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Margarita - por Fernando Caporal
Web: http://ojosdelalibertad.blogspot.com.ar/
Inspirado en el tango “Margot” de Celedonio Flores, con música de José Ricardo y Carlos Gardel – 1921
https://www.letras.com/edmundo-rivero/margot/
Se llamaba Margarita. Pero no era una perla ni lo parecía; era más bien como una naranja machucada. Cada mañana de aquel invierno de 1921, Margarita bajaba la escalera con un frasco en la mano, echaba veneno para ratas en todos los rincones del conventillo y luego volvía a subir a su cuarto.
Ningún roedor logró sobrevivir a tanto veneno. Y fue realmente mucho, tanto que hasta otros animales también murieron, entre ellos los tres perros de la veinticuatro y la tortuga de la catorce. Nadie supo qué les pasó pero todos imaginaron que era ella la culpable. Luego, algunos seres humanos también comenzaron a sentirse mal.
Los rumores volvieron a correr en el conventillo. Las mujeres se reunían en el patio luego de que la solitaria dama subía a su habitación, a contarse historias acerca de la desdichada mujer de mirada triste.
—Para mí que la que enfermó al Rolo y al marido de la Chola fue la viuda de la doce.
—Dicen que quedó loca desde que apuñalaron al marido.
—Cuentan que era la amante de un guapo de arrabal; los dos tipos se mataron entre ellos, en una esquina debajo de un farol, una noche sin Luna.
—El amante era el novio de la juventud, compadrito el tipo.
—El marido era un otario pudiente, ella se hacía complacer todos los caprichos de bacana, el tipo la tenía como una reina, servida en bandeja de oro.
—Miren ahora donde vive, en un conventillo… Debe haber quedado loca la mujer.
—Lo único que le quedó del magnate que la afiló fue ese anillo, que no se saca del dedo por nada del mundo.
Para la primavera, la viuda dejó de echar veneno. Las vecinas del conventillo se preguntaron por qué razón habría dejado de hacerlo. Reunidas en el patio, conversaron hasta que de una de las habitaciones, una radio capilla sonó con el volumen alto. Por el parlante de la radio, la voz del zorzal criollo se escuchó cantando un tango.
“Ya no sos mi Margarita, ahora te llaman Margot…”
Las vecinas se quedaron heladas. Se miraron unas a otras sin dar crédito a lo que escucharon. El tango contaba la historia de una mujer que dejó a un hombre humilde para irse con otro rico, cegada por el brillo del oro y la buena vida. Era la primera vez que ese tango sonaba en la radio. ¿Sería acaso la historia de la viuda de la doce? Las mujeres, inquietas, especularon toda clase de historias.
Un mediodía de ansiedad, ya no pudieron contenerse. Decididas, subieron la escalera, dispuestas a hablar con la misteriosa mujer. Golpearon la puerta, pero nadie abrió. Pegaron la oreja a la chapa pero no escucharon ruido ni movimiento alguno. Volvieron a golpear. Silencio. Dudaron y se miraron entre sí. Entonces, Eulalia, la más decidida de todas, tomó el picaporte y abrió la puerta.
Un olor fétido emanó desde el interior de la habitación. El sitio era tenebroso. Los bichos caminaban por las paredes, que guardaban celosamente el secreto de Margarita; acostada en la cama, aferrada al frasco de veneno como si fuera un talismán, estaba echada con los ojos cerrados. El frasco estaba vacío.
Después que la policía se llevó el cuerpo de la viuda, sacaron todo del lugar para limpiarlo. El sitio era un nido de insectos con olor putrefacto. Ninguna de las damas se animó a sacar las sábanas de la cama; creían que entre ellas habría toda suerte de bichos repugnantes. Eulalia, como siempre la más temeraria, arrancó la sábana de arriba de un tirón y la arrojó al patio, tirándola por la puerta hacia la escalera. En el silencio de la tarde se escuchó un sonido de algo metálico, que cayó en las baldosas del patio del conventillo. Las mujeres bajaron y se pusieron a buscar lo que había caído. En cuatro patas, recorrieron todo el piso del patio. Una de ellas encontró lo que todas pensaron que sería. La alianza de Margarita estaba en aquella cama.
