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Yo, el Salieri de Felipe - por Marcelo KisiR.
Web: http://www.contarelcuento.wordpress.com
Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte. Yo encontré el mío hace tiempo. Se llama Felipe. Yo soy igual que él. Pero él es mi Mozart. Yo soy su Salieri. Ya dijo alguien que si Frank Sinatra no hubiera existido, Tony Bennet habría sido el ícono de América. Le pasó lo mismo a Paul con John, a Ronaldo con Messi y, quién sabe, también a Juan el Bautista con Jesús. Estoy en buena compañía.
Nos conocimos en la secundaria. La profesora de química nos puso en el primer trabajo práctico a hacer un experimento juntos.
—Felipe, acá te pongo todos los elementos, tenés probetas, los solutos y los solventes. La llama se prende así, ¿ves?
—Profesora, yo también hago el experimento —dije ofendido.
—Sí, sí, seguro. Bueno, Felipe, cualquier duda me llamás, ¿de acuerdo?
Un poco bestia, la profesora. Pero pensándolo bien, no fue su culpa y no lo pudo evitar. El chico tenía un carisma tal que hacía que todos a su alrededor quedaran opacados hasta la invisibilidad.
Sin embargo, Felipe quiso ser mi amigo, y yo lo dejé. Me halagaba e intimidaba a la vez. En las fiestas, estaba claro quién bailaría con la más linda.
Crecimos e ingresamos juntos a la universidad. A los dos nos gustaba la biología y éramos muy buenos. Él era brillante. Yo lo era más, pero él obtenía mejores calificaciones, invitaciones a equipos de investigación, menciones en la prensa académica. Felipe se casó con Débora, la reina de la facultad, una belleza despampanante que terminó como conductora del principal noticiero de televisión del país. Yo me casé con Agustina, una investigadora de belleza moderada, pero con un mundo interior inmenso. Entre microscopios y besos, me enseñó que el universo era apasionante y mágico. Era rigurosa, y dulce como la miel. Pero cuando me desprendía de su mirada tierna, ahí estaba el éxito terrenal de Felipe horadándome, envenenándome.
Ambos obtuvimos cátedras en la facultad, y encabezamos importantes investigaciones. Las de él más que las mías. A mi cátedra venían estudiantes que no habían conseguido cupo en la suya. Siempre así. Mi vida mejoró cuando se fue con Débora a Boston, a dictar una cátedra en el MIT. Heredé su clase en la facultad. Eran sus migajas, pero no me podía quejar, porque también estaba creciendo. Agustina y yo trabajamos duro, tuvimos hijos estupendos y nietos hermosos. Lo más parecido a la felicidad. Tanto, que casi logré olvidarme de Felipe.
De eso pasaron veinticinco años. Hace un mes la noticia me golpeó como un rayo: mi amigo, el Profesor Felipe Contreras, era laureado con el Premio Nobel de Medicina por sus aportes en materia de micropatología. Con el periódico en las manos me miré al espejo, y me vi muy cansado.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando Felipe me anunció que venía a verme desde Estados Unidos.
—Quiero visitar la tumba de mis padres antes de seguir viaje a Estocolmo. Y te quiero ver a vos.
Cuando le abrí la puerta vi un hombre más quebrado que yo. Por fin.
—Con Débora no duré mucho —me contó, sentado sobre el sofá, arrugado. Intenté hacerlo sentir cómodo, pero mis centros de placer estaban al máximo—. En el fondo siempre fui un bicho de laboratorio. En los cocteles de científicos se aburría de escuchar charlas sobre vacilos. Al final me dejó por una estrella de la televisión. Mi vida fue una mierda, me di a la bebida, mis hijos no me hablan. Hasta fumo marihuana en el laboratorio… ¿entendés? Soy el tipo más desgraciado del mundo, Julio, te juro, y el único amigo que me queda, al final del camino, sos vos.
