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UN DÍA, UN ASCENSOR Y UNA HISTORIA - por ELVIR.
Quise ver lo que nunca quise, el vacío, la oscuridad, la traición, el por qué de las lagunas mentales que atormentando mi integridad me habían perseguido y abrumado durante largo tiempo.
Ese día madrugué para atrapar desde el primer rayo de sol hasta el último del ocaso. Había consultado la meteorología y fijado una fecha para conseguir según el diccionario el antónimo para poder sobrevivir a las tinieblas.
Llevaba meses elaborando la idea estudiando los hábitos y costumbres de mis vecinos con la ayuda de Maxi, el portero de casa, que involucrado en la historia, se había convertido en mi amigo y confidente. Habíamos quedado a las cuatro de la mañana, cuando todos dormían, entonces yo subiría en el ascensor y él, al llegar al séptimo piso, inactivaría su funcionamiento.
Esa noche se dejaban oír sórdidamente los sonidos de las máquinas, a veces tan cotidianos y esta vez tan lúgubres y desapacibles invitándome a entrar. Nos dijimos adiós con un abrazo y atravesando la puerta se hizo el silencio.
No toqué ni una de sus teclas, como si de un diccionario numérico se tratara me dejé elevar hasta que una fuerte sacudida paró el ascensor a la vez que el tiempo entonces, mi vida quedó colgando de un hilo. Miré hacia un espejo que estaba colocado en uno de los lados de la cabina, no estaba sóla, detrás de mí había muchas personas que amablemente me saludaban, entraban y salían atravesando las paredes siguiendo sus rutinas, transitando con naturalidad de un sitio para otro. Algunas de ellas las conocía, habían vivido anteriormente en este edificio hasta que les sorprendió la muerte, no sintieron miedo al conocerme viva o por lo menos era lo que aparentaban. También detrás de mí vi un pasado impregnado de tristeza que siempre quise olvidar o no ver, que sólo recordaba en sueños.
Miré intentando visualizar a mi hijo que entre tanta gente podría estar perdido. Alcancé tal nivel de adrenalina que grité con tanta potencia e ímpetu que toda esa gente desapareció, volviéndome a encontrar como un ente solo llorando una ausencia.
Una segunda sacudida mas fuerte se produjo, retumbando en mi interior, haciéndome sentir el epicentro de todos mis males. Las luces de seguridad del interior comenzaron a parpadear hasta que se apagaron completamente, todo el habitáculo se llenó de una calma fría y mi corazón comenzó a latir rápidamente hasta que cayendo en una esquina me sumergí en un leve letargo. Un abrir y cerrar de puertas repetitivamente ruidoso me hizo despertar restableciendo mi consciencia. Miré a mi alrededor y enfrente de mi estaba mi hijo de siete años cogido de la mano de una señora a la que no conocía.
Lo abracé con tanto amor y ternura que temí hacerle daño, él sin embargo me miraba impasible con una sonrisa llena de quietud que me devolvió la paz que hacia tiempo no tenía.
Después de su partida no pude preguntar nada porque esa puerta no estaba bloqueada y se pudo abrir. Me desperté sedada en un hospital y todo el mundo silenciando lo ocurrido. Recuerdo aquella fatídica mañana en la que le habíamos planeado ir al parque. Estábamos muy contentos y él decidió adelantarse para coger el ascensor, por tan solo veinte pasos de diferencia a los míos, se precipitó al vacío.
Quise irme con él pero unas manos fuertes a las que nunca puse cara, ni perdone me sujetaron. En su caída solo recuerdo su voz como un eco llamándome, no hubo impacto contra el suelo, su cuerpo milagrosamente estaba intacto sin una mínima herida, ni fractura.
La mujer que estaba a su lado lo había recogido durante su caída para amortiguarle el golpe y el dolor, prometiendo cuidarlo hasta que volviera su madre, así no estaría solo. No supe como agradecérselo, le prometí buscar el cuerpo de su hijo desaparecido el mismo día que ella lo hizo. Estuvimos los tres juntos en esa larga-corta noche hasta que empezó a amanecer y activarse la vida en el edificio.
Bruscamente el ascensor empezó a descender hasta llegar al bajo, paro en seco, quise abrazar a mi pequeño pero ya era tarde, otra vez lo había perdido. Aquí cerré otro capitulo de mi vida.
Las puertas se abrieron solemnemente como las cortinas de un teatro, en el suelo estaban tiradas las ropas de Maxi rodeadas con letras enormes enfáticamente escritas en una sola frase: “LO SIENTO, PERDONAME”.
Comentarios (5):
Guiomar de zahara
18/03/2016 a las 09:42
Elvi: tu historia ¿Me ha conmovido? ¿Emocionado? ¿Inquietado? No sabría decirte, pero es un relato que deja huella.
solo una cosa, apenas sin importancia. faltan algunas comas y los puntos no está, en su sitio. las frases me han resultado, algunas, tan largas que me faltaba la respiración para terminarlas de leer.
