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El amor en los tiempos del viagra - por Pato MenudencioR.+18
Web: https://menudencio.wordpress.com/
Nueve de la noche, creo que me adelanté un poco, ¿qué quieren que haga? Tantos años esperando este momento, es natural que llegue más temprano de lo normal. Desde la mañana que estoy pensando en esta noche, pronto Susana llegará y me la jugaré para triunfar como un campeón.
A mis sesenta años ya no estoy para dar rodeos, y a una viuda cuarentona con dos tetas de infarto, de estas que dan ganas de mordisquear como un roedor, hay que recibirla casi como regalo divino. Hoy es el momento, y les contaré un secreto porque ando festivo: me tomé un viagra antes de salir. No creo que haga mal otra pastilla, así que le pido al camarero un vodka naranja para pasarla por mi garganta.
Para ganar puntos le compré un regalo; una de esas medallitas que usan las señoras como talismán. Por culpa de esas mierdas de teleseries turcas, todas las viejas andan locas con esas tonteras. Tranquilo, todo sea por un polvo.
Le hago una seña al cantinero, esta noche ando alegre y le pido que ponga un tango. No me pone objeciones, nos conocemos hace ya bastante tiempo y tenemos algo así como una alianza estratégica. Yo le llevo gente al bar y el me ayuda con algunas conquistas.
A propósito de esto, les tengo la regla número uno de engrupir minas: Siempre en la primera cita traten de jugar de local, así es más fácil meter goles, si ustedes me entienden.
Susana aún no aparece. Me parece increíble que aceptara mi ofrecimiento. Hace más de quince años que la conozco. Yo era su jefe en el despacho y ella la alumna en práctica. En esos años, una educación Opus Dei la tenía como una joven aburrida. Aunque detrás de esos lentes de abuela, sus blusas tonos pasteles, falda bajo la rodilla y aros de perla, yo podía distinguir la belleza de sus rasgos.
Al tiempo ella terminó su práctica y nuestros caminos se separaron. Años después nos encontramos en algunos congresos de arquitectura y era otra. Se había casado con un fotógrafo de vida silvestre con el que viajaban por todo el mundo. Él logró despeinarla y le hizo bien, hasta que murió.
El cantinero interrumpe mi recuerdo, señala con el mentón la barra y me doy cuenta que no había guardado el frasco. No daría buena impresión si Victoria ve a su cita con unos viagras sobre la mesa. Los guardo y sigo esperando. Ya son las diez aun no llega, algo raro ocurre. Espero con otro trago que me lo apuro en doce minutos. Pido otro mientras suena Miles Davis desde el parlante. Saco mi teléfono, ningún mensaje ni llamada perdida. El recuento de la noche: tres tragos, dos pastillas de viagra y una erección en la que podríamos izar una bandera y me está causando un dolor de testículos tan grande como las ganas de tener a Susana en cuatro patas en un motel de por acá cerca.
Llamo al cantinero y pido un whisky, me advierte que ya he bebido mucho. ¡Vete a la mierda! Le digo; deja el vaso con dos hielos sin disimular que, si no fuera por nuestra amistad, me habría sacado la chucha en dos tiempos. Nota mental: pedirle disculpas mañana.
Suena el teléfono, por fin Victoria se digna en llamar. Que se atrasó, que no sé qué, al fin de cuentas no vendrá.
Entre lo borracho, lo enojado y la decepción de no concretar un polvo le digo calienta sopas. Al otro lado de la línea ella me reprocha. Sólo atino a decirle “en el fondo siempre has sido una puritana reprimida, te perdiste el culión de tu vida”. Ella corta, sé que nunca tendré otra oportunidad. A la mierda, me levanto, cuesta caminar un poco, creo que el Jack Daniels fue mucho. Una pareja me queda mirando la entrepierna. Tengo una erección enorme. “Apuesto que nunca has tenido una así en tu boca”, le grito a la mujer. Su novio se levanta, me toma por la solapa y me lanza por la escalera.
Me paro en el callejón y hago recuento de daños. Sólo duele un poco la cabeza. Sigo caminando y los testículos me duelen no quiero matarme a pajas en mi departamento.
En la esquina hay una dama de la noche. Me acerco. Espaldas anchas, manzana de Adán, bonitas piernas. La llamo, discutimos la tarifa y nos vamos al motel.
Regla número dos: en tiempos de guerra todo hoyo es trinchera…
Comentarios (13):
Luis Ponce
17/02/2017 a las 18:40
Pato:
Espero que te hayas recuperado.
