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El guiso casero de la felicidad - por PilarR.
EL GUISO CASERO DE LA FELICIDAD
Hubo un tiempo en que me arrastró el río del orgullo y anduve guidado por los tambores del rencor. Me olvidé de pedir perdón. Me refugié en las cuevas del odio y alimenté el fuego que me abrigaba con miedos y confusiones, pero cada vez sentía más frío. Me aventuré a explorar los senderos tramposos de la nostalgia y herí mis manos intentando apartar las zarzas de la envidia, consiguiendo tan solo enredarme aún más. Navegué en los mares de la ira, luché contra las tormentas de la frustración y el único lugar que alcancé fue la playa desierta del desamparo. Rompí mis botas escalando la montaña del remordimiento, tragué el polvo de la vergüenza y lloré por todos los poros de mi piel la vida que perdí por despreciarla. Me asomé al precipicio del desaliento y la decepción con el propósito de lanzarme al vacío de la desesperanza. Ya no me quedaba nada… Entonces, cuando todo lo creí perdido, gota a gota, la lluvia del arrepentimiento limpió la capa de hostilidad acumulada en mi viaje y pude tocar con mis dedos el frágil brillo de la ilusión que se abría paso a través de las nubes. El viento silbó su canción, revolviendo mi pelo, azotando mi cara e invitándome a volar con él. Solté el lastre de la tristeza y la culpa y aquel viento del alivio me devolvió de nuevo a mi hogar.
Al abrir la puerta, sentí reconfortante el inmenso abrazo de la bienvenida. Les llamé y la casa me contestó con silencio. Nadie a los que deseaba encontrar se hallaba allí. Supuse que era el peor castigo a mi soberbia; la arrogancia solo me trajo soledad y la soledad, desasosiego. Caminé por las estancias, recogiendo los jirones de recuerdos prendidos a mi ropa. Reconocí al instante, reposando sobre la mesa recia de la cocina, el libro de mi madre cuya pasta acaricié con mis manos ajadas de dolor: “Recetas para saciar el hambre del alma”. Lo hojeé despacio, leyendo con atención los títulos de aquellos platos: Ensalada de caricias; Canelones de buen rollo; Sopa de cordialidad; Trenza de solomillo regada con vino de la humildad; Caracolas de lenguado rellenas de buenos sentimientos; Tarta de hojaldre con frutos de amor verdadero… Hasta que vi una que me iría perfecta: Guiso casero de la felicidad. La estudié con una sonrisa dibujada en mi rostro, al tiempo que me ponía un delantal y buscaba los cacharros viejos con los que ella siempre preparaba la comida que mantenía unida a la familia. La seguí al pie de la letra:
Llena una cazuela tan profunda como tu corazón con dos litros de agua del mar de la calma e incorpora la ternura troceada, una porción de comprensión y un puñado de empatía.
Mientras tanto, sofríe tres dientes de perdón, un pellizquito de euforia y una cucharadita de harina de sinceridad. Remueve con entusiasmo hasta que ligue la salsa de la vida. Entonces vierte un gran vaso de amor y lleva a ebullición hasta que la mala intención se evapore. Es el momento de añadir la armonía cortada en dados, junto con una generosa dosis de risas y buen humor (cuanto más, más sabroso quedará). Después, mezcla con el caldo y deja hervir durante una hora al fuego lento de la paciencia. Prueba y rectifica con la sal de las lágrimas de la alegría. Por último, espolvorear con buenos deseos y servir en un plato colmado de gratitud.
