Querido Amigo..,
Después de todo este tiempo en el que he dejado de escribirte, me veo en la obligación de explicarte por qué con toda sinceridad, y aunque la razón por la cual he decidido redactar esta carta tal vez sea un poco sosa, espero que entiendas mi dolor y comprendas que prefiero pasar un poco de tiempo desconectado de todo este mundo del internet, antes de que pueda tomar alguna decisión de la cual pueda arrepentirme.
Nunca creí que alguna vez fuera aferrarme tanto a una frase tan típica, absurda y poco original como lo es “No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” hasta aquel momento en el que ella se fue destrozando todo a su paso, y desde aquel entonces todas esos momentos, historias y desgracias que habría deseado vivir a su lado, se esfumaron, ya no quedaba nada además de mí y mi corazón destrozado.
Tenía un montón de recuerdos junto a ella en aquel campamento para niños fresa en el que nuestras familias nos hacían asistir cada año con el propósito de deshacernos de nosotros por el resto del verano dejando, con la pobre excusa de que “Necesitábamos ser más sociales y compartir con personas nuevas”. Patrañas, siempre lo han sido. Lo curioso es que, aunque sabía perfectamente las intenciones de mis padres al dejarme allí, no me molestaba en lo absoluto, porque sabía que tendría la oportunidad de poder estar con ella durante todo el verano y eso es todo lo que necesitaba.
Todo había comenzado en mi segundo año de asistencia al famoso campamento Bazooka ubicado a las afueras de Colorado, el cual es el estado de origen de mi madre. Su nombre era Anat, un nombre curioso ya que había sido nombrada como aquella diosa egipcia de la guerra, el amor y la fertilidad. La había visto por primera vez cuando salía del baño de mujeres, donde más que correr, parecía que escapaba de alguna situación realmente incomoda, yo tendría unos 13 años y para ese entonces en mí ya se había despertado un menudo interés por aquellas personas de mi sexo opuesto, y por lo tanto sí que me había llamado la atención de alguna manera en ese momento. Desde aquel día siempre me pasaba de vez en cuanto por donde ella estaba para saludarla o de alguna manera mantener una corta conversación, se la pasaba todo el rato sentada en una de las numerosas mesas del comedor leyendo el mismo libro una y otra vez, hasta el final del verano cuando al volver a casa conseguiría uno nuevo para leer otras mil veces. Ella era mayor que yo solo por unos cuantos meses, pero aun así nos entendíamos bastante bien.
Creo que sería un poco dificultoso tener que explicarte lo guapa que era, no habíamos dejado de vernos en aquel campamento de verano desde que teníamos 13, aproximadamente hace unos cinco años, y con cada año que pasaba se iba haciendo cada vez más guapa.
No limitábamos nuestras conversaciones a esos campamentos de Verano, donde solo teníamos unos pocos meses para poder estar juntos y luego cada quien iba por su lado. Solíamos enviarnos Mails (así como tú y yo en este momento) pero con la peculiaridad de que solo lo hacíamos una vez por mes, con el propósito de que no nos faltara de que conversar para el momento en que por fin nos encontráramos. Me contaba sus ambiciones, miedos y logros, era una gran fanática de la poesía, su gran meta en la vida era poder hacer público su propio libro, siempre siguiendo ejemplos de sus grandes ídolos, como lo es aquel poeta Edgar Allan Poe.
Si te estas preguntando aquello que creo (y espero) que te estés preguntando, la respuesta es sí. Anat, fue mi primera y única novia por un solido año, donde todo parecía ser simplemente perfecto, lleno de encuentros imprevistos, llamadas por la noche y momentos en los que el tiempo parecía detenerse y solo quedábamos ella y yo.
Finalizare esta Carta contándote la razón de mi ausencia después de todo este tiempo. Durante los últimos cinco meses mi quería Anat se encuentra en un paradero desconocido, en el cual ni yo ni su familia tenemos conocimiento alguno en si ella se encuentra a salvo o no. Procurare mantenerte informado de todo lo que está sucediendo, pero por los momentos solo quiero estar solo, antes de hacer algo de lo que arrepienta.

Con toda sinceridad y aprecio.

Bruno Stonem.