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El equilibrio del desahogo - por Esteban LRR.

Se giró al escuchar el grito. Una lágrima se deslizaba por su cara, Víctor ya conocía el motivo de aquel chillido que hizo añicos a la quietud de la mañana.

Un instante antes, al tiempo que sonaba el teléfono, Víctor dejaba su habitación atrás con el mando de la televisión como único habitante entre las sábanas. Abandonado al choque de lo que acababa de suceder, se dirigió a una ventana que se abría en el pasillo. Necesitaba coger aire, su mente exigía fresco para aclarar las ideas. Antes de llegar al alféizar su mirada se fijó en el cartel que estaba pegado en uno de los cristales anunciando la venta de la casa. Como empujado de golpe a un escenario en el que reconocía el decorado pero no tenía idea del guión, cayó en la cuenta: Todo lo que habían planificado se había truncado de repente. Meses de tomas de decisiones complicadas, de forma súbita, el destino o la causalidad las convirtió en nada.

En la sala de estar, antes que terminara de sonar el primer timbrazo, Clara cogió el teléfono que pendía de la pared. Le extrañó esa llamada tan temprana. Al otro lado, sin ni siquiera poder preguntar quién era, la voz de su madre la asaltó entre sollozos. Ese día regresaban del pequeño viaje que habían realizado con el nieto. Su hijo. La noticia salió explosiva desde los labios de su madre. Nadie hizo nada por matizar aquellas palabras en el súbito viaje a través del cableado de la red telefónica. No hacía falta. Clara sólo pudo responder con un grito. Soltó el auricular. Lo dejó balanceando y dando golpes contra la pared. La voz de su madre se transformó en un murmullo electrónico en el vacío de la estancia —¡Clara, Clara!.

Se lanzó al pasillo en busca de Víctor. Nada más atravesar la puerta lo encontró mirándola con los ojos encharcados en lágrimas y el cartel de “se vende” entre las manos. En la calle se empezaba a escuchar bullicio. Clara se abalanzó sobre él y le envolvió la cabeza con sus manos. Entre besos, susurraba —¡Nos ha tocado! Todo se ha solucionado.

Desde el televisor de la habitación, el sonido de unos niños repitiendo cifras colapsaba la casa hasta rozar la estridencia. Las cajas cargadas de enseres para la mudanza navegaban sin orden por el pasillo. Observaban, llenas de dudas, como Víctor y Clara permanecían fundidos en un abrazo, mantenidos en pie por el equilibrio del desahogo.

Comentarios (7):

Wyrell

17/01/2017 a las 20:03

Hola Esteban, cómo va?

Antes de comenzar a desmembrar tu texto tengo que decir que, por un momento, creí que era una historia de terror/suspenso, ya te explicaré por qué (sí, yo también haré de este comentario un suspenso :D)

Me gusta la cadencia del texto y la manera en la que cambias de protagonista, tan sutil que en un primer vistazo ni me había dado cuenta de ello. Bien hecho.

Lo que a la historia se refiere, es entretenida. A simple vista puede parecer simple pero, con un poco de imaginación, llegas a ponerte incluso en la piel de los personajes. Es algo que puede ocurrir (estoy seguro que a más de uno aquí le ha pasado) y fue interesante verlo plasmado con el reto.
Llegando al final del texto por un momento imaginé una escena de Black Mirror (una serie interesante de drama/suspenso por si te interesa el género) y en la parte de “Desde el televisor de la habitación, el sonido de unos niños repitiendo cifras colapsaba la casa hasta rozar la estridencia” me hizo pensar que al final sería algo del estilo, tirando al terror (por esto lo dije al inicio).

Te digo un fallo que encontré:

“La voz de su madre se transformó en un murmullo electrónico en el vacío de la estancia —¡Clara, Clara!.” Esta escena me confundió, al principio pensé que era la madre quien llamaba a su hijo (llegué a creer que le había cambiado el género y nombre por algún motivo), luego imaginé al hijo llamando a su madre y al final caí en la cuenta que la voz provenía del teléfono. Para evitarf esta confusión hubiera quedado mejor que ese diálogo, por más corto que fuera, lo pusieras en párrafos separados, lo mismo con el otro. Explico:

“…Clara se abalanzó sobre él y le envolvió la cabeza con sus manos. Entre besos, susurraba:
—¡Nos ha tocado! Todo se ha solucionado.”
O directamente poner el “entre besos susurraba” luego de otra línea de diálogo, quedando algo así:

“—¡Nos ha tocado! —susurró, entre besos—. Todo se ha solucionado.”

Por lo demás no tengo mucho más que aportar.

Mi opinión: Me ha gustado el conjunto, a pesar de que la historia es una situación relativamente simple creo que pega perfecto en la escena de este mes.

Un saludo.

John Doe

19/01/2017 a las 19:23

Un relato bien escrito, una idea que se puede desarrollar aún más, da para mucho, cuenta una realidad cruel y difícil, Éxitos.
mi relato es el numero 20 por si quieres pasar por allá

Grond

19/01/2017 a las 19:27

Buenas tardes Esteban, me ha gustado tu texto, el inicio me pareció muy bien escrito y logras generar tensión tanto así que pensé que tu historia iba para otro lado, sin embargo el giro me ha parecido muy bueno, logras acomodarnos en el lugar del protagonista, saludos, nos seguiremos leyendo.
mi texto es el número 59, pásate por allí y me comentas, jajaja.
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-40/7043

Beverly Matos

20/01/2017 a las 13:22

Hola Esteban
Yo como los demás compañeros pensé que el tema iba a ir por otros derroteros, pero al llegar al final me sorprendió el giro de los acontecimientos.

Me gusta la tensión de la historia está bien llevada.

Angy Miró M.

23/01/2017 a las 01:53

Sorprendente en su inicio, desgarrador en el desarrollo, maravilloso desenlace. Lo has bordado. Genial.
Me has dejado sin palabras con esta historia y siento no poder comentar nada mejor, pero me has dejado, literalmente, sin palabras.
¡Bravo!

Otralectoramas

27/01/2017 a las 09:00

Me ha encantado BRAVO

Olivia

27/01/2017 a las 19:05

Hola Esteban:

Tu relato me ha encantado: ha logrado tenerme en tensión hasta el final, porque parecía que le estaban dando una mala noticia a Clara hasta casi el último párrafo. Incluso al terminar de leerlo he vuelto atrás para confirmar que no era así.

Solo decirte que creo que la expresión: “hacer añicos…” en este caso va sin la preposición “a”, es decir a mí me suena mejor: “…hizo añicos la quietud …”

Soy la vecina de arriba (n.º 47) Olivia 😉

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