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El indigente - por Leonardo OssaR.+18

Web: http://www.escrites.com/escritos/entry/el-dije

Al ver fotografiar la colección de “Esculturas Robustas” en un parque de la ciudad, les estiré la mano sucia de pordiosero, al grupo de turistas indiferentes para implorar una moneda.

—Te daré unos dólares —dijo una mujer con acento extranjero—. Pero debes narrar una historia para mí.

—Señora, la van a regañar por abandonar el grupo —la previne al ver que se acercaba—. Deme solo una moneda y me iré. ¡Tengo hambre!

Ella sonrió e hizo un gesto simultáneo con el rostro y con la mano de “no te preocupes”, haciéndome dar un cauteloso paso atrás, pues imaginé que algún viajero me daría una diatriba.
Ninguno de ellos dijo nada, en cambio, un policía apareció a mi lado rozándome su bastón en las costillas para ordenar que circulara; giré la espalda yéndome, pero me detuve al oír a la señora alzar la voz.

—¡Venga joven! Hablemos un poco, mi nombre es Cathy.

El policía quedó receloso con nuestro saludo, así que dimos algunos pasos para retirarnos, mientras yo volvía a mendigar su dinero.

—Me ha gustado la ciudad —dijo por hablar de cualquier cosa.

Con su índice me invitó a entrar al próximo local de comidas rápidas para hacerme sentar a la mesa.
En la tienda yo alternaba la mirada entre los anuncios de los bocadillos y los ojos de algunos fisgones.

—No sé nada de esta ciudad —le mencioné—. Llegué en mi adolescencia y siempre he sido un vago.

—Lo que quiero es oír tu historia personal. Me ha llamado la atención la cicatriz queloide que tienes en el rostro.

Por reflejo, me llevé la mano a la mejilla para recorrer con la punta de los dedos el estigma.

—Soy antropóloga forense y estudio la conducta de los victimarios, en caso de que existan !claro! Conociendo los hechos quizás pueda establecer las características de una personalidad criminal específica.

No entendí de qué se trataba eso de antropóloga forense, victimarios, características y no sé qué más cosas, pero respondí:

—Esto me lo causó papá con la hebilla de su correa el día que mi hermanito estuvo con fiebre y rengo, por el fuetazo de una culebra inofensiva. Habíamos ido de paseo al río, donde el latigazo del reptil le dejó una marca, desaparecida en horas al aplicar árnica. Se enfermó del susto.

—¿Qué edad tenía el niño?

—Siete años. Era o es el mimado de papá; no sé de ellos.

—¿Por eso te escapaste de tu casa? —preguntó.

—No. Fue cuatro años después, con quince años de edad.

Esa pregunta me había estremecido, pues nunca sentí que me hubiese escapado; solo juzgué que no me querían, y que me iban a querer mucho menos, al enterarse de lo ocurrido al niño la mañana en que partí.
Desde entonces sigo “circulando” como me lo pide la policía a diario.
Una de las meseras del negocio vino para anotar nuestro pedido: dos hamburguesas y dos colas en vasos grandes. Doña Cathy aprovechó ese momento para sacar de su mochila un bolígrafo y un cuaderno donde anotar mi historia.
No sabía yo cómo principiar, tampoco quería revelar mi verdadero nombre, ahora todos me llamaban: El indigente.

—Quiero que me cuentes de tu padre: la edad, su oficio, sus aficiones, la religión, sus ancestros, todo lo que pueda dibujar su perfil —inquirió.

