inviernos encima y se viene a hacer la manicura, qué viejo asqueroso.
Gabriel sintió una puntada en sus propias manos, se las observó: las estrujaba una contra otra. Se las soltó y se agarró firmemente del apoya brazos.
¿Qué había dicho el viejo?
―González. ¿Me escucha?
―Sí, sí ―dijo él―. ¿Qué yo le robé? No, no puede ser. Tiene que haber un error…
―… Pero por favor, González ―dijo Giarmana subiendo la voz. Vi los números en el libro diario, las facturas retocadas, hablé con los clientes que usted maneja y que no deja a nadie acercarse.
Giarmana se levantó y se acercó a la ventana. Gabriel siguió la desgarbada figura vestida de alguna marca importante.
Una nube se movió detrás de la ventana, y entró una luz que cegó a Gabriel. Como si hubiese sido llamada por su propio jefe.
―¿Y, González? ―Giarmana escupía cada palabra― ¿Me va a decir para qué usó la plata? Diez mil dólares no es poca cosa.
El viejo abría y cerraba la boca, mostraba los asquerosos dientes blancos tipo heladera: se los había mandado a hacer. Gabriel sabía cuánto le había costado la dentadura nueva… y a él nunca le tiraba un hueso, qué viejo miserable.
A Gabriel se le empaparon las manos sobre los apoya brazos y las levantó. Se las estrujó como limpiándoselas.
¿Quién lo había vendido? ¿Quién tenía acceso a su computadora? ¿Marta, su secretaria? Ella no, a Marta la había adornado bastante bien aparte es como de la familia. ¿José, su compañero? Con él había trabajado por más de diez años. No, José era un inútil, no sabía diferenciar una factura de una remito.
―Mi hija… ―confesó lentamente Gabriel―. Vanina. Cumplió quince. Necesito la plata. Ella quería irse de viaje a Europa. Yo no puedo pagarlo.
Gabriel observó a su jefe: percibió la sonrisa y las manos descansando: una en el respaldo de la silla la otra metida en el bolsillo.
―¿Ya se fue su hija a Europa? ―dijo Giarmana como si no fuera nada.
―No ―Gabriel negó con la cabeza―. Todavía no.
―¿No? Bien. ¿Y le alcanzó para pagar el viaje con lo que me robó? Dígame la verdad. No lo voy a echar.
Gabriel se quedó quieto, otra nube había vuelto a tapar el sol. A la oficina, la oscuridad la hizo asemejar a una tumba, a su propia tumba.
―Digamé, hombre. Le repito, no lo voy a echar.
―No, no todo el viaje que Vani…, que mi hija quería hacer.
―Ahora estamos hablando ―dijo su jefe―. ¿Cuánta más plata quiere gastar su hija en Europa? Dígame un número que los satisfaga.
―Diez… diez mil más.
Jorge Giarmana se acercó a la biblioteca y sacó un gran diccionario de latín y otro de alemán. Detrás había vio una caja fuerte de esas con manivela. La manipuló girándola y la puerta se abrió. Sacó un faco y otro más: veinte mil dólares.
Los tiró sobre el escritorio.
―De algún modo me lo va a devolver, González… y con intereses. Pero le advierto una cosa: si no los usa para su hija me voy a enterar y realmente me va a conocer.

―Ya no te preocupes del viaje, Vani ―A través del teléfono, Vanina podía escuchar temblar la voz de su padre ―. El viaje está asegurado.. Vas a poder ir a todas las ciudades que querías: Roma, Bruselas, Róterdam, todas.
―¡Gracias, Papi! ¡Estoy muy contenta!
―Yo también, Vani ¿Estás segura qué no querés que mami te acompañe? Lo podemos pagar. Pedí un préstamo, a taza muy baja. Ella puede ir.
―No, Papi. Quiero ir sola ―Vanina se encontró sonriendo―. Gracias. Te amo mucho. Cuando llegues a casa la seguimos.
―Dale, Vani. Besitos.
Vanina buscó en el celular tan rápido como pudo: JUAN DE TAEKWONDO, los dedos le temblaban:
―Gracias por el regalo, Jor ―dijo Vanina, se le iba la voz de la excitación―. Para nuestro aniversario vamos a estar en Bruselas.
―Me parece muy bien ―dijo Jorge Giarmana, el jefe de su papá―. Mientras que uses el conjuntito rojo que me calienta.

