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El mentiroso - por CeciliaR.

Soy nieta de Josef Vodopivec, inmigrante. No lo conocí, él murió antes de mi nacimiento. Solo conservo una foto amarillenta y retazos de su vida contados por mi padre.
Josef llegó a América en el año veinte huyendo de Eslovenia por alguna razón que desconozco. Allí vivía en las afueras de Tolmin, cerca del monte Triglav en los Alpes Julianos, donde administraba una granja. Al llegar a Argentina empezó desde abajo, formó una familia y trabajó duro para sostenerla. Aprendió rápidamente el castellano. Tenía facilidad para los idiomas y unos profundos ojos azules que yo heredé.
Durante muchos años, en San Bartolo nuestro pueblo, todos los viernes, en el bar de Anselmo, se reunían los integrantes del “Club de los mentirosos”, un rejunte de criollos y gringos venidos de distintos lugares, que luego de la jornada de trabajo disfrutaban de un vaso de ginebra y de contarse las historias más fascinantes e inverosímiles. Pero ese viernes del cuarenta y dos, era especial, se elegiría al presidente del próximo período. Para ganar ese honor debían contar la mentira más asombrosa. Los contrincantes eran el actual presidente, mi abuelo Josef, quien hacía varios años retenía el cargo a fuerza de embustes y el tano Rossi, que no lograba arrebatárselo.
Contaba mi padre, que con un público expectante, mi abuelo Josef empezó así su relato.
“Una noche de verano, me encontraba jugando dados en las afueras de Tolmin con dos hombres que estaban de paso y tenían muchas ganas de perder su dinero. Yo había ganado suficiente y tenía sueño pero los caballeros quisieron apostar un par de objetos más. Era una entrada para el cine de la ciudad de Liubliana y un antifaz antiguo. Mi buena suerte continuaba intacta y en pocos minutos, ambos objetos estaban en mi bolsa.
Al día siguiente, descubrí que en el revés del antifaz había una leyenda…si mihi faciem tuam velabis, et non videbis oculis. En la biblioteca de Tolmin, consulté un diccionario de latín y descifré el mensaje: “si conmigo cubres tu rostro, ningún ojo te verá”. Rápidamente, me alejé de la ciudad para probarme el antifaz.
Tan concentrado caminaba que no vi que un gran oso pardo me acechaba. Cuando el animal rugió, pude sentir se aliento y debí correr para salvar mi vida. Pensé en utilizar el antifaz para engañarlo. Me lo coloqué a la carrera y desaparecí frente a mis propios ojos y los el oso que confundido se detuvo olisqueando a mi alrededor.
Debo reconocer que fui demasiado confiado, me desnudé para nadar un rato en la laguna junto a la gran cascada, seguro de haber burlado a la bestia. Pero al lanzarme al agua el antifaz se deslizó de mis orejas y quedó flotando lejos de mi alcance. Nuevamente fui visible para el gran pardo que acechaba en la orilla olfateando mi rastro.
Me miró directo a los ojos, rugió furioso y se lanzó al agua. Nadé lo más rápido que pude en dirección a la cascada y con mucho esfuerzo comencé a izarme por el más ancho y alto de los chorros. A medida que subía por el agua más difícil se me hacía sostenerme porque en esa época del año cae en torrentes. El oso me seguía y acortaba distancias, era muy hábil en contracorriente. Yo miraba alternamente el chorro de agua para evitar despeñarme y al oso para calcular cuánto tiempo me quedaba, llegué a sentir sus uñas rozando mi pantorrilla.
Tuve mucho miedo, creí que iba a destrozar mi carne con su zarpa. Pero en el momento que se estiró para alcanzarme, desenvainé el cuchillo que traía a la cintura y corté el chorro de agua justo a tiempo. El oso cayó desde lo alto, sacudiendo las garras y mirándome con ojos huecos. Sabía que era su final.
Llegué exhausto a la cima, allí recuperé el aliento y vi a mi contrincante flotando río abajo. Observé mi cuchillo, este que les muestro ahora y lo limpié de los restos de la herida que le había hecho a la cascada. Entonces decidí reparar el daño. Me deslicé por el chorro superior y a costa de mi vida, cabeza abajo y soportando con la fuerza de mis brazos el ímpetu del agua, anudé los dos extremos. Luego bajé confiado. El oso ya no era un problema.”
Mi padre sonreía siempre con el final y aseguraba que por esta historia los integrantes del club decidieron la presidencia vitalicia de mi abuelo Josef.

Comentarios (13):

Clara Gonorowsky

17/03/2017 a las 17:59

Muy original tu relato, Cecilia. Bien ambientado, casi se puede ver el paisaje de Eslovenia.