No pensaba hablar de papá; deseaba contarle que mi pequeño hermano siempre me seguía, contrariando mi voluntad, a cualquier parte.
Explicar además, mi fascinación por el bramido de las locomotoras, por sus fuertes silbatos, por el bullicio de las personas en las estaciones, y por la magia en los andenes de embarque.
Recordé la pequeña estación del ferrocarril, a donde llegué para acostarme a hurtadillas en la capota del último vagón carguero del tren, e intentar llegar escondido ahí, hasta una parada mayor a cinco kilómetros del pueblo.
El convoy dio inicio a su desplazamiento con una sorpresa para mí: el benjamín me había dado alcance y se acostó a mi lado. En definitiva, no era fácil desprenderse de él.
De nada sirvió enojarme. Permanecí en silencio para disfrutar del viaje, hasta que el niño, azorado, descubrió que cruzaríamos un túnel. Ahí, poniéndose de pie empezaron sus gritos y su desespero; Le ordené que permaneciera acostado, pero en un acto de pánico se arrojó al vacío en el instante en el que la locomotora penetraba la montaña. ¡No fue mi culpa!

—¿En qué piensas? —Me preguntó la señora Cathy.

Comentarios (34):

GhostGirl.

18/02/2016 a las 01:27

Me encantó el final que, aunque se veía venir, fue bastante inesperado.
También está el hecho de que tocas un tema que no muchos tocan. Que detrás de toda la gente que vive en la calle, y que es bastante despreciada por las demás personas, hay siempre una historia. Una historia que pocas veces es escuchada.
Me gustó mucho, ¡sigue así!

Osvaldo Mario Vela Sáenz

18/02/2016 a las 13:07

Hola Leonardo, Hoy vuelvoa gozar uno de tus trabajos, El reto lo cumpliste con creces. La historia fue subiendo de tono hasta llegar a ese desenlace tan cautivador con una pregunta ¿Enque piensas? Y al menos yo, pensé en muchas cosas con las que podías dar rienda suelta a tus musas;ingenioso final.
De nuevo aparece en tu escritura esa relación tan profunda con la naturaleza, el latigazo de una serpiente.

Saldivia

18/02/2016 a las 15:59

Hola Leonardo, me ha traído gratos recuerdos tu relato, eso de las “esculturas robustas” me hace evocar a Medellín, ciudad que me gusta mucho, y la actitud de Cathy la he asumido muchas veces, hablando con indigentes, malandros o “desechables” que generalmente tienen historias sabrosas de oir. Logras muy bien el reto, y seguramente si tu relato fuese el capítulo 1 de una novela, la compraría de inmediato. Coinicidencialmente tocas de pasada el tema del maltrato infantil, que es el núcleo de mi relato. Espero segurite leyendo, ¡éxito!

R. R. Gómez

18/02/2016 a las 17:26

Muy bueno el relato. Me dejó pegado a cada palabra que ponias y cuando se acercó el desenlace… Me dejaste sorprendido. En verdad escribes bien. Sabes como transmitir emociones.

Enhorabuena. Te felicitó y esperó que sigas así.

Pasate por el mío. Es el número 126.

Nos leemos

Angie Morales

18/02/2016 a las 18:53

Hola Leonardo:

Felicidades. Capturaste mi atención desde la primera línea y el final…simplemente increíble.

Juana Medina

18/02/2016 a las 20:49

Salud Leonardo, tentadora entrada a una historia que uno quisiera seguir leyendo. Como ya te han dicho muy buen tema el de las historia de los indigentes.
Creo que en la primera línea te sobra un “les”. Sería mejor …parque de la ciudad, estiré la mano de pordiosero a un grupo de turistas”, sin la coma después de pordiosero. Luego hay algunas expresiones locales que me han parecido llamativas y sabrosas, como por ejemplo: “algúnviajero me daría una diatriba”. Me encanta aprender giros de otros lugares, ¡es tan rico nuestro lenguaje!
En cuanto al reto, cumplido sobradamente.
Esta vez estoy al final de la lista. Ando por el 210, si quieres pasar. Un abrazo

Nuria GR

19/02/2016 a las 17:34

Hola Leonardo. Me ha gustado tu relato, la forma en la que has introducido la historia personal del indigente, a través de una reflexión del chico surgida por la pregunta de Cathy me ha parecido genial.
En algunos momentos me ha dificultado un poco la lectura algunas palabras con las que no estoy familiarizada, entiendo que por ser de zonas geográficas diferentes, como por ejemplo diatriba, fuetazo, rengo, árnica… En cualquier caso me quedo con lo positivo ya que he aprendido nuevas palabras 🙂
Me encantaría si pudieras pasarte por mi relato. Es el nº28.
¡Hasta la próxima!

