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El mentiroso - por Pato Menudencio
Web: https://menudencio.wordpress.com/
Soy un fraude.
Mientras escribo estas líneas trato de soportar la vergüenza que me arrastra la situación en la que he quedado. Le he fallado a mis compañeros de literautas y sobre todo me he fallado a mí mismo.
¿En qué momento mis ambiciones superaron el sentido de la ética y la moral? ¿Soy acaso un ser corrupto desde mi génesis o un simple mortal lleno de ideales que sucumbió a la podredumbre de este mundo?
Todo empezó hace un par de años. Trabajo en un hospital y en ese año decidí implementar un taller de literatura en la unidad de salud mental. Al principio era una válvula de escape para los pacientes, y sobre todo para mí, que veía pasar los días como funcionario público lleno de asco por un trabajo que sólo ofrecía estancamiento.
El taller lo empezaron un par de depresivos, una bipolar, y un esquizofrénico. Tres veces por semana leíamos algunos cuentos, y redactábamos nuestros propios escritos. Al principio todas las historias eran simples, casi infantiles. Ya me tenían chato los relatos de Viviana, la adolescente bipolar. Parece que los vampiros que brillan con el sol y los hombres lobo que corren a torso desnudo en grupo por el bosque (not homo), le han hecho un gran daño a la literatura. Todo cambió con la llegada de Braulio.
En ese año tenía veinte años y un autismo de base. Su única obsesión, los libros. Siempre que pasaba por la unidad donde estaba internado se le veía leyendo de forma compulsiva. Leía libros de los más diversos temas en pocas horas. En una semana lo vi devorar a Tolstoi, Bukowski y a Murakami, sin embargo, lo aprendido en esas jornadas de lectura sólo quedaban enterradas en el laberinto de su mente.
Así fue como llegó al taller, en un inicio, no sabía cómo abordarlo, era imposible descifrar lo que pasaba por esa cabeza, de pronto ocurrió un hecho increíble. Bastó con tener frente suyo el lápiz para que sus manos se movieran de forma frenética. Costaba seguir sus movimientos y todos quedamos admirando la forma en como el lápiz danzaba por las hojas. Perdimos la noción del tiempo hasta que terminó con sus movimientos.
En casa empecé a corregir los escritos, nada fuera de lo común, hasta que llegué a los folios de Braulio. El hijo de puta había escrito el cuento más hermoso que había leído alguna vez en mi vida. Todo en él era perfecto. La sonoridad, el vocabulario, la trama. Era como si todas las mismas musas hubiesen hecho una orgía dentro de su cabeza. Había un talento, que talento, un genio literario en ese joven autista y sólo yo lo sabía.
Una idea se me cruzó por la cabeza. Hace poco había empezado a participar del taller de literautas y las únicas historias que se me ocurrían eran unos bodrios más malos que el cáncer infantil.
En ese momento traspasé una línea que sería mi vergüenza y perdición a la vez.
Con paciencia, transcribí línea por línea el relato de Braulio y lo envié al taller. La suerte, o la desventura, hizo que el tema del mes coincidiera con lo que Braulio había creado.
El día en que se publicaron los comentarios ocurrió lo que de forma natural esperaba. Me llené de críticas excelentes, muchos alabaron mi técnica depurada y la originalidad del relato. En el fondo sabía que no era mi obra, pero al ver que las alabanzas iban a mi nombre, mi ego empezó a crecer. Ese sentimiento nunca antes lo había sentido, señal inequívoca de lo aburrida que había sido mi vida.
Con el tiempo perdí la vergüenza. El resto de mis alumnos también empezó a mejorar, así que tuve nuevo material para los talleres de literautas. Apenas Iria publicaba el desafío, de inmediato ponía a trabajar a mis pacientes. Aunque Braulio sigue siendo mi arma secreta, en estos pocos años ya he ganado varios concursos gracias a su pluma. Sólo es cuestión de tiempo para que la fama por fin toque mi puerta, y lo mejor de todo es que él nunca me delatará.
