Literautas - Tu escuela de escritura

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La carta - por IanadaR.

La carta la trajo el cartero muy temprano, nada la diferenciaba de las demás, excepto los bordes algo doblados y el exótico sello. Fue abierta con la curiosidad de los regalos inesperados por los más jóvenes de la casa, atraídos por el sello multicolor donde un enorme loro amarillo y verde prometía relatos de tierras lejanas. La madre puso fin a la algarabía tomando el papel en su mano y leyendo su contenido en voz alta.
La carta era del tío Angustias, viajero incansable y estrafalario pariente, que siempre les sorprendía con las más variadas aventuras y los regalos más originales. Los niños se revolvieron inquietos por la emoción.
Tras unas apreciados saludos llenos de cariño, el tío les informaba de su última aventura, se hallaba en Egipto visitando el famoso museo del Cairo, cuando un extraño había entablado conversación con él y, al notar éste su pasión por la egiptología y sus amplios conocimientos sobre la misma, le había invitado a realizar una excursión privada a una pequeña mastaba a pocos días de camino. Tal propuesta no podía sino ser aceptada por alguien de la curiosidad vital del tío Angustias, cuyo nombre no le hacía justicia alguna, y que, sin dudarlo, aceptó unirse al desconocido y a su grupo de viajeros.
El viaje había sido accidentado y a punto estuvieron de ser tragados por una terrible tormenta de arena, pero habían logrado llegar al lugar indicado, para encontrarse que la misma tormenta de arena que casi los había enterrado, había cubierto parte de la mastaba, produciendo gran frustración entre los viajeros.
El tío Angustias había ayudado a despejar la entrada a la antigua tumba, y había sido, por ello, uno de los primeros en sufrir la impresión de hallar semi enterrada, y apenas con un hálito de vida, a la muchacha.
Con grandes aspavientos, propios de su manera de expresarse, y de ser, el tío les explicaba que la muchacha no recordaba nada antes de su nefasto accidente, aunque habían supuesto que se hallaba de viaje con algún grupo de turistas cuando la tormenta les había sorprendido.
Habían abandonado la excursión en beneficio del bienestar de la joven, a quien las autoridades no habían logrado identificar después de varios meses.
La carta terminaba informándoles que el tío Angustias se había hecho cargo de la joven mientras ésta recuperaba su memoria, y les pedía a su querida familia permiso para visitarles una temporada llevando a su joven protegida.
Los niños fueron incapaces de seguir escuchando en silencio ante la novedad, y la madre tuvo que elevar la voz para explicarles que el tío les enviaba una foto de la muchacha a la que pronto conocerían.
Emocionados por conocer a alguien surgido de la arena de modo tan misterioso a sus ojos, los tres jóvenes se agolparon sobre la fotografía que su madre sostenía, y los tres contuvieron el aliento al mismo tiempo.
La muchacha de la foto parecía salida de un mal sueño, tan pálida era su piel y tan profundos sus hundidos ojos oscuros, su rostro alargado de nariz ganchuda era el tipo de semblante que los niños asociaban con las brujas de los cuentos.
Tres rostros jóvenes se estremecieron al mismo tiempo ante la mirada malévola que prometía espantos y peligros y miraron al unísono a su madre suplicándole en silencio que detuviera aquel horror venidero.
Pero la madre, como era su costumbre, no entendió sus temores, su mundo era prosaico y pragmático y era incapaz de entender la naturaleza de los miedos que asolaban a sus hijos, de haberlos conocido los habría desestimado como niñerías, y se limitó a mostrar su preocupación por la delgadez de la muchacha de la foto, asegurándose en voz alta que unas semanas en la casa y sería otra cosa.
Viendo el fatídico destino que les aguardaba inalterable, y, por primera vez temiendo la visita del Tio Angustias, los tres niños se miraron en silencio, prometiéndose enfrentar juntos la temida visita.
Conocían muchas maneras de destruir brujas, pero la más eficiente era la más antigua, hundir a la bruja en el agua. No sería fácil y tendrían que engañar a los mayores, pero con una mirada firme y decidida los tres se prometieron lograrlo y deshacerse de la evidente bruja antes de que ésta pudiera dañarles.
La madre les hizo prometer que serían buenos con la joven protegida del antaño idolatrado tío, los tres rostros infantiles asintieron con rostros igualmente beatíficos y ella sonrió satisfecha, convencida de que nada podía salir mal.

Comentarios (6):

lamarsalada

17/05/2016 a las 19:55

HOla me ha gustado tu relato. Nos quedamos con las ganas de la segunda parte.
Felicidades.
Soy lamarsalada 151

Beatriz

17/05/2016 a las 22:33

Hay elementos que me encantan…imaginar el sobre con esos dobleces y el extraño sello..y ese jugar con los miedos infantiles..
Original
Felicidades

Ianada

20/05/2016 a las 10:50

Gracias, lamarsalada, me ha costado ceñirme a solo 750 palabras pero creo que me gusta dejar el final abierto, la idea es que los niños se imaginan a una adversaria temible en base a sus fantasías, queda en la imaginación del lector si se trata de una fantasía infantil (alimentada por la singular aparición de la mujer) o una realidad objetiva. 🙂

Muchisimas gracias Beatriz, era lo que pretendía, que el mundo de la infancia, tan fascinante y lleno de imaginación, también puede ser “peligroso” si la realidad y la fantasía se confunden. O quizá tienen razón y la mujer es peligrosa! 😉

Muchas gracias a las dos! :*

Yoli

20/05/2016 a las 12:44

Hola Ianada
Gracias por pasarte por mi relato.
Me ha gustado el tuyo, es verdad, al final te quedas con las ganas de saber si de verdad era bruja 🙂

Ianada

20/05/2016 a las 19:59

Gracias Yoli! 🙂

Si lo continuara creo que me gustaría jugar a la ambigüedad, al estilo (salvando las, enormes, distancias) de “Otra vuelta de tuerca” de Henry James. Que nunca quedase claro si los niños están fantaseando o ella es realmente una bruja. Jugando con un final catastrófico donde siga sin quedar claro si se trata de una bruja real o no.

Y gracias por pasarte a comentar! :*

Luis

25/05/2016 a las 20:37

Hola Ianada, soy Luis (90). Escudriñando por los distintos relatos he leído el tuyo. Esta bien, me gustó. El final queda abierto a criterio del lector. ¿Se la cargan al final?. Saludos desde Barcelona.

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