Literautas - Tu escuela de escritura

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Arriba o abajo - por Coral Mané

—Aparta.
Camila se dio la vuelta sobresaltada y se dio de morros contra un hombre que vestía un elegante traje de Hugo Boss.
— ¿Te quitas de una vez?
Ella intentó decirle por señas que no comprendía sus palabras. Apenas hacia una semana que había llegado a Nueva York desde su Lituania natal.
El hombre, asqueado de tener que esperar unos segundos para entrar en el ascensor, la dio un empujón y ella chocó contra el carrito de la limpieza.
—Chica estúpida… —murmuró por lo bajo el magnate de las finanzas, Edward Hughes, dueño y señor de aquel suntuoso rascacielos.
Camila apenas tuvo tiempo de recoger la fregona antes de que las puertas del ascensor se cerraran, rumbo al piso 33.

— ¿Cómo que nos han denegado la compra? —exclamó Hughes.
—Sí, señor… El subdirector de la Tech Company ha llamado esta mañana y ha dicho que…
—Me importa una mierda lo que haya dicho ese mequetrefe, Jones. ¿Saben quién soy yo? ¿Saben con quién están tratando?
—Yo… Es que se han negado y…
— ¡Cállate de una vez, imbécil! —vociferó el magnate. —No se para que te pago, ¡para que os pago a todos vosotros! —dijo mirando despectivamente a su comité de dirección, —¡no sois más que una pandilla de inútiles! Largaros de aquí.
Los trajeados empresarios se fueron y Hughes llamó a su servicial y escotada secretaria.
—Buenos días, señor. Hoy solo tiene comida con su mujer a la una en el Club Náutico y a las cinco, reunión con los inversores —dijo la joven con la agenda en la mano y una sensual sonrisa en los labios.
—Vale. Pues a la noche nos vemos, nena —respondió el hombre mirando su Rolex. Eran casi las dos.
El ascensor tardó unos pocos segundos en llegar al reluciente hall con suelos de mármol. Camila, que se afanaba en limpiar el piso con una mano y con la otra sostenía un diccionario, repasaba el uso del verbo “to do”. No pudo evitar lanzar una mirada de asco a su jefe, que montaba en ese instante en un Ferrari amarillo.

Hughes llegó antes de la hora al Club Náutico, sobrevolando el asfalto a doscientos kilómetros por hora. Seguramente Kate estaría en la terraza.
Edward se dispuso a esperar el ascensor. Cuando las puertas se abrieron, descubrió dentro a su mujer, con el cabello revuelto, besando a un joven rubio.
—Oh, cariño. No te esperaba tan pronto —dijo Kate, su esposa, recolocándose la melena y la blusa, que llevaba desatada. —Te presento a Henry. No hace falta que digas nada —continuó, poniendo un dedo en los labios de su marido, que lucía la expresión de sorpresa más absoluta. — ¿Creías que ibas a ser el único que disfrutara de un poco de sexo? No, de eso nada.
— ¿Cómo te atreves…? —susurró Hughes.
—La traición duele, ¿verdad? —respondió Kate saliendo resueltamente de la mano de su amante. —Y por cierto, aquí tienes los papeles del divorcio.
El hombre arrogante que había entrado en el Club, aparecía ahora rojo de vergüenza ante la humillación sufrida. Los camareros y recepcionistas allí presentes, reían por lo bajinis y el magnate huyó en su Ferrari, planeando la venganza.

Cuando llegó a su despacho, le esperaba el consejo de accionistas. En pocas palabras, le dijeron que acababan de revocar su dirección, que habían fusionado la empresa con la Tech Company y que tan solo conservaba un nimio porcentaje de las acciones.
—Me temo entonces que deberá venderlas… Pero tranquilo, podrá seguir trabajando con nosotros, le haremos un trato de favor, por todos sus años al frente de la empresa —dijo Jones como nuevo director.
Hughes salió del que había sido su despacho con los hombros hundidos y una expresión de rabia asesina en el rostro. A la puerta esperaba su secretaria.
—Bueno nena, lo de esta noche no está cancelado, al menos, ¿no? —murmuró entre los cabellos rubio platino de la chica.
—Déjame, estúpido —se zafó ella.

Unos meses después, la que esperaba el ascensor era Camila, vestida con un elegante mono cámel y unos tacones que realzaban su figura.
— ¿Disculpe, puede apartarse? —dijo en un perfecto inglés.
Cuál fue su sorpresa al descubrir que el conserje que la cerraba el paso era nada más y nada menos que Edward Hughes.
Él se apartó y la joven, con una acreditación que indicaba que era la nueva becaria del programa de la Tech&Jon Company para la integración de los jóvenes extranjeros, montó en el ascensor que la condujo hacia su nueva vida.