—Pero Felipe, ¿me estás cargando? Arriba el ánimo. Te acaban de dar el Nobel, sos el biólogo más exitoso del mundo. Me extraña tanto lo que me decís. Yo siempre te tuve una sana envidia —le mentí. Mi envidia nunca fue sana.
—¿Me lo decís en serio? Mirá qué loco es todo. Yo siempre te envidié a vos.
No supe qué contestar. Esa sola frase fue un cimbronazo que todavía me dura.
Me pidió que lo acompañara a Estocolmo y yo, reconciliado con él y con la vida, no pude negarme. No me hacía ilusiones, él seguía siendo mi Mozart y yo su Salieri: él era el del Nobel y yo el que lo aplaudía desde la platea. Pero mi vida era perfecta y siempre lo había sido. Con Felipe en algún café de Estocolmo, el chocolate caliente también lo fue.
Comentarios (38):
Marcelo Kisi
17/11/2016 a las 14:33
Hola compañeros, espero que lo disfruten. Busqué algo diferente esta vez, ni idea si cumplí el reto, pero hubo intento. Aquí quedo a la espera de vuestros comentarios y propuestas de mejora. Abrazos y gracias!
Dante Tenet
17/11/2016 a las 20:20
Marcelo:
Como siempre, el relato fluye y entretiene, me gusta esa vuelta de tuerca donde el envidioso termina siendo envidiado.
Y siempre aprendo de tu manejo con los dialogos.
Abrazo de Gol – estoy en el 158
Escritores Anónimos
17/11/2016 a las 22:12
Hola Marcelo!
Aquí estamos un mes más. El toque diferente se lo has dado (y menudo toque!), es una historia absorbente y con ritmo propio (como todas la que escribes), son naturales, reales, no sé, tienen algo. El tema del reto e discutible, porque en realidad no es antagonista, o al menos, es discutible, pero yo te voy a decir que sí, que lo has cumplido, porque me ha gustado tanto el relato que sería un sacrilegio negarte el aprobado.
Para corregir solo hay una cosa, se te escapó la tilde en “cócteles”.
Me encantó absolutamente el paralelismo con Mozart y Salieri (eso si que era odio)
Sigue así me encantó absolutamente.
Besos
Juana Medina
17/11/2016 a las 22:14
Salud, querido compañero,
¡Cuántas cervezas habría tomado Guillermito Shakespeare contigo, de haber vivido en la misma época! ¿Conocés los libros de René Girard, filósofo y ensayista literario francés? Entre sus muchos y excelentes libros tiene uno titulado “Shakespeare, los Fuegos de la Envidia”. Fue leerte y que apareciera todo junto: Shakespeare, Girard, el título y el contenido del libro.
Resumen: Me parece una historia verdadera, más frecuente de lo que pueda pensarse, muy bien contada y referida a procesos muy profundos del ser humano. ¡Bravo!
Excelente final. Mis respetos, maestro.
Un abrazo
María Kersimon
17/11/2016 a las 22:39
Hola Marcelo, un gusto la lectura y la relectura, por lo entretenido del relato, la calidad y la fluidez de la redacción. Muy buen vocabulario y soltura con la terminología. Un pequeñito error con los bacilos pero me enseñaste, en cambio,la palabra cimbronazo, que tuve que buscar en el diccionario. Es buena la forma y el bueno el fondo y el trasfondo. Es una historia que gusta a la primera y que tiene diferentes niveles que se van desvelando bajo la piel del cuento: pasiones de tragedia clásica, como te dijo Juana; replanteo de las valoraciones autoimpuestas, un buen estudio de los juegos sociales entre las personas… todo ello denota un conocimiento de lo humano y un bagaje cultural consistente. Un gran aplauso desde la platea.
Marcelo Kisi
18/11/2016 a las 00:01
Mil gracias Juana y María queridas! Vuestros comentarios me llenan de alegría, como si estuviera andando por un buen camino, y por cierto muy bien acompañado. Voy corriendo a leerlas. Gracias!
