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La magia de Stevenson - por bebaR.
Web: http://ahorayodigo.blogspot.com.ar
La magia de Stevenson
El coche se descompuso, justo cuando mi padre me contaba sobre los piratas que, siglos atrás, solían asolar las costas por las que viajábamos. A los tirones, llegamos a un pobre caserío de pescadores, bajo un cielo de tormenta. Hacia la derecha se veían la arena de la playa y el mar gris.
Papá preguntó por un mecánico a una vieja parlanchina que olía a cocina casera.
—Al fondo de la calle— contestó.
—¿Te espero allá?— Señalé el camino a la playa
—Bueno, hasta luego. Sé prudente.
Casi no le presté atención, y corrí cuesta abajo.
No encontré a nadie por el camino; más temprano habrían pasado los pescadores por la calle de arena y palmeras. Sin duda, ya estarían volviendo, con prisas. Comenzaba a lloviznar y rezongaban los truenos.
Y, de pronto, apareció el Museo. Era una casucha vulgar y descuidada; el tejado iba perdiendo sus dientes y se adivinaban las “goteras”. La atmósfera húmeda y salada contribuía al deterioro; eso, y la indiferencia de los habitantes, sin duda.
La puerta desvencijada estaba abierta y me tentaba:
«¡ Adentro!», me dije.
En la salita oscura y mohosa, sobre el piso de ladrillos, yacían algunos arcos y flechas de espino, los dientes de algún vetusto tiburón, dos o tres canoas en astillas y una red a medio destejer por los ratones. ¿Nada más? A la luz de un primer relámpago que tocó el más olvidado de los rincones había otro bulto de deshechos: las hilachas de una vela, todavía atadas a un palo… «¿de mesana?», una campana, un ancla y un trabuco; un maravilloso conjunto oxidado; un regalo para mi solaz. Quedé fascinado; despacito me acerqué más al conjunto, a pesar del olor rancio que despedía.
Cuando extendí las manos ávidas, escuché el primer golpe de viento; la puerta se cerró con estrépito; estalló la tormenta. «¿Y eso?»…Entre los truenos y el granizo se trenzaron dos sonsonetes:
—¡Fuiii, fuiiii! ¡Doblones, doblones!— silbaba uno.
—“¡Quince hombres en el cofre del muerto, ja, ja, ja; y una botella de ron! El ron y Satanás se llevaron al resto, ja, ja, ja; y una botella de ron! “— desafinaba otro.
Y mientras tanto, una pata de palo repiqueteaba hacia mí.
Estremecido de espanto reconocí la canción marinera; una silueta de humo iba brotando entre los despojos marineros: un esqueleto alto y flaco, apenas delineado, transportaba a su loro fantasmal, engarfiado en la clavícula.
Intenté llegar a la puerta, pero estaba amarrado al piso con las sogas invisibles del miedo.
Súbitamente cesó la copla; —¡Calla, Flint, loro estúpido!— gruñó una voz vieja, llena de flemas. —¿Realmente eres tú, Jim Hawkins? ¿Qué buscas por aquí, entre los muertos? ¿Otro plano de la Isla del Esqueleto?
Yo sentía castañetear mis dientes y mis huesos; pero todavía estaba en mi pellejo.
«Es John Silver, realmente; John el Largo» De mi boca reseca no salía ni un suspiro.
El loro desplegó sus alones y enfiló su pico hacia mi cuello:“¡Todos a bordo; todos a bordo!”
—Eh, amiguito grumete! ¡Dame la mano, vamos!— Como reptando, John se acercaba con el brazo tendido— Sabes que te perdoné lo del tonel de manzanas; y todo salió bien.
«Claro que lo sé; y también sé lo que puedo esperar de ti» «¿Qué estoy diciendo? Sé lo que pasó en “La Isla del Tesoro”; pero no me llamo Jim Hawkins; aunque puede que seamos parecidos»
Unos goterones del techo me dieron en la cara; entonces sentí un poco más flojas las sogas del miedo; salté hacia atrás y tropecé con la campana oxidada. Tosió un tañido lúgubre, acompañando el rugido del viento contra la puerta, y el estallido de su caída.