Cryssta

19/02/2016 a las 19:28

Hola Leonardo, encantada de leerte de nuevo, para mí es un gusto porque tengo poco que corregir, jeje. Te diré lo poco que yo he visto mejorable:

– en el primer párrafo una coma tras “pordiosero”
– otra coma antes de “claro” y dudo sobre si quitar los signos de exclamación o dejarlos
– sobra la coma tras “del último vagón carguero del tren” puesto que luego va “e”
– “escondido ahí” entre comas
– tras “su desespero” un punto, si prefieres conservar el punto y coma tendrás que empezar luego con minúscula
– creo que el final del capítulo estaría mejor dejarlo en ¡No fue mi culpa! o bien añadir algo más tras lo que dice Cathy pero no en forma de diálogo sino mostrando la reacción de él a la pregunta, como está lo encuentro algo flojo

Espero haberte ayudado. Un beso, compañero.

Demetrio Vert

19/02/2016 a las 19:46

Hola Leonardo.
Disfrutando, como siempre, de tu escritura.

Juana Medina te ha comentado lo de las comas. Hay alguna de más, pero el texto es fenomenal.

Yo, conociendo como creo que conozco tu maravillosa forma de escribir, pienso que, aunque planteas un primer capítulo de una novela, tiendes a cerrar un relato corto. Genial, por supuesto. La forma de presentar la atmófera, los personajes, las acciones; con dos pinceladas se ve la escena como si fuera una película. ¡Fantástico!

Lo que he dicho antes sobre mi impresión de que te has esforzado en no cerrar un relato corto y que el texto sea un primer capítulo, no es un demérito tuyo.
Pienso, y este principio va para todos, que es muy difícil escribir un primer capítulo de una novela si no se tiene el argumento de la misma, si no se sabe que historia uno va a contar. Aunque tal vez esté yo equivocado y tengas una novela por ahí escondida, o su argumento elaborado. En tu caso no me extrañaría nada.

En cualquier caso, me maravilla la fluidez de tu lenguaje, el uso de las palabras y lo geniales de los localimos. No los dejes de utilizar, por favor.

Y haznos un favor, ¡escribe la novela del indigente!

Un abrazo.

beba

20/02/2016 a las 00:17

Hola, Leonardo. Gracias por tu visita y tu amable comentario; voy a verificar lo de mi blog.
Acerca de tu historia: Argumento interesante, muy buena técnica narrativa y excelente manejo del lenguaje. Aplausos.
Coincido con Demetrio en que no es fácil lograr un capítulo inicial si no se tiene un proyecto para continuarlo. No sé cuál es tu caso, pero me parece que ya diste bastantes datos como para configurar un cuento completo; pero… ¿Quién sabe? Por ahí Cathy le gestiona un subsidio y en unos años el hombre termina abogacía, enjuicia a su padre y se ponen de novios… Chan, chan.
Vamos, Beba; compostura, señora.
Saludos.

beba

20/02/2016 a las 17:55

Hola, Leonardo:
Verifiqué la dirección de mi blog: ahorayodigo.bogspot.com.
Gracias.

beba

20/02/2016 a las 17:58

Puff. Lo escribí mal:ahorayodigo.blogspot.com
Nuevamente, gracias.

DavidRubio

20/02/2016 a las 18:38

Hola Leonardo,
Interesante inicio y una buena forma de introducir la vida del indigente. Creo que habría que describir un poco más y trabajar la verosimilitud. Que una turista se fije en el indigente y le invite a comer para hacerle un perfil criminal es algo muy extraño como para mostrarlo con la naturalidad con la que se hace. Se debería mostrar desconfianza en el indigente; la turista debería ser descrita de manera excéntrica, su forma de hablar tendría que ser más “extranjera” y la invitación a comer no debería ser aceptada tan de inmediato.

