<< Volver a la lista de textos
Encerrada - por Mary SerlackR.
Aún recuerdo esa sensación. El ascensor bajaba y se hizo la oscuridad. Jamás habría imaginado que el simple hecho que estaba sucediendo me cambiaría la vida al completo. Tenía tan solo 6 años.
Puede resultar ridículo, incluso jocosa la situación, pero a mí me provocó un simple y llano temor. Un temor que me acompañaría hasta el final de mis días. Ese día me quedé encerrada en el ascensor. Todo comenzó como una mañana normal. Tenía colegio a las 9 y me había quedado de nuevo dormida. Mis padres consiguieron sacarme a la fuerza de la cama a las 8 y media, vestirme y desperezarme. Poco a poco comencé a animarme más, fruto de la juventud ya que hoy en día no me pasa, desayuné corriendo y me disponía a salir de casa.
Iba a llegar tarde aún teniendo el colegio tan cerca. Además de quedarme dormida culpaba a mi padre de la tardanza, era un caso. Corriendo salí al portal. Vivía en un primero y aún así me empeñé en bajar por el ascensor. ¡Es más rápido papá! No paraba de decir. Tras una pequeña discusión, yo, cabezona, bajé por el ascensor y mi padre por las escaleras. Ahí fue. Ahí cambió todo.
Conforme bajaba el corto tramo que separaba una planta de otra, noté que algo iba mal. Las luces parpadeaban y el ascensor frenaba. Todo sucedió ante mí a cámara lenta cundo en realidad fueron cuestión de segundos. El ascensor frenó totalmente y se hizo la oscuridad. Solo se escuchaban los acelerados latidos de mi corazón. En ese momento también se hizo la oscuridad en mi interior, ya que lo siguiente que recuerdo es a mi padre abriendo la puerta del ascensor con sus propios brazos. Mi héroe.
Hecho simple, consecuencias graves: claustrofobia, nictofobia. Curiosas palabras que aprendí gracias a un gran amigo mío, el diccionario. Suena raro, lo sé, pero a partir de ese día algo cambio dentro de mí. Me aterraba estar sola, pero a la vez me costaba hacer amistades. Ese hecho me convirtió en alguien solitaria en cuanto amistades, pero rodeada de desconocidos y rodeada de libros. Como veis la soledad es relativa, siempre hay algo. El problema es cuando no lo ves, cuando hay oscuridad, de ahí mi fobia.
Pero no era rara y solitaria solo por mi elección, la gente me rehuía. Es raro ver a una niña de 7 años buscando todo el rato y obsesivamente con la mirada la salida de cualquier lugar al que fuese. No les resultaba agradable estar con alguien temerosa en todo momento, con habituales ataques de pánico. Comenzáis a entender por qué esas personas no se me acercaban ¿no? Vale, os puedo entender, pero tan solo era una niña, una niña pequeña. No es ni normal ni sano que un niño solo tenga por amigos libros. Sobre todo estaba obsesionada con un libro en concreto, el diccionario, ya que me ayudaba a controlar las cosas, conocía el nombre de todos los objetos, de todos los peligros, de todas las fobias. Solo formaba parte de una de mis manías por controlarlo todo.
Conforme fui haciéndome mayor la cosa no cambiaba. Solo cambiaba de colegio en ocasiones, ya que mis padres creían que quizá era culpa de los niños de ese centro, no de su hija. Su hija no estaba loca ni era rara, ¿cómo les iba a salir a ellos una hija no perfecta? Después pasé al instituto y después a la facultad. Todo sobresaliente. Algo bueno tenían que tener mis únicas amistades.
Pero un día de repente comencé a tener sueños extraños. Soñaba con el ascensor. Subiendo. Bajando. En el cielo. En el parque. Pero siempre en el ascensor.
Hasta que una noche extraña comencé a tener un sudor frío y respiración demasiado rápida. Me ahogaba. Pero estaba en un sueño. Debía salir de esa pesadilla, debía despertar.
De repente me di cuenta. No estaba en una pesadilla, mi mente me había traicionado. La realidad es que seguía teniendo 6 años y seguía en el ascensor. Encerrada.
Comentarios (3):
ortzaize
18/03/2016 a las 13:58
hola
interesante tu infancia
me resulta raro el comentario al principio que dices:Un temor que me acompaño hasta el final de mis dias?????
y repites mucho por ansiedad me imagino eso de mi vida cambio…..
bueno interesante como lector, te quedas con ganas de saber que paso a esa niña en el ascensor
gracias
Vespasiano
18/03/2016 a las 18:53
Hola Mary:
Es la primera vez que te leo y también la primera vez que tengo el gusto de comentarte.
Con el mayor cariño y consideración paso a contarte lo que me ha parecido tu historia.
Veo que has cumplido el reto ya que la trama se desarrolla íntegramente dentro del ascensor.
El título sin embargo ya nos avisa de que la protagonista se ha quedado encerrada en un ascensor, restando cualquier sorpresa en el lector.
La historia me ha resultado un poco enredada, hay una mezcla de tiempos verbales que no acabo de entender. He ido del presente al futuro y del futuro a la triste realidad del encierro. Y todo eso explicado o contado por una niña de seis años.
Te señalo algunas cosas que me han parecido podrían mejorarse.
“y se hizo la oscuridad”. Esta palabra, “oscuridad”, la repites hasta cuatro veces.
“llano temor”, no veo la conexión “temor y llano”.
“me acompañaría hasta el final de mis días”. ¿Cómo sabe la protagonista cuándo será el final de sus días?
“Tenía colegio a las nueve”. Debería ser “tenía clase a las nueve”. El colegio siempre estaría allí, a las nueve o a las diez y al día siguiente también..
““vestirme y desperezarme”. Creo que antes de “vestirse” hay que “desperezarse”.
“aún teniendo el colegio tan cerca”. Creo que ese “aún” no lleva tilde, ya que no puede sustituirse por “todavía”. Sería así: “aun teniendo el colegio tan cerca”
“Además de quedarme dormida”. Debería ser: “Además de haberme quedado dormida culpaba a mi padre de la tardanza”
“ascensor”. Esta palabra la repites hasta seis veces.
“nictofobia”. Gracias porque he aprendido el significado de esa palabra.
“Ese hecho me convirtió en alguien solitaria en cuanto amistades” Veo rara esa oración, yo hubiera escrito: “Ese hecho me convirtió en una persona solitaria”. Y por añadidura una persona “solitaria” no tiene “amistades”, por tanto suprimiría esa palabra.
Espero haberte ayudado dentro de mis propias limitaciones.
Te animo a seguir escribiendo, pues he visto imaginación en tu relato.
Felicidades.
Ioakim
19/03/2016 a las 20:03
Hola Mary, primero felicitarte por tu relato y te invito a pasarte por el mío.
Bueno, sinceramente me siento identificado con la pequeña niña, yo también soy claustofóbico, y también me he quedado alguna que otra vez atrapado en un ascensor (malditas cajas del demonio jaja)
La historia está bien, cuenta en primera persona no el momento de terror, puesto que prácticamente no explicas esa sensación de ahogamiento, terror… de quedar atrapado. Explicas lo que viene después, y eso me parece muy importante. Una niña cuyos únicos amigos eran los libros, la verdad es que es triste.
El único pero que puedo poner a tu historia, ya que me ha gustado mucho, es cómo has introducido el término del diccionario, que a mi parecer, a resultado algo forzoso.
Pero me ha gustado mucho. Espero leer más cosas tuyas.