Comentarios (26):

Guagner

17/03/2017 a las 17:00

Qué turrita le salió la nena.
Me gusta mucho. Hasta el final no sabía de qué la iba.
Sólo te marco dos boludeces:
Cuando dice “de alguna marca importada” mandale un Armani o algo así. Y cuando dice que “era como una tumba” parece un poco forzado, la imagen está buena; pero habría que trabajarla un poquito más.

Gonzalo #127

17/03/2017 a las 18:22

Muy bueno. Concuerdo con los puntos que marca Guagner; en vez de tumba podría ser pantéon, que es un espacio físico similar a una oficina. Y el final, creo que no hace falta aclararlo tanto; o el nombre, o el cargo, o sencillamente una voz vieja que saca su celular de un Armani. Me gustó. Saludos.

Juan Martín

17/03/2017 a las 19:01

Hola Diego.
El texto está muy bien. Es un cuento basado en final, que consigue el efecto, el ritmo está bien. Los diálogos son buenos (que es un gran logro).
La verdad que es entretenido y te va llevando al final; sin mucha expectativa, lo cual es excelente para el tipo de remate que tiene.

Lo que destaco, por encima de todo, es la sonoridad de las frases. Es impresionante. Al comienzo hay una serie de G y J, y después sonidos de M que son música. Todo el texto tiene esa música muy lograda.

“—Usted me mintió, González ―dijo el jefe.”
Es como una introducción con M y G.

“Gabriel González levantó la vista hacia Jorge Giarmana. Giarmana no sólo era su jefe sino que también era el dueño de la fábrica a la que González había entregado…”
G y J. Áspero.

“… más de treinta años de su vida.
—No me mienta, González, usted me mintió y me robó ―dijo Giarmana revoleando el dedo índice. Gabriel observó la mano y el anillo…” y acá ya se mezclan los sonidos.

Está genial.

En tren de aportar algo con el comentario:

-Lo más importante, es que hay que eliminar del final la frase “el jefe de su papá”. Si te queda dudas de si el tipo se llama Jorge, andá a buscarlo. ¡Está en la primera línea!

-Hay algunos errores de edición: “una remito”, “A la oficina, la oscuridad…”, “Detrás había vio”.

-No sé qué es un “faco” (¿debería saberlo para leer el texto?)

-“Apoya brazos”, va todo junto.

-Es raro que Vanina quiera tan especialmente ir a Bruselas. No sé qué hay en Bruselas, pero es de las pocas cosas que podés usar (en un texto tan breve) para definir un personaje, capaz que vale la pena pensar un poco más si Bruselas aporta o hay otro lugar más rico.

-En una oración hay dos veces dos puntos. Es innecesariamente raro.

-No pienso igual que Guagner: está bien que Gabriel no sepa de marcas caras (el punto de vista es muy cercano a él).

Bien, arriba.

Diego Coppa

17/03/2017 a las 23:19

Guagner: Gracias, pensé en ponerle una marca de ropa, pero en el momento no se me ocurría ninguna y pasó. Ok x lo de la imagen que me decís, se trabajará. Lo importante es que haya cuento. ¿Qué hubiese pasado si terminaba sin la parte de la pendeja?: Un desastre.

Gonzalo: A los que les dí a leer el cuento no captaron que el viejo era el amante de la pendeja sino que pensaron que era el hijo del viejo (que nunca aparece) o algo así, cosa que me molestó y no quería que relean el cuento a ver como se llamaba el viejo. Quiero que cierre en el último renglón, y hacerlo totalmente explícito me pareció la opción de compromiso.
Soy quisquilloso, sí.
Hay que ver diciendo lo de Armani al final no queda medio confuso. Veremos, este es un borrador.