Al margen de lo dicho en otros comentarios, te dejo estas notas a nivel formal:
* Al ver(les), así sabemos que está viendo a un grupo) fotografiar la colección de “Esculturas Robustas” (utiliza comillas angulares) en un parque de la ciudad(no es un parque, es donde está), les(sobra este les) estiré la mano sucia de pordiosero

* —Te daré unos dólares —dijo una mujer con acento extranjero—. Pero debes narrar una historia para mí. (Demasiado rápido. Antes se dice que era un grupo indiferente de turistas, habría que presentar con más detalle a esta mujer que, de repente, se acerca a él pidiéndole una historia, describir su vestimenta que la imagino excéntrica)

* Ninguno de ellos dijo nada, en cambio (sin embargo), un policía apareció a mi lado rozándome su bastón en las costillas para ordenar que circulara (antes lo imaginé sentado en el suelo); giré la espalda yéndome (este gerundio creo es de posterioridad), pero me detuve al oír a la señora alzar la voz.

* Con su índice me invitó a entrar al próximo local (en el local próximo) de comidas rápidas para hacerme sentar a la mesa.

*—No sé nada de esta ciudad —le mencioné—. Llegué en mi adolescencia y siempre he sido un vago.(más que vago sería desinteresado)

*—Soy antropóloga forense y estudio la conducta de los victimarios, en caso de que existan !claro! Conociendo los hechos quizás pueda establecer las características de una personalidad criminal específica.

*—¿Por eso te escapaste de tu casa? —preguntó. (Cómo puede saber eso. O, en todo caso, eso debería sorprender al indigente. Alguien que no conoce le invita a comer, le hace un perfil psiquiátrico, le pregunta por qué escapó… Todo eso debería despertar alerta, desconfianza en el indigente)

* Recordé la pequeña estación del ferrocarril, a donde llegué para acostarme a hurtadillas en la capota del último vagón carguero del tren, e intentar llegar(repites término antes) escondido ahí, hasta una parada mayor a cinco kilómetros del pueblo.

*empezaron sus gritos y su desespero;(Si es punto y coma no debe haber mayúscula en “Le”) Le ordené que permaneciera acostado,…

*—¿En qué piensas? —Me (en minúscula, es un verbo de hablar) preguntó la señora Cathy.

Buen trabajo.
Saludos

Noemi

21/02/2016 a las 23:38

Hola Leonardo,tu texto es interesante pero la introducción me resulta innecesariamente larga y con elementos que no vienen al caso (los policías por ejemplo),por momentos parece que te inclinas por la crítica social pero cuando el indigente se llama a sí mismo “vago” te sale el tiro por la culata, no se si te das cuenta de la diferencia.El conflicto aparece demasiado tarde para despertar el interés del lector y hacerle seguir leyendo, de todos modos los elementos que presentas tienen potencial, engancha al lector desde el principio y el resto(critica social o lo que fuere déjalo para más adelante.Es una opinión, espero que te sirva de algo.Un saludo y buena suerte.Estoy en el 110 si quieres verme.

Carolina Tribó

22/02/2016 a las 19:39

Hola Leonardo!!

Es un relato que da para mucho y tocas temas delicados como la indigencia y el maltrato infantil. Y por desgracia, muchos indigentes no se dejan ayudar y parece ser que no es el caso del protagonista.

Me quedo con las ganas de saber más de Cathy, si es de fiar o no.

Te invito a pasar por el 26.

Un saludo!!

L.M.Mateo

22/02/2016 a las 19:49

Hola, Leonardo:

Como siempre, muestras una prosa pausada y paciente que me relaja mucho.

En el aspecto formal, ya te han comentado los compañeros los detalles, sobre todo David, que ha desmenuzado maravillosamente el texto.