Por lo demás mi enhorabuena.
CARMELILLA
18/03/2016 a las 20:29
Hola Elvi:
El contenido del relato es realmente estremecedor y genera por sí mismo, sobre todo, a los que somos padres y madres, emociones para las que nunca se puede estar preparado.
He tenido que leer varias veces el relato y sigue habiendo partes que no consigo entender, como te ha dicho Guiomar, y cómo me pasa a mí con frecuencia, tienes que cuidar la puntuación y la ortografía (se escapan algunas tildes). Cuida la redacción.
En todo caso el relato es realmente emotivo y genera emociones, aunque sean dolorosas.
¡Buen trabajo Elvi!, seguiremos por aquí mejorando.
Saluditos.
Frida
22/03/2016 a las 20:36
Hola Elvi. Como te dicen Carmelilla y Guiomar, el relato es inquietante y emotivo al mismo tiempo. Siempre considero a los que soys capaces de abordar el tema de la vida más allá de la muerte como unos valientes. Para mí es algo inconcebible, no sabría ni por dónde empezar. Si bien es cierto que el desarrollo del texto lleva tu estilo impreso y se lee con los cinco sentidos continuamente alerta, he de decir que tras acabar la lectura, tengo la impresión de que el tiempo jugó en tu contra, pues me ha parecido menos cuidado que en anteriores ocasiones.
Comienzo señalándote las cosillas que he visto.
1.” Miré hacia un espejo que estaba colocado en uno de los lados de la cabina, no estaba sóla, ” En esta oración repites dos veces el verbo estaba en un pequeño intervalo de tiempo, yo quitaría el primero, más concretamente “que estaba”, la oración sigue teniendo sentido y prescindes de un verbo.
2.”Miré intentando visualizar a mi hijo que entre tanta gente podría estar perdido. Alcancé tal nivel de adrenalina que grité con tanta potencia e ímpetu que toda esa gente desapareció,”, aquí repites dos veces tanta, tanta gente y tanta potencia, creo que si quitases el tanta gente y lo sustituyeses por “entre el gentío”, el texto ganaría.
3.”Las luces de seguridad del interior comenzaron a parpadear hasta que se apagaron completamente, todo el habitáculo se llenó de una calma fría y mi corazón comenzó a latir rápidamente hasta que cayendo en una esquina me sumergí en un leve letargo.” Dices en esta ocasión, “las luces de seguridad del interior comenzaron… y mi corazón comenzó…”, usas dos veces en el mismo párrafo el verbo comenzó. Podrías cambiar el primero por iniciaron o, simplemente decir: parpadearon.
4.” enfrente de mi estaba mi hijo”. No hay diferencias entre estos dos mi, cuando el primero debería ser mí, pues es como decir yo.
5.” ni perdone ” sería perdoné.
6.”En su caída solo recuerdo su voz “, en este párrafo y en el siguiente, usas varias veces “su”, están demasiado concentrados, podrías sustituir alguno, por ejemplo el primero “De la caída/De aquella caída”
7.” No supe como agradecérselo”. Sería cómo.
8.” paro en seco” . Paró.
9.”PERDONAME” PERDÓNAME.
También coincido con las chicas en que algunas frases se me hicieron largas, pero en el tema de las comas no voy a entrar, porque como bien sabes, es una guerra lo que yo tengo con ellas, así que soy la menos indicada para ayudarte con esto.
Nuevamente repito lo que me ha sorprendido tu relato. Siempre sabes cómo crear emoción y, en esta ocasión no ha sido diferente. Felicidades y continua así, hurgando en el alma humana a través de palabras.
Juana Medina
28/03/2016 a las 20:12
Elvi,
Es la primera vez que leo algo tuyo y estoy profundamente conmovida. Más allá de todas las mejoras que te han sugerido y que bien vale tener en cuenta para que nuestros relatos sean cada vez mejores y para que nuestros lectores tengan siempre ganas de leernos, lo conmovedor en tu historia está en el modo de contar, en la verdad del sentimiento que trasmites, en tener algo que decir y transmitir. Bravo!
Te seguiré leyendo.
beba
31/03/2016 a las 22:48
Hola, Elvi: Como te comenta Juana, el relato está tan impregnado de sentimiento que hace verosímiles las visiones surrealistas que presentas.
Acerca del uso de comas y otras pausas, no es tan difícil de lograr; fíjate, en especial, cómo suena el texto si lo lees en voz alta; entonces saltarán las pausas; márcalas como si todas fueran comas; en una segunda lectura determina cuáles son para insertar elementos,y cuáles para dar por terminado un concepto: ahí surgen los puntos y punto y comas.
Me gustó tu historia. Si quieres leer la mía “Mis musas es.tán de parto”, búscala en mi blog, “ahorayodigo.blogspot.com” Gracias