Literautas - Tu escuela de escritura

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El muro blanco - por Jose ADKR.

Ya estoy despierto, los primeros rayos del sol a través de las cortinas se llevan los últimos vestigios de sueño y me obligan a abrir los parpados. Me gustaría quedarme acostado más tiempo aprovechando el calor de las sábanas, pero no puedo, mi cuerpo se rebela contra mi deseo de permanecer en la cama un rato más.

Con las zapatillas puestas voy arrastrando los pies hacia el baño mientras me rasco distraídamente el …., bueno mientras me rasco, me lavo la cara con agua bien fría y al levantar la cabeza y verme en el espejo me doy cuenta porque el último regalo que me trajo Papa Noel fue una máquina de afeitar eléctrica, manda narices que semejante barbudo regale aparatos para rapar barbas ajenas, como si quisiese convertirse en el único ser barbado del universo. Bueno, mañana haré feliz a Papa Noel. Ahora no tengo ganas.

Añado café y agua a la cafetera de aluminio. Para estas cosas soy un clásico, me gusta preparar el café de forma tradicional, los aparatos modernos con tantas
cápsulas y tantos sabores diferentes me lían, cuando me preparó un café siempre se cual va a ser su sabor, no necesito hacer experimentos en busca de la cápsula mágica con la mezcla perfecta.

Cuando abro la nevera para coger el brik de leche me da un poco de pena verla tan vacía: un frasco de pepinillos, una botella de zumo de naranja, dos cervezas y un paquete de cuatro yogures … la verdad es que a los yogures ya les tengo cariño, llevan aquí viviendo tanto tiempo como yo, un día de estos les tengo que poner nombre, son como de la familia.

Dudo si hacerme una tostada, pero el único trozo de pan que queda en la bolsa esta duro como una columna, me hace dudar si guardarlo por si alguna vez tengo que colgar un cuadro y no encuentro el martillo, o directamente tirarlo a un contenedor de escombros para que lo reciclen con el resto de materiales de construcción, no creo que ni el más hambriento y animoso roedor se atreviera hincar el diente en semejante adoquín.

Una vez desestimada mi posibilidad de tomar tostadas tendré que acceder a mi reserva, mi pequeño secreto guardado detrás de la montaña de latas de conserva que representan la base de mi alimentación, un paquete de galletas rellenas de chocolate.

Mientras me tomó el café y mordisqueo unas galletas voy pensando lo que es mi vida actual desde que deje la casa de mis padres. Ya hace un año que vine aquí a vivir, doce meses desde que pensé que vivir solo me permitiría centrarme en hacer realidad mi sueño de escribir un libro, doce meses en los que poco a poco he visto como mis fuerzas se desgastan cuando me faltan las palabras para enfrentarme al papel, cuando no tengo energía para trepar por ese muro blanco, incapaz de formar con mis palabras una escalera que me permita superarlo.

Todavía me acuerdo cuando me enseñaron el piso para alquilar, la casera doña Francisca, aunque siempre dice la llame Paqui, siempre de negro pregonando el luto perpetuo de viuda afligida, con su moño apretado y la alianza colgada del cuello, su talismán para apartar los malos recuerdos, subía animosa la escalera haciendo sonar las llaves en la mano y tarareaba algo de unas gardenias que creo que es un tango. Dispuesta a convencer a su nuevo inquilino, y me convenció. 20 minutos después firmábamos el contrato.

Basta ya de divagaciones. Llegó la hora de empezar, enciendo el ordenador y abro el procesador de textos resistiendo la tentación de mirar el correo o si alguien me ha dejado algún mensaje en Facebook. Tengo que intentar concentrarme, ha llegado el momento de volver a enfrentarme al muro, a mí muro blanco.

Comentarios (11):

PerePaella

17/02/2017 a las 15:21

Hola Jose ADK

Veo que tú, a diferencia del personaje de tu relato, no tienes problemas para escalar ese muro blanco, que por estos lares tememos tanto.
Me ha encantado tu relato, contando con toques de humor lo que puede ser la lucha por escalar ese muro, por llegar a llenarlo de palabras. Me ha gustado como has utilizado las palabras obligatorias. El resultado es un relato divertido y fácil de leer.
Enhorabuena y nos seguimos leyendo

José ADK

17/02/2017 a las 21:03

Muchas gracias Pere, es mi primer relato y el tuyo el primer comentario que recibo, me alegra mucho que te haya gustado y ojala el resto de las lecturas sean tan benevolas como la tuya.

