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Otro domingo en la luna - por Marcelo KisiR.

Web: http://www.contarelcuento.wordpress.com

No me esperaba que llevaría tanto tiempo arrendar el apartamento que tenemos con Sonia en la luna, y eso que es alta temporada. Los becarios son tan meticulosos que a veces me sacan de quicio. Que si tiene aire acondicionado, que quién paga los arreglos, por qué faltan ventanas, y si la única que tengo da al paisaje o a otros pabellones universitarios. La verdad es que, con un poco de esfuerzo del cuello, en un recodo, se pueden ver las negras montañas de Highland, bastante bonitas, pero el resto de la ventana da a las paredes de enfrente. Los edificios, además, son horribles, parecen cajas de zapatos, con desprolijos agujeros por ventanas. Por fuera, haciendo gala de gran ingenio para extender los equipos de oxígeno, los estudiantes cuelgan sus ropas. Si no fuera la luna, cualquiera pensaría que es una villa de emergencia argentina.

Tocan la puerta. Entra una mujer madura y rellena, con su hijo estudiante. Ambos se quitan sus cascos de oxígeno y resoplan. Parecen vikingos. El chico, rubio y enorme, hace mohínes de importancia, mientras le explico a la señora que el sistema de descompresión es nuevo, lo cambiamos hace medio año nada más, y que si hace un esfuerzo podrá ver un paisaje exquisito por la ventana. Ni me mira, entra en los cuartos mostrando una flexibilidad para los saltos que no coincide con su figura, intercambia comentarios incomprensibles con su hijo, ambos dicen muchas gracias en algún idioma y se van.

Tocan otra vez. Abro y entra una chica.

—Uy, mamita querida —digo sin querer.

Es que se ha quitado el casco y soltado una melena pelirroja increíble. Luego me miró para saludarme, con ojos achinados pero azules de mar. Hacía años que una mujer tan sublime no me miraba en vivo y en directo, sin pantallas mediante.

—¿Qué pasa, señor, se asustó?

Suspendo el momento y respiro hondo, sin dejar de mirarla. Le contesto con una naturalidad que me sorprende.

—Sí, la verdad es que sí. Las mujeres demasiado hermosas nunca dejaron de atemorizarme. De nada sirvieron años de terapia. ¿Nunca sentiste que algunos hombres te temen?

Cambia de sintonía, sonríe y se relaja. Me sigue la conversación mientras revisa el apartamento a fondo. Cuando vuelve los ojos hacia mí me paraliza.

—Sí, supongo. ¿Pero por qué será? ¿Te parece que la belleza es identificada con la maldad? ¿Que somos todas "bitches", como las madrastras de los cuentos?

—No. Hasta donde pude analizarme, les adjudico a las mujeres hermosas todas las demás virtudes humanas, y todas en medida superior a las mías. Si sos linda, entonces también sos más inteligente que yo, más exitosa, rápida para decidir, excelente chef, deslumbrante jugadora de tenis, billar y ajedrez, brillante debatiendo ideas políticas y combinando colores de ropa, asombrosa bailarina…

Se rió con ganas.

—Contame de vos.

No sé qué le digo, me dejo llevar por esos ojos claros que me someten, le hablo de mi adolescencia como el narigón del grupo, de mis novias por defecto, feas pero alcanzables, de mi esposa a la que amo, porque con ella no necesito huir. La venus ha tomado mi mano y la ha colocado sobre su mejilla, haciendo que acariciara su rostro bronceado, divino, pavoroso. En algún momento me interrumpe con impertinencia: me besa en la boca. Un beso tierno, dulce, consolador. Su lengua no se excita con la mía. La acaricia, la cuida, la redime. Ojalá le guste también a ella. Separamos nuestras bocas mirándonos a los ojos, y me mareo.

—Te gustó el apartamento, veo.

—No, mi amor, es un desastre. Pero vos sos un tierno. No quiero pensar en la cantidad de mujeres que se quedaron sin vos. Tenete más fe. Mucha suerte.

Lo dice mientras se recoge el pelo y busca el casco. Se lo coloca con gracia, como si fuera un sombrero de copa. Así desaparece, como lo hacemos todos, dentro de su traje espacial. Entonces se va.

