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EL MATERIALIZADOR - por juanjohigadillo+18
Se giró al escuchar el grito de horror de doña Virtudes, y cuando descubrió en la cama el cadáver del patrón empapado en un charco de sangre que nacía de su entrepierna, el inspector de Soto comprendió lo difícil que sería buscar una explicación racional al caso.
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Martín disponía del fin de semana para disfrutar del Materializador de deseos que se había implantado unos días atrás. El distribuidor le había dicho que antes de usarlo por primera vez era aconsejable esperar cerca de un mes para que el sistema analizase las conexiones entre el hipocampo, la amígdala y determinadas zonas del cerebro a fin de optimizar el rendimiento y evitar fallos.
Pero Martín estaba impaciente por comprobar las bondades del implante.
Algunos clientes aseguraban que las sensaciones visuales, olfativas o táctiles eran tan reales que incluso habían sentido un determinado perfume o se les había erizado el vello al imaginar un simple roce con la ayuda del Materializador, y se dispuso a gozar de todas esas sensaciones de las que su aburrida vida conyugal le privaba.
Conectó el minúsculo Captador de Ondas Cerebrales (COC) en un enchufe cercano a la cabecera de la cama, se descalzó, aflojó el cinturón para estar más cómodo y se tumbó en la cama con las manos bajo la cabeza. Pasados apenas unos segundos el Captador emitió un breve pitido, anunciando que ya estaba operativo.
Cerró los ojos e imaginó que entraban en el dormitorio dos voluptuosas y neumáticas hembras con diminutos atuendos hechos de látex, cuero y metal. Una de ellas, la pelirroja, le bajó los pantalones sin miramientos mientras la otra, la explosiva morenaza, rasgaba su camisa mirándole libidinosamente, relamiéndose. Esta empezó a jugar con sus tetillas, ora lamiéndolas con lúbricos lengüetazos, ora mordisqueándoselas con lujuriosa fruición, y Martín notó cómo algo empezaba a coger volumen en su entrepierna. Aprovechando este crecimiento, la pelirroja comenzó a jugar con su miembro con una mano, arriba y abajo, lentamente, mientras con la otra le exploraba y masajeaba la próstata. Martín sentía su polla pletórica, gloriosa, exultante, a punto de reventar, y decidió echar más leña al fuego. Otras dos lascivas y exuberantes tigresas entraron en escena, y se subieron a ambos lados de la cama, cogiéndole las manos y restregándoselas por sus intimidades, que él encontró apeteciblemente jugosas y receptivas. Recorrieron largo rato sus cuerpos con las manos de Martín, y después se las ataron a los barrotes de la cama. "¿Queréis jugar duro, eh?", pensó. Estaba excitadísimo, encendido, y veía su miembro materializado como un gigantesco obelisco fálico de venas palpitantes al que rendir culto. "Eh, tú, lámeme; quiero un beso negro. Tú, cerda, dame tus tetas para que te las coma. Y tú, saca la fusta; ¡Maltrátame!.". Enardecido como estaba, quiso ponerle rostro a sus fantasías. "Esta loba será… Verónica Avluv. Ésta será Mónica Bellucci; no, mejor Scarlett Johansson. Sí, la Johansson. Tú, rubia, tú serás Jenna Jameson. Y tú, la de abajo, tú serás… ¿Cómo se llamaba la actriz de "Abierto hasta el amanecer"…? ¡Ah, sí: Salma Hayek!". Y Salma Hayek se materializó ante él. "Eso es. Ahora… ¡Cómemela!". Y Salma, obediente vampiresa, se inclinó sonriente hacia su miembro abriendo su sensual boca de afilados colmillos.
Entonces Martín se dio cuenta de su error… ¡Demasiado tarde!
Aulló de dolor cuando sintió la dentellada. "¿Qué haces, ramera? ¡Fuera de mi vista!". Sentía cómo la sangre escurría hasta el ano y empapaba las sábanas. "Y vosotras… ¿qué hacéis ahí mirando? ¡Soltadme!". Pero en la mente de Martín su sucio deseo había cambiado, y ellas empezaron a desvanecerse. "¡Eh! ¿Dónde vais…? ¡Ayudadme!". Intentó detener la hemorragia con las sábanas, con lo que fuera, pero… ¡Estaba maniatado! No entendía nada: estaba atado a la cama en su imaginación, pero se desangraba en la realidad. Luchaba con todas sus fuerzas para liberarse, pero le resultaba imposible, y cada vez tenía menos energía. "¡Ayudadme, jodidas zorras!" aulló de nuevo, pero ellas sólo le miraban y sonreían, evanescentes. La sangre ya le llegaba a los riñones y a las corvas; el sopor y la lasitud le vencían minuto a minuto; la vista se le nublaba… Y luego estaba esa voz que le susurraba: "Es sólo un sueño; mañana despertarás y todo habrá pasado. Descansa".