Juan Martín: Soy de Argentina y todas nuestras consonantes son fuertes: JJJ LLL GGG. Ja, ja, ja. Un faco en la Argentina es un pilón de billetes, pero no estoy podiendo encontrar una definición ni siquiera en la RAE, por lo que voy a tener que cambiarlo.
Los errores sintaxis que me comentás los voy a revisar.
Apoya brazos para mí va pegado pero la RAE me confundió, dice:
apoyabrazos 1. m. En un vehículo, pieza, a veces abatible, que sirve para apoyar los brazos.
Sólo en un vehículo(?)
Bruselas o cualquier lugar, no importa.
También pensé si acaso Gonzalez debía saber de marcas. Si hubiese tenido más palabras (usé 748 por ahí) hubiese agregado algún detalle de por que Gonzalez creía que era una ropa cara sin nombrar la marca, que es más creíble desde el punto de vista de Gonzalez.

Gracias a todos.

Gracias.

Guagner

18/03/2017 a las 20:07

Mandale “fajo” de billetes.
Apoyabrazos del sillón tiene que existir.

Cecilia

19/03/2017 a las 20:17

Diego, voy a escindirme para opinar sobre tu texto.
Como mujer-hija me dolió el personaje de Vanina. Desde me visión de mundo y de familia no es creible, no suelo ser naif pero me resultó muy duro.
como mujer-escribiente me sorprendió gratamente tu modo de contar la historia, muy buenos los diálogos, para mí un estilo aun por explorar, y el final sorprendente.
ambas opiniones me generó tu texto, por lo tanto no puede menos que decirte que resalto su potencia. Cecilia

charola

20/03/2017 a las 05:35

Hola Diego!

Tu texto me pareció fuerte y cómo tratas a una mujer también. Menos mal que mi esposo es argentino y me dijo que pendeja, no era derogatorio. En Argentina el término se usa para una adolescente, muchacha. Me calmó, me calmé. Jajaja.

Buen texto, aunque no me gusta y me duele el personaje de Vanina, tan niña y complotando contra su padre. Pero bueno, es tu relato y un escritor asume las consecuencias.

A lo formal:
-Me parece que está bien que no des marca alguna a la ropa de Giarmana.
-Al final, creo que no debes de poner: “dijo Jorge Giarmana, el jefe de su papá”. Con que pongas el nombre y apellido basta, pues ya dijiste antes que era el jefe de Gabriel.
-Marcaste la R del reto, pero no veo las palabras: antifaz ni entrada de cine.
-Pusiste dos puntos donde puede usarse comas.
-La palabra es “fajo” no faco, un remito, no una remito.

Buen trabajo. Felicitaciones.

Diego coppa

20/03/2017 a las 13:07

Cecilia/Charola: esos sentimientos de bronca y resignación son los que quería generar si ustedes lo sintieron me doy por tarea cumplida.

La palabra pendeja no tiene una connotación negativa, también depende del contexto y de la entonación. En este caso lo usé como sinónimo de muchacha. Usé una de las palabras tres palabras. La próxima no marco como reto.
Soy fan de los dos puntos. Son lo más.

Guagner

20/03/2017 a las 18:23

Algunos se pasan de políticamente correctos, eh.

Wolfdux

22/03/2017 a las 09:03

La historia se lee bien, hay un par de errores que ya te han comentado, y el final no me lo esperaba. Un saludo.

amadeo

22/03/2017 a las 13:09

Diego:
Gracias por tus comentarios al mío.
Buen texto, leíble de corrido. De acuerdo con comentarios anteriores sobre las formas. Agrego los míos:
En el primer párrafo aparecen demasiados y repetidos nombres propios (molesta).
Creo que tendrías que diferencias con cursiva, entre comillas u otros modos, cuando un personaje “piensa” y cuando el narrador narra.
Final esperado. Hay indicios previos.
Un saludo

