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Novela de Luciano Sívori - por Luciano SívoriR.

Web: http://www.viajarleyendo451.blogspot.com.ar/

Yo era un monstruo, y lo sabía. Mi desafío más grande consistía en vivir con ello.

Si realmente quieren saber mi historia, lo primero que querrán conocer será mi nombre, dónde nací, cómo fue mi infancia o cómo mis padres me convirtieron en lo que soy ahora. Puedo contarles todo eso: decirles que nací en Neuquén, al sur de Argentina. Que mamá me dio a luz minutos antes de la medianoche (bajo el signo de Géminis) un 1 de junio de 1989. Que en el 2013 tenía 23 años y toda una vida por delante, pero mi camino comenzaba a verse como un caótico y enredado laberinto de destinos inciertos. Podría pecar de ambicioso y abrumarlos con todos esos detalles en forma de testamento, o relatarles (con los desvíos, en la historia, pertinentes) los 3 o 4 días que cambiaron mi vida.
No hay dragones ni zombies en esta historia. Lo lamento. Esta es simplemente la vida de una persona normal, común y corriente, envuelta en un lío de dimensiones trágicas, una situación imposible. Pero tranquilos, ya llegaremos a eso…

Por esa época vivía en movimiento, desarraigado. Era un nómade empujado por mis instintos y emociones más puras. Me presentaba ante el público —siempre cambiante— como “Alpha”, una mezcla rara entre actor, comediante y cantante. El mes pasado había estado en Salta, y el anterior en Rosario. Generalmente, no permanecía más de 10 o 15 días en un mismo lugar. El mes de enero había sido caluroso en Argentina, pero febrero era mucho peor. Las temperaturas rondaban los 35° y lo único que deseaba era llegar a la costa. Aquella era mi primera noche de temporada en Necochea y un verdadero alivio, ya que esa ciudad tiene una de mis playas favoritas.
Acompañado únicamente por mi guitarra, “Hyde”, una fantástica Gracia M2 electro-acústica, había pisado Necochea el día anterior. No había sol, ni nubes, ni viento, ni brisa, ni calma. Sólo mis ojos construyendo el sendero. Caminar de manera solitaria siempre puede ser revelador, sobre todo en un día sin tiempo. Ninguno de mis días tiene tiempo, en realidad. Dejé de medirlo y cuantificarlo hace mucho.
Hace aproximadamente un año había agarrado a Hyde y partido lejos de casa. Estaba en segundo año de universidad, pero mi situación familiar me exigió dejarlo todo atrás. Terminé la secundaria con un promedio aceptable. La verdad es que nunca fui un gran estudiante; hacía lo justo y necesario para no tener que rendir materias durante el verano. Al finalizar, estuve un año decidiendo qué iba a hacer de mi vida y finalmente me anoté en la carrera de Contador Público. Mi pasión era la música, pero los números pondrían un plato de comida caliente sobre la mesa.
Ahora todo había cambiado, y mis pasos por la universidad se asemejaban más a un efímero recuerdo lejano que a una parte vital de mi vida.
Al llegar a mi nuevo destino, pasé la primera tarde recorriendo bares y ofreciendo mi show. Toqué algunos temas para los dueños y muchos quedaron en llamarme. Con uno de ellos tuve suerte, me dijo “sos bueno pibe, pero vamos a ver cómo te va”. Me dio una oportunidad para tocar en su humilde restobar sobre la peatonal 85, a unas 4 o 5 cuadras de la playa.
Esa era la noche. La gran oportunidad de hacer un trato por el resto de la temporada y no tener que preocuparme (tanto) por el dinero. Y ahí estaba. No hay nada más sublime que cantar frente a un público y sentir su calor. Percibir que todos la están pasando bien, que mis melodías les alegran la noche (aunque sea un poco). Mis shows tenían un poco de música y otro poco de stand-up comedy. Sí, admito que muchos monólogos eran un popurrí de Seinfeld y algunas ideas de Les Luthiers… pero a mi ritmo intentaba generar un material que pudiera llamar “propio”. Jugaba con el público rompiendo la cuarta pared. Participaban con coros, propuestas, risas. Los temas cómicos al mejor estilo Hugo Varela nunca fallaban. De alguna forma u otra, siempre lograba una conexión especial con mi audiencia.
Esa noche sentía una energía interesante, y casi toda venía concentrada en una piba en una de las mesas de la derecha. Pelo dorado, mirada encantadora (unos cautivadores ojos de miel) y una provocativa minifalda. Toda una belleza. Claro que estaba con alguien, el novio sin duda. Pero ella no dejaba de mirarme con deseo.