No quería descansar: quería liberarse, quería luchar, quería vivir. Sabía que ceder implicaba rendirse; implicaba morir. Pero estaba tan débil, tan flojo…
Y la voz, la maldita voz que insistía: "No malgastes tus fuerzas; no luches; mañana será otro día; descansa, relájate…
…duerme…"
Comentarios (6):
Thelma Gardom
18/01/2017 a las 16:45
Hola juanjohigadillo,
Tu relato me ha parecido muy bueno ya que he logrado visualizar a la perfección la escena que describes, y la idea del Materializador de deseos me parece interesante.
Personalmente no soy muy aficionada a las descripciones explícitas de escenas de sexo, pero en este caso creo que has acertado ya que de este modo creas una complicidad con el lector mostrándole qué ha ocurrido realmente en un caso que con seguridad quedará sin resolver.
En cuanto a cómo está escrito no tengo nada que decir.Creo que está muy bien desarrollado. Lo único es que no me queda muy claro por qué añades las iniciales (COC) si luego no las vuelves a utilizar.
Te invito a que leas mi texto, es el 143, soy principante y esto es lo primero que escribo, así que, si puedes, estaré encantada de leer tu comentario.
Saludos
juanjohigadillo
19/01/2017 a las 17:24
Hola, Thelma. Quiero agradecer tu comentario a mi relato y decirte que sí, que creo que tienes razón en lo de escribir las iniciales del Captador, pero no le dí importancia en su momento. Quizá lo corrija en un futuro si quiero hacer algo más con la historia.
Lolín Dengra
21/01/2017 a las 18:25
Hola juanjohigadillo.
He necesitado leer tu texto tres veces. La primera es evidente, la segunda para captar bien la idea del Materializador de deseos y la tercera para disfrutarlo.
Yo tampoco soy amante de las descripciones explícitas de sexo, ni siquiera de la novela erótica en su versión más light, pero considero que en este caso son absolutamente necesarias y, además, el eje de tu relato.
Dejando aparte mis gustos de fondo, creo que en cuanto a la forma es prácticamente perfecto. Tal vez alguna coma entorpece la lectura en algún momento y (aunque no sé si es el modo correcto de hacerlo) pienso que al dar voz al personaje quedaría mejor en forma de diálogo con el los signos <> al inicio y al final.
Pero eso son pequeñeces. Lo importante es la originalidad y el arte a la hora de transmitir aquello que nos ronda. Así que, ¡enhorabuena!
Un saludo desde Barcelona.
juanjohigadillo
23/01/2017 a las 20:26
Gracias por tu comentario, Lolín. Me llama la atención que en un tiempo en que “50 Sombras de Grey” y similares se hayan convertido en éxitos de ventas, mis dos únicos comentaristas (por el momento) no se encuentren a gusto con relatos eróticos. Pero, en fin, para gustos se han hecho colores, como dice el refrán. El resto, como bien dices, Lolín, son pequeñeces. Gracias de nuevo a los dos.
Peter Walley
26/01/2017 a las 22:11
Hola juanjohigadillo,
Me ha sorprendido el cambio de estilo del primer párrafo a cuando entran en acción las morenazas ;-), pero toda esa parte te ha salido muy bien. La idea del implante es buena y la has llevado correctamente hasta el final. Al principio me chirríaba un poco que se produjese un accidente tan fácilmente, pero luego he recordado que has dicho que no había esperado el mes necesario para que funcionase bien el implante, así que supongo que no hay problema.
¡Ah! Y tengo que decir que no conocía a Veronica Avluv, pero siempre se aprende algo nuevo en literautas 😉
Saludos,
Peter
juanjohigadillo
27/01/2017 a las 10:00
Buenos días, Peter. Muchas gracias por tus comentarios. La verdad es que no me extraña que te haya llamado la atención el asunto del primer párrafo. Lo cierto es que tenía escrito el relato desde hace dos o tres años y, como ya en aquel primer párrafo ya mencionaba un grito, sólo tuve que modificarlo un poco porque se adaptaba a la propuesta del mes como un guante. Quizá por eso puede que te “chirríe” un poco. Gracias de nuevo.
P.S: Me alegro de que hayas “aprendido” algo nuevo, aunque pertenezca a nuestros secretos más inconfesables.
Saludos.