Comentarios (17):

Jemel Davalillo

17/03/2016 a las 13:07

M E E N C A N T O . . . Que historia tan buena. Lo único que pediría que hicieras es dejarme recomendarla en mi blog. Me enganchó desde APARTA. La redacción, puntuación y tiempos excelentes. Muchas felicidades.

Escritores anónimos

17/03/2016 a las 18:18

¡Buenas tardes Coral! Totalmente de acuerdo con Jemel. Aunque antes que nada quiero decir que el pasado mes no comenté en tu relato y lo siento muchísimo, pero el tiempo me escaseaba mucho, por no poder no pude escribir nada!!
Dicho esto empecemos. Con tu relato nos has dado una lección de vida, lo caprichoso que es el destino y, sobre todo, lo malo que es ser arrogante. No tengo ninguna pega en cuanto a puntuación o gramática, creo que has sido impecable. Es un relato sencillo, fácil de leer y comprender lo que se agradece MUCHÍSIMO. Tal vez la acción de la mujer sucede demasiado rápido y echo de menos algún que otro detalle de cómo sabe que le engaña. También me ha costado comprender que Camila era la que limpiaba al principio, después no hay ninguna duda, pero quizá yo necesitaría una aclaración.
Por lo demás no tengo pegas. ¡Enhorabuena! sigue escribiendo.
Muchos besitos.

Caritobel

18/03/2016 a las 07:05

Hola Coral Mané, te felicito por tu relato. Me pareció muy correcto. Como dicen los compañeros, tenes mucha técnica en cuanto a la forma del texto y se nota. La enseñanza que deja es muy vigente para todos, siempre.

También se me hizo difícil entender que Camila era la de la limpieza en un primer momento, pero nada serio.

Una cosa que me quedo en duda fue la parte del engaño de la mujer de Edward, donde de repente estaba en plena acción con su amante y saca los papeles de divorcio, ¿dónde los tenia? Si se supone que él había llegado antes. No sé, eso me quedo en el tintero.

En fin, gracias por compartir. Te seguiré leyendo el próximo mes. Además haces muy buenas criticas y análisis de los relatos, así que siempre me apuntaré a leerte, para aprender más.

Si podes pasar por mi relato, seria genial, esta vez soy el 194.
Saludos.

Camilo MK

18/03/2016 a las 20:06

Hola Coral gracias por compartir tu relato. Esta muy bien escrito. Lo único que me pareció un poco confuso es en la primera parte cuando Hugues toma el ascensor y de repente comienza a hablar con alguien pero no se sabe si habla con su mobil, o con la secretaria en persona o con alguien más. Tal vez una frase aclarando la situación le daría un poco más de cohesión al relato.

Si quieres puedes pasar por el 165 para darle una leida.

Saludos.

B.M. Donald

19/03/2016 a las 16:14

Hola, Coral Mané
Me ha gustado la trama. Una trama que me encantaría se hiciera verídica en tantos casos. Una lección de tratar bien a todos porque nunca se sabe qué nos espera el día de mañana.
Coincido, con los compañeros, en que faltan algunos detalles. Aunque es bueno recordar que con la limitación de palabras uno ha de omitir mucho y conseguir que la imaginación del lector rellene esos huecos. Gracias por tu ejercicio, cuestión de redacción coincido con los compañeros y un relato muy fluido. Gracias

Coral Mané

19/03/2016 a las 17:00

Hola a todos!
Jemel, claro que puedes recomendarla si quieres, me alegra muchísimo que te haya gustado. Si al final la recomiendas, pásame el enlace al blog, que me haría mucha ilusión verlo.
Escritores anónimos, gracias por tu comentario y no te disculpes por nada. La acción si que transcurre algo rápido, pero es que yo siempre ando pilladisima de palabras y tengo que recortar de todos lados.
Caritobel, gracias a ti también. Como ya le digo a Escritores, me cuesta un poco contar todo todo porque ando muy justa y Marcelo, quizas si es un poco confuso lo del principio, debería haberlo dado una vuelta, pero como dice BMDonald, al tener tan pocas palabras, hay que dejar cosas en el tintero por fuerza.
Me pasare por los relatos de todos. Miles de gracias!