Diego Coppa

18/03/2017 a las 00:37

Cecilia: Está muy bien escrito, pero ponele más carbonilla o sea resaltá más el hecho de que hayas cortado la catarata, es un hecho sobrenatural que no tiene que pasar desapercibido y lo tenés que explotar más. ¿Qué vería una persona que corta una catarata? ¿Luz escapándose? ¿La piedra detrás?
El antifaz es algo anecdótico podría no estar y funciona igual el cuento, aunque me pareció bien. Pasate por el mío:
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-42/7382
Saludos

Nuni Córdoba

18/03/2017 a las 17:30

Ceci, leí tu cuento y me encantó la idea loca de cortar el chorro de agua, muy, muy original, me gustan ese tipo de historias, muy loco!! Buenísimo.
El antifaz me parece bueno, porque ya comienza a meterte en una verosimilitud que va preparándote para lo demás. El antifaz considero que hace falta.

Cecilia

19/03/2017 a las 20:05

Gracias a tod@s, muy interesantes los comentarios y aunque quizás opuestos me dan pistas para pensar el texto quizás en una versión más extensa que permita explotar ambos hechos inverosímiles que como lo ve Nuni, y también es mi parecer, van propiciando una atmósfera como para el tipo de reunión en que se produce. Ni más ni menos que la elección del presidente del club de los mentirosos.
Gracias otra vez!!!! he tomado nota

Luna Paniagua

19/03/2017 a las 22:10

Hola Cecilia,

Muy bueno tu relato. Yo también creo que el antifaz es importante, si no tendrías que meter otra razón por la que desaparece.

Un par de detalles que he visto, nada importante:
-“Era una entrada para el cine de la ciudad de Liubliana y un antifaz antiguo.” – debería ser “Eran”
-“desaparecí frente a mis propios ojos y los el oso que confundido” – se te ha pasado una d, “del oso”

Y una apreciación que me ha hecho a mí otro compañero, separar los párrafos con doble espacio para que se vea más claro.

Me ha gustado mucho, muy bien narrado, buen ritmo, entretenido y original.

Luna

Osvaldo Mario Vela Sáenz

20/03/2017 a las 22:50

Hola Cecilia, que anécdota tan preciosa nos has brindado. Esas competencias de la mentira mas grande eran populares a principios del siglo veinte en los pueblos fundados en el tiempo de la colonia.

Un día fui testigo de una competencia como tal. El que ganó fue un lugareño quien durante la noche había dejado tendida una soga de pescar en el río cercano. Por la mañana cuando fue a revisar la pesca de la noche y sacar la soga del agua lo que venia enganchado en el anzuelo era una lampara de queroseno, que estaba encendida. todo mundo se admiro ante tal hazaña cuando el mentiroso agregó y no la apago porque luego no gano.

Como vez esos eran tiempos muy buenos. Noté que usas la palabra gringo en tu relato. Este vocablo es una palabra compuesta por green y go palabras inglesas que quieren decir verde-váyase. Durante una de las muchas invasiones que sufrió mi país por el ejercito de los Estados unidos el uniforme militar era de color verde y la expresión era una petición de un pueblo invadido para que se fueran. Increíblemente el mote les pareció sonoro y dignificante para ellos. Y todavía lo utilizan y hasta es parte de nuestro idioma para identificar a una persona rubia o de facciones europeas.

Te felicito y saludos.

Isan

21/03/2017 a las 23:59

Hola Cecilia:

Primeramente te comento alguna cosilla de forma según mi criterio que luego lo puedes desechar o aceptar.

En esta frase: “Contaba mi padre, que con un público expectante,…” pasaría la coma de antes del que a después para acotar “un público expectante”.

Me hubiera parecido mejor ver alguna separación de párrafos con doble espacio.

Creo que Mentirosos debe ir con mayúscula.

Las palabras en latín deben ir en letra cursiva o entre comillas. Tal vez sería conveniente usar distintas comillas en este relato ya que hay algunas dentro de otras. Por ejemplo las comillas latinas («»).

Como ves poca cosa. El relato está bien contado con corrección de sintaxis. La historia me ha parecido sumamente ingeniosa y descabellada a la vez, ahí precisamente su encanto. Jamás se me habría ocurrido a mi semejante mentira como cortar el curso del agua a cuchillo, así que te haces merecedora heredera de la presidencia del club de Josef.

Hasta otra.

Carmen Ramacciotti

22/03/2017 a las 14:44

Hola Cecilia. Me gustó mucho tu relato. Tiene mucha gracia, indispensable para que un gran mentiroso atrape a su público. Felicitaciones.

