En modo MUE

Jueves 1 de diciembre de 2016 a las 21 horas. Llego a casa, cansado después de un duro día de trabajo, y me dirijo, directo, emocionado, hacia mi ordenador. Lo enciendo, ansioso, cosquillas y mariposas en el estómago, me conecto a la Red y pincho en el enlace. Pasado un segundo, que me ha parecido una hora, ahí está, desafiante, esperándome, el MUE 39. ¡Cómo suspiro ese momento cada mes!

Saco una copia por impresora, que guardo inmediatamente en la carpeta MUE, un porta documentos con cierre de velcro, apago el PC y me siento a cenar en la cocina, sin poder evitar que mi cabeza le dé mil vueltas al asunto. A eso de las once me meto en cama, las neuronas trabajando a cinco mil revoluciones, hasta que me reúno con Morfeo…He entrado en modo MUE.

Viernes 2 de diciembre. Me levanto temprano, demasiado temprano, y mi café de cada mañana se encarga de revivirme, de dejarme operativo, entre bostezo y bostezo. Una vez sentado en mi escritorio, lápiz y papel a punto, nos encontramos cara a cara, el MUE y yo; la batalla está servida. Paso toda la mañana sentado frente esa hoja en blanco, que parece reírse de mí, sin éxito alguno, y cuando llega la hora de irme al trabajo, no he escrito una sola palabra, mis ideas están de vacaciones. Me digo a mí mismo que no pasa nada, que tengo muchos días por delante antes del 15 de diciembre a las 23:59.

El domingo por la noche el papel sigue intacto… ¡Que no cunda el pánico, hay tiempo!

Miércoles 14/12. Los días han pasado, implacables, pero la maldita hoja sigue virgen, mirándome amenazante, arrogante. Me invade una sensación de derrota inminente, de impotencia; mi creatividad no ha regresado, o debe de estar en huelga. Voy a renunciar, lo noto, el MUE me va a ganar, y eso me jode un montón. Me acuesto temprano con la idea de tirar la toalla y me duermo enseguida. Sigo en modo MUE.

Jueves 15. Llegó el día. Abro los ojos, el día todavía dormido, y decido no rendirme mientras me meto un café triple entre pecho y espalda con el MUE en la mesa. Lo vuelvo a leer por enésima vez, esperando que quizás haya cambiado durante la noche, cosa que obviamente no ha sucedido. Se trata de la misma escena, del mismo reto opcional, y de nuevo el puto bloqueo. ¡Por dios! Qué difícil encontrar una relación entre un campamento, un poeta y unos recuerdos, teniendo en cuenta la dificultad añadida del reto adicional, eso de no poder usar el verbito de los cojones… aunque eso le hubiera jodido más a Hamlet, la calavera en la mano. Hora de comer e ir al curro, y la hoja sigue sin una sola letra, qué vergüenza la mía.

En fin, ahora sí. Me rindo…

Visto lo visto, lo que no he conseguido en catorce días y medio no lo haré en media jornada, ni de coña, así que me salgo del modo MUE y me mentalizo de la derrota, una estrepitosa derrota. He perdido, lo asumo.

Próximo combate: 2 de enero de 2017.

FIN