Respecto al contenido, te voy a ser sincera porque lo prometido es deuda. Me gusta la idea, pero no para un primer capítulo. Como ya te han comentado, es raro que alguien invite a comer al indigente a cambio de una historia, ese inicio se me hace muy irreal para el contexto en el que se encuentra.
Tal vez si la historia hubiese sido contada por la forense, o supiésemos algo de ella, entenderíamos su actitud. Está en medio de su viaje, y por mucho interés que tenga en el indigente si ha pagado un “tour”, será por algo… Tal vez si ella hubiese vuelto más tarde (tras la visita a la ciudad), no sé cómo explicarlo.
Es lo único que no me cuadra de este comienzo. El resto me parece estupendo, con unos diálogos muy fluidos.

Un abrazo, nos seguimos leyendo.

charola

22/02/2016 a las 22:59

¡Hola Leonardo! Me ha gustado tu relato. A mi sí me parece que está dentro de las posibilidades de que un extranjero se acerque a un indigente para que le cuente su historia. Está bastante popularizado esto en Sudamérica. Los foráneos se acercan porque sienten curiosidad de saber “historias de vida”. Por las esculturas gordas me imagino Medellín (Colombia), quizás Botero. Estoy de acuerdo con Demetrio que faltó un poco de descripción de la mujer, pero en un texto con 750 palabras, a veces es complicado. Tu narrativa engancha y me gusta cómo finaliza. No sé si realmente le contará su historia a Cathy porque al parecer eso último sólo lo está recordando. Me dejó helada y con ganas de leer el segundo capítulo. Felicitaciones. ¡Ah! por allí hay un !claro! con los dos signos de admiración de salida.
Saludos. Si puedes date una pasadita por mi relato #5

Earendil

22/02/2016 a las 23:12

Saludos Leonardo Ossa.
Interesante y original relato que nos has regalado.
Después de tantos comentarios poco más podría aportar, salvo unirme a las felicitaciones.
Aparte de eso, estoy de acuerdo en las observaciones que te han hecho para mejorar un trabajo ya de por sí excelente.
Enhorabuena.
Si te interesa aportar tus comentarios, estoy en el 76.
Nos leemos.

Leonardo Ossa

23/02/2016 a las 05:20

Hola

GhostGirl, gracias por el ánimo que me infundes y me alegra saber que te gustó el relato.

Osvaldo, eres muy amable y has reconocido bien en esta historia de ciudad el toque de la “naturaleza”.

Saldivia, gracias por leer mi texto y reconocer allí “La Plaza Botero” de mi ciudad natal Medellín.

R.R. Gómez, me complace saber que disfrutaste de la lectura. Gracias por tus palabras.

Angie Morales ¡Qué bueno lo que me dices! nos seguiremos leyendo.

Juana Medina, gracias por tus observaciones y por las palabras de ánimo que me expresas.

Nuria GR, también disfruté mucho de tu relato. Gracias por la visita a mi texto.

Cryssta, soy yo el que está encantado con tu comentario. La premura me hizo dejar pasar varios errores. Agradezco tus observaciones.

Demetrio, has visto con mucha precisión la dificultad que tuve para intentar un primer capítulo y sos muy generoso con tu apreciación. Mi gratitud para vos amigo.

Beba, me he reído mucho con la proyección que haces de la novela “El indigente”, jajajaja tendré en cuenta esas opciones. Gracias por tus palabras.

DavidRubio, estoy muy agradecido con el tiempo que has dedicado a la lectura de mi texto, y con el análisis académico que realizaste sobre él. Lo tendré muy presente para mis próximos relatos. Me ayudas de manera enorme.

Noemi, me sirve mucho tu apreciación. Lo que me señalas acá, es algo que ya me han dicho antes, significando ello que debo trabajar mucho más sobre lo mismo. Gracias por tu acotación y el tiempo que me dedicaste.

Carolina Tribó, estoy muy agradecido con tu voz de aliento. Saludos.

L.M.Mateo, tengo muy presente tus observaciones para mis futuros escritos. Entendí la idea que me expresas. Gracias por el tiempo dedicado a leer y comentar el relato. Nos seguiremos leyendo.

Charola, has visto mi dificultad para expresar esta historia en 750 palabras, así es. El tiempo me pareció muy corto para lograr entregar un relato más elaborado. Me alegra que hayas reconocido mi ciudad natal Medellín con su “Plaza Botero”.