En el transbordador de regreso me sorprendo deseando que nos quememos todos al reingresar a la atmósfera. En resumen, tampoco esta vez logré arrendar el apartamento, nuestra fácil inversión lunar según las promesas de Gustávez, ese buitre asqueroso. Después de la pelirroja mortal llegaron los demás candidatos agendados, pero nadie quiso cerrar trato. Habrá que arreglar los paneles solares, pintar las paredes, o bajar el precio. O todo junto. Mientras tanto, pienso cómo contarle a Sonia. Se va a poner como loca.

Lo de la pelirroja, en cambio, lo entenderá perfectamente.

Comentarios (40):

Luis Ponce

16/04/2016 a las 23:47

Hola Marcelo:
magnífica ambientación en un tema de pura ficción.
Agradable y sencillo lenguaje que le da una soltura natural al texto.
Como siempre un aporte, más aún por el toque de humor desenfadado.
Te felicito.
Nos leemos.

Lemo

17/04/2016 a las 01:09

Hola Marcelo,

Después de leer tu comentario sobre tu relato de última hora me esperaba otra cosa. Está bien ese detalle inicial de ciencia ficción, pero luego puede pasar en cualquier parte, me desilusionó un poco la oportunidad perdida de sacarle más jugo a la luna.
Por aquí se dice: temporada alta.

Un placer leerte, como siempre.
Un saludo.

Marcelo Kisilevski

17/04/2016 a las 07:54

Gracias amigos por vuestros piadosos comentarios. Mi ciencia ficción es como la de Bradbury: leve, una excusa nada más para hablar de los temas humanos de siempre. Por más tecnologizados q estemos y por más alto que lleguemos, siempre estaremos preocupados por el amor, la mirada de los demás, dónde colgamos la ropa y si llegamos a fin de mes.
Abrazos!

Demetrio Vert

17/04/2016 a las 17:59

Hola Marcelo. Saludos desde la luna.

Como siempre impecable en tus cuentos y en la solidez de los personajes.

He tenido la misma sensación que Lemo. El relato puede pasar en cualquier parte, aunque me temo que así va a ser con la mayoría, incluido el mío.

Lo que no quita que haya disfrutado con la la lectura. ¡Es que tienes una facilidad para sacarte personajes tan inesperados y tan verosímiles! Una facilidad envidiable.

“Lo de la pelirroja, en cambio, lo entenderá perfectamente”. ¡Cuánto ingenio!

He aprendido una nueva palabra “desprolijos”. Gracias.

Nos leemos.

Caritobel

17/04/2016 a las 21:40

Marcelo: A mi si me gusta el escenario que elegiste, cumple con lo pedido. Lo que nos parece ciencia ficción hoy, mañana es cosa de todos los días.
Lo que me encanta de tus historia es precisamente ese vinculo que logran entre el personaje y el lector. A veces creo que podes hablar de una catástrofe, y que me voy a seguir sintiendome bien mientras leo. Siempre tus historias tienen un toque de gracia e ironía, y nunca aburren.
La dinámica de esta me gusta mucho. Aunque otras me han gustado más.
Tal vez soy muy «naif» (un poco por ser joven y otro por ser muy romántica, tal vez) en cuanto a las relaciones, y entonces no acepté que en un mismo párrafo diga que ama a su mujer pero se ande besando con otras. Si yo fuese Sonia, seguro que no entiendo lo de la pelirroja, y ahí nomas lo mato, y se acaba su problema con no poder alquilar departamentos. 🙂

Sin embargo, tus historias siempre me enganchan, tienen un no sé qué que me atrapan, y me seducen. Y me olvido de todo lo demás para centrarme sólo en la historia; eso solo puedo asociarlo a tu talento.

En fin, gracias por tu historia.
Si tenés tiempo y querés leerme,estoy en el once; en mi caso dejé la ciencia ficción muy lejos.

Saludos.

beba

17/04/2016 a las 21:53

Hola, Marcelo:
Por supuesto, puede pasar en cualquier parte.Pero está muy bien trenzado; es sencillo, prolijo,…y creíble.
Como en todos tus relatos, hay pulcritud en el estilo.
Adelante.
Mi número, 164.