Osvaldo Mario Vela Sáenz
18/11/2016 a las 02:20
Hola Marcelo, por lo que veo hoy te fijaste una meta diferente, la música sacra contra las sinfonías y mira que has llenado vidas dobles con una empatía envidiable. Pero de esto aprendí que, antes de que se oculte el sol de la vida, la música sacra es más reconfortante. Felicitaciones de mi parte.
José M Quintero
18/11/2016 a las 03:41
Hola Marcelo.
Increible relato, me ha gustado mucho. Por un momento pensé que todo terminaría con el asesinaro de Felipe, pero me gusto ese giro: “Reconciliado con él y con la vida”
Estupendo. Un placer leerte.
Un saludo
Escritores Anónimos
18/11/2016 a las 07:49
Hola Marcelo !!!
Sigo preguntándome cómo eres capaz de escribir una historia tan llena de vida, real. Me la creo u eso ya es bastante.
De una frase has creado una historia muy distinta y a la vez simple.
Me has dejado absolutamente enamorada con la comparación musical aunque lo de salieri no eran celos, era un odio profundo.
Solo he encontrado una cosa corregirle y es la palabra cócteles que lleva tilde. Lo demás es perfecto: ritmo, párrafos, comas…
Lo del reto si que es discutible, en realidad tu pobre protagonista no es tan antagonists, es decir, no creo que sea el malo. Pero como eres tú y tus textos tienen algo que me gusta yo te doy el aprobado porque te lo mereces.
Un beso muy fuerte
Yoli
18/11/2016 a las 10:36
Hola Marcelo.
Gracias por pasarte por mi relato. El tuyo me ha gustado, sobretodo la moraleja que que no todo es tan bonito y perfecto como uno se piensa cuando envidia a alguien, que también tiene sus zonas oscuras pero que no lo vemos o no queremos verlo. Me gustó el final. Te seguire leyendo. Saludos.
ANGEL CLIMENT
18/11/2016 a las 11:22
Hola:
Despues de todo lo que te han dicho, que puedo decirte yo (además soy primerizo)
Me gusto esta historia, amena, fresca, rapida, con moraleja., soy persona que mira más el contenido que las posibles faltas ortograficas, ya que estan son corregibles, pero la idea, el nucleo, el desarrollo me gusto,
Gracias por el relato.
Demetrio Vert
18/11/2016 a las 12:19
Hola Marcelo. Gustazo leerte. Ya lo sabes. la fluidez de tus cuentos la intensidad de los diálogos, “—Profesora, yo también hago el experimento —dije ofendido”. Genial, con esa frase ya esta dicho todo sobre el personaje: su envidia, su decepción y… sin embargo amigos.
No soy partidario de sacar moralejas (moralinas) de los cuentos, sin embargo no empiezo uno sin una premisa (no es lo mismo que una moraleja). Es decir, de qué va el cuento, de qué quiero hablar.
El otro día anoté una al vuelo (frases que entresaco de lecturas o que oigo en TV)para que me sirviera de enfoque a un futuro cuento. “El poder curativo del perdón”. Creo que le va muy pintiparada a tu cuento.
Gran Marcelo. U abrazo.
P.S. Una amiga mia iniicia este mes su andadura en Literautas. Si no es molestia la leeís. Su nombre: Concha Estellés. Su relato: 166
ortzaize
18/11/2016 a las 14:19
siempre se puede ser igual por diferentes motivos.
fisicos, espirituales. este amigo es de los que por fuera mucho y por dentro necesita de todo, que pena de personaje, esta muy bien que desde pequeño buscabas ser tu el que no querias ayuda de nadie ni de tu profesora.
es interesante el relato.
muy bien llevado y los comentarios me han gustado.
nos leemos
Isolina R
18/11/2016 a las 21:39
Hola, Marcelo:
Te debo un comentario. ¿Cuál prefieres? ¿Este o el de la escena pasada? Si tuviera tiempo, te comentaría los dos; pero ando algo apurada,así que dime uno.
Saludos.