EARENDIL, estoy agradecido por el comentario que me haces. Me alegra que te haya gustado mi trabajo. El tuyo me trajo a la mente los personajes de Kaliman y Solin, historieta tipo radio-novela que sonó en los países latinoamericanos en la década de los años 70.

Marcelo Kisi

23/02/2016 a las 12:16

HOla Leonardo!
De nuevo gracias por tu generoso comentario a mi capítulo 1!
Me uno a las loas, tanto como a las observaciones. Si me permitís, me engancho con las referidas a la verosimilitud. Antes te digo claramente: yo quisiera escribir como vos. Tu vocabulario es uno de los más ricos y mejor utilizados de este taller (o sea, la manera de utilizar bien las palabras en las frases adecuadas) Vos y Demetrio Vert son una liga especial. La pregunta por la verosimilitud que me hago en este sentido se refiere a la construcción de los personajes. Con el indigente hay dos posibilidades: o habla así de bien porque tiene una historia alucinante, en la que comenzó como académico y terminó como indigente, o se trata del escritor Leonardo Ossa disfrazado de indigente. Lo digo con humor, pero fijate que no hay cambio de nivel de lenguaje entre él y la antropóloga. Él afirma que no entiende palabras que dice ella, como “características”, pero habla con palabras como “implorar” o “inquirir”, “el latigazo del reptil” (cuidándose de no repetir la palabra “culebra” 😉 ) y “aplicar árnica”. Suena raro. Si no fuera porque sé de la dificultad de todo escritor para hacer variar el nivel de lenguaje de sus diversos personajes, eso precisamente sería lo que me engancharía para seguir leyendo tu novela: ¿cómo llegó este indigente tan bien hablado… a indigente? No sería la primera vez que se cuenta una historia así, incluso recuerdo vagamente alguna película, no me acuerdo si era con Robin Williams, Mel Gibson o algún otro así.
Pero fuera de eso, la historia es estupenda, y tu escritura es, de un modo u otro, un remanso de paz literaria y de respeto por el idioma, y es un modelo a seguir.
Mi admiración!

Basilisa Nogales

24/02/2016 a las 01:20

Hola, Leonardo:
Después de tantos y tan buenos comentarios, no tengo mucho que añadir. Estoy de acuerdo con lo que te han comentado los demás compañeros, sobre todo DavidRubio, L.M. Mateo, Cryssta y Marcelo Kisi. Si sigues las sugerencias que te han hecho, te quedará de cine.
Me convence tu estilo pausado. Leerte es una maravilla, un disfrute estupendo. Sigue adelante.
Un saludo.

KMarce

24/02/2016 a las 08:59

Saludos Leonardo O:
Gracias por leer y comentar mi relato.
Creo que te han dado muy buenas pautas para pulir tu trabajo; y te han desglosado milimetrícamente, así que debes de estar satisfecho que no tendrás mucho en que distraerte sino solo hacer brillas ese estilo tuyo particular.
Siendo honesta, yo me he líado con los dos personajes, así como te lo ha mencionado Marcelo K., una porque si ella va en #tour, (o al menos así parece interpretarse) no se dispone de tiempo ni se les permite alejarse del grupo. También mencionas que van a una “comida rápida” y si es así en Colombia, me mudo de inmediato, porque al menos por estos lados es “autoservicio”, nunca llega una mesera a tomar el pedido a la mesa. Comprendo el espacio reducido, pero la “brutalidad” (sin ofender) cómo ella lo aborda, no me parece muy sicológica, no hay un “ice breaker”, sino: te doy dinero y me das una historia, te doy de comer y ¡habla! Sin embargo, la frase final, si me parece más empática. Pero creo que fue más por cuestión de espacio que no se te permitió añadir al menos algo más “trivial” al deseo de ella de hacer un perfil.
Como te han dicho, es una historia que da para mucho. Porque siendo sinceros, es un tema que toca, hay indigentes en todas las latitudes, mayor o menor escala. Chicos que huyen de sus familias por abuso, por miedo, por necesidad. No sabemos la edad del joven, que puede ser al menos unos treinta si te extiendes; y la mujer me parece más una persona madura (lo siendo Beba, a menos que le pase lo del síndrome de Edipo). En fín, sí hay tela que cortar con este comienzo.
Y para Marcelo, Robin Williams (era ex maestro de Historia) en la encantadora “The fisher King”. Debo reconocer que mi vagabundo favorito es Liam Neeson en “Sospechoso” película en donde lo vi por primera vez y desde entonces está en mi lista de actores favoritos.
¡Nos leemos!