Denise

17/04/2016 a las 23:29

Pues yo creo que el ambiente SciFi está bien construido y la mezcla con lo cotidiano lo enriquece. La imagen de los edificios high tech con las sogas de ropa colgada, para mí, resume el espíritu del relato XD Sí me costó creerme que la pelirroja fuera a besar al protagonista así de una, pero supongo que es cosa mía.

Por cierto, no pude evitar pensar en Francella con ese “mamita querida” 😛

charola

18/04/2016 a las 01:11

¡Hola Marcelo! Como siempre tu relato me hizo sentir bien, sencillo, transcurre bastante verosímil aunque estés en la luna jaja y hacen que uno quede pegado leyéndote hasta el final. Solo hay una palabra que me parece que no corresponde al describirla a la pelirroja, le pones “pavorosa”, ¿es que causaba pavor? ¿no será vaporosa? Lo disfruté.
Mi relato es el 36, si deseas leerlo y comentarlo. Gracias.

Osvaldo Mario Vela Sáenz

18/04/2016 a las 05:59

-Hola Marcelo. Como siempre e independientemente del tema sabes obtener una sonrisa de tus lectores, entre los cuales me incluyo, con comentarios ingeniosos:”mostrando una flexibilidad para los saltos que no coincide con su figura” Salto lunático por lo que sé.
“Digo sin querer” esa afirmación no es creíble y menos después de tu descripción que haces de tan sublime mujer. Te felicito.

Alejandro Moreno

18/04/2016 a las 08:45

Hola Marcelo,
como comentan los demás compañeros, me ha parecido un buen relato aunque también coincido en que pudiera haber pasado en cualquier lugar, no sólo en la luna. Pero eso no le quita calidad en cualquier caso.
Por poner aluna pega, diría que no tengo claro si el reto del sombrero de copa sería válido. Está claro que lo las palabras están en el texto, pero haces una comparación cuando se pone el casco, a mi modo de ver un poco forzada, el sobrero de copa no está ahí físicamente. No sé si me explico.
Por lo demás, buen relato y la última frase me ha gustado mucho.
Nos leemos.

Manoli VF

18/04/2016 a las 19:29

Hola, Marcelo!!

Después de leer tu relato solo puedo decirte que no te desanimes si como agente inmobiliario no haces gran cosa, porque como relaciones públicas no tienes precio y eso es un grado para cualquier trabajo, jaja.

Y pasando ya al quid del relato, te diré que, para mí, lejos de ser un inconveniente esa cotidianeidad de la que te han hablado otros compañeros, es un acierto. Me encanta la naturalidad que rezuman tus textos así nos estés contando una inverosimilitud como ésta (a día de hoy, que lo mismo mañana es el pan de cada día). Ahora bien, como tenemos confianza (y aunque no la hubiera, pero así más tranquila) no voy a dejar de comentarte las cosillas que he visto.

-En primer lugar me ha sacado del texto esta frase:”con un poco de esfuerzo del cuello, en un recodo, se pueden ver las negras montañas de Highland” no sé muy bien qué es lo que falla, pero no acabo de verla. Creo que es ese “esfuerzo del cuello” en todo caso sería: “Estirando el cuello” porque el esfuerzo no lo veo aplicable aquí.

-En la redacción del primer párrafo repites tres veces “ventanas” y entre tanta ventana y puerta he sentido un poco de corriente, vamos que quitaría alguna (aunque ya se que solo hay una en el apartamento)

-Por último ese final…eso de que lo entenderá, así escrito queda como en el aire, igual que ese gesto de ponerse el casco al estilo “sombrero de copa” (?)

No obstante, tus palabras coloquiales son únicas y me tenés fascinada, es envidiable tu forma de enganchar al lector, y me ha gustado la imaginación que le has puesto, así como el aire de comedia que se respira en todo el relato. Vamos, que igualmente, me has tenido pegada a tus letras.

Un abrazo, compañero.