Se acercaron y la observaron. Era una joya finísima y parecía muy cara. Llevaba incrustado un diamante. Había un grabado en su interior. Una de las mujeres se puso los anteojos y leyó lo que decía.
“Margot y Edmundo – 14 de Octubre de 1919”
Comentarios (12):
María Esther
18/02/2017 a las 02:49
Hola Fernando, es toda una tragedia de tiempos pasados a mi juicio bien contada.
Los personajes, bien caracterizados están envueltos en un ambiente adecuado de acuerdo a la época.Solo faltó oír la voz del Mago.
Saludos y sigue escribiendo
Maritel
Chiasa
18/02/2017 a las 04:27
Este es mi favorito.
Maria Jesus Hernando Navas
18/02/2017 a las 13:48
Hola Fernando. Me ha encantado tu historia, porque aunque como comenta María Esther parece cosa de tiempos pasados, resulta creíble y a la vez muy imaginativa. A por el próximo reto, un saludo
Ana Luna
19/02/2017 a las 13:04
¡Hola Fernando! me ha gustado mucho tu historia. Haces que el lector se meta en la escena fácilmente. Muy bien relatado.
Saludos.
Maria Jesús
19/02/2017 a las 20:15
Me ha gustado mucho este relato a ritmo de tango, una historia desgarradora, como son muchos tangos. Felicidades.
SBMontero
20/02/2017 a las 11:38
El ritmo. Es algo que no se aprende, o se tiene, o no se tiene, si encima escucha uno de fondo a Gardel, Edmundo Rivero, o Julio Sosa… pues oye, la cosa no puede ir mal… a ver, SEGURO que irá mal, pero que no se leerá mal, eh.
No tengo más nada que decir al respecto.
Sigue escribiendo, por favor.
Un saludo.
Alhema
20/02/2017 a las 20:26
¡Fantástico relato! Has conseguido que “vea” en la cabeza toda la escena, incluso a la desdichada margarita y sin duda esa es la prueba de fuego de cualquier relato.
Si hay alguna pega es quizá repetir dos veces el adjetivo temeraria para Eulalia. Yo lo habría cambiado por un sinónimo o directamente más énfasis sobre la acción, pero la verdad es poca cosa a comparación con la calidad del texto.
Espero leerte más.
LIAH PERSON
21/02/2017 a las 07:35
Hola Fernando Caporal,
un relato para disfrutar de la lectura. Gracias por dejar que nos asomemos a este “conventillo” (a esta “corrala”, como diríamos en Madrid) tan bien retratado.
Fernando Caporal
24/02/2017 a las 03:46
Gracias a todos, me honran tantos comentarios positivos 😛 Me hace feliz que les haya gustado, pasé por cada uno de lso suyos y les dejé mi comentario, tuve el honor de leer textos muy hermosos.
Gracias a todos.
Débora
27/02/2017 a las 20:44
Hola Fernando,
precioso, dinámico y sonoro. No conocía el tango y la historia me atrapó.
Por apuntar algo, en el diálogo eché en falta algún detalle mínimo sobre las personas que hablaban, aunque invitaba a imaginarlo con facilidad.
Me ha encantado y he aprendido mucho.
Enhorabuena.
Un saludo.
Serena
27/02/2017 a las 23:06
Hola Fernando, muy buena la idea de contar el otro lado de Margarita. Original.
Gracias por visitar mi relato!
Saludos
Luz de Luna
01/03/2017 a las 16:00
Hola Fernando.
Toda una delicia leerte. Me ha encantado tu relato. Pra ser sincera no tengo nada que agregar, salvo que sigas escribiendo.
Sencillamente fabuloso.
Gracias por leer mi relato y dejar un comentario tan bonito.
Saludos.