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Memento Mori - por El Graffo

Web: http://www.elgraffo.co

El anciano encontró la llave en la mesa, detrás del servilletero. Había instalado notas adhesivas por toda la casa y justo sobre la llave encontró una con hora y lugar subrayados. Con el transcurrir de las semanas comenzaba a olvidar las fechas, teléfonos y compromisos, e incluso algunos elementos de su rutina diaria.

Aquel día salió con dirección al consultorio del neurólogo, que por solicitud explícita del anterior estaba a tan solo unas cuantas calles de su casa. El otro especialista se encontraba al otro lado de la ciudad y en más de una ocasión el anciano se subió al bus, pero no supo dónde bajarse, ni en qué ruta iba, ni por qué se había enfrascado en una conversación con la mujer de al lado.

El neurólogo lo esperaba con los resultados de las últimas pruebas. Le hizo las mismas preguntas de la sesión anterior, pero el anciano respondió sin inmutarse. Le prescribió la misma serie de medicamentos y le entregó la receta al paciente:

—¿Y dónde los compro doctor?
—En la misma farmacia, si prefiere.

El anciano volvió a mirar el papel.

—¿Tampoco lo recuerda, cierto? Ni el nombre de la persona que le está ayudando en casa, ni sus citas…
—No.
—Verá don Miguel, su condición está empeorando. Le sugiero por su propio bien que venga a estos controles con su ayudante. Se lo anotaré también en la receta para que no lo olvide.
El rostro del anciano se arrugó y agachó la cabeza. Se despidió del neurólogo y sacó algunas notas de su bolsillo con un par de compras para hacer antes de regresar a casa.

Al cabo de unos meses dejó de asistir a los controles y se limitaba a seguir las anotaciones de la libreta con las actividades del día, horarios y comidas. Todos los lunes le daba un pequeño fajo de billetes a la ayudante, que un día dejó de tener nombre, luego rostro y después era solo alguien que aparecía y desaparecía con su comida.

Después dejó de existir el tiempo. De vez en cuando miraba el calendario marcado con una equis en cada día, pero luego no supo si la marca correspondía al día actual o al anterior, por lo que tuvo que dejar una nota adicional, no fuera que se quedara atrapado en el lunes y le pagara todos los días a la ayudante.

Luego se encontró a sí mismo buscando palabras que significaran esto o aquello. Se tardaba algunos instantes (o quizá horas) para recordar el significado de ciertas palabras que decían en televisión, en el supermercado o la ayudante. Apuntó en una sección especial de la agenda los significados más importantes y firmaba con frecuencia sus datos personales para tenerlos siempre presentes.

Un día, sin embargo, además de olvidar firmar con sus datos, no supo cuántos años tenía. Se asomó al espejo del lavabo y el reflejo le devolvió la imagen con de un hombre con facciones arrugadas, de ojos cansados, delgado y encorvado. Su rostro se arrugó con asco y empezó a llorar, cubriendo sus ojos de su propio espanto. Pasaron algunos minutos (o tal vez horas, porque no cayó en cuenta de mirar el reloj cuando inició el llanto), y abrió el gabinete de un solo golpe. Vació el contenido de varios frascos y los metió en un envase transparente. Sobre un papel adhesivo escribió "Para morir". Como precaución adicional, programó en su agenda el día y la hora del evento con las instrucciones para hacerlo. Faltaban apenas unos meses.

Las marcas seguían apareciendo en el calendario, mientras que en su mente desaparecían las palabras y los nombres de los objetos. En algún lugar de la casa había una caja que respondía a un botón y emitía imágenes, sonidos y personas. De repente encontraba granos de colores en una superficie blanca y una persona que se los llevaba a la boca. Había olores agradables, hedores, manchas, punzadas en su cuerpo, cada uno más irreconocible que el anterior.

Un día encontró una marca especial en el calendario, acompañada de instrucciones largas en una hoja y un frasco. Ingirió todo su contenido con agua y rompió el papel como lo indicaba la última instrucción. Cerró los ojos y todo se volvió oscuro. Los abrió de nuevo y se encontró sentado en su casa, con un vaso sin contenido en una mesa y un papel hecho pedazos a sus pies. Se levantó y se asomó por la ventana. Ese día había olvidado qué significaba la palabra "morir".

Comentarios (20):

LUZ ORTEGA

17/06/2016 a las 21:25

Hola Graffo:
Me he pasado por tu relato , por que me ha llamado la atención el titulo. Me gusta César Pérez Gellida y claro el titulo me resultaba familiar.
Me alegro de haberlo leído, transmite mucho sentimiento y plasma la realidad de esa enfermedad. Felicidades

El Graffo

18/06/2016 a las 01:59

Hola Luz,

Gracias por tu comentario. Memento Mori lo he tomado como referencia a la alocución en latín “Recuerda que morirás”, aunque es inevitable que recuerde muchas otras obras dada sus popularidad.