A la primera cucharada, la voz de mi madre se volvió cercana y cantarina; de repente, sus consejos, que tantas veces desatendí, no me parecieron tan absurdos. A la segunda, la mano protectora de mi padre se apoyó en mi hombro y supe apreciar el peso de su experiencia de la que incesantemente me burlé. A la tercera, mis hermanos se sentaron a mi lado tendiéndome la ayuda que ahora no quise rechazar. Conforme devoraba el plato, se unieron a nosotros todas aquellas personas de las que renegué para vagar por el laberinto de las quimeras; sin embargo, en sus gestos no había rastro de reproches. Al calor del guiso, les miré con los ojos de la serenidad, pronuncié las palabras de la reconciliación y me cobijé en el reencuentro de sus abrazos. Y por fin me sentí atiborrado de felicidad.
Comentarios (19):
Bea
17/10/2016 a las 22:41
Hola Pilar:
Vaya relato, me ha encantado! Has sabido integrar muy bien el libro de recetas y el viaje interior del personaje es digno de admiración, tanto por la prosa empleadas como por la valentía que desarrolla el personaje durante este.
Me ha fascinado tu relato, te seguiré en retos futuros.
¡Felicidades Pilar!
gaia
19/10/2016 a las 20:45
Hola Pjlar: Secundo a Bea. Buenísimo! Estoy en el 50
Verso suelto
19/10/2016 a las 22:01
Hola Pilar, lo primero darte las gracias por leerme.
En tu relato el juego que planteasconsigue una imagen muy potente de la peripecia vital del personaje. Es un ejercicio muy dificil de resolver sin cansar. Tu lo has conseguido. Te felicito.
Karhleen
20/10/2016 a las 11:05
Hola, Pilar. Tu relato me ha encantado, me parece difícil mostrar el interior del personaje como tú lo has hecho. Se nota lo mucho que sufre y lo mucho que desea dejar atrás esa mala vida para iniciar una nueva.
Coincido con Bea en que has sabido integrar muy bien el libro de recetas. ¡Enhorabuena! Y gracias por haberme leído, me alegro un día duro 😉
Kathleen
20/10/2016 a las 11:10
Hola Pilar. Me ha encantado tu relato, me parece difícil mostrar el interior del personaje como tú lo has hecho. Se nota lo mucho que sufre y lo mucho que desea dejar atrás esa mala vida e iniciar una mejor. Coincido con Bea en que has integrado muy bien el libro de recetas. ¡Enhoranuena! Y gracias por haberme leído, me alegró un día duro.
Pilar
20/10/2016 a las 15:22
Gracias a todos por vuestras buenas críticas, es mi primer reto y temía no estar a la altura. Abrazos.
Litost Resilente
20/10/2016 a las 15:30
Wow, me encanta!
Hola Pilar!!
Este relato es como un viaje al interior de una persona, me ha gustado, es algo diferente y me encanta lo diferente.
Creo que podrías mejorar la puntuación, algunos párrafos son demasiado largos, con la capacidad que mostrás para escribir de seguro podrás mejorar tu relato.
Más allá de eso, tu relato está muy bueno, es como una gran y bella metafora que se podría leer muchas veces dándole un significado diferente acorde a los sentimientos del lector. Muy bueno.
Y muchas gracias por haber leído mi relato…
🙂
laura
20/10/2016 a las 20:41
Enhorabuena Pilar por el relato! Me han gustado una a una todas las metáforas que utilizas. Y mas aun el paso de los sentimientos más oscuros a la lUz de la felicidad.
Adelante con esta avenruta literaria.
Pilar
20/10/2016 a las 21:48
Gracias, litost!
Sí, tienes razón, algunas frases quedan largas… supongo que me dejé influenciar por la última novela que leí, cuya autora utilizaba este tipo de construcciones. Tomo nota. Saludos!!!
Escritores Anónimos
21/10/2016 a las 15:30
Hola Pilar!! Te devuelvo la visita bastante sorprendida por tu original relato.
Está muy bien escrito, y me ha encantado. Ha resumido el proceso interior de toda una vida, con las lecciones aprendidas y los problemas superados.
Solo me gustaría darte un par de consejito:
*Separa mejor los párrafos para que quede un relato más armonioso.