Wanda Reyes

19/03/2016 a las 21:13

Hola Coral, primero gracias por comentar mi relato ahi te deje contestacion a tus dudas. Tu relato esta bastante fluido con una muy buena moraleja. Como los companeros comentaron, a mi tambien me quedaron algunas dudas: Al inicio si es confuso saber si las personas estan ahi o el les habla por telefono. Se me hace un poco dificil imaginarme a alguien limpiando el piso con una mano y con la otra llevando un libro talvez con un ipod y unos audifonos. Y lo ultimo es que el senor Hughes siendo tan prepotente se quedara trabajando ahi mismo como conserje o seria otro edificio?

CARMELILLA

19/03/2016 a las 22:17

Hola Coral:
¡Mira que cae mal tu personaje! y cae mal porque tu has logrado que así sea, vamos que los lectores agradecemos todo lo que le ha pasado.
Lectura ágil y buen avance, con ganas de que al final ocurra algo malo, como así pasa. Quizá según se va leyendo ya se intuye el final y´habría estado aún mejor con algún giro más inesperado.
No tengo muy claro si en los diálogos los signos de puntuación tras el guión deberías haberlos colocado detrás en vez de delante (no controlo muy bien todavía ese aspecto).
Cora, ¡bien hecho, me gusta tu trabajo! por aquí seguiremos participando.
Saluditos.

Cryssta

19/03/2016 a las 22:51

Hola Coral, tu relato me ha gustado mucho, está bien que a ese tipo de gente el tiempo les dé su merecido.

Te digo lo poco que yo he visto que se puede mejorar:

– “¡Me importa una mierda lo que haya dicho ese mequetrefe, Jones!”
– “No sé para qué te pago”
– es “largaos”, imperativo del verbo largarse
– “Hoy solo tiene: comida con su mujer…”
– “le daremos un trato de favor”
– los hombros hundidos son señal de abatimiento por lo que no casan bien con una expresión de rabia asesina en el rostro, esos detalles son importantes para que el lector se imagine bien al personaje

Espero haberte ayudado. Un beso.

KMarce

20/03/2016 a las 05:20

Saludos Coral:
Gracias por leer y comentar mi relato.
La historia en general, me ha gustado mucho. El karma no descansa hasta que te alcanza; así que todos al final recibirán su merecido. (hasta el Jones, la secretaria, la mujer, el amante…)

Voy a ser honesta contigo, porque respeto tu trabajo. Pero tengo una terrible condición, soy sinéstesica, es decir para mí todas las palabras/descripciones son increíblemente visuales, (¡se vuelven video!) y siempre termino “rellenando” esas imagenes con un todo alrededor, pero cuando me topo con un espacio en blanco, me bloqueo.
Reconozco que el espacio siempre nos juega a no tan a favor, pero no puedes permitir las lagunas en el lector. Camila no se comprende como la “encargada de limpieza”, se queda en el aire el párrafo si está en una junta, hablando por telefono, porque no lo explicas. El ascensor y los testigos presenciales del altercado con la mujer y el amante. Pero creo que lo que más me dió “OMG!” fue el hecho de ir a un Club Naútico y que tenía necesidad de usar un ascensor! Estos clubes estan a nivel del mar. Nunca pasan de los dos pisos. Sobre todo en el area de NY, Long Island o los Hamptons. (Posible en Miami o Los Angeles).
Con todo el respeto para la comunidad española, no veo a un americano diciendo “¡Vale! o largaós”, por lo que mi “película americana en inglés”, se convirtió en “doblada” (máximo que Hughes lucía igual a Donald Trump). Pero esto último, es mera manía mía.

Cuida los diálogos, porque alguna raya quedó mal colocada. Recuerda que siempre deben ir pegadas a las palabras de las acotaciones narrativas.
A mí, solo Camila me ha simpatizado; el resto son personas sin escrúpulos o valores, quizá producto del mundo en que viven; solo espero que Camila no se corrompa en medio de todos ellos.
Pasando estas cuestiones “técnicas”, la idea me ha gustado mucho. Porque si fuera una serie de TV, estoy segura que la miraría cada semana. (Y yo no veo TV casi nunca).
Te felicito por esta idea genial, ¡nos leemos!

DIASPORA

21/03/2016 a las 17:20

Hola, Coral.

Primero que todo, gracias por leer y comentar mi relato. Fueron estimulantes tus palabras.
En cuanto a tu historia, me agradó el tratamiento que le diste. Y en cuanto a la forma, ya lo expresaron los compañeros, lo haces muy bien.
Adelante, el futuro te sonríe.