—¡Leven anclas, leven anclas!—chilló el loro.
—…y una botella de ron, roon, rooon… —se apagaba la vieja voz acatarrada.
Los dos fantasmas se detuvieron un instante, pico y falanges hacia mi cuello. Pero, cada vez más borrosas, las siluetas se iban replegando entre las hilachas.
Salí corriendo, despavorido.
Llegué a la esquina y volví la cabeza: detrás no había ninguna casa; sólo las palmeras que bailaban contra el cielo oscuro; desde el pueblo, mi padre venía a buscarme, preocupado.
—¿Pudiste cobijarte? Estás tiritando. ¿Te hace mucho frío? Sube, sube de una vez.
Acurrucado junto a él iba pensando: «¿Será que me estoy volviendo adicto a las novelas? ¿O que no tengo coraje ni para preguntarle al cartero si hay algo para mí? »
Comentarios (35):
María Inés Nuid
17/05/2016 a las 16:48
Beba, como siempre, excelente.
Me encantó la atmósfera que recreaste en tu relato, cuánto que agradecerle a los grandes escritores, a los maestros de siempre, los que quizás nos acompañan desde la niñez. ¡Me encantó!
Solo las frases del final me dejan unas preguntas para ti. —¿Pudiste cobijarte? Estás tiritando. ¿Te hace mucho frío? Creo que es ¿Tienes mucho frío?.
Y la otra pregunta está relacionada con el cartero. En el cuento el chico se pregunta: «¿Será que me estoy volviendo adicto a las novelas? ¿O que no tengo coraje ni para preguntarle al cartero si hay algo para mí? » No sé si lo del cartero es una referencia a Steveson que desconozco, o qué? Gracias por aclarar.
Recibe un gran abrazo
Mi relato es el 77, por si deseas pasarte por ahí.
María Kersimon
17/05/2016 a las 18:57
Muy bueno Beba, felicidades. Imaginación, suspense, buenas descripciones, todo confluye para hacer el relato así tuvo y que uno siga en vilo hasta el final. Quizás me faltaron algunas referencias literarias que investigaré. También pienso que el cartero aparece a última hora un poco “ad hoc” para cumplir con el reto. O sino me he perdido una referencia. Al margen de esto, esta maravillosamente hilvanado y sobrepunteado, con parches deshilachados remendados aquí y allí, de colores exóticos. El loro parlanchín es un 10 y el realismo es total. Se les toca casi la osamenta a los personaje y por poco, si me dejo llevar, se me ponen los pelos de punta. Buenísimo en sus diferentes facetas: trama, riqueza de vocabulario, ritmos, muy pintoresco y cautivante. ¡A publicar! Un abrazo.
Juana Medina
17/05/2016 a las 20:52
Precioso, Beba. Y un maravilloso homenaje a Stevenson, a nuestras infancia y adolescencia y aún después. Ando por el 84, si quieres.
Un abrazo
Luis Ponce
18/05/2016 a las 00:19
Hola Beba!
Muy bueno. La ambientación, el ritmo y el lenguaje estupendos.
También me he perdido con el cartero.
El subirse a la “Isla del Tesoro” es un reto, pero lo has menejado a la perfección.
Te felicito
Nos leemos.
beba
18/05/2016 a las 00:35
Hola a todos: Gracias por la visita y comentarios.
Sí, el cartero está un poco traído de los pelos; nada que ver con “La Isla del Tesoro”. Pero me vino un dicho cordobés: “no se anima ni a tocar el timbre”, y bueno, era fuerte la tentación de adaptarlo para poner al cartero en juego.
María Inés,en Argentina decimos “me hace frío”, con el mismo valor de “tengo frío”.
Cariños.
Manuel Pla Martí
18/05/2016 a las 18:36
Hola, Beba.