(y no te olvides de darte un paseo por mi escena lunar -160- que ya sabes lo mucho que valoro tus opiniones) 😉

Coral Mané

18/04/2016 a las 20:22

¡Buenas Marcelo! Como no, debía pasar por tu relato de este mes, que me ha sorprendido (gratamente, tranquilo)
El problema de ser el comentario número 12, es que en el aspecto formal, poco más se puede decir. Coincido con Manoli en que la gracia es que la acción cotidiana transcurra en la Luna. Parece cualquier lugar, pero no es así, con la introducción de los cascos, los equipos de oxígeno, los viajes a la Tierra… Me ha recordado un poco al “realismo mágico”, son cosas comunes pero con sus toques inverosímiles, que los personajes ven como algo absolutamente normal. Te felicito por haber logrado eso, con tu estilo limpio y tu humor personal.
Te invito a pasarte por mi relato, esta vez es el 69 y a que le eches un vistazo, a ver qué opinas de la misión Apolo XI.
Abrazos!

Juana Medina

18/04/2016 a las 21:17

Salud compañero,
Aquí, devolviendo la visita lunar. Tampoco yo llegué a tu relato la vez pasada. Estuve mirándolo ahora, un poco por encima. Se vé que te gustan las pelirrojas.
Coincido con Manoli en varios de sus comentarios; por otro lado, me encanta la anticipación que veo en este cuento. Creo que podemos llegar a la luna y más allá y seguir tratando de invertir para hacer negocios y conductas del estilo, en cualquier lugar del universo.
El hombre siempre tarda más en cambiar. Por ese lado es que veo el papel de Sonia. Como siempre, ¡chapeau! que aunque no llega a ser una galera, como gesto vale.
Un abrazo

Bergroth

18/04/2016 a las 21:17

Maravilloso relato y ameno. En particular me chocan un poco las frases usadas por los argentinos como “tenete” y ese tipo de cosas. Preferiría que usaran español internacional. Soy cubano y si ambiento una escena en la luna no pondría… “tírame una talla mija a ver que bolá”.
Felicidades por el trabajo. Sin dudas uno de los mejores.
Saludos
Le invito a leer el mío 14, El Encuentro.

Juana Medina

18/04/2016 a las 21:18

Hombre, en mi mensaje anterior debe entenderse como ser humano. No limitación de género.

Escritores Anónimos

18/04/2016 a las 21:23

Hola de nuevo Marcelo!!! ¿QUé tal sigues? Veo que de nuevo no has teñido problemas para sacarte una nueva historia de la manga, a mí, personalmente me ha encantado, creo que da igual en qué género lo metas, está bien y punto. Los personajes so sólidos (como ya han dicho), se nota que controlas el tema de escribir y que sabes hilar la trama.
El único fallito que encuentro, y que no te han dicho todavía es que has puesto “la luna” con minúscula y es con mayúscula.
Si creo que lo del sombrero de copa se ve un poco metido con calzador, pero es cuestión de gustos. Tienes una manera sobria de escribir que admiro.
Espero aprender mucho de ti:
Besos

Ian Pellicer

18/04/2016 a las 21:40

Hola amigo, primero que nada gracias por pasarte a comentar mi relato.
Ahora bien, me gusto la idea de un mundo donde se vive en la luna como en la tierra, algo que ya no es novedad, si no lo mas normal del mundo.
Bien, en cuanto al relato como tal, no me gusto, ya que uno espera una continuacion o saber que mas esta ocurriendo, porque para finalizar asi, personalmente me deja un basio y con espera de algo mas.
Pero es solo mi humilde opinion, saludos.

Wolfdux

19/04/2016 a las 18:46

Hola Marcelo, un buen relato. El uso del sombrero me ha trasmitido una imagen muy curiosa, y divertida a la vez. Un saludo.

L.M.Mateo

20/04/2016 a las 02:14

Hola, Marcelo:

Como siempre ha sido un placer leerte. El sombrero ha quedado un poco con calzador, pero nada más me parece forzado, excepto que nombres a la luna como planeta, usando la minúscula.