Muy gráfica tu aventura, muy de nuestro tiempo, porque a muchos nos ha pasado y muy feo el sabor de boca que habrás tenido al siguiente día por la manzana de Adán.
Un solo reparo:…”tetas de infarto, de estas que dan ganas de mordisquear…” me parecen que son de “ESAS”, y yo sé por qué lo digo.
Me ha encantado.
Un abrazo.
Doralú
18/02/2017 a las 04:52
Hola Pato Menudencio
!Qué placer leerle! Me he reído muchísimo con tu relato. Muy divertido.
Solo una cosita: ¿a quién espera? ¿ A Susana o Victoria?
Continuaré leyéndote.
Un abrazo!
Leosinprisa
18/02/2017 a las 12:36
Hola Pato Menudencio.
Un texto subido de tono que se lee con inmediatez y agrado, con una pizca de humor negro y mala leche que complace ver de vez en cuando. En mi opinión está bien escrito y su lectura es fluida y muy entretenida.
En cuanto a las correcciones, pocas cosas que decir:
«uno de engrupir minas: Siempre en la primera cita», yo considero que «siempre» debe ir en minúscula.
«engrupir minas», esta frase me dejo sin saber muy bien que significaba hasta que acudi a internet (alabado sea) para saber su significado. Lo de «minas» ya lo comprendía, algo tiene que aprenderse de ver buen cine argentino, pero lo de «engrupir» no lo había visto nunca. Por supuesto esto no es una corrección, sino una aclaración personal para entender cuanto relatabas.
Un placer leerte. Un saludo.
Osvaldo Mario Vela Sáenz
18/02/2017 a las 15:48
Hola Pato, Mira que me has tenido riendo desde que leí el tirulo; me esperaba algo jocoso y así fue
Mas el manejo excepcional de las urgencias y los padecimientos que sufrimos los varones cumplidores capitulan un texto muy expresivo en vivencias y los efectos de las mismas.
Donde ya no pude acallar mis carcajadas fue con tu regla número dos.
de verdad un trabajo para gozar. Te felicito.
Cryssta
19/02/2017 a las 05:30
Como siempre, entro a leerte para pasar un buen rato. Una vez más no me has decepcionado. Gracias por seguir escribiendo humor.
Diego Manresa Bilbao
19/02/2017 a las 13:50
Jajajajaa muy bueno y muy divertido Pato!!!
Has sacado lo maximo de la premisa
Nos leemos amigo!
Ángeles
20/02/2017 a las 09:34
Que bien me lo he pasado, leyendo tu relato,una alegría encontrar gente que escribe tan bien, me temo que a parti de ahora tendré que obligarme a leer nuevamente..
Yoli
21/02/2017 a las 13:59
Hola, Pato.
Tu relato me ha parecido muy divertido, hasta el titulo me ha gustado. Y muy buena la frase del final, me he reído.
Has tenido algún fallo sin importancía, como el cambiar el nombre de la mujer, pero a lo mejor el protagonista estaba tan borracho que no se acordaba ni del nombre 😛
Si quieres leer el mio, soy el 105.
Saludos.
Lady N
21/02/2017 a las 22:44
Hola Pato, espero que las fases del duelo este avanzando bien y que pronto te sientas mejor.
Tu historia me ha resultado graciosa, y eso que no es exactamente lo que me gusta leer jajajaja. Esta bien redactada, se nota el estrés que sufre el protagonista mientras espera en algo que parece más bien su rutina.
Me parece maravilloso el aire melancólico que le das y el final. Muy bien escrito.
Un abrazo muy fuerte, ánimo y felices letras! hasta la próxima ♡
María Esther
25/02/2017 a las 01:31
Hola Pato , primera vez que te leo. Me resultó muy divertida tu historia con vocabulario rioplatense y final comiquísimo, bien machista.
Saludos Maritel en el 3
Wolfdux Anathema Chimaera
26/02/2017 a las 16:57
Un relato muy divertido. Un abrazo.
charola
27/02/2017 a las 00:07
Hola Pato!
Qué divertido tu relato. Lo he leído de un tirón.
Ya me esperaba algo así desde el título.
Muy bien escrito. Te felicito.
Hasta la próxima. Saludos.
María Kersimon
27/02/2017 a las 17:00
Pato, me resultó entretenido tu relato, escrito con ingenio aunque un poco basto en ocasiones. No le quita atractivo como cuento arrabalero. Pobre hombre y qué final le espera. Me arrancó una sonrisa socarrona. ¡Qué se pensaba el sesentón prepotente, que todavía era el rey del mambo! Se lee bien y es un divertimento gracioso. Saludos.