De nuevo leyendo tus buenos relatos. Me retrotrae a las películas de piratas de mi juventud, o niñez.
Fíjate que el paisaje de tu narración y el de la mía coinciden bastante: Carretera, camino, playa, casa, palmeras, (tal vez no las menciono pero las hay, claro) el loro es obligado. Luego nos hemos ido por caminos diferentes, pero sí, hay coincidencias. Lo que no entiendo, definitivamente, es la última frase: ? ¿O que no tengo coraje ni para preguntarle al cartero si hay algo para mí?; pero bueno , eso no quita, porque leerte es un delicia.
La frase: Comenzaba a lloviznar y rezongaban los truenos, me llama la atención, por la costumbre que tiene uno a atribuir la acción de rezongar a las personas, pero entiendo que se trata de una licencia. Manejas muy bien el lenguaje.
el tejado iba perdiendo sus dientes. Bonita metáfora.
Escribes muy bien y con mucho detalle respecto a los objetos desparramados en la vieja casita.
Es un placer leerte y te felicito porque has logrado un texto muy pulcro, con muy buena estructura.
Nos leemos.
Noemi
18/05/2016 a las 19:22
Hola beba, hermoso relato, lo he disfrutado mucho por estilo y porque a mí también me encanta Stevenson. Como tanto el contenido como la estructura me parecieron muy buenos me puse a botanizar y encontré;”vieja parlanchina que olía a cocina casera.” demasiada descripción para un personaje que no cuenta para nada, distrae pesa y no aporta en realidad yo empezaría el relato por “Comenzaba a lloviznar…” pero es que yo soy la loca de la tijera, me parece que cuanto más se concentra más se logra (es mi amor por Poe y Quiroga, taras que una tiene)Dos imágenes para cantar el himno:
“rezongaban los truenos”;”amarrado al piso con las sogas invisibles del miedo”, hermosísimas.
“deshechos: las hilachas” cacofonía,”conjunto” muy cerca de otro,hace falta el diccionario de sinónimos, “un regalo para mi solaz” demás lo mismo que la vieja. “castañetear mis dientes” vaya aunque demasiado visto pero” y mis huesos” los pobrecitos de castañetear nada, se desarman en silencio.
Como de costumbre ha sido una delicia leerte. Sigue cultivando tu precioso estilo poético.
ortzaize
19/05/2016 a las 10:44
jajaj muy buena la narracion me he metido en ella en la primera linea,
algun pequeño arreglito y estupendo. me ha encantado.
gracias
Majencio
19/05/2016 a las 12:20
Impresionado estoy de nuevo con la habilidad que tienes para jugar con el texto y rescatar palabras que, al menos para mi, no son muy usadas. Y todo eso, contando una historia que no es nueva pero tan rica en su atmósfera que el lector puede sentir hasta las gotas de agua cayendo cuando John Silver se acerca al protagonista.
Me encanta la referencia a “La Isla del Tesoro” y lo bien traídos que están los personajes al relato. Vaya frase esa de “su loro fantasmal, engarfiado en la clavícula”. ¡Qué buena!
Eso sí, al cartero lo has metido por la puerta de atrás 😉
Un placer leerte. Ya estoy deseando leer tu siguiente relato.
Gama
19/05/2016 a las 13:38
Me gustó mucho tu relato. Como la mayoría que aquí han comentado, me transporté a una etapa temprana de mi vida al recordar los cánticos de los piratas en la novela de Stevenson, no pude evitar sentirme en la misma posición del protagonista.
La ambientación está muy bien lograda.
Ha sido un placer leerte.
Baltasar
19/05/2016 a las 19:12
Hola, beba:
Te debía tu comentario que, con total sinceridad, paso a exponerte:
«mi padre me contaba sobre». El verbo contar creo no tiene entre sus preposiciones «sobre».
«A los tirones». Entiendo lo que quieres decir, pero no me parece una frase muy literaria. Seguro que, de donde seas, allí será bastante común.