Anael

22/03/2017 a las 18:36

¡Hola Cecilia!

Qué cuento más original, nos introduces en la magia lentamente con el antifaz y te despides cortando una cascada de parte a parte… NO está nada mal. La prñimera vez que leí creí que no había entendido bien, jajaja

A ver un par de sugerencias, que como las lentejas, si las quieres las tomas y si no las dejas 😉 :
!. “Pero ese viernes del cuarenta y dos, era especial, se elegiría al presidente del próximo período.”
No debería haber coma entre sujeto y predicado, por lo que la coma antes de era creo que es incorrecta.

2. “sentir se aliento”
Pequeña errrata que te señalo para que no tengas que buscar 🙂

3. El uso de las comillas, yo podría latinas para el texto más grande y luego inglesas paa el texto que has puesto entre comillas dentro de la hisoria que narra el abuelo.

4. Me ha encantado el detalle del concurso de mentiras, no sabía que se hacían estas cosas antes, Será verdad que la tv nos vueve tontos, mira cuanta imaginación tenían antes…

Un relato ameno, con buen ritmo y cuidado en el lenguaje y forma. Lo he disfrutado y además he conocido una costumbre nueva. Muy buen trabajo.

Si tienes tiempo me encantaría que te pasaras por el mío a repartir las collejas literarias que consideres necesarias 😉 https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-42/7495

¡Un abrazo!

R.J. Esperanza Pardo

24/03/2017 a las 18:06

Me ha encantado tu relato, Cecilia. Por ahí arriba dicen que era una costumbre popular de principios del siglo pasado, pero seguramente venga de mucho más atrás ¿no? Cuántas leyendas mágicas habrán surgido así. He leído que algunas leyendas muy antiguas cruzaron los mares misteriosamente cuando aún no existían barcos, ahora corren por la red de forma no tan mágica.
La historia que nos cuentas en realidad son dos historias, ya que el relato marco engloba otro bien diferenciado. Quedaría bien colocar dos puntos y aparte antes de la historia de Josef Vodopivec, separarlo en un bloque para diferenciarlo del resto del texto (además del entrecomillado, como lo has hecho).
Algunas comas descolocadas, por ejemplo:
* “Durante muchos años, en San Bartolo nuestro pueblo, todos los viernes, en el bar de Anselmo, se reunían los integrantes del “Club de los mentirosos”,: “… en San Bartolo, nuestro pueblo…” o “… en nuestro pueblo, San Bartolo”

* ” ” mi abuelo Josef, quien hacía varios años retenía el cargo a fuerza de embustes y el tano Rossi, que no lograba arrebatárselo”: Sería así: “mi abuelo, Josef, quien hacía varios años retenía el cargo a fuerza de embustes, y el tano, Rossi, que no lograba arrebatárselo”.

Es fácil acordarse, los vocativos y algunos complementos van entre comas. Te paso este enlace que contiene ejemplos: http://hispanoteca.eu/Gram%C3%A1ticas/Gram%C3%A1tica%20espa%C3%B1ola/Ortograf%C3%ADa-%20RAE%202010-Coma.htm

* “Pero ese viernes del cuarenta y dos, era especial”: La coma entre el sujeto y su verbo desaparecería.

* ” Yo había ganado suficiente y tenía sueño pero…”: yo pondría una coma antes de “pero”.

Por lo demás, está bien ambientado, el ritmo, la acción… (lo del corte de la cascada es genial, me ha encantado ese punto, se llama “realismo mágico” ¿no?

Te felicito y hasta la próxima

Cecilia

25/03/2017 a las 17:04

Gracias por tantas sugerencias y por la empatía con mi texto!!!!!

Laura

26/03/2017 a las 12:32

Hola Cecilia.
Maravilloso corte del chorro de agua con el cuchillo y mejor aún la limpieza de la herida en la caída de agua. Imperdible.
¿Cómo fue que al ponerse en antifaz desapareció ante sus propios ojos? los del oso, los entiendo. ¿Los propios?¿Cómo que se vió desapareciendo: las manos, los pies, etc?
El oso: ¿trepaba por el chorro,por lo que se cayó por eso? Yo pensaba que trepaba como el abuelo, sujetándose a las rocas,pero es un cuento fantástico, con reglas diferentes.
De todos modos, un relato más que interesante.
Te espero el próximo mes

Cecilia

26/03/2017 a las 21:50

Hola Laura! Ambos trepan por el chorro de agua si!! Loco verdad??? Por eso ganó la presidencia vitalicia jaja.

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