Marcelo Kisi
18/11/2016 a las 21:50
HOla Isolina!
Qué gusto tenerte por acá. En realidad no me debés nada, mujer 😉 Pero si insistís y sos tan amable, prefiero este, que está un poco mejor logrado.
Gracias, y ojalá vuelvas pronto con tus travesuras literarias!
Isolina R
19/11/2016 a las 00:45
Hola, Marcelo:
Una buena historia. Más de una vez el envidioso y el envidiado son o pueden ser papeles reversibles en una relación amistosa. Me ha gustado.
En España se pronuncia “cócteles” (esdrújula), por eso Escritores Anónimos te ha señalado la falta de la tilde. En otros países se pronuncia como llana así que se consideran correctas ambas formas. En cuanto a “ícono”, en España la decimos “icono”, pero ambas son correctas también.
Lo que no está bien, y ya te lo ha señalado alguien, es “vacilo”. Debe ser “bacilo”. Con “v” es el presente del verbo “vacilar” y con “b” “bacteria que tiene forma de bastoncillo”.
En un texto sobre el doble es normal que aparezca bastantes veces el verbo “ser”, pero yo intentaría reducir algunas. En dos párrafos tienes: “éramos muy buenos. Él era brillante. Yo lo era más”, “el universo era apasionante y mágico. Era rigurosa”, “Eran sus migajas”.
Deberías evitar el cliché: “dulce como la miel”. Se trata de una comparación demasiado manida.
En: “—Pero Felipe, ¿me estás cargando?” falta una coma antes del vocativo “Felipe”.
Los nombres de las ciencias y de las asignaturas yo los pondría en mayúscula.
Es un placer leerte, querido Marcelo.
Saludos.
Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia)
19/11/2016 a las 04:25
Hola Marcelo, sabes que soy un seguidor «como todos acá» de tus magnificas historias. Para lo único que vengo es para disfrutar y para aprender de lo que haces.
Saludos.
Marcelo Kisi
19/11/2016 a las 06:57
Mil gracias a todos por sus comentarios, más que generosos. Realmente disfruté mucho escribiéndolo. Obvio que se me escapó lo del bacilo, agradezco que me lo señalen, se ve que biólogo no soy 😉
Gracias a Isolina a la que no voy a poder devolver la visita, y a todos los demás ya los estoy leyendo.
Gracias emocionadas!
Elvis Christie
19/11/2016 a las 10:50
Buenos días, Marcelo y demás lectores.
Aprovecho que ya he hecho la tarea de comentar los tres textos siguientes al mío para plantear en éste, que tiene bastantes comentaristas, las dudas que me suscita el reto de contar el relato desde el punto de vista del protagonista.
Pero, antes de nada, debo felicitarte por el relato. Todos sabemos los cortas que se quedan 750 palabras para presentar unos personajes y contaer una historia con arranque, nudo y desenlace. Y que, además, sea entretenida, verosímil y atrayente. Tú lo consigues con una rica expresividad de situaciones y, sobre todo, de sentimientos, de los sentimientos del personaje que narra. Y con esto enlazo a mi duda:
¿Contar el punto de vista del antagonista es lo mismo que convertir a éste en protagonista? Yo creo que no. Pienso que confundimos antagonista con malo, y no debería ser así. El protagonista es el personaje conductor de la historia, y en tu relato y en otros veo que se da esa confusión. En tu relato el personaje que conduce la trama es Julio, por tanto él es el verdadero protagonista, y Felipe su antagonista.
En mi opinión (que puede estar equivocada, desde luego), ofrecer el punto de vista del antagonista no debe robar su papel al protagonista. El antagonista no puede convertirse en el hilo conductor. Bastaría para superar el reto sin esa confusión con que el lector pueda hacerse una idea de las motivaciones, deseos y justificaciones del antagonista. Para ello pueden emplearse distintos recursos. Una confesión, un discurso (ha sido mi elección en mi relato), una carta, etc.
Por lo demás, te vuelvo a felicitar por tu exquisita prosa.