«rezongaban los truenos». Ve en el DRAE el significado de «rezongar». Retumbar, entiendo sería mejor.
«Cuando extendí las manos ávidas» Creo es mejor coma después de manos. Escrito así, parece que tuvieras otras manos, no ávidas.
«¿Te hace mucho frío?». Entiendo que sea una expresión del lugar donde vives. Pero es una construcción un tanto anómala, ¿no?
Estoy convencido de que con un poco más de atención te quedaría un relato perfecto, pues, por lo demás tienes soltura escribiendo, tu ortografía es buena, y tu sintaxis… y tienes imaginación. Fantástico.
Un par de cosas para terminar: La raya, en los incisos, va pegada al inciso siempre. ¿Por qué en os diálogos del principio no y después sí?
Sinceramente, no me gusta el final. Lo del «cartero», ¿no te resulta muy forzado?
Me encantaría que te fuera útil.
Un cordial saludo.
Jesús Lacupett
20/05/2016 a las 03:05
Estimada Beba:
¿Qué se puede agregar a tan interesantes críticas?
Solo me resta felicitarte y desear volver a leer otros trabajos tuyos. Sigue los buenos consejos que te han indicado. Tienes un don para recrear personajes, escenarios, buen dominio del lenguaje. Me has hecho soñar y recordar.
¡Felicitaciones!
Un abrazo desde el oeste de Los Andes.
charola
20/05/2016 a las 07:36
Hola Beba! Me gusto tu relato. Tienes la habilidad de hacer que uno se involucre desde el primer momento de la lectura. Felicitaciones!
Solo hay un pero. No has utilizado bien las rayas de dialogo, por ejemplo aqui:
—¡Leven anclas, leven anclas!—chilló el loro.
Despues del cierre del signo de admiracion debes dejar un espacio. Lo mismo sucede en los demas dialogos. Revisalos.
Para esta parte del relato debio ser asi:
Súbitamente cesó la copla.
—¡Calla Flint, loro estúpido! —gruñó una voz vieja, llena de flemas.
Por lo demas, un relato hermoso.
Disculpame por favor la falta de tildes, mi laptop se estropeo y estoy usando otro ordenador cuyo teclado es estadounidense donde tu sabes no hay tildes, ni signos de interrogacion y admiracion de entrada. Un desastre.
Te invito a leer el mio. Estoy en el 136.
LWTRL
20/05/2016 a las 08:42
¡Hola Beba!
Como me lo pediste, me he pasado por tu relato. Una casualidad que también hayas escrito sobre piratas, jeje.
Está muy bien construido, aunque como ya han dicho otros compañeros, hay alguna que otra cosa que corregir, pero como ya están puestas anteriormente, pues no hace falta que te lo ponga.
Muy bueno, tienes talento, y deberías seguir escribiendo.
Un saludo.
Demetrio Vert
20/05/2016 a las 12:58
Hola Beba. Gracias por leerme y por tus comentarios.
Un relato estupendo, sobre todo para mí que quisiera escribir igual y lo mismo que Stevenson, al que adoro.
Me gustan los localismos americanos. No los dejes, por favor. Se entienden perfectamente, y de eso se trata, además de dar fuerza al relto.
Otra cosa es la busqueda injustificada de palabras que suenen distintas a la habituales. A veces, se notan algo forzadas. “…rezongaban los truenos…”. Si no es un localismo, me parece forzado. “…trenzando dos sonsonetes…” Lo mismo, si no es un localismo. Retumbaban (en el primer caso), mezclaban (en el segundo). Pero bueno, como te sigo, seé que te gustan las palabras rebuscadas.
Yo opino que logras siempre la atmósfera perfecta para el relato de turno. Pequeños detalles que son tan importantes. “…una vieja parlanchina que olía a cocina casera.” “…a pesar del olor rancio que despedía.” Coasa así, nimias aparentemente, pero imprescindibles para crear atmósfera.