El relato destila esa sencilla ironía que tanto me gusta. Me he reído horrores (vale, “cagado de la risa”, como decís). Todas las palabras y expresiones elegidas con cuidado (sí, hasta el “forzar el cuello”. Será que como vivo en Centroamérica, ya no se me hace rara la expresión). Me ha parecido ver la ropa de los bonaerenses tendida en la luna. Y la frase “cualquiera pensaría que es una villa de emergencia argentina”… XD.

Respecto a la frase final me ha parecido magnífica, ya que es un chiste que suele hacer mi marido con sus amigos (soy un poco como Sonia, qué le vamos a hacer).

Un beso y un abrazo. ¡Que las musas te encuentren trabajando!

jess

20/04/2016 a las 04:40

Hola, Marcelo
El relato está bien realizado se notan las imágenes que quisiste expresar. Me hubiera gustado un historia más apegada a la ciencia ficción y no tanto a la vida cotidiana, por la forma en que relatas te habría quedado bien. Coincido con que el sombrero entra algo forzado en la trama.
Saludos!!

Roger/NHICAP

20/04/2016 a las 08:12

Hola Marcelo,
Estupenda ficción bien estructurada y con una narración sencilla, clara y ligera. En mi opinión, ese español argentino le da colorido y resalta el humor que encierra el texto.
Te ha quedado una historia muy cálida y de calidad literaria. Como te han dicho, la última frase es genial. Y no importa que hayas metido lo del sombrero a martillazos, era complicado el reto.
Un abrazo, Marcelo.

Isan

20/04/2016 a las 23:55

Hola Marcelo:

En alguna otra ocasión he leído tu relato, pero no recuerdo haberte hecho comentarios. Esta vez me decido porque merece la pena detenerse en los que gustan, como es el caso. No me refiero específicamente a este sino a los que llevan tu firma. Antes de empezar te diré que mi comentario lo hago sin haber leído los que me preceden. Lo hago siempre para que no me influya, así que seguramente habrá algo que se puede repetir.

Por empezar por algo, hay algunos detalles que no los encuentro bien:
Los nombres de Luna y Venus deberían ir con mayúsculas.
Pondría temporada alta y no alta temporada ya que el adjetivo alta califica al nombre y, además, es como usualmente se dice.
“que tenemos con Sonia” Mejor que TENGO con Sonia.
La palabra “agendado” no existe creo, pero me ha encantado. Deberías proponerla para que la incluya la RAE en la próxima edición.
En algunos momentos me parece que cambias los tiempos verbales: “la pelirroja se ha quitado…Luego me miró…” también en “…me dejo llevar por esos ojos claros…la Venus ha tomado mi mano…”
“Luego me miró para saludarme, con ojos achinados pero azules de mar.” En esta frase sobra la coma.
Me da reparo hacerte estas observaciones, perdón por mi osadía.

Lo que más me interesa, como es el relato, me ha parecido fantástico. Propio de un avezado escritor. Leerlo ha sido un disfrute de principio a fin. Se ve que tienes un perfecto dominio de arte de escribir y lo haces con elegancia. A mí me gustan estos relatos en los que te puedes deleitar leyendo descripciones como las tuyas. No hace falta sangre, ni intriga, ni conflicto, ni aventura. Perfecto como ha aparecido el sombrero de copa. La introducción sitúa perfectamente el relato; los personajes, pero sobre todo el beso. ¡Como lo has descrito! Lo he leído unas cuantas veces y esta frase “Su lengua no se excita con la mía. La acaricia, la cuida, la redime.” Es para enmarcarla.
Felicidades. Te seguiré leyendo.

Marcelo Kisi

21/04/2016 a las 00:36

Amigos queridos!

En general, vuestras propuestas de corrección me han parecido fantásticas y las agradezco de corazón, igual que los comentarios elogiosos, obvio! Quisiera detenerme en cada uno de los comentarios, pero prefiero utilizar el tiempo, que esta vez vuelve a tomarme en temporada alta (haciendo gala de atención a las correcciones 😉 ) devolviendo todas las visistas, que ojalá lo logre. Gracias a cada uno!

Una disgresión solamente, para l@s compañer@s que me reclaman “más ciencia ficción”: primero, la consigna no dice nada de eso; definió un relato que transcurriera íntegramente en la Luna, y no que fuera de ciencia ficción.