Un saludo desde el relato nº 25.
paola panzieri
19/11/2016 a las 13:12
Hola Marcel o
Me ha encantado tu relato. Y tienes toda la razón, uno no se dá cuenta de las cosas y luego descubres que alguien te ha envidiado toda la vida y tú sin saberlo…
Tema a parte, el relato está muy bien escrito y cumple el reto.
Enhorabuena
Melisa
19/11/2016 a las 19:59
Hola Marce! Una historia que atrapa desde el comienzo, desde el título, desde ese primer párrafo magistral… metiste a Juan el Bautista por ahí? Genial!
Otro relato con tu sello, fluido, realista. Una lectura que se disfruta. Es increíble todo lo que dice esta frase: “Con el periódico en las manos me miré al espejo, y me vi muy cansado.”. 😉
En cuanto al reto, si bien conceptualmente creo entenderlo, llevarlo a la práctica me resultó difícil. Dicho esto, a mí me da la sensación de que el protagonista de tu historia es Julio. Es fácil sentir empatía por él durante todo el relato, especialmente después del primer diálogo. Mis ojos estuvieron puestos siempre en él, aunque los suyos estuvieran puestos en Felipe.
Te mando un abrazo y nos leemos el próximo mes, porque esta vez la inspiración me llegó demasiado tarde.
Ismael Tomas Perez
19/11/2016 a las 20:24
Hola Marcelo
Una buena historia, amena y bien narrada. Veo el tipo de habla sudamericano y tengo la duda si “vacilo” está bien así o es “bacilo” como en castellano. Me ha enganchado y me he quedado con ganas de mas. Reto muy bien conseguido.
¡Felicidades!, nos seguimos leyendo
Leosinprisa
19/11/2016 a las 21:32
Hola Marcelo,
!Ah, la envidia! Que potente motor para los relatos y has demostrado dominarlo al cien por cien. He leido la historia con sumo interes, pues dominas las bases del diálogo y la narración con soltura. Muy entretenida e inspiradora, demostrandonos que ha pesar de los sentimientos que nos devoran, siempre ignoramos los sentimientos que pueden encerrar quienes nos rodean.
No tengo nada digno de mencionar, los compañeros ya han hecho un resumen exhaustivo de cuanto han podido encontrar en tu texto.
Ha sido un placer leerte. Un saludo.
M.L.Plaza
19/11/2016 a las 23:09
Hola,
soy M.L.Plaza, del relato 46.
Me ha encantado leer tu relato, que me parece que está muy bien escrito.
Solo he visto unos detalles que me han chirriado un poco, aunque no es más que una opinión personal.
“De eso pasaron veinticinco años. Hace un mes la noticia me golpeó como un rayo: mi amigo, el Profesor Felipe Contreras, era laureado con el Premio Nobel de Medicina por sus aportes en materia de micropatología. Con el periódico en las manos me miré al espejo, y me vi muy cansado.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando Felipe me anunció que venía a verme desde Estados Unidos.”
La primera frase suena muy rara. Me suena algo mejor “De eso han pasado venticinco años”. Lo que quería comentar es que en este párrafo suena demasiado la letra m.
“Con Débora no duré mucho —me contó, sentado sobre el sofá, arrugado. Intenté hacerlo sentir cómodo, pero mis centros de placer estaban al máximo—. En el fondo siempre fui un bicho de laboratorio. En los cocteles de científicos se aburría de escuchar charlas sobre vacilos.”
Estas frases las veo muy complicadas; Felipe empieza hablando de Débora,sigue el narrador, Felipe habla de sí mismo, Felipe habla de Débora. Lo de la esposa lo agruparía.
La frase “Intenté…” me suena fatal. Yo la quitaría.
Toda la conversación me parece un tanto inverosimil. Parece raro que Felipe considere al narrador su único amigo y no le haya contado hace tiempo, como mínimo, que se ha separado de su mujer.
Espero tus próximos relatos.