Y eso me volvía loco.

Comentarios (11):

Kurome

18/02/2016 a las 13:07

Bueno, para empezar, este es realmente el primer texto que veo sin ninguna falta de ortografía (aunque he de decir también que soy nuevo aquí). La verdad es que hay demasiada gente, siento decirlo, que no domina bien las tildes diacríticas…
Ahora bien, sobre el capítulo… Técnicamente, la historia me parece perfecta. La narración es buena, el texto está bien construido y es fluido, y la trama es interesante. Es encomiable el hecho de que no dejas cabos sueltos y que siempre estás contando los detalles de cada cosa para que el texto quede lo suficientemente sustancial. También me gusta que el narrador-protagonista tenga una personalidad tan bien definida y que la transmita de una forma tan natural a través de las líneas (e igual de natural es la forma que tiene de contar los sucesos).
Sólo hay una cosa que no me llega a convencer, y no sé si estarás de acuerdo. Es sobre el final, es decir, los dos últimos párrafos, que me parecen demasiado breves. Lo que veo es que el encuentro con la chica parece demasiado importante como para dedicarle tan pocas líneas. A lo mejor es que ibas un poco apurado con el límite de palabras al final, no lo sé. Pero insisto, ese penúltimo párrafo no me parece que esté bien hecho. Me parece que le falta intensidad… ¿tú qué dices?
Y nada… Por lo demás, el texto está perfecto.

Pato Menudencio

18/02/2016 a las 14:35

Como siempre la prosa no defrauda.

Está escrito con un ritmo que invita a leerlo y que a medida que pasan los párrafos te arrastran a saber más acerca del personaje y los motivos que lo llevan a transformarse en monstruo.

Coincido con kurome. Siento que la chica será relevante en la historia, y como tal, debe tener un poco más de descripción, o mejor dicho, ahondar más en los procesos mentales que el protagonista experimentó al verla.

Saludos.

Luciano Sívori

18/02/2016 a las 16:24

@Kurome, @Pato: ¡gracias por sus comentarios!
El capítulo finaliza de forma abrupta porque no es realmente el final de mi primer capítulo. Tuve que recortarlo para adecuarme a las 750 palabras. El episodio tiene el doble de duración y termina con el primer gran giro argumental de la novela.
¡Saludos!

Isaías

18/02/2016 a las 22:00

Muy interesante, me gusta como introduces y luego pasas al flashback, coincido en los comentarios anteriores sobre la brevedad al llegar al final, y me alegro de que el original sea más largo.

Muy bueno, se capta mucha personalidad, saludos

M. H. Heels

19/02/2016 a las 09:34

Se nota que se te quedaron cortas las 750 palabras y se nota que esta historia no es nueva, que ya está muy madurada y muy repasada (ojo, que esto no es malo, para nada!). Se nota que es algo muy pensado y que, realmente, podría ser el primer capítulo de tu novela. Si es así, dime dónde seguir leyendo.
Da gusto leer algo tan trabajado como esto y da gusto leer a gente vi. Tanta experiencia a sus espaldas como tú. Tus textos siempre son impecables.
Respecto a la historia, has conseguido despertar mi interés al 100% (y eso que no hay zombies!) quisiera saber por qué se considera un monstruo… Me intriga.
Solo un detalle: no sé que te ha pasado con los puntos y aparte, supongo que haya sido al copiar-pegar. Revísalo para la próxima.
Nos leemos

