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El anciano y la llave - por NEGAR.
El anciano encontró la llave en el bolsillo de un saco, que guardaba en un armario del antiguo cuarto de costura de su fallecida mujer, mientras reunía ropa vieja para donarla a un hogar de ancianos en el cual trabajaba una vecina. La verdad es que hacía días que se le había extraviado sin saber cómo ni porqué y eso lo tenía muy preocupado.
Había recorrido la casa, los lugares conocidos, revisado las gavetas del mueble de su cuarto, en la sala y en cuanta gaveta acostumbraba guardar lo que era le era importante. Pero se preguntaba qué misterio era ese, que no le permitía recordar cómo había llegado a ese bolsillo.
Ahí fue cuando miro al espejo y se dijo, cada vez que vayas a guardar algo te miraré a los ojos y repetiré el lugar y la razón del porqué guardarlo. Esa será la solución para cuidarme de no volver a perder nada. Es que vivir solo tiene ese problema, no hay a quien pedirle que nos recuerde lo que olvidamos, ni podemos culpar a otro de la pérdida, ni del olvido, ni de nada. Esta uno a la buena de Dios con nuestros olvidos y lamentos. Claro que, también está uno libre para olvidar y que nadie nos lo cuestione; esa, sin dudas, es una gran ventaja en la cual no había pensado. Agradezco a esa llave por revelarme tal ventaja.
El problema ahora es saber por qué y para qué guardé la llave. El asunto se me ha complicado de repente, cuando creí que estaba todo resuelto al haberla encontrado. La solución debe estar en ella misma, seguramente. Observo con detalle su forma, tamaño y color. Por el color desgastado supongo que es una llave antigua, muy usada, por lo que debería saber dónde entra. Por la forma será fácil descifrar su origen. Si pruebo introducirla en cada cerradura de la casa seguramente encontraré para cuál puerta fue hecha. Ahí estará resuelto el acertijo del tamaño, ya que forma y tamaño son propiedades íntimamente relacionadas en una llave.
Así que me pondré manos a la obra y recorreré todas las puertas de la casa e iré anotando en cuál de ellas la llave no funciona. Sí, porque si no anoto correré el riego de olvidar en cuál puerta la llave no sirvió y ahí sí que será un desastre. Comenzaré por organizar la búsqueda desde la parte posterior de la casa e iré caminando hacia el frente. Después, clasificaré las puertas por color, ya que tengo puertas blancas y marrones, ah y una que otra puerta negra, aunque pocas. En resumen: iré de atrás hacia adelante dentro de la casa, agruparé las puertas por colores y mientras, iré anotando y descartando la que no sirva.
Pero antes de comenzar iré a dar una vuelta para descansar mi memoria y así olvidarme que esa bendita llave existe. Al final ya encontré la manera de asegurarme de volver a recordar lo que había olvidado.
Comentarios (5):
Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia)
18/06/2016 a las 01:11
Hola Nega, haces un retrato muy parecido al proceder de un anciano con síntomas de olvido. Supongo que en una edad avanzada se hacen reflexiones similares a las que describes.
En cuanto a tu escritura, me parece que debes ir cortando algunas cosas que no aportan al relato. Por ejemplo:
«El anciano encontró la llave en el bolsillo de un saco, que guardaba en un armario del antiguo cuarto de costura de su fallecida mujer, mientras reunía ropa vieja para donarla a un hogar de ancianos en el cual trabajaba una vecina.»
Sugiero recortar así: «El anciano encontró la llave en el bolsillo del saco de su fallecida mujer, mientras reunía ropa vieja para donar.»
Decir que el saco estaba guardado en un armario y que este, estaba dentro de un antiguo cuarto de costura no aporta algo trascendental al desarrollo del cuento.
Espero haberte ayudado.
Un saludo.