Sin embargo, sí creo que lo es. Soy de los que creen (ya nombré a Bradbury en otro comentario) que la ciencia ficción no trata de relatos donde se hable todo el tiempo de aparatitos aún no inventados, sino de crear entornos nuevos en los que ocurren dramas humanos no necesariamente nuevos. Como máximo, estos se ven potenciados por un contexto nuevo aquí o allá, pero más o menos, una vez entendido ese mundo, los temas son los mismos: el amor, los deseos, la traición, el crimen, la amistad, los obstáculos, los triunfos y fracasos, etc.

Entonces elegí ir por el lado de preguntarme: ¿cómo sería hacer literatura en un mundo en el que vivir en la Luna fuera algo corriente? Porque vamos, ¿acaso en este 2016 tan tecnológico los personajes -nosotros- nos la pasamos hablando de nuestros gadgets y explicando en qué mundo vivimos, o sencillamente vivimos? En algún momento nos fijamos si tenemos un mensajito de whatsapp de un ser querido, pero el teléfono inteligente sigue sin ser el tema, y en cambio lo es nuestro ser querido. En el mundo que quise inventar ocurre lo mismo: los personajes no están todo el tiempo pensando en su entorno tecnológico, ni en el hecho de estar en la Luna, sino -en este caso- en qué falló su terapia, o cómo lo perturban las pelirrojas. Y solo de paso se ríe para sus adentros con los ágiles saltos lunares de una señora rellena, pero los saltos lunares no le quitan el sueño ni por lejos.

Bueno, eso, creo que se entendió el rollo, y no hace falta estar de acuerdo. No cabe duda que es un debate literario interesante.

Abrazos y gracias de nuevo a todos!

Manoli VF

21/04/2016 a las 12:19

Llevas razón en lo que expones, Marcelo.

Aunque ya lo comenté más arriba, vuelvo a reafirmarme en que precisamente lo bueno de este texto, para mí al menos, reside en que narres desde esa perspectiva. No escribo mucho ciencia ficción, pero cuando lo hago me inclino a hacerlo también desde ese punto de vista.

De todos modos, tampoco entiendo a qué obedece esa tendencia de clasificar al escritor. De hecho, por poder, se puede incluso mezclar géneros (aunque sea más complejo) y es completamente lícito hacerlo, por no hablar de las innovaciones.

Está bien mirar hacia atrás pero no todo está escrito, y sí mucho por descubrir (y esperemos que siga siendo así) 😉

Abrazos.

Marcelo Kisi

21/04/2016 a las 14:10

Absolutamente de acuerdo con todo lo que decís, Manoli!! 🙂

KMarce

21/04/2016 a las 22:38

Saludos Marcelo:

Lo bueno de llegar tarde a un texto, es que todo esta dicho. Yo solo puedo adicionar, tu texto siempre se denota con el sello MK.
Eso sí, tambien sentí lo mismo que Caritobel, así que me juntaré con ella, y con Sonia, para darle su buen merecido a ese… (omito las palabras, porque soy una dama).

Un abrazo ¡Nos leemos!

Victor Hugo Montenegro

22/04/2016 a las 15:36

¡Hola Marcelo!

Es la primera vez que te leo, por sugerencia de uno de nuestros compañeros que te había referenciado en los comentarios de mi relato, diciendo que le gustaba tu estilo. Es la primera vez que escribo en Literautas y estuve observando tu blog y no te voy a negar que el cuento de “Solicitud a Dachau” me ha fascinado. Me gustó tu estilo, y ya te tengo en mi lista de favoritos para leer en mayo. En cuanto a las posibles mejoras pues llegue un poco tarde, y ya por lo menos las más importantes están dichas.

Espero volverte a leer en Mayo y llegar más temprano para poder hacer un estudio más detallado de tu relato, en pro de que podamos mejorar y aprender al mismo tiempo.

¡Enhorabuena!

¡Un abrazo!

Cryssta

22/04/2016 a las 18:01

Querido Marcelo, por fin me puedo sentar a comentar tu relato. Te agradezco enormemente que lo hayas escrito (leí por ahí que lo hiciste a última hora).