Apenas me he inspirado un poco en las notas adhesivas de la película “Memento”. Ya tomé nota de la novela de Gellida.

Saludos!

Manuel Pla Martí

18/06/2016 a las 08:42

Hola, Graffo:
El contenido de tu relato trata sobre el deterioro cognitivo que sufren los ancianos a medida que pasan los años. Unos se ven más afectados que otros, pero la mayoría tienden a esa desconexión con la realidad que les rodea. El Alzheimer, en su caso extremo, es una enfermedad terrible.
El tema es interesante y tratarlo, hablar de ello, creo que nos lleva a tomar conciencia de la difícil situación que tienen que afrontar infinidad de personas mayores en su día a día. En el caso de tu anciano, es tal la falta de memoria que como quien dice la muerte no entra en su cuerpo porque él ha olvidado el significado de esa palabra. Es un tema de actualidad, que estalla en la cara de numerosas familias, sin que muchas sepan manejarlo. Por eso creo que hablar de ello es importante. El tema me ha gustado y el recurso utilizado en el desenlace también.
La forma tiene algunos detalles que pueden mejorarse, pero en su conjunto el texto se deja leer. Yo diría que está bien escrito con algunos atenuantes.
“Solicitud explícita del anterior”, me parece texto de bufete de abogados.
“Al paciente”, creo que sobra porque sólo hay dos personas. Diciendo que le entregó la es suficiente.
“Se tardaba”, creo que diciendo “tardaba”, es suficiente.
“que decían en televisión, en el supermercado o la ayudante”, no hay concordancia de número entre decían (plural) y ayudante (singular).
“la imagen con de un hombre”, sobra con.
”cubriendo sus ojos de su propio espanto”. Es mejor: cubriendo sus ojos con su propio espanto.
“Había olores agradables, hedores, manchas, punzadas en su cuerpo, cada uno más irreconocible que el anterior”. Falla la concordancia de género.
Creo que son detalles a corregir porque le quitan calidad al texto.
De todas formas los detalles narrativos y el relato en su conjunto hacen pensar en una persona que siente lo que escribe y le pone alma. Cuanto más escribas, más cuenta te darás de todos esos detalles.
Me ha gustado. Felicidades

gaia

18/06/2016 a las 14:22

Nuestros viejos necesitan el gran homenaje que es recordarlos. Por medio de estos relatos, así lo hacemos. Muy bien escrito, te felicito y te invito a leerme en el 202

El Graffo

18/06/2016 a las 18:20

Para Manuel Pla:

Gracias por las correcciones, salvo dos que podrían discutirse, pero en general son muy acertadas. En breve las ajustaré en mi blog.

Por otro lado, aunque la referencia más común sea el Alzheimer, he obviado mencionarlo en el relato para no caer en inconsistencias con respecto a la enfermedad. No sé hasta qué punto pueda llegarse a olvidar tanto como lo hace el personaje.

Este fin de semana pasaré por tu relato.

Saludos!

El Graffo

18/06/2016 a las 18:23

Para Gaia:

Gracias por comentar. Apenas libre algo de tiempo comentaré tu relato. Esta vez está casi de último.

Saludos!

Edu SC

18/06/2016 a las 19:09

Hola El Graffo,

Un placer leerte. Me ha gustado tu relato, cómo el anciano se desliza hacia el final a través del derrumbe de su memoria, provocada por la intensificación de la enfermedad.Está muy bien narrado, con un buen ritmo. Muestras gráficamente ese deterioro.

Su decisión de morir en un futuro próximo, cuándo él prevé que ya poco quedará de sus recuerdos y cómo se prepara ante la eventualidad de no recordar después su determinación, le da mucha fuerza a la historia.

Te reconozco que no he entendido del todo el final. Es decir, la última frase me parece un muy buen punto y final al cuento. Sin embargo, no he entendido si antes realmente se ha tomado o no las pastillas que provocarán su muerte.

Poco más que decirte teniendo en cuenta los comentarios anteriores de los compañeros.

Felicidades por tu relato y por atreverte a lanzarte con un tema tan actual y delicado.

Edu,

El Graffo

18/06/2016 a las 21:26

Hola Edu,

Él ingiere las pastillas, pero aquí viene lo mágico y es que no le hacen efecto porque no recuerda qué es morirse. De ahí que se titule Memento Mori.
Mañana o el lunes me paso por tu relato porque estoy viajando.