Un saludo

Marlene

18/02/2017 a las 10:51

Buen trabajo.
Claro y sencillo, y entretenido.

José ADK

18/02/2017 a las 14:00

Muchas gracias Marlene, esa era la idea, hacer algo cómodo y entretenido de leer.

Un saludo

Kriptana

18/02/2017 a las 21:59

Hola José, te devuelvo la visita.

Muy divertido tu relato, me he reido mucho. Fácil de leer y al mismo tiempo profundo.

Pero me cuesta creer que alguien pueda resistirse a mirar los mensajes de facebook.

Un saludo

amadeo

22/02/2017 a las 16:24

José:
Buen texto aunque no lo veo como cuento Faltaría el conflicto, que atrape al lector para que busque la resolución del mismo. Es una buena enumeración de acciones.
Hay, además, muchas repeticiones de palabras, cercanas entre sí (Ej. café).

Invito a leerme en el 217
Saludos

Marisa

24/02/2017 a las 14:47

Hola José, gracias por leer mi relato y por tu devolución. ¿Será que Oscar hace yoga y canta porque está más allá del bien y del mal?
He leido tu relato y me ha gustado y en cierta forma hasta me he sentido identificada. Cuando hablas de la primera vez que viste el departamento, creí que ibas a comentar acerca del rincón especial para escribir; es lo primero que busco cuando he tenido que mudarme a una nueva propiedad.
Me gusta el ritmo, la diversión y también la monotonía del personaje.
Sin embargo, creo también que falta un conflicto que comenzaría a desarrollarse al final de tu relato. Hay un conflicto interno del personaje: sentarse a escribir. Si este conflicto es el principal, entonces antes de caer en la resignación del muro blanco debiera haber más tensión.
Saludos y a seguir con el vicio de la escritura.

MOT

25/02/2017 a las 19:21

Hola Jose ADK.
Un relato simpático, muy agradable de leer. Respecto al tema del conflicto, yo también pienso lo mismo, aunque, para mí, se puede leer perfectamente tal y como está (que es lo que yo he hecho, disfrutarlo). Eso sí, he visto pòr ahí algunos acentos que no están y deberían estar. Y quizás, en mi humilde opinión, en algunos párrafos se echan en falta algunas comas, algún punto y coma y que revises la posición de algún punto,pero son minucias comparado con la calidad del relato. Muy bien introducidas las palabras de la pauta, y más bien logrado, si cabe, el reto opcional. Me ha gustado mucho.
Enhorabuena….

José ADK

26/02/2017 a las 01:59

Muchas gracias a todos por las opiniones y comentarios, todos son bienvenidos y agradecidos, la verdad no se me pasó por la cabeza en ningún momento plantear un conflicto, simplemente quería hacer un texto sin complicaciones y ameno de como empezar el día de un escritor novel.

Un saludo.

Marta

26/02/2017 a las 20:20

Hola,José ADK, soy Marta (221)

Disfruté leyendo tu relato, de forma pausada vas desgranando el ambiente de ansiedad interna que siente el protagonista ante el reto de la hoja en blanco, todo ese espacio vacío, como su nevera…

Un saludo, Marta

Marcelo Kisi

01/03/2017 a las 05:05

Hola José!

Muchas gracias por tu visita y comentarioa mi relato! Y felicitaciones por tu primer texto en nuestra querida comarca!

Me gustó mucho tu texto, tenés un estilo ameno como lo querías. Lo que te marcan los compañeros es verdad, en el sentido de que, además de ameno, el lector lee preguntándose inconscientemente: “¿Todo muy lindo, pero… para qué nos cuentan esto? ¿Cuándo llega la acción?” El género cuento es más o menos como una peli, pensalo por ahí.

Aquí sí tenés un conflicto. El mismo título lo es. Entonces, la manera de resolverlo es fácil: subirlo más arriba en el texto, que cuando se levante a la mañana y mientras se rasca el ya sabes qué, piense: “Hoy sí lo lograré”, o algo así. Y en el medio vas metiendo pinceladas que dan pistas o que aluden a la meta del personaje o a su problema con la hoja en blanco. Al final, tenés una resolución al final que alivia la tensión. Y todo, sin necesidad de dramatizar demasiado, o sea manteniendo el ritmo y el estilo liviano que ya de por sí tiene el relato.

Felicitaciones y nos leemos la próxima!

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