Sé que es imprudente confesar mi delito en el ciber espacio, pero necesitaba desahogarme, de hecho, mientras escribo me siento más aliviado. Creo que puedo seguir adelante con la farsa.
Por suerte Pato Menudencio me facilitó su cuenta para hacer público el engaño. El relato de este mes ya lo escribió Braulio, les aseguro que es genial…
¿Son capaces de descubrir quién soy?
Comentarios (10):
Arnia
17/03/2017 a las 19:07
Hola
Te felicito, me ha parecido un relato muy, muy original.
Impresionante la vuelta de tuerca, alabo tu imaginación y el final… espectacular.
Me ha dejado con una sensación de “descoloque” total. Como si de una adivinanza se tratase.
Genial dejar esa pregunta en el aire, esa duda. Es el final perfecto para un relato que, aun suponiendo que es ficción, termina sorprendiendo y dejándote la sensación de inquietud y llevándote a preguntarte tantas cosas.
Saludos.
Luis Ponce
18/03/2017 a las 17:38
Hola Viviana:
Genial.
Eres la bipolar, solo comparando el principio con el final me he dado cuenta.
Me alegro que Pato esté de viaje y no pueda enterarse de los que has hecho.
Pero es un magnífico trabajo. Porque en lugar de usar la cuenta de Pato no mandas los trabajos con tu nombre. Aprovecha la primera oportunidad en que estés con ánimo positivo y hazlo. Al final Pato estará orgulloso de haberte descubierto e inclusive puede aceptar ser tu agente literario cuando te llegue la fama.
Un abrazo. No le contaré nada a Pato.
Lila G.
19/03/2017 a las 20:31
Vaya historia!
Me gustó muchísimo.
Interesantísima la manera de encontrarle la vuelta.
Felicitaciones.
Saludos.
Wolfdux
20/03/2017 a las 03:44
Excelente relato, Pato. Enhorabuena.
Alonso García-Risso
21/03/2017 a las 02:47
Saludos Pato: Tu confesión, tan descarnada y espontánea, es descarada, atrevida. Le encuentro visos de orgullo inaudito…
En otro contexto, diría que te la arrancaron bajo tortura y con la luz en los ojos.
¡Excelente Pato!, todo un desafío. Has logrado un artefacto escritural de primer orden: Cada párrafo me arrastro al siguiente como si estuviera atravesando el túnel de luz, sin más alternativa que llegar al final, al desenlace.
Ha sido un agrado leerte. Claro que las dudas que me has dejado, tendré que descargarlas en el Sanatorio El Peral y contárselas al antipático de bata blanca y doble piso (sé que está más loco que cualquiera de los residentes).
¡Felicitaciones!
Osvaldo Mario Vela Sáenz
22/03/2017 a las 03:00
Hola Pato, debo decirte algo; que pregunta tan sosa, mira que preguntar ¿quien eres? Eres el mentiroso mas grande del mundo.
Por eso te felicito: reto cumplido.
Leosinprisa
23/03/2017 a las 20:33
Hola Pato, ahora resulta que el mentiroso más grande del mundo, y de este siglo, o debería decir de todas las eras, forma filas entre nosotros.
Ipso facto la correspondiente denuncia en la Policia, Guardia Civil, servicios secretos correspondientes y variados, a la Nasa y a la Bartola, que siempre es una chismosa y quiere enterarse de todo, sobre todo de tu culpa y tu gran mentira.
Genial, me ha gustado mucho tu relato tan imaginativo y además el puñetero me ha atrapado hasta el final, con ese lazo que solo los buenos escritos te agarran y no te sueltan. Muy, muy divertido.
Un placer leerte y un saludo.
José Torma
04/04/2017 a las 15:46
Ya te lo había dicho, compañero Torbellino, me ha gustado mucho.
Saludos.
Pato Menudencio
06/04/2017 a las 22:18
Gracias a los que comentaron. Mi relato tuvo menos rating que un programa de los testigos de jeová
beba
11/04/2017 a las 17:24
Excelente farsa. Impecable construcción,Pato.