Para mí has conseguido lo que se pedía en el taller, transcurre en la Luna. El reto no, no se pedía que aperecieran las palabras “un sombrero de copa” sino que apareciera el sombrero, no hacía falta que tuviera protagonismo.

Sabes que me gusta cómo escribes y lo que escribes así que paso a los mejorables que no te han dicho:

– “Entra una mujer madura y rellena con su hijo estudiante” sobra la coma, la frase es corta y no hace falta hacer pausa

– “Ambos se quitan los cascos” ya imaginamos que son suyos y no se lo van a quitar al otro (es que este mes no está Isolina para decirte lo de los posesivos así que te lo digo yo)

– Entre la pregunta “¿Nunca sentiste que algunos hombres te temen?” y la contestación de la chica pasa mucho tiempo, tanto que le da tiempo a ella a revisar el apartamento a fondo y seguirle a él la conversación (no se sabe qué conversación)

– “al reingresar en la atmósfera”

Y ya está, que yo sé que has puesto bien lo de “el apartamento que tenemos con Sonia”, el apartamento lo tienen el protagonista y su mujer con Sonia,que soy yo pero aquí no saben que Sonia es mi nombre real y me quieres devolver el nombrarte en mi anterior relato (no sé si es así pero déjame que me haga ilusiones, jajaja). Y sí, yo comprendo perfectamente lo de la pelirroja.

A ver si para el próximo taller tanto tú como yo tenemos más tiempo para escribir con tranquilidad.

Un beso.

Isan

22/04/2016 a las 20:06

Vale. Yo soy el que corregí lo de “el apartamento que tenemos con Sonia.” Me equivoqué porque no conocía que detrás había una historia o un guiño entre colegas. Pero, prescindiendo de ello, me mantengo en lo dicho. Ese “tenemos” es muy confuso.
Saludos.

Cryssta

22/04/2016 a las 20:11

Isan, que es una broma mía, jajaja. El mes pasado metí a Marcelo en mi relato y por eso lo he dicho. Hasta que no diga nada él tienes razón en que es confuso.

Marcelo Kisi

22/04/2016 a las 22:44

Queridos Cryssta e Isan!

Si bien Cryssta tiene razón, y metí a Sonia como un guiño privado con ella, lo de “tenemos” es un modismo argentino. Me entero ahora, porque pensé que así estaba bien en todo el mundo. Por ejemplo: “Con Claudia tenemos dos hijos: Matías y Julián”. Así hablamos, pero voy a tener en cuenta en la fase de correcciones que no todos lo entienden.

Cryssta, mi protagonista te envía su agradecimiento por entender lo de la pelirroja, las encuestas no están favoreciéndolo…

Gracias y abrazos!! (y ya llegaré a vuestros relatos)

Ratopin Johnson

23/04/2016 a las 11:51

Hola Marcelo,

Me ha encantado. Lo de la Luna creo que es lo de menos. Los personajes son estupendos, los quieres al momento, aunque no te gusten como esa señora.
No se si es porque estoy oyendo jazz mientras comento, como siempre, lento y rezagado, algunos relatos, pero la escena entre la mujer sublime y nuestro hombre, me ha transportado a una Agencia de Detectives y a una historia de género negro. Los dos lanzándose réplicas y la química entre ellos inundando el relato, como si se trataran de Bacall y Bogart :). Los diálogos son geniales.

Un placer como siempre Marcelo, muy buen relato

Saludos

Dante Tenet

23/04/2016 a las 13:46

Marcelo:

Siempre que puedo leo tus relatos.

Este realmente esta muy divertido, lo mejor son los diálogos, cosa que ya he notado en anteriores lecturas.

Comparto lo dicho por Ratopin, en cuanto a escena de agencia de detectives.

Y definitivamente no, mi esposa no entendería lo de la pelirroja.

Nos seguimos leyendo.

KMarce

23/04/2016 a las 18:16

Saludos Marcelo:

Me uno al clan de los #tenemos (y el uso prural), porque por estos lados de la hermosa América también lo hacemos. Creo que es algo que nos identifica y nos diferencia de otras latitudes.