Hubiese esperado un final más sorpresivo, mas impactante. Algo que reolviera el conflicto que plantea el muchacho. Personalmente tengo manía a los retos. La obsesión por cumplirlos hacen que la mayoría de las veces condicionen (no para mejorarar) los cuentos. Además de estar metidos con calzador casi siempre.
Bueno Beba, no soy de los que comentan corto. Me ha gustado, y me parece un gran relato. Un excelente relato.
Nos leemos.
Oliver Sierra
20/05/2016 a las 16:36
Hola beba,
una ambientación bien lograda transportando al lector a ese cobertizo con su pesada atamósfera. La tormenta exterior se suma a la que el muchacho experimenta por sí mismo, fruto del impulso de una novela y todo el recorrido maravilloso que a su lectura acompaña. Como una huella que nos queda en el devenir de cada uno, hace de tu relato un agradable viaje a esos momentos de la infancia en los que tras leer un puñado de páginas de un libro de aventuras salías a la calle con ganas de revivir, o mejor aún; el deseo de experimentar mayores emociones. Novelas como La Isla del Tesoro nos han animado a más de uno a navegar, por la vida, por la literatura y por todo aquello que nos emociona y nos mantiene con la mirada puesta en el horizonte. Un bello relato.
Un abrazo.
Verso suelto
20/05/2016 a las 17:57
Hola Beba,
magnífico relato lleno de “tesoros”, las sogas invisibles del miedo… Y esas descripciones, la red a medio destejer…
Escribes muy bien en registros muy diferentes, parece que no te cuesta, ¡que envidia! (¡sana eh!)
Sinceras felicitaciones.
Si te pasas por el mio estoy en el 63
KMarce
21/05/2016 a las 05:55
Saludos Beba;
Como siempre estás en mi lista de lecturas voluntarias, ya que al menos tendré un poco de tiempo para al menos dos esta noche.
El relato me parece muy bueno, no he leído todos los comentarios para poder adelantar, pero si repito, sabrás disculparme:
*Rezongar – creo que el término está mal aplicado, ya que significa como refunfuñaar, es decir, emitir palabras entredichas o sin sentido cuando se está molesto: El niño no dejaba de rezongar porque no quería tomar un baño. (todos los días mi vecinita de cuatro años :p )
*apareció el Museo* –siempre voy marcando en la casilla de comentario, lo que veo para mejora. Cuando leí está frase, pensé: “¿aparece de la nada?”, claro al final, es lógico. Sin embargo creo que adelantaste el paso con la expresión, así cómo quien deambula en el desierto “encuentra/ve” un oasis, que al final no es real, creo que mantengas el suspenso es mucho mejor, y la frase no se lee extraña.
*«¡ Adentro!», me dije.* -error de dedo, te sobra un espacio después de !
*Súbitamente cesó la copla; —¡Calla, Flint, loro estúpido!* Aquí veo que no dejaste la raya en su renglón independiente, lo correcto sería:
Súbitamente cesó la copla:
—¡Calla Flint, loro estúpido!
Es mejor evitar a coma, así le das la orden de manera más directa.
*la última frase con la consigna de cartero -leí tu inspiración del porqué usaste la frase así, sin embargo, siguió corta porque no la comprendimos, y no tenemos la capacidad de leerte la mente. Pero no es algo que no pueda mejorarse. Con un “le diré al cartero que cancelé mi suscripción a esas revistas…”, o más drámatico con un ¡Maldito cartero!, nunca debí aceptarle esas novelas de misteriosa procedencia.
Bueno, sé que sí lo deseas le puedes encontrar una veintena de finales. 😛
Gusto en leerte, ¡nos leemos! Este mes quede en la posición 123… o por ahí, ya ni recuerdo 😛
Me ha gustado mucho la idea del relato. Como siempre, tu narrativa es decorada, algo que yo aprecio mucho y has hecho frases muy gratas de leer. Mi favorita es:
“estaba amarrado al piso con las sogas invisibles del miedo.”
pimpinella escarlata
21/05/2016 a las 14:15
Hola beba!