Diego coppa

22/03/2017 a las 15:23

Amadeo, sos la primera persona que le parece predecible el final. Bien por ti.
Gracias x leer y los comentarios.
Saludos

Maurice

27/03/2017 a las 05:26

Diego coppa:
Buenísimo el relato. Entretenido y mantiene el suspense hasta el final. Al contrario de Amadeo, no me parece previsible el final. Por otro lado, coincido con él en las comillas durante los pensamientos y algunas “cosillas” gramaticales que se pueden superar durante una corrección atenta. En general, el texto se lee rápido y entretiene. Felicitaciones. En cuanto al comentario de Charola respecto al trato de la mujer, bueno…, no coincido, ocurre en todas partes y las primeras que se maltratan son las mujeres.

Jean Ives Thibauth

27/03/2017 a las 12:22

Hola Diego Coppa.

Muchas gracias por pasarte por mi relato y comentar.

El tuyo me ha gustado. De hecho, el final no lo vi venir. Me sorprendió y me gustó. Tu relato bien podía titularse Mentirosos, jejeje.

Creo que deberías haber pulido un poco más tu redacción pues se te han escapado algunos fallos. Aquí por ejemplo:
“Ella no, a Marta la había adornado bastante bien aparte es como de la familia”.
Te falta un punto entre bien y aparte.

También noto una repetición excesiva de los nombres que a mi parecer sobra y ralentiza la lectura.

Son cosas sin importancia pero que seguro a medida que vayas escribiendo y practicando te irán saliendo mejor.

Un saludo.

Nos seguimos leyendo.

Diego

27/03/2017 a las 15:42

Jean Ives, gracias por tus comentarios. Me pongo contento si te gustó, considerando el excelente trabajo que hiciste con tu cuento.

A esta altura me importa si hay cuento o no, los detalles se van a pulir con más tiempo. Igual muchas gracias por señalarlos, los corregiré para la versión definitiva.

Maurice, los detalles que voy mechando en el cuento, por ejemplo que el viejo se haya hecho la dentadura, la manicura y otros detalles más, no los agregué al azar: el final ni debería ser sacado de la galera ni debe ser obvio. El cuentista no puede no anticiparte un poquito el final. Creo que es un pacto entre caballeros Escritor/Lector.

En cuanto a lo moral de mis personajes… En este cuento podés decir: “Que pendeja puta que le saca plata a los dos viejos” o “Que viejo pedófilo que se garcha a la pendeja” o “Que lindo que es el amor que no tiene edad”. Los cuentos son, la interpretación se la dejo a cada uno.

¡Saludos! Nos leemos luego

Marián

27/03/2017 a las 17:44

Hola Diego.
Me ha gustado tu relato. Precisamente el hecho de que dé lugar a distintas interpretaciones me parece muy positivo a la hora de calificarlo.
Esos detalles que ya nos has dicho que vas a pulir, a mí me han obligado a leerlo mas despacio.
El final me gusta mucho. Yo no me lo esperaba; seguía creyendo que el mentiroso era González. Bravo por ese giro.
Me alegro de haberte encontrado.
Saludos,

charola

27/03/2017 a las 18:20

Hola Maurice! Hola Diego!

Cuando dije acerca del trato de la mujer no me refería al cuento, sino a las palabras de Diego fuera de este(a lo de “pendeja”), me sonó tan horrible porque en mi país, tiene una connotación de lo peor y no me gustó. Pero, allí vino la explicación de mi esposo primero y la corroboración de Diego después.

Acerca del cuento, ya di mi versión. Es cierto aquello que también dices que algunas mujeres tienen la culpa, como en este caso. El cuento es verosímil, no hay que dudarlo. Me pareció fuerte, sí. Que causa un heridida pensarlo porque puede ser alguien cercano y querido. Pero que no exista, imposible negarlo y que el relato nos cause bronca, es lo que esperaba el autor y eso quiere decir que está bueno.