Guiomar de zahara
19/06/2016 a las 14:19
Hola Nega: Tu relato describe la soledad. El tema está bien tramado. Un anciano que vive solo y va perdiendo -como casi es habitual- la memoria.Pero…si el escrito -antes de enviarlo- lo hubieras leído en voz al, te hubiera sonado algo raro tantas repeticiones de:
llave, puerta y algunas otras palabras.
Por lo demás me parece una buena historia.
¡Enhorabuena!
Sergiodammerung
21/06/2016 a las 10:24
Hola. Creo que en el relato hay frases demasiado largas que rompen el ritmo de la narración. Lo que cuentas está bien, pero creo que falta dejarlo reposar, meter la tijera en algunos sitios. Es cuestión de ir puliéndose uno mismo con cada nuevo relato. ¡Sigue así!
lunaclara
21/06/2016 a las 10:44
Hola! La primera frase me parece muy larga. Yo la acortaría, para no atragantar al lector. Algo así como: “El anciano encontró la llave en el bolsillo de un saco, mientras reunía ropa vieja para donarla a una residencia. Estaba en un armario del antiguo cuarto de costura de su fallecida mujer.”
En esta frase pondría una coma: “La verdad es que hacía días que se le había extraviado sin saber cómo ni por qué, y eso lo tenía muy preocupado.”
Y las siguientes las reescribiría así: “Ahí fue cuando miro al espejo y se dijo: “Cada vez que vayas a guardar algo te miraré a los ojos y repetiré el lugar y la razón del por qué guardarlo. Esa será la solución para cuidarte de no volver a perder nada.” Es que vivir solo tiene ese problema -siguió pensando-, no hay a quien pedirle que nos recuerde lo que olvidamos, ni podemos culpar a otro de la pérdida, ni del olvido, ni de nada. Esta uno a la buena de Dios con sus olvidos y lamentos. Claro que también está uno libre para olvidar y que nadie nos lo cuestione; esa, sin dudas, es una gran ventaja en la cual no había pensado. El anciano agradecía a esa llave por revelarle tal ventaja.”
Ten cuidado, porque pasas de hablar en 3ª persona a hablar en 1ª. Y queda muy raro. Yo creo que deberías seguir a partir de aquí en 3ª persona. Esta sería mi propuesta:
“El problema ahora es saber por qué y para qué guardó la llave. El asunto se le había complicado de repente, cuando creía que estaba todo resuelto al haberla encontrado. La solución debe estar en ella misma, seguramente. Observó con detalle su forma, tamaño y color. Por el color desgastado suponía que era una llave antigua, muy usada, por lo que debería saber dónde entraba. Por la forma sería fácil descifrar su origen. Si probaba introducirla en cada cerradura de la casa seguramente encontraría para qué puerta fue hecha. Ahí estaría resuelto el acertijo del tamaño, ya que forma y tamaño son propiedades íntimamente relacionadas en una llave.
Así que se pondría manos a la obra y recorrería todas las puertas de la casa anotando en cuál de ellas la llave no funcionaba. Sí, porque si no lo anotaba corría el riego de olvidar en qué puerta la llave no sirvió y ahí sí que sería un desastre. Comenzaría por organizar la búsqueda desde la parte posterior de la casa e iría caminando hacia el frente. Después, clasificaría las puertas por color, ya que tenía puertas blancas y marrones, y una que otra puerta negra, aunque pocas. En resumen: iría de atrás hacia adelante dentro de la casa, agruparía las puertas por colores y mientras iría anotando y descartando la que no sirviera.
Pero antes de comenzar iría a dar una vuelta para descansar su memoria y así olvidar que esa bendita llave existía. Al final ya encontraría la manera de asegurarse de volver a recordar lo que había olvidado.”
La verdad es que el final me parece muy divertido, aun a pesar de su falta de memoria. Te felicito.
MOT
28/06/2016 a las 15:42
Hola NEGA.
Es la primera vez que te leo, y me parece una “triste” pero “muy real” historia. Debe de ser duro ver que se te olvidan las cosas, y creo que en tu relato nos lo has plasmado bastante bien. Me ha gustado.
Un saludo…