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El don de la exageración teatral - por Juan ChukofisR.
Web: http://nadiesabeellugar.blogspot.com.ar/
Se giró al escuchar el grito de mujer. Estaba escribiendo y frenó el movimiento de la mano que sostenía la birome sobre el papel. Los músculos del cuerpo tensionados se hicieron visibles. Podía leerse en el cuaderno la última oración que había escrito: “Se giró al escuchar el grito de mujer”. Imaginaba un grito ahogado. Como el de una persona que vuelve a la superficie después de aguantar la respiración por mucho tiempo abajo del agua. La mayoría de las veces contra su voluntad. El cuello le hizo ruido a hueso roto. Su mujer estaba por ser asesinada. Ya estaría asesinada una vez que llegara al punto de origen del sonido. Aunque se moviera rápido. Había sorpresa y resignación en el grito. Por una milésima de segundo quedó helado, sin movimiento. Como si de esa forma pudiera evitar el desenlace fatal del grito. El tiempo en esa mínima fracción de segundo parió la eternidad. El cuchillo atravesaba la carne blanda de la mujer. Ya no había nada que hacer más que ver con los propios ojos. Sintió el dolor, veía la mancha de sangre sobre la alfombra azul. La mujer estaría arrodillada antes de caer. La culpa lo mataba. Escuchaba el golpe del cuerpo contra la alfombra. Corría, atravesaba la cocina. Había olor a tostadas quemadas. Subía la escalera salteándose de a dos y hasta tres escalones. Con los nervios flojos, entregados que anticipan una tragedia. Agitado, respiraba como podía. Daba unos pasos, sentía el peso de las piernas que le recordaba el cansancio, la placentera y dolorosa carga muscular que le había dejado el partido del día anterior. Iba directo al cuarto, al que tenía el balcón. Maldecía su mañosa aprensión a las alturas. Una mancha oscurecía la alfombra azul que tenía encima el cuerpo sin vida de su mujer. Se levantó de la silla, tiró la birome que dejó un punto negro y una línea desdibujada sobre el cuaderno, justo arriba de la palabra “escena”. La mente se distrae y el cuerpo es un hueco vacío de sentido. Trató de llegar lo más rápido que pudo, cada segundo podía contar. Atravesó la cocina, su mujer estaba sentada, comía una tostada y hablaba con alguien por teléfono celular.
Comentarios (6):
LIAH PERSON
18/01/2017 a las 13:27
Hola Juan Chukofis,
soy tu vecina de más arriba…
He de decirte que me ha aliviado mucho leer el final de tu texto y comprobar que lo anterior se trataba de una escena fruto de la imaginación exacerbada de un autor teatral. Y me ha aliviado porque la tensión que habías generado estaba tan lograda que me empezaba a asfixiar.
Buena idea. Ese giro final le da la vuelta al texto por completo y lo redondea, lo justifica, lo agranda.
Una pregunta, cuando dices “parió la eternidad” ¿realmente quieres decir eso o “pareció la eternidad”?
Un abrazo
Juan Chukofis
19/01/2017 a las 12:19
Hola LIAH PERSON, muchas gracias por tus comentarios. Con respecto a tu pregunta esa expresión fue lo primero que me vino a la mente. Después sí pensé que parecía un poco exagerada y estuve a punto de cambiarla y poner “pareció” pero terminé dejándolo así. Porque además choca con lo usual. Hay una idea que me gusta mucho de un filósofo, Kierkegaard acerca del instante, del tiempo y la eternidad. Dice: “el instante no es meramente un átomo de tiempo, sino un átomo de la eternidad; es el primer reflejo de la eternidad en el tiempo, su primer intento de más o menos detener el tiempo. El instante es aquella cosa ambigua en la que se tocan el tiempo y la eternidad…en la que el tiempo desgarra continuamente la eternidad y la eternidad traspasa continuamente el tiempo.”
Saludos
Eleeme
23/01/2017 a las 14:51
Hola Juan Chukofis
En mi opinión, un gran relato. Me ha encantado. Cómo juegas con el equívoco. Lo que parece una realidad, son los pensamientos del autor, que está tratando de escribir un relato, imagino que tu relato. Una idea muy original, sí señor. Y lo que me parece más sobresaliente de él: el ritmo, cómo consigues acelerarlo paulatinamente conforme avanza la acción. Me imagino que la sensación de angustia que he experimentado leyéndolo es consecuencia de este ritmo frenético que se alcanza al final.
Muchas gracias por compartirlo Juan Chukofis.
Un saludo.
M.L.Plaza
25/01/2017 a las 00:59
Hola Juan.
Un placer volver a leerte. Me ha parecido un texto muy ágil, conciso y preciso.
He tenido que buscar el significado de birome, porque no sabía de qué hablabas. Tal vez lo que menos me ha convencido es el juego entre la mujer y su mujer. Yo hubiera sido más directa: se giró al escuchar el grito de su mujer. También me chirría lo de mañosa aprensión. Pero, oye, es una opinión personal.
Espero seguir leyéndote.
Saludos
luis de la Llave
26/01/2017 a las 01:52
Hola Juan, estoy encantado leyendo los relatos de todos.
El tuyo me gusta aunque coincido con M.L. Plaza respecto de birome. Soy nuevo en el taller y por tanto voy despacio pero me atrevo a sugerir (por consideración al lector) y para mayor disfrute de la historia, escribir menos compacto puede ayudar a disfrutar más la lectura, quiero decir, abrir el texto en párrafos ayuda a imaginar las escenas, tomar aire y continuar leyendo.
felicidades.
Laura
30/01/2017 a las 10:46
Hola Juan.
Me ha gustado tu relato. No le encuentro dificultades en cuanto a los aspectos formales. Coincido con luis de la Llave con respecto a la disposición gráfica.
Sigue escribiendo.