Solo para aclarar. Nos vemos en el próximo.
Saludos.

Diego

27/03/2017 a las 20:05

Charola, gracias por tus comentarios y por la buena onda. ¿De qué país sos?

Como decís, lo importante es que lo que escribamos sea verosímil. Cuanto más detalles pongamos más verosímil va a resultar lo que escribamos.
En cuanto a las heridas que te deja, he leído cuentos desde varios puntos de vista: desde asesinos, pedófilos hasta maníacos. Sai King tiene una larga lista de personajes de lo peor y no por nada es un referente.

Sin ir más lejos el cuento de Jean Ives… bueno, si no lo leyeron léanlo.

Saludos

Jean Ives Thibauth

27/03/2017 a las 20:16

No se si tomarmelo como una ofensa o como un elogio…. Ja ja ja

Diego

27/03/2017 a las 20:36

¡Es un elogio!

Je, je, je.

charola

28/03/2017 a las 02:35

Hola Diego!

Tienes razón, lo que nos atañe es lo que nos enerva. Leí el relato de Jean Ives y sí, es controversial, pero para mi corazoncito ni fú ni fá, pues no soy tan católica (mi esposo es ateo) y veo la homosexualidad como una forma de vida de la que no me hago problema. (Jean el fu ni fa no quiere decir que tu relato no me guste ni mucho menos. Mi opinión la dejé en tu texto). Pero soy mujer-madre y ya te dije…

¿Sabes?, en anteriores fechas escribí un relato en Literautas donde un hombre conoce a una mujer muy bien proporcionada y la sigue, pero luego encuentra que ella está siliconeada, escapa y se va con su esposa que es natural. En este espacio se rieron (no estaba muy bien escrito, yo estaba empezando). Este relato lo llevé a Cronopios (grupo de escritores en Houston al que asisto) y lo leí. Las mujeres, feministas en su mayoría, me dijeron que el relato objetivaba a la mujer, me dieron duro. Otros se rieron y les cayó muy bien. Y les dije que eso era lo que deseaba hacer sentir con mi relato. Que enardecieran muchos(as) y que otros lo tomaran como es, real. Por ello en mi comentario te dije: el escritor asume las consecuencias de su escrito.

Te voy a dejar el link de mi blog, recién creado, allí encontrarás quién soy, de donde vengo y adónde voy. Jeje.

https://mujerturquesa.wordpress.com/

Un placer charlar contigo. Nos seguimos leyendo.

Pablo Arbáizar

28/03/2017 a las 12:34

Hola Diego,

Me parece que está bastante logrado. La vuelta final con el descubrimiento de que no es el mentiroso el que pensábamos que era, sino el que le acusa y la hija del primero es interesante.

Has marcado la R de reto pero solo veo que incluyes el diccionario de latín, muy bien incluido por cierto.

Diego

28/03/2017 a las 15:07

Gracias por tus comentarios y tus experiencias, Charola.
Las criticas por “objetivar la mujer” me sobrepasan, sabría que opinar, y prefiero no hacerlo. Una de esas chicas puede agarrar mi cuento y acusarme de cualquier cosa de que se les ocurra, desde machista hasta pedófilo.
Como lector te puedo criticar si hay o no cuento. Si está en el blog decime cuál es y le hecho un vistazo.

Pablo, gracias por tus comentarios, no voy a volver a poner la R sino completo todas las palabras. ^_^

Saludos

charola

28/03/2017 a las 16:12

Hola Diego!

No, no está en el blog. Puse solo dos relatos y un micro. Este me falta revisar y voy a ver si lo pongo. Ya te dije las rayas de diálogo están mal, etc, etc.

Aquí está:
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-31/4810

Me encantaría si me envías unas palabritas acerca de este relato, pero no estás obligado, por supuesto. Nos leemos.

Ana María

22/04/2017 a las 00:22

Hola Diego: Muy bueno el cuento. Lo importante , en los cuentos cortos es esta línea de remate. Está logrado. Felicitaciones!

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