Excelente. Es un relato digno de ser llevado a la pantalla: va para todo genero y edad. Me atrapaste y me hiciste imaginar el escenario. La ambientación no tiene desperdicios. Lees y vas aumentando las trampas al lector que sin dudas quiere mas.
Espero leer mas de ti y tus buenos relatos.
Robles
21/05/2016 a las 19:25
Buenas Beba! Fantástico relato. Esa combinación de piratas y fantasmas, aderezada con ese entorno isleño, ha hecho que el relato te quede estupendo. Un saludo.
Caritobel
22/05/2016 a las 21:04
Hola, Beba.
Como recomendación, lo primero que deseo decirte, es que aprovecharía a distribuir el relato en párrafos bien definidos. Esto ayuda a mejorar la visual, y hace que la información parezca más ordenada; si los diálogos están en un espacio diferente, también le brinda más prolijidad.
Más o menos usas unas 27 veces la palabra “y”. Yo las reduciría a las mínimas y necesarias.
Algunas oraciones son muy cortas, cuando bien podrían estar separadas por coma. Otras son muy largas, y aunque la construcción pueda estar bien, quedan enredadas. Además, utilizas demasiados punto y coma, incluso cuando muy bien podés optar por punto o coma.
Museo no lleva mayúscula (me refiero a la parte donde aparece por primera vez), es como decir casa o escuela, es un sustantivo común. Siento que hace falta información justo cuando introducís esa oración, ¿cócomo sabe el niño que es un museo?, ¿lo lee en algún lado o sólo lo supone?
«Tejado» y «dientes» me parece una analogía algo extraña. Lo que sí no está bueno, es que en seguida aparece de nuevo “dientes” de tiburón, se repite y no queda.
¿Por qué ponés «goteras» entre comillas?
” A la luz de un primer relámpago que tocó el más olvidado de los rincones(…)”. Los relámpagos no caen, por lo que no pueden tocar nada, en todo caso hubiese puesto “iluminó”.
Escribir el «ja,ja,ja», no queda. Mejor aclarar que reía.
Estaría bueno que en algún momento aclarés que el fantasma ve al niño, y por eso lo confunde con otra persona. Sobre todo porque a mi me resulta algo confusa esa sección.
Que los rayos rezongen y los huesos castañeen tampoco me cierra.
“—Eh, amiguito grumete!”. Te faltó el signo de apertura.
La primera vez que hablas de las “sogas del miedo”, me parece muy bien, la segunda, muy repetitivo.
En un momento dice que choca contra una campana y que los dos fantasmas se detienen un instante cerca de su cuello. Y luego dice que se hacen más borrosos en la distancia. Me parece que faltó el momento en que explicás que pudo salir de allí ileso.
” ¿Te hace mucho frío?”. Yo también soy de Argentina, Beba, y nunca escuche a nadie decir “te hace frío”, bueno, no en Buenos Aires, pero conozco a gente de las provincias, y tampoco. ¿De qué parte sos?
Lo de los incisos mal colocados ya te lo dijeron.
En cuanto a contenido, en primera instancia creo que es muy bueno. La imaginación de los niños/adolescentes es muy buena, y mucho más fructífera si están leyendo historias fantásticas. Además, en este caso, el padre le venía contando que allí antes había piratas que asolaban esas costas. El escenario es propicio para que una mente joven, algo temerosa, e imaginativa se sugestiones y llegue a ver fantasmas.
La trama y sus momentos están bien planteados. Pero, el final cae en picada. No logra ser “redondo”, ni tiene la fuerza que necesita para darle el cierre que la historia necesita. Y la última frase no se entiende.
Manejas bien la dinámica de tu relato, y la idea esta muy bien planteada, sólo se trata de pulir algunas cositas.
Te felicito por lo logrado.
Si tenés ganas de pasarte por mi relato, estoy en el 195.
Besos.