Menta
20/11/2016 a las 10:10
Buenos días Marcelo Kisi: Me ha gustado mucho tu relato. Además de estar muy bien escrito, el tema es muy profundo y a la vez muy cotidiano y universal.
He sentido mucha pena de tu protagonista al ver que resuelve su sentimiento de envidia y celos, después de sufrir unos 40 (25+15) años.
Muchas gracias por compartir este bonito relato. Menta
Verso suelto
20/11/2016 a las 12:01
Hola Marcelo,
tu relato entra sin sentir, la historia no tiene recovecos que estorben. Para mi gusto está escrita maravillosamente bien.
La escena del laboratorio: perfecta. Los personajes: clavados.
Todo real como la vida misma.
Me descubro.
Solo una cosa me despistó y me hizo parar la lectura y pensar. Es la frase siguiente:
—Con Débora no duré mucho —me contó, sentado sobre el sofá, arrugado. Intenté hacerlo sentir cómodo, pero mis centros de placer estaban al máximo—. En el fondo siempre fui un bicho de laboratorio. En los cocteles de científicos se aburría de escuchar charlas sobre vacilos.
Para mí son dos entradas de diálogo diferentes:
—Con Débora no duré mucho —me contó, sentado sobre el sofá, arrugado.
Intenté hacerlo sentir cómodo, pero mis centros de placer estaban al máximo.
— En el fondo siempre fui un bicho de laboratorio. En los cocteles de científicos, (Débora) se aburría de escuchar charlas sobre vacilos.
Pero no hagas mucho caso, seguramente es una cosa mía.
Si quieres y pueses estoy en el 20
David Rubio
20/11/2016 a las 13:24
Un gustazo de lectura, Marcelo.
En cuanto a correcciones he leído los comentarios y poco aporte puede añadir.
¿Quién no tiene un Felipe en su vida? La envidia, aunque no sea grato reconocerlo, es uno de los motores que nos impulsa. Y ella la causa siempre lo que tenemos más cercano. ¿Quién no prefiere que la loteria le toque a un desconocido? El fastidio de que otro, con menos merecimientos, sea más reconocido, más exitoso…creo que es un pensamiento tan humano que es difícil no empatizar con tu historia.
Y esa frustración nos lleva a idealizar al otro, al rival. En este caso con el giro final demuestras que no hace falta “asesinar” a nadie para que se produzca la sorpresa. Basta con que se contraste lo real con lo imaginado.
Saludos!
Fatima C.García
21/11/2016 a las 14:19
Hola!
Me ha gustado e relato y aunque me esperaba el final, un “perdón” (por que yo le hubiera dado el mismo) o una muerte (por otros reatos que me he leído), me ha gustado el desarrollo que le has dado. No ha sido difícil para mi imaginarme tener esa envida por una persona más exitosa, aparentemente, que nosotros.
Te vas a reír, pero me imagine la frustración del protagonista como la de Walter White (Breaking Bad) frente a su compañero en la empresa de Materia Gris. Gran serie por si alguien no a ha visto.
También he de admitir, que esperaba música en el relato. Eso es por que fantaseo con leer un fanfic sobre Mozart. 😛
Mi relato es el nº40
Un saludo
Marcelo Kisi
22/11/2016 a las 14:00
Quiero agradecer a todos ustedes quienes han comentado mi relato, me llena de alegría. Hasta aquí voy al día con las devoluciones de visitas y ya les agradecí personalmente. Agradezco también a ortzaize, que no tiene relato este mes, espero leerte el próximo.
Algunas respuestitas puntuales nada más a cosas que se han dicho y que enriquecen:
ELVIS CHRISTIE: estoy en un 100% de acuerdo con vos. Si bien mi personaje narrador no es malo -no hay malos ni buenos en este relato, creo- tampoco creo haber cumplido con el reto. Definitivamente tenés razón en que el narrador es el protagonista y no el antagonista. Para cumplir el reto, supongo, Julio debió contar la historia de Felipe, y quedar él más en las sombras. Seguiré intentando, esta vez no me salió 😉
MELISA: Lo mismo que a Elvis: tenés absoluta razón.
