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Miro por última vez atrás. - por Sergiodammerung
Cuatro paredes, no, en realidad son seis, el techo y el suelo. Una luz enfermiza amarillo verdosa y parpadeante me pone nervioso, no me deja pensar con claridad. Ya me sé todos los detalles de este ascensor, cada arañazo, cada pintarrajo, cada botón, cada rendija. Ahora mismo estoy de pie, ya estaba harto de estar sentado. Es desquiciante, insoportable. ¿Porqué estoy así? He tomado una decisión y no me voy a echar atrás. Tengo que calmarme, tengo que respirar, tengo que bajar las pulsaciones. Rebusco en mi mente las mierdas esas del yoga o el taichi, algo que me sirva para relajarme. Ya está. Me siento en el suelo, con las piernas cruzadas en plan Buda. Cierro los ojos. Respiro lento y profundo varias veces, cada vez más despacio, cada vez más despacio…me imagino algo inocuo, algo cotidiano, algo que me distraiga. Delante de mí, en el suelo, aparece un libro, un grueso diccionario. Lo abro al azar. La primera palabra en la que fijo la vista es 'asfixia', la suspensión o dificultad en la respiración, la sensación de agobio producida por…dejo de leer, mis pulsaciones se están acelerando. No puedo evitar que mi mente divague y acordarme del porqué estoy aquí. He decidido abandonar este mundo. No puedo estar en él más tiempo. Ya no tengo familia, mi abuela, la que ha sido mi madre desde que tengo memoria murió hace poco. Tampoco tengo amigos, al menos ya no. Eso pensaba, pero es algo que se aprende a base de palos con el tiempo. Poco a poco los he ido perdiendo, algunos de forma brusca, a traición, sin esperarlo. Otros lentamente, como esos recuerdos que poco a poco se van haciendo borrosos y se difuminan hasta desaparecer.
¿Qué hago aquí, de qué sirvo, quién se acuerda de mí? Decididamente no encajo, no tengo cabida en este mundo, es hora de dejarlo por la puerta grande. Miro los números del ascensor. Ya queda menos para llegar a la terraza.
Si hay algo que echaré de menos son mis libros, no me los puedo llevar. También echaré de menos el calentarme al sol los domingos por la mañana, con una taza de té, un buen libro y la relajante música clásica de Ólafur Arnalds.
Bueno, ya queda menos, el ascensor ya casi ha llegado arriba. Entré en él con miedo, vacilante, pero ahora tengo una sensación rara, una sensación inesperada. Es alegría, ahora lo comprendo. Por fin lo he asumido. Dejaré este mundo y no me arrepiento. ¿Lo echaré de menos? Compruebo con satisfacción que ya no me importa. Sonrío.
El ascensor se ha parado. Sus puertas se abren invitándome a salir. Fuera la brillante luz del sol me ciega. Salgo a la terraza y camino de forma vacilante, saboreando cada momento, cada último segundo que pasaré en este mundo. Llego hasta el final de la terraza, respiro hondo y miro hacia arriba. Ahí está, reluciente, gigantesca y esperándome. La 'Titán', la nave que me llevará al nuevo mundo habitable descubierto por la humanidad. Subo por la rampa que lleva a su interior y al llegar a la puerta de entrada miro por última vez atrás. Adiós planeta Tierra, una nueva vida me espera.
Comentarios (4):
Guiomar de zahara
18/03/2016 a las 16:00
Sergiodammerung: Inesperado desenlace y muy bien llevada la aceleración del proceso. Me molestó lo de ” la mierda del yoga” pero será porque yo lo practico, pero creo que era “por exigencias del guión”
¡Enhorabuena!
Verso suelto
18/03/2016 a las 19:22
Sergiodammerung, me parece que está perfecto tanto el ritmo como el lenguaje. Convences al lector de que se va a suicidar y resulta que lo que quiere es una nueva vida. La única cosa que me ha ralentizado la lectura es la aparición del diccionario, creo que es un poco forzada, pero en fin supongo que son cosas del reto.
¡Enhorabuena!.
Gracias por tu amable comentario a mi relato.
Melisa
20/03/2016 a las 02:58
Sergiodammerung, me tocó en suerte comentar tu relato. Qué linda sorpresa me llevé con el desenlace.
Coincido con Verso Suelto, le diste buen ritmo al relato: se lee sin esfuerzos.
Lo de la visualización del diccionario me parece una buena idea. La mente del protagonista, viéndose forzada a entrar en un estado de meditación, se venga de su propietario imaginando una palabra que le produce efectos físicos indeseables. Típico de las mentes. Me gusta mucho la idea. 😉
En cuanto a los detalles a pulir, hay un “porqué” entre signos de interrogación escrito sin espacio intermedio. También noté que no dejaste espacio entre los puntos suspensivos y la palabra siguiente en dos ocasiones. Nada grave.
Felicidades por tu relato!
Saludos!
cassmac
20/03/2016 a las 19:16
Me arrepiento de haber pensado: «qué obviedad», en algún momento de la lectura. Me hizo reír el desenlace y me gustó porque todo encajó de una forma distinta. Creo que ese era exactamente el efecto que querías conseguir lo hiciste muy bien. Un abrazo.