Roger/NHICAP

24/02/2016 a las 18:52

Hola Leonardo,
Me ha gustado la historia y la delicadeza que encierra esa manera, sosegada y suave, de contarla como si tratases de evitar hacer daño al lector. Me parece una muestra clara de tu enorme sensibilidad al escribir sobre las personas y sus sentimientos. Me gusta tu estilo natural y nivel lingüístico
Aunque quizá algún compañero ya lo hizo, quiero sugerirte que medites cambiar de narrador, pasar del protagonista, en primera persona, al narrador omnisciente, en tercera persona. En mi opinión, sería más sencillo conseguir la necesaria simbiosis entre la voz del narrador y los hechos narrados. Es más fácil, al menos eso creo yo, modular la voz en el segundo caso, con variaciones en el tono, el volumen y la expresividad de los protagonistas, en este caso el mendigo y la turista, para influir más en la percepción de la historia, y de ambos protagonistas, por parte el lector.
Obviamente, es mi opinión y valorará como tal.
Un abrazo.

Leonardo Ossa

25/02/2016 a las 03:45

Hola.

Marcelo Kisi, cada una de las palabras que me diriges en tu comentario, resultan para mí una clase magistral. Muchas gracias.

Basilisa Nogales, estoy encantado con tu visita a mi texto. Gracias por la observación y el consejo.

KMarce, me parecen muy acertadas todas tus observaciones, las tendré en cuenta para mis próximas historias. Me agrada mucho saber que me lees. Estoy muy agradecido con el tiempo que dedicaste al comentario. Un abrazo.

Roger/NHICAP, estoy de acuerdo con lo que me expresas en cuanto al cambio de narrador a omnisciente. Es mucho más fácil adecuar la voz del narrador con los hechos. Lo tendré en cuenta. Me alegra saber que te ha gustado mi narración. Gracias.

Paola

25/02/2016 a las 11:46

Mamma mia! Cuanto comentario!

Hola Leonardo
A veces leo un relato muy comentado y no escribo nada pero en este he querido pararme. El argumento es muy interesante y la historia del tren es fantástica. ¿Que le habrá pasado al hermano? No creo que haya muerto, a partir de aquí puede pasar de todo, hasta que la turista no sea tal…

Pepe ILLARGUIA

25/02/2016 a las 20:25

Leonardo Ossa, voy buscando a mis escritores fijos y te encuentro en un drama callejero, retratando a un personaje de “La Olla” colombiana. Supongo que el tema da para mucho cuando se agita un cóktail de pobreza, desesperanza, abandono y violencia. No es fácil ser objetivo cuando intentas empatizar al lector con ese drama. Sin embargo me falta algo de garra, para este primer capítulo, ya en la primera frase tienes que agarrar a ese lector y volcarlo en tu favor, para que se pegue como una lapa a las siguientes frases. Así yo apuntaría algo parecido a esto:
Alarga su mano exigiendo una moneda al grupo de turistas que intenta eternizar el momento junto a las Esculturas Robustas en la Plaza del Maestro Botero, intentando evitar a los guardias encargados de su seguridad…
No está muy logrado, pero intento evitar (es más fácil corregir sobre lo que otro ha escrito) sucia y pordiosero, la mano con un poco de saliva ya está limpia; y al mismo tiempo introduzco al elemento guardia sin mencionar el bastón, porra o defensa.
En definitiva esas es mi aportación, con todo el cariño del compañero, para eso estamos.
Enhorabuena por tu relato, un abrazo.