Juan Carlos Santa
22/05/2016 a las 21:48
Hola beba. Me parece muy bueno tu relato. Unas descripciones que hacen que viva la historia desde dentro. Créeme si te digo que no puedo aportar nada para ayudarte a mejorar. Seguiré leyéndote.
Saludos.
Isolina R
23/05/2016 a las 01:06
Querida beba:
Por una vez, déjame que solo comente el disfrute.
Otros compañeros ya te han señalado las cosillas para mejorar.
Me gusta tu prosa.
Un abrazo.
Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia)
23/05/2016 a las 04:09
Beba ¿Cómo has estado? Coincido con Demetrio cuando dice que: “logras siempre la atmósfera perfecta para el relato de turno.” La historia es genial y tu escritura excelente. Cada una de tus participaciones las disfruto muchísimo.
Diego Manresa Bilbao
23/05/2016 a las 18:20
Buen relato Beba…
Bien ambientado, con una historia interesante… Ademas, yo soy un fan declaradisimo de “La Isla del Tesoro” uno de los mejores libros de la historia…
Solo me falla como has colado la palabra cartero jejejeje
Nos leemos!
beba
23/05/2016 a las 19:42
Gracias a todos,por las observaciones bienintencionadas, conformes con el objetivo del taller; y también gracias a los que lo disfrutaron, y punto. Muchos cariños a todos.
Mariaje
27/05/2016 a las 09:28
Hola beba,
Un relato que invita a soñar el tuyo. Muy bonito, muy especial. Has sabido plasmar la magia de la fantasía.
Me llamó la atención la descripción que haces del “Museo”: increíble con tan pocas palabras (ya desde el principio, que haces solo una breve mención), que esté tan clarito, que yo pueda ver a la melancólica cabañita, que me inspira ternura y ganas de inventarme su pasado. Tienes una gran habilidad para comunicar sentimientos con tus descripciones/ambientaciones.
Felicidades por tu magia 🙂
Si tienes un ratito, me gustaría que leyeras mi relato, el 160.
Un saludo y hasta la próxima
Yoli
28/05/2016 a las 12:19
Hola, beba.
Como siempre, genial. Me ha gustado la referencia de “La isla del tesoro” Muy bien descrito. Los pequeños fallos ya te lo han dicho los compañeros.
Si quieres leer el mio soy el 156
Isan
30/05/2016 a las 17:23
Hola Beba:
Llego casi con la campana, porque supongo que a partir del martes ya no habrá tiempo para comentarios.
Primero te comento los apuntes que he tomado de tu relato:
Una vieja parlanchina que da una respuesta tan escueta lo encuentro extraño. ¿Cómo sabía que era parlanchina? ¿Por qué si se dice en el relato que era parlanchina, no hay una respuesta más extensa?
No veo el motivo de entrecomillar la palabra “goteras”.
“el más olvidado de los rincones” creo que después le va bien una coma.
“manos ávidas” Se entiende el significado, pero no sé si las manos pueden ser ávidas.
“¿Te hace mucho frio? Es una expresión extraña para mí. No digo que esté mal. Seguro que se emplea y, además está en un diálogo y el personaje puede decir lo que le venga en gana y como quiera. Solo que me ha llamado la atención por desconocimiento.
“…aunque puede que seamos parecidos” y “ …si hay algo para mí” en ambas frases falta el punto final.
No he pillado qué pinta el cartero al final del relato, porque supongo que la única finalidad de que aparezca no es cumplir el reto.
Como ves, detalles sin importancia. En cuanto a lo que me ha gustado, es todo.
La forma de contarlo, como se mete el chaval en los relatos que le cuenta su padre, la ambientación del museo, los detalles de los aparejos. Me ha gustado ese salto entre la realidad y la ficción. Frases como “una red a medio destejer por los ratones” me parece magnífica y una palabra “engarfiado”. Me ha hecho mucha gracia que el loro (precisamente por ser el de un pirata) sea el que se engarfie, por lo que he supuesto que es él el que tiene un garfio por pata. Estos son los detalles que enriquecen un texto.