*Pusiste “anduve guidado”, creo que querías decir “guiado”
*Añadiría una coma tras “entonces”.
Y ya está! Muchísimas felicidades por este relato con su “receta de la felicidad” que demuestras es solo paciencia, trabajo y buenas intenciones. ¡Sigue así!
ane
21/10/2016 a las 15:38
Hola Pilar, a mí también me ha gustado mucho tu relato. Muy trabajado y muy coral.
Te felicito.
Saludos.
Pilar
21/10/2016 a las 16:11
Gracias por los últimos comentarios y consejos, que me tienen los dedos amarrados al móvil… jjj, escritores anónimos, es verdad: por más que lo repase, siempre se cuela alguna errata! Besos.
R.J. Esperanza Pardo
22/10/2016 a las 20:28
Hola Pilar, me ha encantado tu relato… muy poético, conmovedor
Perla Preciosa
23/10/2016 a las 23:31
Hola, Pilar:
Mira, las formas que utilizas para escribir son buenas, de manera que al principio el relato resulta muy poético. Pero, a mi juicio, y teniendo en cuenta que estás contando una historia, se desvirtúa un poco, desde el momento en que no sabemos qué pasa realmente en él, es decir, no sabemos en qué se materializa la historia, pese a que estás usando un recurso tan material como la cocina, y por lo tanto la comida, dado que no se da más que un cambio de perspectiva interior en el personaje, sin que en ella pase realmente nada. Me parece que has hecho una mezcla un tanto incompatible desde el punto de vista estético, debido a su extensión. Creo que, si hacia la mitad hubieras contado algo más concreto, tanto el argumento como la belleza habrían mejorado: el primero habría sido más consistente; la segunda, más lograda. No se debe abusar de la retórica ni de los interludios intimistas en un relato tan breve. De todas formas, te animo a que sigas escribiendo, que, insisto, tienes talento y recursos, y, si te apetece pasarte por el mío, estoy en el 118.
beba
28/10/2016 a las 00:22
Hola, Pilar: Felicitaciones por tu sentido y original relato. Hermosas las imágenes conque marcas las etapas de la soberbia y del arrepentimiento. Lenguaje pulcro.
beba-141
Lorizar
28/10/2016 a las 19:56
Hola Pilar, a mi me ha pasado como a Perla Preciosa. Me ha resultado un tanto empalagoso tanta retórica poética en un relato tan breve y, por otro lado, me ha faltado sentido, argumento….
Aún así y todo es obvio que tienes aptitudes con la escritura.
Saludos
Gama
29/10/2016 a las 02:16
Saludos Pilar, aunque me parece que tu relato tiene un exceso de dulzura, me ha entretenido bastante, haces muy buen trabajo con la metáforas y estoy seguro que en un relato largo podrías hacer maravillas.
Sigue escribiendo!
Pilar
29/10/2016 a las 10:21
Gracias a todos!!! A estas alturas del mes, me doy por mucho más que satisfecha con mi primer reto. Me quedo con vuestras buenas opiniones y ánimos, tomo nota de los puntos a mejorar y, por supuesto, de vuestros nombres para seguiros el próximo mes. Me ha encantado participar y leer vuestras historias!!! Hasta pronto!!!
PerePaella
30/10/2016 a las 15:00
Hola Pilar, llego un poco tarde, pero quería devolverte la visita y agradecerte tus comentarios, de los que tomo nota.
De tu relato poco más que añadir a lo ya expuesto por otros compañeros.
Un relato muy introspectivo, dejas claro que el protagonista está sufriendo, pero no se sabe el porqué de este sufrimiento. Pienso como Gama, en un relato largo podrías hacer maravillas.
Solo esto, que creo que no te lo ha dicho nadie, en “Por último, espolvorear con buenos deseos y servir en un plato colmado de gratitud.” Cambiaria “espolvorear” y “servir” por “espolvorea” y “sirve”.
Enhorabuena y nos seguimos leyendo.