Carolina

19/02/2016 a las 22:28

Me gusto mucho el relato, das los detalles justos y relevantes para que se pueda comprender la historia, también es excelente el juego de tiempos (cuando te remitís al pasado del sujeto y de nuevo volves al presente cuando esta en el bar).
Y estoy de acuerdo con los demás con respecto a la brevedad de los últimos párrafos, parece que la chica va a ser un personaje importante por lo que percibí.
Nos leemos!! saludos

DavidRubio

20/02/2016 a las 12:38

Me encantó el inicio. Es impactante, predispone al lector. Narrado en en esa primera persona, buscando el diálogo con quien lee. Sin embargo, es solo una opinión, la narración del resto creo que peca de “demasiado general”. Existen muchísimas referencias temporales y, cómo no sabemos el punto de partida, me ha costado ubicarme. Fíjate en las referencias del texto:

Por esa época vivía en movimiento, (qué época ¿2013?) desarraigado…
El mes pasado (¿2013?, en ese caso sería el mes anterior para que no parezca que es el mes pasado a cuando el prota nos habla) había estado en Salta…
Aquella era mi primera noche (¿qué noche?)…
Hace (un año anterior a 2013, o al momento actual?) aproximadamente un año había agarrado a Hyde…
Al finalizar, estuve un año (¿Un año desde cuándo?) decidiendo qué iba a hacer de mi vida y finalmente me anoté en la carrera de Contador Público…
Al llegar a mi nuevo destino (¿Cuándo en el 2013?), pasé la primera tarde recorriendo bares y ofreciendo mi show…
Esa era la noche (se refiere a aquella primera noche de antes?)…

Creo que son demasiadas si lo que realmente vamos a contar es lo que sucedió esa noche. Te sugeriría contar directamente qué pasó esa noche, seguro que es cuando se convirtió en “monstruo” y dejar esos flashes de su vida para más adelante, o, mejor, que se vayan mostrando por sus acciones.

Es solo una opinión.
Saludos

Luciano Sívori

22/02/2016 a las 12:38

@DavidRubio, me gustaron tus aclaraciones. Voy a ver de incorporar algunas de tus ideas.
¡Gracias a todos por sus comentarios!

Ryan Infield Ralkins

22/02/2016 a las 16:04

Opino como los compañeros sobre los párrafos del final. En cuanto a lo demas, pues debo decir que me gusta la forma como vas desvelando todo. Mantienes al lector atento a todo, sin perderse abosulutamente nada y cuando llega al final se queda con ganas de leer mas.
Excelente relato.
Felicitaciones, saludos y gracias por tu comentario en mi relato.

Osvaldo Mario Vela Saenz

22/02/2016 a las 21:46

Hola Luciano, el principio de tu libro mantuvo mi atención a lo largo de la lectura.

Sabes crear un ambiente que dibuja una gran historia por delante. La piva acompañada por su supuesto novio me dio la impresión, por su coqueteo, que el acompañante es un guardaespaldas. Así es que son muchas las venas por las que la historia puede desviar su alcance. Te felicito y espero que el libro sea un exito motivsnte a tu futuro.

El trabajo mío también es la primera novela corta de mi segundo libro. Estoy en el 98.

ortzaize

27/02/2016 a las 02:41

Hola me ha gustado mucho la introduccion a tu novela y me ha parecido que tienes que esperar a llegar al nudo del tema para contar que hay una chica que te mira,
jajaj yo soy muy mala corrigiendo y tambien escribiendo, asi que no se si te ha servido de ayuda.
nos iremos leyendo y poco a poco aprenderemos unos de otros.

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