Yo inclusive lo uso cuando hablo en inglés, y me dicen: ¿tú y quien? y yo digo, ¡pués solo yo!. Mi novio es italiano y no me entendía mucho cuando hablaba, ahora sabe que si digo: “Cómo cuando vas al supermercado, es mejor llevar una lista porque sino acabas comprando de todo”; ya entiende que no hablo de que él va al supermercado, sino yo. jejejeje… ahora esa manera de hablar hasta la parece encantadora, aunque al principio se volvia loco con esos acertijos.
¡Saludos compañero de letras y modismos!

earendil

24/04/2016 a las 18:17

Saludos Marcelo Kisi.
No me he parado a leer los 34 comentarios anteriores, aún así, no tendré el tiempo suficiente de comentar todos aquellos relatos que quisiera.
Por eso, no voy a entrar en detalles sobre la forma, porque supongo que ya te los habrán nombrado.
Como siempre una escena original y bien llevada. Una visión muy particular de una situación que bien podría haber sucedido aquí o, como en esta ocasión, en la Luna. Me gustaría pensar que nuestros mayores problemas en un futuro relativamente próximo fuesen como el que has planteado, no muy diferentes a los que ahora nos preocupan.
En cuanto a la pelirroja fantástica, no sé si será la actitud normal en las féminas del futuro que cumplan estos requisitos (ser pelirrojas), que van por ahí rompiendo corazones a diestro y siniestro, descolocando a sus anfitriones, aunque sean solamente sus agentes mobiliarios (je,je, disculpa la broma)
En cuanto al reto, no te lo doy por bueno. Se pedía que hubiese un sombrero de copa en la escena, no que se nombrase.
Sea como fuere, te felicito por tu trabajo. Me alegro de haber pasado por aquí y disfrutar con su lectura.
Yo estoy en el 152, por si te apetece pasar por allí.
Saludos

Peter Walley

24/04/2016 a las 19:20

Hola Marcelo,

Buen relato, algunas frases (lo del esfuerzo del cuello, o la villa de emergencia argentina) me han hecho mucha gracia. La redacción impecable como siempre y los diálogos estupendos y muy naturales.

El único pero que le pondría a la historia es que está un poco escasa de contenido, con las visitas sucesivas no hay una parte fundamental que enganche. Pero es un detalle menor en un relato que se disfruta mucho.

Saludos

Laura

25/04/2016 a las 10:09

Hola Marcelo
Me ha gustado tu relato.
Es muy sencillo, engancha desde el principio. Un relato en otro lugar fuera de la Tierra con los problemas que aquí tenemos.
No tuve problemas con los modismos, ni creo que sea para hacer reformar ya que considero que son sólo algunos toques locales, como cuando los españoles usan el vale u otras expresiones. Creo que tan sólo permiten dar colorido al personaje, siempre que no cansen. Por supuesto que esto es totalmente subjetivo.Prefiero las distinciones, que resaltan lo particular de cada uno, en lugar de la homogeneización donde todo parece hecho exactamente igual. Y las personas somos todas diferentes a pesar de que parecemos iguales.
Lo de la pelirroja…creo que Sonia sabrá que fue un regalo, una dádiva, a pesar de que por supuesto que le tirará con el florero por la cabeza no bien lo vea ya que probablemente con la mirada se dará cuenta.
Por si te interesa, estoy en el 9

Leonardo Ossa

25/04/2016 a las 23:50

Hola Marcelo. Acá estoy en medio de las ocupaciones diarias sacando un momento para venir a deleitarme con tu escrito. Gracias por esos relatos. Saludos.

José Luis Troconis Barazarte

26/04/2016 a las 03:23

Te felicito, me gusta nuestra actividad, me parece grandioso este compartir, admiro que escribas y me encantaría que me leyeras mi relato es el 138, que maravilla poder expresarnos y mejorar cada día, ¡que viva el arte y la literatura!

Melisa

16/05/2016 a las 04:01

Una situación común y corriente… pero que ocurre en la Luna. ¡Me encantó, Marcelo!

Admiro tu capacidad para conseguir, en tan pocas palabras, una introducción con vasta ambientación, diálogos inteligentes y un final con moño. A ver cuándo me sale algo así! 😉

Nos leemos!

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