M.L.PLAZA: Qué buen ojo! Todo lo que me decís es cierto, lo voy a introducir, en especial lo de poner al tanto a Julio sobre su separación, aunque más no sea por algún email. Quizás se saludaban por facebook para los cumpleaños, o algo. El tema de “pasaron” y “han pasado” es un tema cultural: los argentinos no hablamos con el pretérito perfecto, prácticamente nunca. Pero por escrito puede ser, lo voy a probar.
VERSO SUELTO: Sí que te hago caso, puede quedar mejor! Gracias!
FÁTIMA C.GARCÍA: Por supuesto he visto Breaking Bad, quizás la mejor serie de la década! Sí, Walter White! Ea perfecto, no lo había notado! Por lo gris, no por lo delictivo 😉 Esta vez me decanté por una persona “del común”. Fuera de eso, prometo para la próxima ponerte música de fondo, si es Mozart mejor, jajaa. Gracias por eso y por invitarme a comentar tu relato, pero ya te había ganado de mano, mi comentario a tu relato es el número 2.
Gracias a todos!
Cryssta
22/11/2016 a las 14:08
Querido Marcelo, después de lo que ya te han dicho solo me queda a mí una cosa:
plas, plas, plas, plas, plas (son aplausos, no tortazos).
Besos.
Vespasiano
24/11/2016 a las 22:36
Hola Marcelo:
He andado un poco liado con devolver las visitas de los compañeros que me han comentado y el tiempo se me ha echado encima.
Pero no iba a dejar pasar la oportunidad de leerte.
Tu historia me ha encantado. En ella al mismo tiempo que se refleja la envidia de…(al final nos quedamos sin saber el nombre del protagonista)se vislumbra también el orgullo del mismo cuando dice: “Él era brillante. Yo lo era más”.
Más adelante leo:
“Yo me casé con Agustina, una investigadora de belleza moderada”. Aquí en la primera lectura me confundí; me extrañé.¿Investigadora de la belleza moderada? ¡No podía ser! Por eso creo que una coma después de investigadora, no daría lugar a ninguna duda en lo que la oración se refiere: “Yo me casé con Agustina, una investigadora, de belleza moderada pero con un mundo interior inmenso”.
“Y te quiero ver a vos”. Aquí creo que bastaría con decir: “Y te quiero ver.” O “Me gustaría verte”.
Muchas gracias por dejarnos un relato tan interesante saboreando una buena taza de chocolate.
Felicidades.
K. Marce
25/11/2016 a las 06:58
Saludos Marcelo:
Muchas gracias por tu lectura y tus gentiles comentarios a mi relato del mes.
Como siempre, tus historias son tan llevaderas, de fácil lectura y con su dósis de “muy vos”. Y es que entre algunas amistades, también los une la envidia; a veces esa de la buena, cuando alguno se alegra del amigo que compra el carro y el otro se va a “pata” a la casa y aquel hace sonar la bocina para decirle adiós… ¡Ay, todo un deleite!
Sólo que está se pasó con muchos y muchos años, anhelando cosas cuando se tenía ya de todo. Pasa, yo te digo que pasa…
Como he andado tan escasa de tiempo, he estado haciendo trampa y he leído (a vuelo de pájaro) los comentarios, así me evito a repetir algo.
Y lo único que sí me hizo volver la mirada, fue la siguiente frase (te marcó): «Yo lo era más, pero él obtenía mejores calificaCIONES, invitaCIONES a equipos de investigaCIÓN, menCIONES en la prensa académica.»
Pienso que podría modificarse a: «Yo lo era más, pero él obtenía mejores notas, le invitaban a equipos de investigación, tenía referencias hasta en la prensa académica.»
No soy quisquillosa con las palabras que suenan parecido (a veces me gusta esa rima; siempre que se note que es “adrede”); pero creo que el cansancio me lo hizo resaltar esas terminaciones.