Leonardo Ossa

26/02/2016 a las 01:55

A todas y cada una de las personas que han leído mi relato, les expreso mi gratitud. Las observaciones que me han hecho son recibidas con agrado e interés.
Les comento que la historia se basa en un suceso real que tuvo unos giros inimaginables. El protagonista tenía un gemelo, y su hermano menor sí murió allí por una imprudencia infantil en un tren. El protagonista sale huyendo por temor a su padre, y vuelve a reencontrar a su familia por acción de una turista, cuando han transcurrido sesenta años. Lo que quise fue hacer una historia parecida, pero tiene variantes.

PAOLA, muchas gracias por haberte detenido a leer y dejar tu nota, me anima mucho, todo lo expresado, a seguir trabajando.

PEPE ILLARGUIA, gracias por tenerme entre “tus escritores fijos” y por las observaciones cariñosas que le haces a mi texto.

A todos un abrazo.

Ryan Infield Ralkins

26/02/2016 a las 18:00

Despues de tantos comentarios solo me queda felicitarte por darle vida a ese indigente que tiene una interesante historia. Me gustaria saber mas. Los compañeros ya te han mencionado la cuestión que ha mi me choco un poco: que una turista se fijara en un indigente y rápido lo invite a comer.
Por cierto, en el proyecto de Robert, me pasa algo parecido en una historia pero es mas una fantasía mia, jajaja. (Ojo, que fantasía es fantasía. No dije fantasía sexual, aclaro.)
Felicitaciones, saludos y gracias por tu comentario en mi relato.

Paola

26/02/2016 a las 19:20

Perdonar que me meta en asuntos que a lo mejor no son de mi incumbencia pero ya me he encontrado con otras dos referencias al “proyecto de Robert”…¿alguien puede decirme de que se trata el asunto?

Ryan Infield Ralkins

27/02/2016 a las 15:30

El proyecto de Robert es una especie de recopilación de relatos de varios escritores, cada uno de 4000 a 8000 palabras. Cada participante aporta dos relatos que seran recopilados en un libro que segun tengo entendido, estará por amazon para descargar.

Leonardo Ossa

28/02/2016 a las 16:49

Hola Ryan, gracias por la lectura y el comentario que has hecho a mi participación de este mes. En realidad, las 750 palabras del primer capítulo son pocas para haber podido plantear con calma una historia que es extensa. Todos los comentarios me han servido mucho y espero tenerlos presentes cuando decida continuar la escritura de esa historia.
Nos seguiremos leyendo.
Saludos.

Verso suelto

29/02/2016 a las 23:18

Me ha parecido un buen primer capítulo aunque, si te soy sincero, yo lo veo redondo como un relato completo. El indigente arrastra su pesada mochila y expia su pecado…
Felicidades y muchas gracias por tu comenrtario de mi relato.

Wolfdux

02/03/2016 a las 11:40

Hola Leonardo, tras 32 comentarios no queda nada que añadir y no esté dicho, así pues felicidades por el relato. Un saludo.

Vespasiano

13/03/2016 a las 19:37

Hola Leonardo:
En principio agradecer tu paso por mi “primer capítulo” de una hipotética novela. ¡No he escrito ninguna en mi vida! Pero tus comentarios y los de otros compañeros me animan a intentarlo.
Tu historia la he leído varias veces desde su publicación. Pero una ausencia de más de quince días y una inoportuna y fastidiada gripe me ha dejado poco tiempo para comentarla.
Con relación a eso, decirte que la historia me ha parecido desgarradora. Siempre se me rompe el corazón, imaginando las causas que hayan podido motivar esa situación de deterioro, cuando veo a pordioseros mendigando por las calles, desamparados.
Hay tantas y buenas críticas hacia tu relato que no me queda (quien llega tarde ni oye la misa , ni come carne) otra cosa que felicitarte.
Saludos.

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