Isolina R

22/03/2016 a las 10:21

Hola, Coral:
En cuanto al contenido, me ha gustado bastante, como a los compañeros que te han comentado anteriormente.
Ya te han sugerido algunas cosillas. Estoy de acuerdo, sobre todo con las de Cryssta.
Te añadiré algunas:
Laísmos: “la dio un empujón”, “la cerraba el paso”.
En: “¿Cómo que nos han denegado la compra? —exclamó Hughes” debería ser “preguntó” o bien deberías cambiar los signos interrogativos por exclamativos.
“No sé para qué te pago, ¡para qué os pago a todos vosotros!”
“Comité de Dirección”
Los préstamos de otras lenguas deben entrecomillarse.
“Bueno, nena”
“Disculpe, ¿puede apartarse?
Espero que mis sugerencias te sirvan.
Saludos.

earendil

26/03/2016 a las 20:08

Hola Coral Mané.
Antes que nada me gustaría agradecerte los comentarios a mi relato.
Muy buena historia la tuya. Tal vez, para mi gusto (y solo es una consideración personal) demasiado bonita para ser verdad (respecto al final, donde el villano recibe su merecido). Resulta sorprendente que una persona tan mezquina y orgullosa acabe siendo el conserje del edificio de la empresa que dirigía.
Creo que has encerrado en 750 palabras una historia muy compleja. Todo ocurre muy deprisa: la escena de su mujer en el ascensor con su amante; su destitución como gerente; el rechazo de su secretaria; y su caída en el abismo. Todo muy condensado y esquematizado.
En cuanto a la parte formal, no encuentro ninguna pega, salvo las pequeñeces que ya te han indicado los anteriores comentaristas.
Me alegro de haber pasado por aquí y disfrutado de tu relato.
Un saludo.

Peter Walley

31/03/2016 a las 16:17

Hola Coral,

Buena historia, me ha gustado como has conseguido dar un giro de 180 grados al destino de la pareja protagonista sin que resulte demasiado forzado. Y eso con todas las cosas que ocurren en 750 palabras no era fácil, bien hecho.

Gracias por pasarte por mi relato, nos leemos en unos días.

Saludos,
Peter

Ryan Infield Ralkins

31/03/2016 a las 17:24

Excelente, Coral. Como dice Peter, contar lo que sucede con ambos protagonistas en tan pocas palabras es un enorme logro y mas porque lo narras de forma natural. Nada forzado, en mi opinión. Me encantó ese final. Desde el mismo principio me cayó mal ese magnate, jejeje.
Muy buen relato.
Felicitaciones y saludos.

Verónica Murillo

01/04/2016 a las 03:00

Hola Coralita, por aquí pasándome un poco tarde. Me pasó lo mismo que a KMarce, los diálogos estaban fuera de ambientación y las partes más importantes se nos pasaron volando. Creo que esta idea se merece mucho más espacio, ya sé que a veces nos atoramos un poco con los tiempos y no queremos renunciar a una buena idea y la hacemos encajar casi a la fuerza en las 750 palabras que, como vemos en este relato con moraleja, no dan abasto para todas las ideas que se nos ocurren.

Yo también me apunto para la versión extendida, me encantaría compartirla también en mi blog, nos seguimos leyendo. Besos.

Coral Mané

01/04/2016 a las 14:07

Gracias a todos por comentar!
Wanda, si, el principio me quedo algo confuso… Pero es que el límite de palabras me tiene loca, siempre escribo de más y luego, a recortar. Hughes se queda trabajando en el mismo edificio, se que en la vida real quizás sea algo improbable, pero quería darle ese toque.
Carmelilla, gracias por tus palabras. Si, tengo que corregir el aspecto de los guiones.
KMarce, como ya digo el límite de palabras me juega malas pasadas y no consigo concretar tanto como me gustaría. Lo de los Club Náuticos me imaginaba cómo una especie de azotea chill out desde la que se ve el mar en altura, no sabía que no eran así… Me alegra mucho que te haya gustado.
Verónica, también me alegra que te guste. No me importaría hacer una versión extendida, y si encima ya compartieras ya sería una maravilla. Ya hablaremos 🙂
Diáspora, Peter y Ryan, gracias a los tres.
Earendil, quizá si es un poco idealista, pero bueno, al menos está bien que los villanos se lleven su merecido aunque sea en los cuentos…
Gracias también por tus correcciones Isolina, como siempre acertadas.
Besos y nos leemos!

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