Saludos y gracias por tu comentario!

Manoli VF

18/06/2016 a las 23:23

Leí en alguna parte que uno no se muere hasta que “acepta o decide morir” y, aunque esta afirmación es discutible, creo que en este texto es aplicable.

Buena historia, El Graffo. Te ha señalado ya Manuel algunas de las cosas que me habían llamado la atenciñon, así que no me repetiré.

Respecto al contenido, me chocó que estando en ese proceso de desmemorización todavía se encargase de tareas como “pagar a la ayudante” en lugar de estar recluido en alguna institución, pero por lo demás recreas muy bien el paulatino deterioro de sus facultades mentales.

Nos seguimos leyendo (por cierto que mi escena es la 131, te invito a comentarme)

Un saludo.

El Graffo

18/06/2016 a las 23:45

Hola Manoli,

Ese es el riesgo de trabajar con un relato así: es muy fácil encontrarle inconsistencias como la que mencionas de la ayudante.

Gracias por comentar. Mañana comentaré tu relato sin falta.

Saludos!

Algocar

19/06/2016 a las 20:12

Un relato duro, una interesante propuesta, no expongo ninguna corrección ya que los compañeros comentaron lo pertinente.

Sigue trabajando duro pero siempre disfrutando, un saludo.

El Graffo

20/06/2016 a las 01:35

Hola Algocar,

Gracias por dejar tu comentario. Reviso un par de cuentos y voy para “El Refugio”

Saludos!

Wolfdux

20/06/2016 a las 13:56

He llegado a tu relato tras leer el título.

La historia de la pérdida de memoria y los problemas que vive la gente más mayor, de seguro, será un tema muy utilizado en este taller. En tu caso, pese a ser así, me ha gustado mucho la narración, la forma en que lo has hecho y ese final burlando a la muerte te saca una sonrisa.

Poniéndose quisquilloso, podríamos decir cosas como las que comenta Manoli, una persona así seguramente estaría en una residencia con gente que le ayudase, pero en esta vida todo puede ser…

Tu relato narra una triste realidad que mucha gente sufre.

Felicidades. Un saludo.

John Doe

20/06/2016 a las 20:16

Buenos días Graffo, me ha atraído el título de tu texto, muy bueno. En cuanto al relato me ha gustado mucho, en especial la manera como narras el deterioro del anciano, la manera como padece la enfermedad, se siente el peso de esta en el protagonista, su cansancio y su desesperanza. el texto tiene imágenes poderosas y contundentes que logran que el lector sienta empatía con el personaje. Felicitaciones. Mi texto es el #33 por si quieres leerlo. Nos seguiremos leyendo. Un saludo.

El Graffo

20/06/2016 a las 20:55

Para Wolfdux,

Gracias por tu comentario. A ese texto le corregiré ese tema de la ayudante y lo más probable es que sea recluyéndolo en un lugar especial.

Para John Doe,

Gracias por tu comentario John. Más tarde paso por tu relato y te dejo el comentario.

¡Saludos!

El Graffo

20/06/2016 a las 20:59

Para Todos,

Gracias por dejarme sus valiosos aportes. En mi blog he colgado el texto nuevamente con las correcciones que me han sugerido en este y en el cuento anterior.

Para quienes deseen leer los textos que he publicado acá, solo deben seguir este enlace: https://elgraffo.co/tag/literautas/

¡Saludos!

Jess Zyan

22/06/2016 a las 23:05

El final de tu cuento me ha provocado escalofríos.

La forma en que plasmas la caída del anciano fue tan realista, que por momentos me recordó las peripecias que sufrió un conocido mío que llegó a sufrir Alzheimer. Se ve que tienes datos del tema, y eso, junto con tu narrativa hacen una muy buena combinación.

Mis felicitaciones por un relato tan bien logrado.

El Graffo

23/06/2016 a las 16:43

Hola Jess,

Gracias por darte una pasada por mi relato, me alegra que te haya gustado. Curiosamente, la idea inicial era muy diferente, pero quise aprovechar la narración en tercera persona.

Saludos!

Yoli

26/06/2016 a las 09:11

Hola El Grafo.
Me ha gustado tu relato, describes muy bien los sintomas de la enfermedad y la frustación y desesperación que sufre el anciano.El final me ha gustado mucho, me ha sorprendido.
Si quieres leer el mio soy el 104

El Graffo

27/06/2016 a las 00:52

Hola Yoli,

Gracias por dejar tu comentario. Ayer leí el tuyo y curiosamente trabajamos el tema del olvido. Ahora te dejo el comentario.

Saludos!

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