Después de escribir mi comentario leo los de los demás y alguna cuestión aclaras, así que tenla por no puesta. Prefiero decir esto que modificar.
Felicidades. Hasta la próxima.
Yolanda Tovar
31/05/2016 a las 08:16
Hola, Beba:
Has escrito un relato genial, de mucha calidad. Manejas muy bien el lenguaje y el ritmo de la narración y consigues crear una atmósfera acorde con lo que relatas y en la que el lector fácilmente se interna. El conjunto hace que el relato sea vívido.
Como cosa a mejorar, a parte lo que ya te han comentado sobre el guión de diálogo, te diría que no utilizaras tantos puntos y coma, no tienen sentido. Es mejor sustituirlos por puntos, dan más fuerza al relato.
Por cierto, gracias por comentar mi texto. Tienes razón, el límite de palabras me condiciona y siempre queda algo en el tintero.
Inma Calvo (Inma Cg)
31/05/2016 a las 11:39
Hola, Paola. Comento como siempre sin leer los comentarios anteriores (así que no sé si me repito), pero me gusta hacerlo así para que la lectura que he hecho no se vea influida/influenciada por los otros. Te diré que he tenido que leer hasta 3 veces el texto porque no entendía nada: creo que lo que dificultaba la comprensión es el ritmo alucinante y vertiginoso que le imprimes al relato. Es como un ciclón ascendente y te deja agotada. No digo que sea algo negativo, pero me gustan los textos con un “tempo” más tranquilo. Ahora bien, me parece muy original el homenaje que haces aquí a Stevenson; que, por cierto, es mi autor de aventuras favorito. Algún “pero” que vea…la mención al cartero, que está traída por los pelos. Hay expresiones de sobresaliente, como la personificación que empleas en la campana, que “tose”. Saludos.
diaspora
31/05/2016 a las 15:06
Hola, Beba
Gracias por ojear mi relato. Primero quiero decirte que soy fan de tu estilo. ¡Qué es ese cuento que las palabras tienen una sola dirección!
A mí sí me gustan las frases como las que escribiste:”el relámpago tocó el más olvidado de los rincones.”
Tanta rigidez del lenguaje, personalmente me asfixia, por eso sigue adelante con tu estilo.
Sos dueña de una prosa poética que transporta al lector. Adelante
Veronica Murillo
01/06/2016 a las 02:40
Hola beba, algo tarde para comentar pero no podía pasar al siguiente taller sin leerte. Como siempre me haces soñar con tus bellas palabras, gracias por este hermoso y colorido relato, me encanto. Hasta pronto.
Vespasiano
12/06/2016 a las 19:09
Hola beba:
Tu relato lo he leído varias veces y no porque no lo haya entendido. Pero entre comentar los relatos de aquellos que por las normas establecidas del taller, me correspondía hacer y la devolución de las visitas al mío, añadido a una pequeña reforma que en mi casa estaba llevando a cabo, prácticamente me había quedado sin tiempo para comentar a otros que me hubiera gustado hacerlo.
Por mi edad los nombres de los personajes de la “Isla del Tesoro”, los tengo completamente olvidados. Pero tu historia
me ha gustado. Sobre todo cuando dices:
“Llegué a la esquina y volví la cabeza: detrás no había ninguna casa; sólo las palmeras que bailaban contra el cielo oscuro; desde el pueblo, mi padre venía a buscarme, preocupado”. Aquí sintetizas claramente el poder de la imaginación del niño, que ha confundido la realidad, inducido por las historias de piratas que el padre le había contado.
Felicidades.
Feli Eguizábal Fernández
16/06/2016 a las 11:02
Hola Beba, llego tan tarde que solo voy a decirte que me ha gustado tu trabajo, lleno de imaginacíon y con un buen ritmo. Comparto las anotaciones que te han hecho los compañeros, y te seguiré leyendo que siempre es un placer.