Por lo demás, siempre lucido como en todos tus trabajos, siempre se aprende de lo que haces. Un gusto de verdad.
¡Nos leemos!
Marcelo Kisi
25/11/2016 a las 07:41
Gracias CRYSSTA querida!
VESPASIANO, amigazo! Gracias por tu comentario y acotación, lo reveo y pronto te devuelvo la visita, yo también ando un poco liado de tiempo.
KMARCE, gracias por tus elogios y sabios comentarios. Creo que quien más, quien menos, todos pasamos por ambos roles, el de envidiosos y envidiados, y a veces tenemos la suerte de darnos cuenta de que todos estamos siempre en un buen lugar en el medio. Y mil gracias por la corrección de los CIONES, no puedo creer que me comí eso ;-), me parece excelente tu versión alternativa!
Abrazos a todos!
Peter Walley
25/11/2016 a las 20:19
Hola Marcelo,
Aparte de lo bien que escribes, tienes la virtud de que manejas muy bien las 750 palabras, nunca parece que necesites más ni que se haya alargado la historia innecesariamente.
La historia es buena y la has desarrollado bien. Me ha hecho gracia la primera conversación con la profesora, hubiese estado también divertido continuar por ahí. Aunque el camino que has llevado es quizá más realista.
Un abrazo,
Peter
J. Colmarias
28/11/2016 a las 00:20
Muy buenas Marcelo Kisi,
Detrás de tu texto se aprecia la figura de un escritor que ha gastado mucha pluma y sabe llenar 750 palabras de mensaje sin necesidad de adornos. Mensaje, me repito, es lo que hace que el relato brille y deje al lector reflexionando, aunque sea por un instante, que la vida es deforme y depende del prisma por donde se mire.
Un saludo, mi texto es el 23 por si te apetece leerlo.
Ratopin Johnson
04/12/2016 a las 20:01
Hola Marcelo,
Te ha quedado muy bien esta historia de ¿amistad?, porque yo no se cómo se describe una relación así. No parece demasiado positiva, sobre todo para el personaje principal. Aunque parece que termina bien, creo que con Felipe no se puede tener una relación “sana”. Termina bien, digo, para el personaje principal porque finalmente se siente reconocido por la persona de la que estuvo siempre a la sombra.
Pero, él se llevó a la chica que merecía la pena, la del mundo interior inmenso, porque él también lo tenía. Y se quedó con las cosas importantes de la vida, aunque no obtuviera el Nobel. (Morelaja :))
Me ha dado que pensar tu historia, debe ser porque la encuentro familiar, o la has escrito de manera que nos podemos sentir identificados muchos de nosotros con cosas que nos han pasado o que hemos visto.
Saludos, muy bueno como siempre
Ratopin Johnson
04/12/2016 a las 20:02
Morelaja no, Moraleja !
Marazul
12/12/2016 a las 21:58
Hola Marcelo Kisi: ¡Cuanto de alegro de haber leído tu relato!.
Muchas gracias por haber entrado en el mío. Te considero de los veteranos y, si últimamente no te había leído, era porque leo también a los nuevos y el tiempo escasea.
Tu relato en cuanto a la forma es muy tuyo, con esas expresiones propias de tu tierra. Un lenguaje coloquial, directo y fluido. Son historias que se leen bien. Se lo pones fácil al lector, que lo agradece. El significado de tu relato es muy potente. Es real. Has sabido adaptar el papel del “doble” y lo has convertido en el otro: el que triunfa, el que tiene carisma, el que se lleva los laureles. El otro, el que se queda en la sombra al final es el que gana en la vida. Una situación que se da mucho en la realidad.
Por otro lado has elegido un tema muy actual, el del premio Nobel de Literatura y la polémica de este año. ¡Claro que me gusta Bob Dylan!, pero, por favor, dejará de haber excelentes escritores en nuestra querida lengua….
En fin, que me ha gustado mucho la lectura de tu relato.
Un abrazo